miércoles, 30 de noviembre de 2011

PRESERVAR LA DEMOCRACIA

LORENZO CÓRDOVA VIANELLO

La democracia es una construcción colectiva que no sólo requiere un compromiso de todos los actores políticos y sociales para poder establecerse y recrearse, sino que impone una responsabilidad conjunta para preservarla frente a las tentaciones siempre presentes de regresión autoritaria.
Para decirlo de manera coloquial: los procesos de transición a la democracia no implican sólo un “boleto de ida”, sino que pueden tener aparejado también el de “vuelta”. En ese sentido, la costosa apuesta institucional y política que hemos hecho en el país en las últimas tres décadas para democratizar nuestro sistema político —y particularmente en los últimos 20 años en los que dicho proceso produjo cambios profundos y visibles— requiere que hoy, de cara a las muchas encrucijadas que enfrenta la sociedad mexicana, refrendemos nuestra vocación con y para la democracia.
No es algo sencillo, porque en los momentos en los que están presentes turbulencia social, estancamiento o incluso crisis económica, preocupantes índices desigualdad y de pobreza, así como inseguridad, el contexto se vuelve un terreno fértil para que asomen de diversa manera expresiones autoritarias que ponen en entredicho los avances (en muchos sentidos aún precarios) de nuestra democratización.
Adicionalmente, hay que subrayar el hecho de que los momentos electorales traen aparejados una conflictividad natural que les es intrínseca y que en muchos sentidos implican etapas de una tensión particular —en muchas ocasiones incluso disruptiva— para la vida de las sociedades democráticas. Las contiendas políticas que se despliegan durante los comicios y las campañas que les anteceden suelen presentarse bajo las más diversas formas de contraste cuando no de abierta, franca y ríspida confrontación entre los actores políticos. Insisto en que eso es algo natural y no debería llamar a sorpresa, sin embargo, creo que también esos son los momentos en los que se requiere de manera mucho más clara el compromiso democrático de esos actores.
La responsabilidad de llevar a buen puerto la nave democrática, de manera particular durante los procesos electorales, implica en primera instancia que todos los participantes en el juego político (partidos, candidatos, servidores públicos, autoridades, medios de comunicación, grupos de interés y ciudadanos) asuman las reglas y actúen respetándolas. Pero también que ninguno de ellos caiga en la frecuentemente tentadora de la retórica discursiva o de los actos abiertamente autoritarios.
La de 2012 ya desde ahora se anticipa como una elección complicada. No sólo porque constituirá la prueba de fuego definitiva de las normas introducidas en la última reforma electoral, sino también porque las mismas se realizarán en un momento en el que la confianza institucional no atraviesa por sus mejores tiempos. Todo ello en un contexto, como se señalaba, permeado por muchos malestares a propósito de la inseguridad, de la precaria situación económica y de un desencanto creciente con la democracia y sus resultados.
En pocas palabras, no es extraño, pero sí sumamente riesgoso, que los distintos actores incurran en conductas y dichos que pueden enturbiar aún más el escenario político en las semanas y meses por venir. Un ejemplo realmente lamentable son los alarmantes y muy delicados tonos con los que hace un par de días se hizo pública la respuesta del gobierno federal a la iniciativa de varios ciudadanos de denunciar ante la Corte Penal Internacional al varios altos funcionarios federales por crímenes de lesa humanidad y genocidio. Sin ánimo de discutir el sentido y la viabilidad de dicha denuncia, sí me importa enfatizar que la amenaza del gobierno de iniciar eventualmente alternativas legales para ir en contra de esos ciudadanos, además de peligrosa en sí, en nada contribuye a generar un contexto propicio para procesar las próximas elecciones.
La democracia, advertía Karl Popper, se caracteriza por ser una forma de gobierno que permite la renovación de los gobernantes sin derramamientos de sangre. Es cierto, pero también lo es que ello requiere que todos los participantes en el juego democrático actúen responsablemente y no exacerben hasta el límite las capacidades de la misma democracia para procesar la conflictividad propia de toda sociedad plural y diversa, particularmente durante esos momentos particularmente intensos desde el punto de vista político que son las elecciones, de manera pacífica. Hay que recordar que si se tira demasiado de la cuerda, corremos el riesgo de que ésta se rompa y en esa circunstancia, me parece, perdemos todos.

PRONUNCIAMIENTO EN SOLIDARIDAD CON LOS 23,000 FIRMANTES DE LA SOLICITUD ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

PRONUNCIAMIENTO SOBRE EL ANUNCIO DE POSIBLES ACCIONES LEGALES POR PARTE DEL GOBIERNO FEDERAL EN CONTRA DE LOS 23,000 CIUDADANOS QUE HAN INFORMADO A LA CORTE PENAL INTERNACIONAL SOBRE LA SITUACION DE VIOLENCIA Y VIOLACION A LOS DERECHOS HUMANOS EN MEXICO

Los abajo firmantes, seguidores del acontecer nacional y juristas provenientes de diversos ámbitos académicos, políticos y profesionales, compartimos la preocupación de que el gobierno federal entable acciones legales en contra de los 23 mil ciudadanos mexicanos que, en pleno ejercicio de su derecho de acudir a instancias legales internacionales, han ofrecido información al Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya para que, de acuerdo con el artículo 15 del Estatuto de Roma, se investigue la posible comisión de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad tanto por funcionarios públicos como por narcotraficantes en México. Estamos convencidos que esta acción del gobierno violentaría, entre otros, los artículos 9 y 14 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos así como los artículos 6 y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Independientemente de que la información en cuestión desemboque o no en una investigación del Fiscal de la CPI, sea considerada jurídicamente viable por los jueces de la CPI, o pueda ser o no refutada por el iismo gobierno federal con base en los argumentos jurídicos del caso en cuestión, hoy resulta sumamente preocupante que se pretenda intimidar a los ciudadanos denunciantes al emprender acciones legales en su contra.
Invitamos respetuosamente al gobierno fedaral, y en particular al presidente Felipe Calderón, a que reconsidere esta acción que podría afectar gravemente el Estado de Derecho, la libertad de expresión y la convivencia democrática en el país.

Diego Valadés, Genaro Góngora Pimentel, Obispo Raúl Vera, Edgardo Buscaglia, Lydia Cacho, Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo, Jorge Zepeda Patterson, Alberto Aziz Nassif, Agustín Basave, Gloria Ramírez, José Agustín, Andrés Ramírez, Ricardo Rafael, Rocato Bablot, Manuel Becerra Ramírez, Jaime Cárdenas, Ernesto Villanueva, José Roldan Xopa, Santiago Corcuera Cabezut, Fabian Aguinaco Bravo, Jorge Witker, Miguel Eraña, Miguel Rábago, José Luis Caballero, Eduardo Huchim, Miguel Pulido, Alejandro Madrazo Lajous, Margarita Zapata, Fausto Kubli-García, Fausto Vallado Miguel, Sergio Méndez Silva, René Jiménez Ornelas, Luis Astorga
Hugo José Suárez, Patricia de los Ríos Lozano, Alma Rangel de la Vega, Ana Lau Jaiven, Beatriz Espejo, Sandra Lorenzano, Alicia Leal, Carmen López Portillo, María Cacho, Teresa Guitián, Carlos Guitián, Carlos Melesio Nolasco, Jennifer Ann Cooper, Rosa Maria Alvarez, David Apolinar Rincón , Raquel Huerta-Nava, Willivaldo Delgadillo, Delia Selene de Dios Vallejo, Eugenia Correa, Martha Mondragón Ochoa, Iliana Godoy, Jesús López Amador, María Esther Munive Piz, Margarita Torres Hernández, Laura Paz Mayén, Ma. de los Ángeles Sánchez Noriega, Lilia Moguel Rojas, Susana Ocampo, Laurencio Barraza Limón, Paulina Vega González, Bruno Ramírez, Cecilia Vázquez Rubio, María Eugenia García Cortés, Boris Berenzon Corn, Paola Berenzon Flores, Alicia Olivera, Alicia Villaneda
Carlos Francisco Martínez Moreno, Luz Fernanda Azuela, Isabel Stivalet Barros, Guadalupe Lozada León, María Patricia González, Georgina Calderón Aragón, María Elena Cardero, Elvira Báez García, Alma Rangel de la Vega!2C Lilia Haydee Moguel Rojas, Angeles Magdaleno, Susana Ocampo, Angela Martínez Martínez, David Apolinar Rincón Pérez, Jesús Juárez Flores, Raquel Huerta-Nava, Delia Selene de Dios Vallejo, Rosa María Álvarez, Dolores Muñozcano, Gloria Muciño G., Ma. de Jesús López Amador, Margarita Torres Hernández, Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), Centro de Derechos Humanos de las Mujeres AC, Federación Mexicana de Universitarias, A. C.

