viernes, 29 de enero de 2010

¿LA NATURALEZA SE ENSAÑA?

FRANCISCO MARTÍN MORENO

Si la saña es una intención rencorosa y cruel con la que se intenta causar daño, entonces es claro que la naturaleza no puede ensañarse desde el momento en que carece de intelecto y por ende resulta incapaz de esgrimir razones o aducir propósito alguno. Una vez aceptada la metáfora, me pregunto: ¿Por qué los incontenibles maremotos, los trágicos tsunamis, los aniquiladores terremotos, los catastróficos huracanes, los impresionantes deslaves, las devastadoras tormentas tropicales, las amenazadoras fallas tectónicas que cruzan un país o las implacables inundaciones, se dan mayoritariamente en los países pobres, en los depauperados en los que se ha perdido toda esperanza? ¿Excepciones? Las hay: los tornados en Estados Unidos y los temblores en Italia o los tifones en Japón… Los pobladores originales de Inglaterra desconocían si se asentaban en una zona sísmica o no, al igual que los teutones desconocían si en su territorio existía una falla como la de San Andrés ¿Casualidad..? ¿Por qué en Haití, cuyo producto interno bruto fue de solamente seis mil 908 millones de dólares, la mitad de los ingresos de Telcel de casi 14 mil millones de dólares al año, tuvo que enfrentar una catástrofe de la naturaleza como la que continúa padeciendo? ¿No bastaba con que tuviera una industria y una agricultura prácticamente primitivas en pleno siglo XXI? ¿Tampoco bastaba con que el índice de pobreza fuera del orden de 70%haciendo de Haití uno de los países más miserables de la Tierra, con una esperanza de vida de 53 años, una mortalidad infantil de 71.6 sobre mil, un acceso al agua potable de tan sólo 50%, un analfabetismo en los hombres de 54%y de 50% en las mujeres? ¿No bastaba un ingreso per cápita de mil 500 dólares al año, o sea de cuatro dólares diarios por habitante? ¿Por qué la naturaleza se ensaña con un Estado colapsado a través de los siglos como el Haití de hoy? Alemania tiene un ingreso per cápita de 33 mil 922, Francia de 33 mil 733, Reino Unido de 36 mil 599, los Países Bajos de 38 mil 333, Suecia de 39 mil 657 e Irlanda de 48 mil 350. Dichos países no son destruidos por fenómenos naturales, es más, casi nunca los padecieron desde sus mismos orígenes. ¿Más casualidades..? Cuando en nuestros días se habla de un Estado fallido debemos apuntar, sin duda alguna, a Haití. En su trágica historia se encuentran todas las explicaciones en torno a esta auténtica ruina como país que ha fallado en cuanto objetivo se ha propuesto, si es que llegó, en algún momento, a proponerse algo… La población de Haití integrada por 95% de habitantes de origen del África subsahariana vivió sometida a un oprobioso sistema de esclavitud impuesto por Francia durante siglos, hasta que una temprana guerra de independencia en 1804 sentó un precedente definitivo para la supresión del comercio transatlántico de personas. Una indignidad. Si en México, en 1820, existían 98% de analfabetos, plomo en las alas del águila mexicana que nos impidió remontar el vuelo a las alturas soñadas, en Haití, ese 95% de negros traídos contra su voluntad de África, evidentemente tampoco sabían leer ni escribir, la peor amenaza en contra de un país. Ese lastre acabó por aplastar a esa nación caribeña, de la misma manera en que entre nosotros, toda debida proporción guardada, la ignorancia continúa siendo un flagelo social y una severa amenaza de cara a nuestro futuro. Sólo que además de los terribles azotes de la naturaleza y de la importación de aborígenes africanos, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización por valor de 150 millones de francos, cuando su presupuesto alcanzaba a unos dos millones de francos. Semejante cifra, ciertamente monstruosa, equivaldría a 21 mil 700 millones de dólares actuales o a 44 presupuestos totales del Haití de hoy en día. A dicha indemnización apenas amortizada en 1938 con arreglo a la contratación de más deudas onerosas que complicaron su presupuesto y sus planes de desarrollo, siguieron diversas invasiones armadas de diferentes países, además de exigencias financieras y económicas de las grandes potencias. La carnicería y la explotación llegaron a límites inenarrables. Como si todo lo anterior no fuera suficiente, de los 29 jefes de Estado que gobernaron Haití de 1804 a 1922, sólo uno pudo concluir su periodo legalmente; de los otros, cuatro se quedaron en el poder hasta fallecer de muerte natural; 18 fueron derrocados por revoluciones, uno de ellos se suicidó, otro fue asesinado en las gradas de su palacio, otro fue hecho picadillo por la multitud y cinco fueron asesinados. La pregunta es: ¿cuántos presidentes norteamericanos lograron concluir su mandato en el mismo periodo? ¿Cuántos pasaron una y mil veces por encima de la Constitución que habían jurado defender y murieron de muerte natural eternizándose en el mando? ¿Cuántos fueron derrocados? ¿Cuántos fueron asesinados y cuántos más perecieron hechos picadillo por las multitudes por más que se lo merecieran, como en el caso de Bush? Para los Duvalier, dos generaciones de tiranos asesinos haitianos, sólo eso faltaba, mantener a la gente atrasada y sin acceso a educación era una manera de tener mayor control sobre la población. Suena familiar, ¿no..? ¿Y Francia? No ha estado presente. El presidente Sarkozy vino a México a tratar de rescatar a una multisecuestradora pero se olvida de su antigua colonia… ¿Y el pudor y el elemental sentido de responsabilidad..?

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