jueves, 5 de noviembre de 2009

EL DESFIGURO PANISTA Y LA COMPLICIDAD PRIISTA

JESÚS CANTÚ

A punto de cumplir nueve años a cargo del Ejecutivo federal, algunos panistas todavía no se dan cuenta que son Gobierno, que no son más oposición y ahora les toca pagar los costos de estar al frente, únicamente así se explica la intentona de un grupo de senadores blanquiazules por reventar el incremento de un punto porcentual en el IVA, porque los priistas habían decidido abstenerse. Mientras tanto, los priistas que en muchos ámbitos actúan todavía como Gobierno e imponen condiciones, no pudieron resolver sus diferencias internas y decidieron "abstenerse para no pagar los costos políticos", pero en este caso una abstención es equivalente a un voto a favor, pues se requería su voto en contra para poder conseguir la mayoría opositora. Pero además fueron ellos, los tricolores, los que aprobaron dicho aumento en la Cámara de Diputados, pues en dicha instancia, ellos junto con el PVEM, son mayoría y por ello bastaba su oposición para detener la nueva disposición. El domingo 25 de octubre se reunió la cúpula tricolor, dirigencia nacional, coordinadores e integrantes de los equipos económicos de las bancadas de diputados y senadores y los gobernadores, pero no lograron consenso alguno; las posiciones permanecieron inamovibles: los gobernadores, encabezados por Enrique Peña Nieto y Fidel Herrera, los dos que manifiestan más abiertamente sus aspiraciones presidenciales, a favor del incremento al IVA, pues eso les permite contar con recursos económicos seguros para sus entidades, ya que de cada peso que se recaude 30 centavos van directo a participaciones; y los senadores, encabezados por Manlio Fabio Beltrones, en contra para no pagar los costos políticos de incrementar impuestos; y Beatriz Paredes, simplemente intentando evitar la ruptura. La única solución que encontraron fue delegar la decisión en los senadores, lo cual en realidad pretendía dejar fuera de la jugada a los gobernadores, que no bajaron la guardia y dejaron sentir su fuerza. Finalmente, el reconocimiento del Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, de que el incremento fue una propuesta que él había hecho a nombre del Gobierno, fue suficiente para que los tricolores decidieran embozarse tras la abstención. En la edición del lunes 2 de noviembre del periódico regiomontano El Norte, el Senador Adolfo Toledo, uno de los ocho priistas que se quedaron para abstenerse durante la sesión del sábado en la madrugada, explica claramente la posición del tricolor: "Fue lo mejor para transitar en unidad con el partido, con los diputados, con los gobernadores y al interior de la bancada. El PAN es Gobierno; no puede eludir su responsabilidad y tienen que asumirlo". "Tienen que asumir la paternidad del IVA, como partido en el Gobierno, y las turbulencias que eso conlleva. Tienen que asumir la manera en la que el Presidente perdió los estribos para defender su plan fiscal y tienen que asumir los costos de incrementar los impuestos". El mismo diario puntualiza, ya no en declaraciones textuales, sino en palabras del reportero: "Explicó [Toledo] que la decisión también buscaba garantizar la unidad de la bancada priista y, al mismo tiempo, dejar pasar un impuesto que, desde el punto de vista del Gobierno federal, es necesario". Por su parte, Beltrones sufrió dos derrotas, con la aprobación del paquete fiscal en el Senado, pues no pudo oponerse al incremento al IVA y, además, perdió la votación para exentar del pago de derechos durante dos años a las nuevas prestadoras de telefonía móvil, que según los enterados significaba una condonación de más de 5 mil millones de pesos e iba dirigido principalmente a beneficiar a Televisa. En el Senado se revirtió la concesión que le habían otorgado los diputados, por 58 votos contra 50, es decir, se sostuvieron los 33 priistas, pero la propuesta de Pablo Gómez de revertirlo, logró ganar votos blanquiazules. Ésta última decisión está en estos momentos todavía sujeta a revisión, pues los diputados la volvieron a revertir el domingo; y, ahora los senadores, lo tendrán que votar el martes 3 de noviembre. Si los senadores rechazan la modificación de los diputados, el asunto se archivaría definitivamente y se podría volver a presentar hasta un año después; obvio los nuevos concesionarios no recibirían dicho beneficio. En realidad los priistas son responsables del nuevo gravamen, pues la abstención no disminuye su culpabilidad en el alza del impuesto generalizado, y además de su pretensión, todavía en suspenso, de obsequiar una importante condonación al principal grupo televisivo. Sus votaciones evidencian sus compromisos y no es precisamente con las clases populares. Mientras tanto, en el lado blanquiazul, ante la actitud asumida por los tricolores, Santiago Creel y su grupo vieron finalmente una oportunidad de cobrarse, al menos parcialmente, las facturas pendientes con el gobierno de Calderón, así amenazaron con rechazar el incremento sí ellos se quedaban solos en la aprobación. Postura absurda y débil. Absurda porque incrementar impuestos es la decisión más impopular que tienen que enfrentar los gobiernos, pero en muchos casos es irremediable, es la única alternativa y en estos momentos en México, ante la caída de la producción petrolera y los precios internacionales del crudo, la única opción es recuperar los ingresos perdidos a través de otros gravámenes y la única alternativa viable, en esos momentos, era esa, así que el grupo de senadores blanquiazules tenía que asumir los costos, como los asumió el PRI en 1995. Si no estaban convencidos de la solución, lo que sí podían hacer era aprobarlo únicamente para el ejercicio fiscal de 2010 y de inmediato ponerse a trabajar en una alternativa más integral y menos injusta para resarcir la disminución en los ingresos a partir del 2011. Y débil, porque era muy difícil mantener a un número elevado de senadores blanquiazules que se abstuvieran o votaran en contra de una propuesta presidencial y, una vez que existía el compromiso priista de abstenerse, el número de votos que requerían para hacer mayoría era simplemente de 38, suponiendo que estuvieran presentes todos los senadores del PRD, PT y Convergencia. Además de inicio se sabía que los votos de los 6 senadores del PVEM y el del PANAL estaban asegurados, así que requerían en realidad 31 votos blanquiazules, en caso de que los panistas disidentes se abstuvieran, así que hasta 20 de los 51 senadores podían abstenerse y la propuesta pasaría. Esto se manifestó en la votación, que fue de 53 votos a favor y únicamente 28 en contra. Así la Ley de Ingresos de 2010 evidenció nuevamente las limitaciones y compromisos de los grupos parlamentarios y, en este caso, los únicos que mantuvieron firme su oposición a los incrementos fueron los legisladores del llamado Frente Amplio Progresista, FAP; mientras los panistas manifestaron todas sus debilidades y los priistas exhibieron sus diferencias y también su afecto por Televisa, aunque en esta ocasión todavía está en el aire la posibilidad de beneficiarlos. Ahora falta aprobar la Ley de Egresos, aunque en esa los tricolores llevan mano, pues únicamente pasa por la Cámara de Diputados.

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