martes, 29 de noviembre de 2011

LA BASE CUARTA

JORGE ALCOCER VILLANUEVA

Las precampañas son, a nuestro sistema electoral, lo que las elecciones primarias son al de Estados Unidos; la diferencia estriba en que, en México, el Cofipe las considera como uno de los métodos internos para seleccionar candidatos, al lado de otros, como las designaciones directas, las convenciones de delegados o las asambleas electorales.
Con Perogrullo -leyendo el Cofipe- hay que insistir en que la precampaña requiere de dos o más precandidatos que compiten, al interior de un mismo partido, por una candidatura. Si en un partido hay un único precandidato, no habrá competencia, ya que ésta es interna, no contra los precandidatos de otros partidos. La existencia de precandidato único lleva a la consecuencia que no habrá precampaña; así lo sentenció la SCJN.
El PRD y el PRI, y sus respectivos aspirantes únicos, López Obrador y Peña Nieto, siguen buscando recovecos en la ley para realizar actos de precampaña y aparecer en los mensajes de televisión y radio de que los partidos dispondrán del 18 de diciembre al 15 de febrero. López Obrador anunció la aparición de juanitos, pero ante la crítica dio marcha atrás, ante lo cual el ex gobernador mexiquense hizo lo mismo. La regla que impide a los precandidatos únicos aparecer en mensajes en dichos medios está cuestionada ante el TEPJF, pero es difícil que sea revocada, ya que data del año 2008 y nadie la había impugnado antes.
En cambio, no está plenamente definido si un precandidato presidencial único puede realizar actos de precampaña; aunque la Corte fue tajante en decir no, la Sala Superior del TEPJF ha emitido sentencias contradictorias al respecto. En dos casos se había ceñido al criterio de la SCJN, pero luego viró en 180 grados; en las elecciones para gobernador en los estados de México y Nayarit, resolvió que el precandidato único podía hacer precampaña, a condición de dirigirse exclusivamente a militantes y organizaciones de su partido. Las sentencias aludidas se refieren a elecciones locales; por razón obvia no hay antecedentes para elecciones presidenciales.
López Obrador y Peña Nieto son, hoy, aspirantes únicos, pues no han sido confirmados como precandidato único; eso ocurrirá cuando, conforme a los estatutos y convocatorias de sus respectivos partidos, los órganos de dirección internos les otorguen esa calidad. Tratándose del PRD, los acuerdos de su congreso extraordinario, y lo notificado al IFE al respecto, parecen indicar que la confirmación del tabasqueño como candidato presidencial tendrá lugar el 19 de febrero de 2012, por lo que queda la duda sobre lo que puede hacer en el periodo que media del 18 de diciembre hasta el 15 de febrero, plazo de precampañas. Ya resolverá el TEPJF.
En el caso del PRI no hay lugar a la duda. El tercer párrafo de la Base Cuarta de la convocatoria difundida el 14 de noviembre, validada por la sentencia del TEPJF del viernes pasado, establece: "En caso de dictaminarse procedente el registro de un solo precandidato, el día sábado 17 de diciembre de 2011, una vez emitido el dictamen en términos de lo dispuesto en la Base Octava, la Comisión Nacional de Procesos Internos declarará la validez del proceso, le otorgará la constancia de candidato electo al precandidato registrado y dará por concluido el proceso interno".
Enrique Peña Nieto será declarado candidato del PRI a la Presidencia de México, y su partido dará por concluido el proceso interno, el 17 de diciembre. Ese día el ex gobernador será candidato presidencial; no debe ni puede realizar actos de precampaña, lo contrario sería admitir que compita por lo que ya es. Ni retorciendo el Cofipe, como si fuera jerga, cabe tal absurdo.
Ese sábado veremos, por única vez, al precandidato único Enrique Peña Nieto, que en ese mismo acto será transfigurado en "candidato electo". Lo volveremos a ver el 30 de marzo de 2012, cuando inicie la campaña presidencial. Así lo validó el TEPJF.

Posdata: la semana pasada escribí que la reunión que los diputados solicitaron posponer sería de la OCDE, lo correcto es que será de los jefes de Estado del G-20. También di por admitido el diferimiento de esa reunión; lo cierto es que el Ejecutivo rechazó el acuerdo aprobado en San Lázaro. Agradezco a la lectora que me hizo notar ambas imprecisiones.

PAGAR DE MÁS

MARÍA AMPARO CASAR

Como era previsible se registraron las dos coaliciones que se venían cantando. ¿Cómo juzgarlas? Hace tiempo la política no se trata de principios y congruencia así que no queda más que hacerlo desde el punto de vista de los dividendos que se esperan. Como toda decisión, ésta acarrea costos y beneficios. El balance entre unos y otros inclina la balanza y sólo el resultado final dirá si la decisión fue la correcta.
Debe asumirse que se coaligan para maximizar sus posibilidades de triunfo en las urnas. Ya luego verán si eso se traduce en fuerza política a la hora de gobernar o de legislar porque las alianzas electorales no son sinónimo de alianzas parlamentarias.
De la coalición PRD-PT-MC (Movimiento Progresista) no hay mucho que decir. Hace tiempo vienen jugando juntos y su asociación, aunque más conveniente para los partidos chicos, le suma votos al PRD. Más cuestionable es la coalición Compromiso por México del PRI-PVEM-Panal.
Los costos y beneficios pueden verse desde tres perspectivas: la electoral, la de la militancia y la de la distribución del poder político que resulte de las elecciones.
Desde lo electoral la pregunta clave es cuánto suma al PRI su coalición con el Verde y el Panal. Difícil saberlo. Las pocas y más recientes encuestas que miden la intención de voto por partido para la elección de Presidente dan 2% al Verde y el Panal no alcanza siquiera a marcar (Buendía y Laredo, noviembre del 2011). Para diputados no les va mejor. Consulta da una preferencia de 1% al Verde y de 0.7% al Panal. A esto habría que agregar que la reputación de ambos partidos entre los ciudadanos es atroz. Las opiniones que no les son favorables rondan el 42% (BGC).
Se ha argumentado que el Verde tuvo en la elección del 2006 el 6.6% de los votos. Nada más alejado de la realidad. Ése fue el porcentaje que se le asignó por un convenio que establecía que si el PRI se llevaba hasta el 30% de los votos al Verde se le computarían el 6.6%. Por su parte, el Panal -que por ley tuvo que competir sin alianza- consiguió en la presidencial menos del 1%.
La otra lógica es que más allá de los votos que eventualmente podría llevarse el PRI gracias a la coalición, son votos que se le quitarían a otros partidos. Aquí hay un mal cálculo. En el escenario no estaba la posibilidad de que ni el Verde ni el Panal se aliaran con el PAN y mucho menos con el PRD. De no haberse juntado con el PRI habrían tenido que jugar solos.
No me queda más que pensar que lo que el PRI valoró, sobre todo en el caso del Panal, y con razón, fue su capacidad de operación política en los estados.
Pero lo más importante no es la decisión de ir coaligados sino los términos en que se pactó. ¿Pagó el PRI un precio demasiado alto? Creo que sí. Desde el punto de vista de la militancia y su estructura territorial en los estados, los términos de la coalición han generado un gran descontento por lo que se considera una desmedida cesión de candidaturas que impide la realización de procesos democráticos internos o la concreción de aspiraciones políticas de dirigentes priistas que habían venido trabajando esas candidaturas de años atrás, que de golpe se ven anuladas y que los llevaría a buscar otros horizontes.
Pero más allá de las divisiones internas que esta situación pueda producir, está el hecho de que a pesar de ser solamente una coalición parcial (126 de los 300 distritos de mayoría y 20 fórmulas para senador en 10 entidades), el PRI ha guardado para sí mismo 72 candidaturas a diputados cediendo 30 al Verde y 24 a Nueva Alianza. Para el caso del Senado, se reservó 11 y dio 5 a los verdes y 4 al Panal.
Esta cesión de puestos contrasta con lo que ocurrió en el 2006 en donde los verdes eran más valiosos pues el PRI tenía una posición mucho menos competitiva que la que tiene hoy en día. En el 2006 el convenio de coalición le asignó al Verde 24 puestos de 300 posibles y hoy le asigna 30 de 126. Así, si el Verde ganara en los puestos que compite en coalición (sin contar los que ganarán por sí mismos) tendría una bancada de 30 diputados contra una de 17 que tuvo en el 2006 o de 21 en el 2009. El Panal pasaría de 9 diputados en el 2009 a 24 en las próximas elecciones. Vaya negocio.
La pregunta es por qué si el candidato del PRI está por la formación de mayorías en las urnas, permitió un convenio de esta naturaleza. Imagino dos respuestas. O estará seguro de que su coalición se mantendrá todo el sexenio y actuará como una sola fuerza política. O está dispuesto a pagar el precio que quieran cobrar estos dos partidos por sus votos parlamentarios a expensas del proyecto que ha presentado ante la nación. Mal negocio.

