viernes, 6 de septiembre de 2013

¿NUEVOS PARTIDOS?*

LORENZO CÓRDOVA VIANELLO

A lo largo de las últimas tres décadas el proceso de cambio político en México ha transitado por la atención y solución de una serie de problemas que, si bien muchos de ellos estaban vinculados entre sí, gradualmente fueron planteándose como necesidades prioritarias en momentos determinados.

En ese sentido, un problema originario y del cual dependía el curso democratizador, fue resolver el carácter excluyente y discriminador que adquirió el sistema de partidos del viejo régimen y permitir no sólo el surgimiento de nuevas fuerzas políticas, sino su inclusión en la arena electoral y su reflejo en órganos representativos del Estado. La reforma electoral de 1977 y las que le siguieron han mantenido —unas más que otras— ese espíritu aperturista e incluyente.

Desde entonces periódicamente se ha abierto la posibilidad para que organizaciones de ciudadanos puedan aspirar a convertirse en partidos previo cumplimiento de una serie de requisitos de ley.

Se trata de una lógica venturosa que no sólo es respetuosa de los principios democráticos y del pluralismo político, sino que permite concretar el derecho fundamental de asociación política de los ciudadanos.

Hoy, como consecuencia de las reglas introducidas en la reforma de 2007-2008, cada seis años, de cara a las elecciones intermedias (y no frente a cada elección como ocurría en el pasado, circunstancia que estoy convencido deberíamos revisar y reintroducir), se abre la ventana legal para que se intente la creación de nuevos partidos.

Los requisitos son de dos tipos: por un lado, contar con una serie de documentos básicos (declaración de principios, programa de acción y estatutos) que tienen el propósito de darle a la organización en ciernes congruencia ideológica y estructura jurídica; y, por otro lado, un mínimo de afiliados a nivel nacional (el 0.26% del Padrón Electoral, lo que equivale a alrededor de 220 mil ciudadanos) con una presencia territorial determinada, misma que se constata con la obligación de realizar al menos, o bien 20 asambleas estatales con la presencia de 3 mil asistentes o más, o 200 asambleas distritales con por lo menos 300 asistentes cada una.

En el presente caso, para cumplir con esos requisitos las organizaciones de ciudadanos que notificaron su intención al IFE en enero de 2013, deben realizar sus asambleas y conseguir las afiliaciones necesarias en un periodo que va de febrero pasado a enero de 2014 (incluyendo la realización de una asamblea nacional como momento culminante de su proceso constitutivo). Se trata de un conjunto de actos complejo que toca al propio IFE verificar y validar.

El 29 de agosto el Consejo General del IFE conoció un informe sobre el estado del proceso de constitución de nuevos partidos (puede consultarse en la página web del Instituto). Se trata de un corte de caja que de ninguna manera arroja datos finales o conclusivos, sino que hace del conocimiento público los datos que se tienen hasta el momento. Van algunas cifras interesantes:

a) De las 52 organizaciones que manifestaron su intención originalmente, hoy subsisten 39 (10 no cumplieron los requisitos formales iniciales y 3 han manifestado su desistimiento).

b) Hasta ahora sólo cuatro organizaciones han señalado al IFE su programa de asambleas y sólo dos han realizado alguna asamblea con el quórum requerido por la ley.

c) Se han presentado 5 consultas a la Comisión competente del IFE que han sido respondidas en forma.

d) 22 organizaciones han concurrido a los talleres de capacitación que el IFE les ha ofrecido sobre el proceso y modalidades de revisión y certificación que el IFE realiza (la última fue “Morena”, la semana pasada).

Por ahora nadie puede adelantar vísperas y sacar conclusiones anticipadas. Hacer lo contrario es especular. Todavía hay tiempo (hasta enero) para cumplir con los requisitos y es normal que la agenda de asambleas se congestione hacia el final del plazo.

Además, todavía está pendiente el proceso de validación que hará el IFE cruzando la información de todas las organizaciones, a partir de febrero próximo así que las asambleas que hoy se han realizado, aún no pueden considerarse válidas en definitiva.

Es un proceso largo, pero importante para la vida democrática, que vale la pena seguir con atención.

*El Universal 06-09-13

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