INTERNET, DEBATE Y TWITTER

JAVIER CORRAL JURADO

Internet y las redes sociales han significado una verdadera revolución en la comunicación humana, pues simplifican y agilizan la transmisión de datos, acercan distancias muy lejanas y economizan los procesos. Estas herramientas tecnológicas pueden utilizarse en diversos ámbitos de la vida social, pero sin duda en el campo de la comunicación política tienen un enorme potencial y se constituirán en la principal arena del debate informado para la disputa del poder. Ayer quedó claro el impacto que en el contexto de la próxima contienda electoral federal tiene el internet y las redes sociales imbricados con los medios tradicionales de difusión, y bajo la doble premisa de su característica primordial: libre y libertaria.
Si la campaña de Barack Obama había colocado con toda claridad la importancia estratégica de un uso adecuado de las redes sociales y su papel complementario de los medios tradicionales para entusiasmar a los votantes y llegar de manera específica al sector juvenil, el debate entre los aspirantes panistas a la Presidencia de la República —Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero— promovido por el portal informativo www.unonoticias.com ha confirmado la gran ventana de oportunidad que significa la transmisión en vivo por internet y su rebote en las redes digitales. Y no sólo este portal aprovecha la única contienda real que existe entre aspirantes presidenciales, sino que Acción Nacional toma conciencia de la importancia de mantener esa competencia.
Según los datos de la empresa UNO TV, el debate fue seguido por la nada despreciable cantidad de 240 mil personas, y entraron cada minuto alrededor de 300 preguntas del público; a través de la repetición, enlazado el portal con el de Prodigy MSN, se esperaba que para la noche hubiera cerca de un millón de visitas al “banner” principal de ambos sitios bajo el título de Proyecto 2012.
A lo largo de cinco horas, el debate fue “trending topic” número 1 en Twitter, y a cada precandidato le redituó mas de 10 mil menciones en Twitter.
Al alcance de un “clic” y con dispositivo móvil en mano, la comunicación entre personas se facilita y la información puede irradiarse a velocidades nunca antes imaginadas. Lo anterior constituye toda una oportunidad para el posicionamiento de ideas, programas, cuestionamientos. Las redes sociales en internet se convirtieron en espacios virtuales en los que el conflicto se presenta mediante intereses y programas opuestos insertos en la lucha por la distribución del poder.
Sobre Twitter existen puntos de vista encontrados sobre si este medio corresponde o no a una red social; la realidad es que un grupo de investigadores del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea analizaron 41.7 millones de perfiles de usuario, mil 470 millones de relaciones sociales, 4 mil 262 temas de moda y 106 millones de “tweets” para estudiar cómo se daba la distribución de la información en esta plataforma y las relaciones entre los miembros. La conclusión fue que Twitter no era una red social, pues tenía más las características de un medio de comunicación.
Dos de los principales rasgos que llevaron a estos investigadores a realizar dicha afirmación son que descubrieron que sólo el 22.1% de parejas de usuarios se siguen mutuamente, es decir, no prevalecen las relaciones recíprocas como reclama una red social. La segunda característica principal es que los usuarios comparten información del momento, de actualidad informativa.
Jack Dorsey, el creador del sitio, ha manifestado en diversas entrevistas que, en efecto, Twitter no es una red social, sino una herramienta de comunicación, una red de información abierta, en donde se puede seguir libremente a otro usuario y no, a diferencia de lo que pasa con las redes sociales, en donde un sujeto acepta la petición de amistad de otro y se convierten en amigos para consumir contenido personal.
Siempre he estado convencido de las bondades de las tecnologías de la información y la comunicación y de la sociedad de la información. Twitter, Facebook y todas las demás herramientas sociales de internet no fueron la excepción. Las redes sociales y los medios virtuales se han convertido en una herramienta eficiente y accesible en mi trabajo legislativo, pues es fundamental para un representante popular, como lo es un diputado federal, mantener informados a los ciudadanos de los proyectos legislativos que se trabajan y discuten. Sobre todo en mi caso, pues desde hace años enfrento la censura del duopolio de la televisión abierta.
Lo que hace valiosas a las redes sociales dentro de la estrategia total de comunicación y, a su vez, lo que las diferencia de los demás medios son dos aspectos: la libertad de publicar contenidos sin límites ni ediciones y su gratuidad.
Es importante señalar que no siempre el éxito en redes sociales se puede traducir en un éxito electoral. Como ejemplo están las recientes elecciones presidenciales en Colombia, cuya disputa se centró en Juan Manuel Santos y Antanas Mockus.
Mockus, además de tener el apoyo de los más prestigiados columnistas y académicos, y de los jóvenes que se encontraban hartos de la “mano dura” de Álvaro Uribe, podía presumir contar en Facebook con 700 mil seguidores, tres veces más de los que tenía entonces Santos y que aun como presidente no ha podido superar.
Mockus también se hizo popular en Twitter y estos dos éxitos en internet le dieron valiosa resonancia en los medios tradicionales, además de haber influido en los resultados de las encuestas previas, pero los resultados finales de la elección fueron contundentes: Santos ganó las dos vueltas en las elecciones y la segunda de forma todavía más contundente que la primera: 68.9% de los votos frente a 27.5% de Mockus. Bien dice Juan Villoro, retomando a Felipe González, en uno de sus artículos: “una cosa es la opinión publicada y otra cosa es la opinión pública”.
Este caso, ya emblemático también a nivel internacional, sugiere que tomemos la precaución de insertar a las redes sociales en un lugar importante pero no determinante dentro de la estrategia de comunicación política, o, si se insiste, valorar y estudiar al electorado y sus condiciones socioeconómicas antes de tomar la decisión

LA GUERRA Y SUS IMÁGENES

JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ

Diariamente asistimos a la reproducción de una porción mínima de la lucha que se vive en el país. En los medios impresos y electrónicos son muchas las fotografías y los videos en los que se presenta un fragmento del enorme proceso de esta lucha. En ocasiones los medios recogen los instantes de la lucha misma y en la mayoría de los casos sus resultados. El acercamiento puede darse como parte de un trabajo periodístico deliberado o como reporte de lo que los grupos en combate quieren dar a conocer. Por una parte, la quema de plantíos, la detención de presuntos delincuentes, los grandes desplazamientos, el entrenamiento de las tropas o la exposición de los bienes decomisados. Por otra, los ahorcados o decapitados, las mantas, las fosas comunes, los carteles adheridos a los cuerpos de las víctimas.
Cada uno de los grupos en pugna está creando sus propios íconos y tratando de presentarlos a través de los medios. Cada uno de ellos quiere decirle algo a la sociedad, a las fuerzas de seguridad, a sus rivales, a sus propios miembros o seguidores. Se trata de un diálogo que busca atemorizar, generar respeto, advertir, lograr adeptos, demarcar y otras muchas funciones. Lo macabro de muchas de las acciones, lo sorprendentemente contrario a las prácticas aceptadas de conducta que estimamos “propias” de nuestro tiempo, impide considerar la dimensión semiótica de la lucha.
¿Qué nos muestran las imágenes de la guerra? Fotografías y videos de algunos de sus episodios. Algunos, a los que los medios tuvieran acceso en condiciones; otros, los menos, los captados fortuitamente; muchos más, resultado de lo que los propios combatientes quieren comunicar. Sabemos que hay una guerra, que hay desplazamientos de fuerzas e inversiones en armas y equipos, sabemos que se asignan presupuestos mayores y que hay bajas. Sabemos que la guerra genera cantidades muy grandes de dinero por el precio que tienen los productos ilícitos en juego. Suponemos que el dinero se mueve de diversas maneras, se gasta cotidianamente y sirve para financiar actividades permitidas y prohibidas. Suponemos que no todos los participantes en el proceso delictivo forman parte de los grupos armados; hay quien realiza funciones comerciales o financieras para lavar dinero y hacer socialmente respetables a sus portadores.
La manera en la que se nos están transmitiendo las imágenes de la guerra o, lo que aquí es igual, se termina por presentar la lucha misma, sólo permite observar una parte minúscula de su desarrollo. Más aun, a lo que las imágenes nos conducen es a imaginar un tipo de combate parcial y distorsionado.
Las imágenes que vemos son reales. En su presentación no está el problema. Donde éste radica es en que ni toda la guerra son las imágenes que vemos ni todo lo que concierne a la lucha puede ser presentado en imágenes. ¿Qué vemos cuando vemos las imágenes de la guerra? Jóvenes muertos, semidesnudos o desnudos, pobres, amontonados, anónimos, vejados. Práctica y tristemente prescindibles. Las imágenes evocan una terrible división social. Parece que es sólo una lucha de pobres, de necesitados, que pareciera ser una lucha entre los componentes de una clase desfavorecida que, por lo mismo, es de ellos y ellos deben resolver. Para quienes no se sientan identificados con esa clase, los muertos no pueden generar empatía. El efecto deformante de la imagen cobra sentido al ver en los muertos y, a partir de ello, en sus compañeros vivos, algo distinto a lo que soy, algo que no me interesa comprender, menos remediar. Las imágenes de la guerra fragmentan su comprensión y la hacen ajena.
Las imágenes de la lucha como sustituto del proceso que vivimos dan lugar a otra deformación, igualmente grave. El que partes de ella no aparezcan en imágenes no significa que no existan. Se ha hablado de fortunas y torturas aun cuando no haya fotografías que lo expresen; se habla de enormes cantidades de dinero en circulación, aun cuando no existan videos que muestren ese hecho ni a sus portadores. El que no veamos en los diarios, revistas o canales televisivos a servidores públicos torturando o el que no veamos a empresarios lavando dinero o no podamos identificar su riqueza como producto de ello no significan que no existan.
El proceso de deterioro nacional es grave. La forma del combate es en sí una de sus causas. Sin embargo, la suposición de que toda ella y los males que acarrea puede ser reproducida en unas cuantas imágenes, es un equívoco importante. Es verdad que en muchas ocasiones una imagen vale más que mil palabras. El problema es que no toda la realidad puede ser atrapada en una imagen y no por ello deja de ser la dura y lastimosa realidad. Como Alicia, tratemos de ver qué hay detrás de las imágenes que vemos, pero también sepamos preguntar por lo que, con o sin intención, no estamos viendo.

LOS PROMOCIONALES, LAS ESTRATEGIAS

JESÚS CANTÚ ESCALANTE

La definición de las candidaturas presidenciales de Andrés Manuel López Obrador, por parte de la coalición Movimiento Progresista, y de Enrique Peña Nieto, de la coalición Compromiso por México, colocó en la discusión mediática la consecuente ausencia de sus promocionales en radio y televisión durante los 60 días que duran los procesos de elección interna de las distintas fuerzas políticas.
Sorprende que el tema acapare la atención de los virtuales candidatos únicos y los dirigentes partidistas de los integrantes de las respectivas coaliciones, pues la presencia mediática de sus candidatos está más que asegurada y su ausencia temporal realmente no debe representar ningún problema para sus estrategias de campaña. Así que el planteamiento más bien parece una estrategia de los actores políticos para evitar analizar los problemas de fondo que enfrentan las dos coaliciones o para tender una cortina de humo y desviar la atención de asuntos más trascendentales o incluso una confusión de los responsables de definir las estrategias electorales.
La pérdida de mensajes publicitarios es cuantiosa en términos absolutos, pero menor en términos relativos, particularmente por la exagerada presencia que tendrán en los 90 días previos a la jornada electoral. Para dar una idea del bombardeo que los televidentes y radioescuchas soportarán en los 90 días previos (sin contar los tres días de veda antes de la elección) a la jornada electoral del 1 de julio, basta decir que se transmitirán más de 16.1 millones de promocionales de las fuerzas políticas que participarán en la próxima contienda electoral; de éstos, casi 11.3 millones corresponderán a los tres candidatos presidenciales.
Para ser más precisos, dado que las fuerzas políticas pueden dedicar hasta 70% de sus promocionales a la contienda por la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador tiene la posibilidad de aparecer en 2.22 millones de promocionales; el o la candidata blanquiazul, en más de 3 millones y Enrique Peña Nieto en más de 6 millones.
Pero incluso si el análisis se hace por cada una de las más de 2 mil estaciones de radio y televisión del país, para centrarlo en aquellas que más interesan a los candidatos, los número son muy reveladores: en la contienda presidencial de 2006, durante los últimos 60 días de campaña todas las fuerzas políticas difundieron en el canal 2 de televisión nacional (el medio que más promocionales difundió) un promedio de 22.5 minutos diarios de spots publicitarios; en 2012 difundirán durante 90 días, 41 minutos de spots publicitarios en todas y cada una de las estaciones de radio y televisión.
Únicamente la coalición que postula a Peña Nieto tendrá derecho a 22.3 minutos diarios, de los cuales el mismo candidato tendrá derecho a 15.6 minutos diarios, es decir, 31 promocionales diarios, lo cual equivale a que por cada una de las 18 horas en las que se transmitirán los mismos (de las seis de la mañana a las 12 de la noche) se transmitirán en promedio 1.72 spots del candidato presidencial del tricolor.
Pero los números no son nada despreciables para el candidato panista que tendrá 22 promocionales diarios y 1.2 por cada hora de transmisión; y a López Obrador (que colocó el tema en los medios al quejarse de que perdería su presencia durante las llamadas precampañas) le corresponden 16 promocionales diarios, así que casi en cada hora de transmisión se transmitirá uno de él.
Pero además lo único que se perderán López Obrador y Peña Nieto durante las llamadas precampañas es su presencia en los promocionales, pues en el párrafo 5 del artículo 15 del Reglamento de Radio y Televisión del IFE se contempla que si una fuerza política no realiza precampañas ocupará su tiempo con anuncios genéricos. Así que deberían estar ocupados en diseñar una buena estrategia para esos momentos.
Precisamente por ello es sorprendente que se dedique tanto espacio al tema, cuando en términos relativos y de estrategia electoral no es tan relevante. En cambio sí puede ser una manifestación de un desconocimiento de las reglas electorales de parte de quienes deberían ser expertos en las mismas, precisamente para tratar de sacar el máximo provecho de sus oportunidades y minimizar los impactos de sus limitaciones, lo cual no parece ser lo que está sucediendo en estos momentos.
En este sentido la pérdida de casi 1 millón y medio de spots por parte del Movimiento Progresista por haber optado por la coalición total y no una parcial, que podía haber incluido hasta 200 distritos electorales y 22 fórmulas de senadores, puede ser una manifestación de este desconocimiento. Haber ido a una parcial les hubiera permitido tener derecho a más spots que el mismo candidato blanquiazul.
Pero si los actores conocen bien las reglas y ya tienen bien diseñadas sus estrategias, puede pensarse que aprovechan el tema para evadirse de los reales problemas que evidencian la declinación de Manlio Fabio Beltrones a contender por la candidatura tricolor y la virtual declinación de Marcelo Ebrard (al acordar un método de selección que sabía de antemano que no le favorecería) a la perredista. Las definiciones de las candidaturas en ambas fuerzas políticas no resuelven sus problemas reales.
En el caso del PRD y las distintas fuerzas de izquierda (PT y Movimiento Ciudadano), en el mejor de los casos, simplemente posponen para después de la jornada electoral las disputas de sus corrientes internas. Y en del PRI, pretenden dejar de lado las claras diferencias que afloraron durante los foros organizados por la Fundación Luis Donaldo Colosio para placear a sus dos precandidatos; o incluso para desviar la atención de las irregularidades (presuntas ilegalidades) en las que incurrió su dirigente nacional, Humberto Moreira, cuando fue gobernador de Coahuila.

lunes, 28 de noviembre de 2011

EL BUEN ENGAÑO

JOHN ACKERMAN

La semana pasada Felipe Calderón convirtió la fiesta cívica de reconocimiento a la gran valentía del pueblo mexicano de 1910 en otro pretexto para enaltecer el militarismo y el consumismo. El 101 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana fue marcado por un ostentoso desfile militar y opacado por el abusivo despliegue mediático del llamado buen fin. Una vez más, los ciudadanos y el interés público fueron relegados a segundo plano.
El buen fin no fue diseñado para “mejorar la calidad de vida de todas las familias mexicanas”, como señaló de manera engañosa la propaganda, sino para ayudar a los grandes empresarios a deshacerse de sus inventarios y apoyar políticamente a Calderón. Los datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (http://bit.ly/sBOkVB) son elocuentes: solamente 60 por ciento de los que acudieron a tiendas en el Distrito Federal se beneficiaron de alguna oferta o promoción y, entre ellos, 30 por ciento manifestó que el buen fin “no cumplió con sus expectativas”. Es decir, únicamente 40 por ciento de los consumidores estuvieron satisfechos, y la insatisfacción seguramente fue mayor en otras zonas donde el poder de compra es menor que en la capital.
Esta desilusión surge de que gran parte de las “promociones” no incluyó reducción alguna de precios, sino solamente facilidades de pago hasta de 48 meses, muchas veces con elevadas tasas de interés. Los que realmente se aprovecharon del buen fin fueron los bancos, las instituciones de crédito y las grandes tiendas que ahora tendrán un flujo constante de pagos mensuales y podrán cobrar de manera despiadada comisiones y sanciones a sus nuevos clientes cada vez que se les dificulte la entrega de sus cuotas.
La organización El Poder del Consumidor ha puesto el dedo en la llaga al comentar que “el objetivo central [del buen fin] es aumentar las ventas y reducir los inventarios de las empresas, más que beneficiar a los consumidores”, ya que “contribuye a poner en riesgo [su] situación financiera”. Una investigación de campo conducida por CNNExpansión también concluyó que “los consumidores consideran que las verdaderas ganadoras [del buen fin] son las tarjetas de crédito y los bancos”.
Se da, entonces, nueva significación al propósito de la Iniciativa México, convocante destacado del fin de semana de compras, de “pasar del México del no se puede al México del sí se pudo”. Este salto aparentemente se cumplirá con el endeudamiento generalizado de la población. Con estos apoyos, las familias mexicanas finalmente “pudieron” adquirir nuevos televisores y sentirse más “clasemedieros” que nunca. Pero en realidad se esclavizan aún más a los poderes oligopólicos que controlan la economía y la política nacional, ya que tendrán que trabajar horas extras en ínfimas condiciones para saldar sus deudas.
El buen fin también tiene una clara intencionalidad política. Un aumento artificial de compras en 2011 generará una burbuja financiera que permita a Calderón anunciar nuevos números de supuesto “crecimiento” económico a principios de 2012 en plena campaña presidencial. Asimismo, una población endeudada y acosada por los bancos es más tímida y menos dispuesta a apoyar cambios políticos radicales. Esto beneficiará al proyecto político del PAN, que en 2012 hará todo lo posible por asustar a la población con una política de miedo: “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”, será su verdadero lema de campaña.
El 20 de noviembre de 1999 Vicente Fox anunció su propósito de remplazar la celebración del Día de la Revolución por el “día del Plan Puebla-Panamá” como símbolo de la supuesta “modernización” del país. Hoy, Calderón va más allá y ni siquiera plantea un nuevo proyecto de supuesto desarrollo económico, que Fox siempre enfocaba desde una lógica depredadora y colonial, sino recurre al puro consumismo y al endeudamiento social como motores de la economía nacional.
Lo que los ciudadanos mexicanos realmente necesitamos no son más “ofertas” engañosas, sino una verdadera reducción de los precios de los bienes de consumo a partir de una desarticulación del oligopolio empresarial que controla el país. Nuestro país ha recibido una calificación reprobatoria de 3.5 (de un total de siete puntos) en materia de política antimonopolios por parte del Foro Económico Mundial. Esta concentración económica es la causa de que hoy en México pagamos 200 por ciento más que en Estados Unidos por cemento y telefonía fija y 150 por ciento más en tarjetas de crédito, créditos bancarios, teléfono celular y otros productos. También existen serios problemas de competencia y de precios elevados para los productos más básicos, como leche, huevo, tortilla y pan.
Por fortuna, la conciencia crítica perdura a pesar de los múltiples embates desde el poder que quisieran desaparecer el espíritu revolucionario del pueblo Mexicano. En lugar de planear el siguiente buen fin, mejor habría que dirigir la mirada hacia propuestas mucho más efectivas que reducirían directamente los precios y aumentarían los ingresos de la población.

LOS CAMINOS DEL ÉXITO

OLGA PELLICER

Diversas circunstancias me llevaron a participar en una conferencia sobre desarme y no proliferación nuclear a la isla de Jeju, en Corea del Sur. El tema cala hondo en aquella parte del mundo. Nagasaki, donde se lanzó la segunda bomba nuclear en 1945, se encuentra sólo a cientos de kilómetros de distancia. De otra parte, la península coreana está ocupada por dos Estados; el otro, Corea del Norte, ha provocado consternación e ira internacional al haber abandonado el Tratado de No Proliferación y desarrollado bombas nucleares.
A pesar de la difícil situación regional, durante la reunión no dominó un ánimo de confrontación. Por el contrario, se puso énfasis en políticas de acercamiento entre las dos Coreas y búsqueda de medidas para creación de la confianza. Hubo un llamado urgente a favor de la reanudación de negociaciones en el seno del llamado grupo de los seis (China, Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia). Se sabe que el actor clave es China, pero igualmente se toma en cuenta que el comportamiento de los dirigentes norcoreanos puede ser muy imprevisible.
Terminada la conferencia me quedé algunos días en Seúl para ver un poco de la vida en ese país considerado un verdadero milagro de desarrollo industrial post-tardío. Su comercio internacional alcanzó un billón de dólares el año pasado; una cifra muy respetable tomando en cuenta los problemas en la economía internacional debidos a la crisis financiera.
En los años cincuenta, al terminar la guerra que dejó devastado al país, Corea era un país agrícola, empobrecido, cuyo ingreso per cápita se encontraba por debajo del de México. En 50 años, ese país de 48 millones de habitantes y del tamaño del estado de Oaxaca, es la décima economía del mundo; sus exportaciones, formadas principalmente por bienes intensivos en capital, son reconocidas por la buena calidad y el uso de tecnologías de punta. Firmas como Samsung, LG, o la acerera POSCO (la segunda del mundo y la más grande de Asia) nos hablan de la nueva Corea. El ingreso per cápita ya alcanza los 20 mil dólares anuales.
Seúl deslumbra por los numerosos, altos y bien diseñados edificios, el trazo de sus avenidas y las multitudes que recorren las calles, sobre todo, después del anochecer. Allí conviven formas tradicionales y modernas de ejercer el comercio. En el mercado de Namdaemun, uno de los más grandes del mundo, lleno de colorido y olores coreanos, se encuentran los productos más diversos. Cientos de coreanos, chinos y japoneses se arrebatan la ropa para el invierno acumulada sobre los mostradores o en montones sobre el suelo; los costos son muy bajos. También se encuentran todo tipo de comestibles y hierbas. Un anciano, con inglés elemental pero al que entiendo, me convence de comprar varias cajas de Ginseng rojo. Me asegura que con ello mantendré la salud y la juventud, yo prefiero creerle.
Un poco más adelante, a unas cuantas cuadras, la tienda de departamentos Avenuel, con un elegante diseño art deco ofrece las firmas europeas más prestigiadas. La clientela es, desde luego, menos densa que en el mercado pero todavía muy numerosa. Me llama la atención un nutrido grupo de mujeres que hacen cola para ser atendidas en Prada que anuncia su nueva línea de bolsas. Ninguna debe costar menos de 500 dólares; el poder de compra es muy alto, me digo, y sonrío al darme cuenta hasta donde el lujo regresa de Occidente a Oriente.
Hay diferencias sociales pero la impresión general es de una sociedad donde el bienestar alcanza a la mayoría: no hay mendicidad, no hay “homeless” y aún menos niños de la calle. Los servicios púbicos de transporte son impecables. El metro, que conecta con trenes suburbanos de alta velocidad va, literalmente, a todas partes.
Trato de indagar sobre los motivos del éxito. La respuesta es coincidente: en primer lugar, la educación. Corea del Sur ha mostrado una verdadera obsesión por elevar rápidamente los niveles educativos del país, vinculando, además, el logro educativo con el ascenso en la escala social. Las largas jornadas en las instituciones de educación básica y secundaria ponen un fuerte énfasis en inglés, matemáticas y ciencias duras, como condiciones iniciales para crear un amplio contingente de ingenieros y tecnólogos. Corea obtiene las mejores puntuaciones en los exámenes internacionales de conocimientos, como la famosa prueba PISA.
El examen de ingreso a la universidad es visto como un verdadero punto de transición en la mayoría de familias coreanas. Quienes obtienen la puntuación más alta ingresan a las universidades de mayor prestigio. Esto se considera un gran logro, no sólo porque asegura la obtención de mejores empleos, sino porque satisface el orgullo y el respeto que los coreanos sienten por la educación.El segundo motivo de éxito es el esfuerzo invertido, tanto por el sector público como el privado, en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. En un tiempo muy corto, el país ha logrado transitar hacia la innovación tecnológica propia vía la endogenización del cambio técnico. En la actualidad, la estructura de la investigación y desarrollo en Corea se asemeja, y en muchos aspectos supera, a la de los países llamados de primer mundo. Corea pertenece al selecto grupo de países de la OCDE que invierten proporciones superiores al 3% del PIB en investigación y desarrollo, sólo un poco por debajo de Suecia, Finlandia y Japón.
Salgo de Corea con buen ánimo. Teniendo como trasfondo las malas noticias que llegan sobre la situación de la economía en los países avanzados occidentales, reconforta encontrar caminos por los que países como Corea han transitado exitosamente. México, que tantas frustraciones ha sufrido en su búsqueda de desarrollo, tiene en Corea lecciones que aprender. Me llevo grabado el comentario: la prioridad es la educación.

DE MARIACHIS Y OTRAS DESGRACIAS

RICARDO BECERRA LAGUNA

Neptuno era un perro callejero y melómano que dormía en la puerta de mi niñez, junto a la terraza. Sus mejores siestas las tomó escuchando el ya entonces viejo fonógrafo de mi padre y su pierna suelta duraba la eternidad hasta… que alguien ponía música ranchera. Entonces, raudo y confundido, Neptuno optaba por la prudente distancia de aquella música de violines chirriantes y trompetas tartamudas.
Y yo seguí los pasos de Neptuno, aunque mi padre, hermanos y mis tíos insistieran mil veces -sobre todo los domingos- con Javier Solís y su viejo San Juan; Jorge Negrete y México lindo y querido o Aceves Mejía con su Malagueña, linda, y hechicera ella.
Ha sido una convicción tímida, discreta e inhibida por el medio ambiente, claro (soy de los que no pelean en las fiestas), y me creo lo suficientemente tolerante para aguantar cualquier festejo y una boda completa en donde los más necios acaban cantando siempre las mismas. Sea.
Pero la cosa va un poco más allá cuando leo en los periódicos de las últimas semanas: resulta que la UNESCO inscribió a EL MARIACHI (así con mayúsculas) dentro de la “lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”.
No sabía cuál era el canon ni el mérito necesario para acceder a semejante padrón universal, pero me parece obligado protestar y prestar argumentos para que una barbaridad como esa -representativa sí- pero barbaridad al fin, no ocurra (por favor).
Es una música refractaria a las influencias del mundo. Sus elementos básicos son esencialmente iguales desde el origen, al menos desde que dejó de ser el fandango de las fiestas en tiempos de Don Simón. Su formato ha admitido corridos, huapangos y en el extremo, valses de ecos afrancesados, pero su estructura es inevitablemente rígida y exige siempre, como base, un sonsonete repetido cien veces. Eso la convierte en una música que apenas evoluciona. Su última innovación es la introducción de florituras pop –como las pavorosas cajas de ritmos- que encabeza hoy, Alejandro Fernández.
Su tremendismo sentimental. Sólo el tango es una música comparable en la sucesión de tragedias, dramas y catástrofes personales. Véanlo desde sus títulos (son miles): “Por tu maldito amor”, “De qué manera te olvido”, “La Malagradecida”, “Quiero que se oiga mi llanto”, “Te solté la rienda”, “Échame a mi la culpa”, “Ya pa’ qué te digo más”, y no será necesario traer a colación sus letras -universo de la desdicha y el alcohol- en el que cada fiesta y cada domingo necesitamos hundirnos para ser nosotros, los mexicanos.
A base de tololoches, guitarrones, vihuelas, violines y trompetas, la capacidad armónica de las rancheras se basa en la repetición. Tanta simpleza se traduce en un repertorio limitado, a pesar de sus muchos años, cuya variación esencial no reside en la estructura musical misma sino en la letra, mientras más trágica mejor.
A pesar de tanto tiempo y de tal presencia nacional, no tenemos un solo mariachi, un solo instrumentista de música ranchera –en el bajo, la trompeta, la vihuela- que pueda competir con ningún virtuoso equiparable de su instrumento: ni violinista, ni trombonista, ni siquiera guitarrista, cosa que sí ocurre con músicas populares menos provincianas y refractarias, incluso cercanas a México como la cubana o el jazz norteamericano. Variedades de música abiertas a las influencias del mundo cuya versatilidad ha producido a muchos de los principales músicos o instrumentistas del siglo XX y de lo que va del XXI.
No ignoro el papel de las rancheras en la “Edad de oro” del cine mexicano y tampoco puedo disimular su arraigo masivo, su persistencia a lo largo de siglos, ni un gusto nacional y que va más allá de México, forjado por la escucha perenne de alaridos de panzones tapizados en lentejuelas.
Ya sé que una mujer mexicana sólo sabe que su amor es verdadero, si él, ofrendó una serenata; también sé que no hay día de madres digno de tal nombre que no exija la presencia sonora de nuestra “música vernácula” y sé, sobre todo, que el mariachi es cristiano, profundamente guadalupano.
Mi protesta es que, en ésta, algunas de nuestras autoridades de cultura, quieren pasar el gato por liebre. No sé si en Japón o en Finlandia, pero los mariachis mexicanos no encuadran en los requisitos del famoso premio, ni en su sentido ni en su contenido.
Y es que la “Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad” que promueve la UNESCO, prevé unos “criterios de inscripción” cuya preocupación principal es que la cosa propuesta “necesite medidas de salvaguardia urgentes para asegurar su trasmisión”.
No es el caso. Las rancheras y los mariachis, no están en peligro de extinción (por desgracia).

PRIMERAS DEFINICIONES DE LAS PRECAMPAÑAS

ARNALDO CÓRDOVA

Las llamadas precampañas tienen como finalidad específica servir como mecanismo de elección por parte de los partidos y sus seguidores de aquellos que están destinados a ser sus candidatos en las elecciones. Los abusos del poder que ejercen quienes anteriormente han sido elegidos a cargos públicos, particularmente los titulares de los poderes ejecutivos federal o locales (se recuerda mucho el caso de Fox, que siendo gobernador de Guanajuato se la pasó tres años en abierta campaña por la Presidencia de la República), aprovechando esos cargos para favorecer a individuos de su bandería, llevaron con la reforma electoral de 2007 a instituir y a reglamentar las precampañas.
En realidad, se trata de auténticas campañas o de una etapa previa de las campañas que llevarán a las elecciones generales del próximo año. La relativa escrupulosidad con que la nueva institución ha sido reglamentada tuvo siempre como motivo el evitar cualquier clase de desigualdad o inequidad entre los diferentes procesos partidistas de selección de sus candidatos. Que la precampaña es para que alguien obtenga en el propio partido la postulación a una candidatura se explica cuando hay contienda interna por el puesto.
Cuando se da un candidato único, debería suponerse que no hay ya necesidad de ella. Esto ha molestado a muchos porque se juzga que no es posible mantener sin manifestarse de ningún modo a un candidato único durante todo el periodo fijado por la ley para las precampañas. Cualquier acto que aquél realice, aun procurando respetar puntualmente la norma, puede llevar a que sus adversarios lo acusen de estar realizando actos de precampaña o incluso de campaña. La razón que se aduce para mantener el silencio de los precandidatos no tiene eco en la reglamentación legal que, en todo momento, puede ser burlada por los contendientes. El pretendiente único a la candidatura debería quedarse inactivo por completo y eso resulta imposible.
En los hechos, hay que decirlo, aun antes de que empiecen las precampañas, los aspirantes han andado en campaña desde hace muchos meses y los primeros resultados se han estado dando sin pedirle permiso a la ley. Por lo menos dos de los tres principales bloques en pugna han alcanzado las definiciones que deberían dar las precampañas. La izquierda ya tiene prácticamente decidido quién será su futuro candidato; la derecha priísta tiene también ya amarrado al que será el suyo. La derecha panista podría ser el único bloque que necesitara de una precampaña para definir a su abanderado, siempre y cuando no sufra imposiciones que la obliguen a designar un candidatito también único.
La izquierda fue, quizá, la fuerza política que más cerca estuvo de un proceso de ruptura interna, más que por el enfrentamiento entre sus principales aspirantes, debido a la acción facciosa de algunas de sus corrientes y, en especial, de la de los inefables chuchos, los cuales, debido más que nada a su perruna oposición a López Obrador, anduvieron por más de un año haciéndole la corte a Marcelo Ebrard para animarlo a lanzarse por su cuenta y así aislar al tabasqueño. Hubo momentos en que parecía que lograban su objetivo. De pronto, sobre todo en algunos círculos de intelectuales timoratos y conservadores, aparecieron en legión simpatizantes de Ebrard que cantaban sus virtudes como el prospecto más aceptable para la sociedad.
El mismo Ebrard dio pie para que se pensara que la unidad de la izquierda era imposible y, a final de cuentas, él buscaría por sí solo la candidatura. Tocó a López Obrador, sin que muchos le creyeran, velar por la unidad, buscando en todo momento que las ambiciones personales y de facción no separaran ni enemistaran a los dos prospectos de la izquierda. A los asesores que formamos su grupo de apoyo siempre nos aseguró que su acuerdo con el jefe de Gobierno del Distrito Federal seguía sólido y ambos marcharían juntos hasta el final. El modo como se resolvió el diferendo, mediante dos encuestas y la aceptación de sus resultados, demostró que López Obrador tenía la razón y Ebrard, caballerosamente, respetó el acuerdo.
Las concesiones que ambos se hicieron no fueron ningún secreto y se manifestaron públicamente, para sorpresa de muchos. López Obrador triunfó en las encuestas y se le respetó su triunfo; a Marcelo Ebrard se le garantizó su autoridad política en el DF, con la promesa de dejarlo decidir cómo poner en paz a los grupos de poder y servirles de referente cuando por su rijosidad y sus ambiciones parciales volvieran a poner en peligro la unidad de la izquierda en la capital que es, de hecho, la única entidad que le queda en toda la República como fuerza gobernante.
Mucho más dramática ha sido la experiencia del PRI. Yo nunca ví (y lo dije en su momento) mucha diferencia entre Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. El segundo fue mucho más discreto que el primero, desde luego, pero ambos representan los mismos intereses. Con toda propiedad se puede decir que fue una contienda interna de la poderosa derecha del PRI. Lo que animaba el ambiente político era la posibilidad de que, después de años de campaña virtual de parte del primero, siendo todavía gobernador del estado de México, hubiera cierta competencia que le diera, a la vez, mayor credibilidad y seguridad hacia dentro y hacia fuera.
Sabemos de muy antaño que los priístas acostumbran llevarse pesado entre ellos, de manera que a nadie se le ocultó que la pugna entre ambos prospectos priístas no sólo iba en serio, sino que sería de verdad muy ruda. Eso lo vinimos a comprobar una vez más en la semana que está terminando. El presidente del PRI, Humberto Moreira, alineado desde el principio con Peña Nieto y obrando bajo el impulso de la derecha más conservadora y reaccionaria del antiguo partidazo, manipuló la convocatoria a la precampaña imponiendo el requisito de apoyos de las diferentes instancias organizativas, en especial, de los sectores (obrero, campesino y popular), que antes estaban acostumbrados a escuchar y atender a todos los aspirantes para después apoyar al que fuera de sus preferencias y no, como ahora, obligados a dar su apoyo anticipado a alguno de ellos.
La aventura priísta mostró que la ventaja corría del lado de Peña Nieto porque todos los aparatos partidistas le están sometidos. Beltrones hizo su lucha, desde mi punto de vista, a destiempo y sin contar con el apoyo interno indispensable. El único resultado fue mostrar algunos puntos flacos y las debilidades de Peña Nieto que comenzaron a hacerse patentes. En su desplegado de renuncia a la contienda que apareció publicado el pasado día 22, Beltrones señala, apenas veladamente, a aquellos que se confabularon en su contra para conservar sus privilegios o garantizar sus intereses.
En el caso del PAN no hay ninguna definición todavía a la vista. Tenemos a un candidato que parece ser el preferido de Calderón y a otros dos que son punteros en las encuestas. Si éstas se respetaran, como en la izquierda, Josefina Vázquez, que es la puntera, debería ser la candidata; pero muchos apuestan a que Calderón impondrá finalmente a su delfín, con lo que el PAN difícilmente podrá evitar las fracturas internas. Y eso sería lo único, porque su derrota en las elecciones está más que cantada.

MÉXICO BÁRBARO: ¿Y EL MUNDO?

ROLANDO CORDERA CAMPOS

El New York Times suena la alarma: un tercio de los estadunidenses vive en la pobreza o peligrosamente cerca de ella. Y en Europa, la vieja y la no tanto, la discolería nacional lleva a sus dirigentes a soslayar lo importante y a privilegiar lo fútil: no es la consumación de la Unión en una unión fiscal y política lo que importa, sino la rapidez cómo España, Portugal o ¡Italia! se hunden en un trágico carnaval autodestructivo de sus no tan sólidas estructuras laborales y de bienestar.
No es por ahí por donde la Unión encontrara una salida acorde con sus necesidades y pretensiones, y el trompicón alemán con sus mercados de deuda lo ilustra con creces. Y sin embargo, diría un lúgubre Galileo, “se mueve”, aunque en dirección al abismo.
El panorama del flanco avanzado de Occidente lleva a imaginar todo tipo de fantasmagorías, como si las brujas negras del capitalismo se hubieran planteado que, sin gran guerra a la vista, la única forma de abatir el trabajo “redundante” sacado a flote por la crisis fuera la conversión de esta redundancia en forma de vida asumida como cultura. De aquí la desfachatez de los financieros o la irreverencia agresiva sobre Grecia o España de parte de los banqueros y la nueva Dama de Acero, antier despreciada por sus propios mercados y los de más allá.
La resignación hasta sumisa de los sindicatos frente al desempleo “estructural”, se vuelve muro difuso frente a los nuevos “bárbaros” de la indignación, y la falange estabilizadora del FMI viaja y manda de nuevo en todo el mundo. Salvo, desde luego, en donde el desarrollo se asimila a las ideas de soberanía y seguridad nacional, como en Asia y, tal vez, en Brasil. Y habrá que agregar el obligado “hasta ahora”.
Este es teatro en el que nuestro empobrecido protagonismo tendrá que desplegarse. Por si faltara algo, la supuestamente virtuosa integración a Estados Unidos se ha tornado transmisión recesiva desde el Norte, sin que se cuente hoy con capacidades instaladas efectivas para contrarestar sus nocivos efectos. La recuperación americana se espera como si fuera Godot, lo que no puede significar sino más estancamiento estabilizador, que desestabiliza y fractura la cohesión al volver a la pobreza y la desigualdad forma de vida.
El México bárbaro de Kenneth Turner puede haber quedado atrás o muy lejos del panorama urbano mayúsculo que nos define. Pero la distancia social es inicua por persistente y por el cinismo corriente con el que las cúpulas del dinero buscan defenderse frente a una imagen de “su” país impresentable.
Sin necesidad de recurrir a la imagen dolorosa del documental o a la memoria que nos legara Buñuel, las cifras son o debían ser elocuentes: nos ubicamos a la cabeza de los países de la OCDE en desigualdad, y de la pobreza, mejor ni hablar.
La otra pobreza, radicada en la debilidad general del Estado y la vergonzosa inocuidad fiscal, nos ofrece una perspectiva lúgubre reforzada por el estado lúgubre de las ciencias sociales encabezadas por su autodesignada “reina”, una economía tan arrogante como inocua.
La nueva barbarie no encuentra hoy al socialismo que podría vencerla, como soñara Rosa Luxemburg. Y la “civilización” que los franceses buscaron oponerle después de la Segunda Guerra, vive hoy una encrucijada tortuosa, que la presencia destructiva del cambio climático no puede sino agravar. La globalidad de la crisis nos ha puesto así en compañía de “todos los hombres”, pero por lo pronto no para bien.

EL LAMENTABLE FRACASO DEL PSOE

NÉSTOR DE BUEN

Sin la menor duda, el PSOE ha fracasado en el manejo de la sociedad española. Es factible que sea culpa de su principal dirigente, José Luis Rodríguez Zapatero, o que la dirección socialista no fue del agrado del pueblo español. Ciertamente, las realidades económicas no han sido nada favorables. Hay un amplio desempleo y las perspectivas no parecen atractivas. El turismo no puede prosperar porque los demás países de la Unión Europea se encuentran también en condiciones económicas lamentables. Grecia e Italia por formación, con grandes semejanzas con España, se encuentran también en condiciones nada positivas. Y la otra migración, la americana, no parece tampoco que tenga grandes perspectivas. No solamente México sino también los otros países de la zona americana están cada vez peor.
El problema también puede deberse a los personajes. Rodríguez Zapatero no tiene carisma. Sí lo tiene, en cambio, Rubalcaba, pero llegó demasiado tarde a la competencia. Además, la España democrática creía en Felipe González, y no es fácil encontrar un sustituto, ni parece que él tenga deseos de volver a gobernar.
Desde luego que el PP no sacará a España de la crisis. Volverá al rito el Valle de los Caídos y la búsqueda de los restos de los fusilados por Franco. Entrará en receso. No lo va a pasar bien Baltasar Garzón, que ha luchado tanto por la memoria histórica. No es difícil que se renueven los procesos en su contra, porque ha sido un auténtico defensor de la España democrática.
No me hizo ninguna gracia la fotografía de Josefina Vázquez Mota felicitando a Mariano Rajoy, seguramente con la intención de que se le pegue algo de su triunfo a la vista de nuestras próximas elecciones. Y debo confesar mis simpatías por Josefina, que me parece una mujer profundamente brillante, superior al Presidente el que, por cierto, no da una.
En México renacerá la lucha por la reforma conservadora de la Ley Federal del Trabajo (LFT). Ya el pleno de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA), sin facultades de ninguna clase, ha dictado un largo acuerdo que supone una reforma procesal conservadora a las reglas del procedimiento.
El tema es curioso. En primer lugar el pleno, de acuerdo con el reglamento vigente en la JLCA, carece de facultades para regular la función de las juntas y ni siquiera puede corregir el hacer de cada una, particularmente en temas tan delicados como los que toca el documento. El pleno no constituye una segunda instancia a la que puedan acudir los inconformes con las resoluciones de las juntas especiales. Por otra parte, tampoco el juicio de amparo puede ser utilizado por el ofendido por una resolución de la junta especial que pudiera reclamar la contradicción con lo dicho por el pleno.
Lo cierto es que su reciente acuerdo no es otra cosa que un intento por hacer efectiva la reforma a la LFT que el Legislativo no ha logrado aprobar. En realidad, la propuesta del pleno tampoco tendría valor sin una previa reforma constitucional.
Incidentalmente: no me enteré a tiempo del desplegado publicado este miércoles con la firma de todos los colaboradores de La Jornada. Ruego incluirme entre ellos. Y a toro pasado, expreso mi inconformidad con la resolución de la Corte.
Es factible que en España el triunfo del PP conduzca a una reforma del Estatuto de los Trabajadores, pero los sindicatos, UGT y Comisiones Obreras sí saben defender sus derechos. Si no se puede en el Congreso, se podrá en la calle.
¡Ojalá aprendiéramos de ellos!

LA AUDACIA COMO MÉTODO, LOS ESCENARIOS DEL PAN

JAVIER CORRAL JURADO

El 29 de mayo pasado escribí en este mismo espacio que la contienda interna en el PAN registraría como precandidatos finales a Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero. Me animé a hacer esa preselección cuando aún estaban apuntados seis aspirantes, los otros tres eran Alonso Lujambio, Emilio González y Javier Lozano. No fue ningún intento de pitoniso, sino un simple ejercicio de reconocimiento del humor partidista en torno de los seis y del ánimo ciudadano señalado por las encuestas.
Aunque en efecto, se registrarán los tres aspirantes en los próximos días, entre el 5 y 7 de diciembre, toda vez que han acreditado el principal requisito de presentar entre 31 mil a 37 mil firmas de miembros activos del partido, es probable que al final de la contienda sólo lleguen dos aspirantes. Lo prevé la propia convocatoria que señala dos fechas para la realización de la jornada comicial: el 5 de febrero si se mantuvieran los tres precandidatos, y el 19 del mismo mes, si sólo llegaran dos.
Por las definiciones que ya se tienen en el PRI y en el PRD, el PAN debiera hacer un esfuerzo por decantar aun más su lista, sin evitar la competencia, y aprovechar que es el único partido que realmente escenificará un procedimiento democrático para elegir a su abanderad@ presidencial. Y siendo además el único que no formó coalición con otros partidos e irá sólo a la contienda constitucional, el PAN debe buscar una gran alianza ciudadana a partir de realizar una consulta a la sociedad mediante un proceso en el que participen no sólo los miembros activos y adherentes, sino también sus simpatizantes en general.
Hay un sector en el Partido que propone buscar la denominada candidatura de unidad mediante encuesta. No lo considero conveniente porque significaría desperdiciar el tiempo legal de precampaña y las ventajas que éste acarrea en relación con nuestros adversarios: poner en movimiento desde ahora a las bases del partido y por supuesto el acceso a los tiempos oficiales en radio y televisión para promocionar las propuestas de los precandidatos. Lo que no podrán hacer Enrique Peña Nieto, ni López Obrador, en su condición de precandidatos únicos en sus partidos.
Sin embargo, ante un escenario tan definido en torno de nuestros competidores, sí es conveniente que el proceso panista tome una ruta de mayor audacia y despliegue medidas de mayor vinculación con los ciudadanos, pues sólo así remontaremos las condiciones que hoy nos colocan frente a la mayor adversidad que hemos enfrentado.
En política no hay dogmas, ni candidaturas invencibles, los tiempos electorales tienen en su dinamismo y en la escalada de creatividad y confrontación, la magia de la expectación y el dato de la incertidumbre, es el fenómeno de la democracia que le puede dar vuelta a un escenario a partir del escándalo, la simulación, la arrogancia o la audacia. La política mexicana tiene ejemplos de ello en una cadena del mismo momento: Arturo Montiel, el padrino y tío de Enrique Peña Nieto, cayó súbitamente envuelto en el descrédito por la fortuna corrupta que amasó. A quien produjo el escándalo, Roberto Madrazo, lo derrotó su capacidad simuladora enviándolo al tercer lugar. Andrés Manuel López Obrador se creyó invencible, despreció un debate, se burló de un Presidente llamándole chachalaca y la emprendió contra los empresarios, sucumbió en la soberbia. Fue Felipe Calderón afortunado de los anteriores errores, pero imprimió audacia en su aprovechamiento y supo describir y plantar los riesgos de tan destructivo personaje. Aquel que estaba inicialmente con el 4% en las encuestas, se convirtió en el Presidente de México.
El PAN no tiene otra estrategia mayor que su vocación democrática. Sus precandidatos no tienen otro método que el de salir a decir con toda claridad para qué quieren gobernar México y cómo van a resolver los problemas que aquejan a la mayoría de la población, cuáles son los pendientes a nuestro cargo y cuáles los obstáculos que se pusieron a nuestros propósitos y acciones. Pero la ruta, la táctica, es la audacia, que no es otra cosa que tomar riesgos y apostar por el futuro deslindándose de las formas acartonadas, convencionales, del pasado mismo, saber desprenderse de las rémoras. Hasta ahora el acto de gran audacia estratégica, aunque sea el mayor estallido de hipocresía jamás escuchado, ha sido el de López Obrador. Su transfiguración casi en un pastor religioso es asombrosa, el paso del “Imperio del Odio” a la “República del Amor”, sí, nos da cuenta del regreso de Andrés Manuel convertido en un simulador, pero con el sentido estratégico que antes no tuvo. La audacia de extenderle la mano “amiga” a Televisa, “el principal instrumento de la mafia en el poder”, da cuenta de que ha decidido ser amigo de la “mafia” con tal de ganar.
Enrique Peña Nieto por su parte empieza a cometer errores. Solo desde el principio y hasta el final de la farsa priísta, de la que Manlio Fabio Beltrones ya no quiso seguir siendo parte en rescate de su propia dignidad, el mexiquense está engolosinado y se empieza a descolocar. Ha construido la más grande alianza electoral del descrédito público: ¡Con el Partido Verde y con Nueva Alianza Ya pasa desde ahora por encima de sus propios correligionarios y de su partido e impone candidaturas, determina la manera de funcionar de los órganos de dirección del PRI, regresa al método de la cargada, como aclamación unánime de un priísmo que parece unido, pero que en realidad finalmente ha sido rendido, subordinado al candidato que hace seis años le diseñó, planeó, y fabricó Televisa y sus negocios. Sólo en la unanimidad encuentra la justificación para su extendido control.
El cierre con Elba Esther Gordillo le adiciona una vulnerabilidad aún insospechada por Peña, y le acarreará lo que la misma “Maestra” tiene bien identificado: su mala imagen.
Este último hecho debe liberar al PAN del error histórico que cometieron los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón que, con sus pactos de ocasión, secuestraron una de nuestras más importantes propuestas programáticas en torno a la modernización educativa, para aumentar la cobertura de los servicios y la calidad de la enseñanza, como únicas alternativas posibles de colocar a México en el desarrollo, el crecimiento y en el principal juego del mundo que es la competitividad. Ojalá también que el gobierno de Calderón le retire ahora las múltiples concesiones que le ha conferido a la lideresa magisterial, empezando por el estratégico cargo que tiene su yerno en la SEP.
Es frente a este escenario que propongo darle un vuelco a nuestro proceso para seleccionar al candidat@ para el 2012. Se trata de dos pasos que requieren un gran sentido estratégico y una buena dosis de generosidad entre los dirigentes y los precandidatos. El primero es acordar una encuesta para seleccionar de los tres a dos; los que obtengan los mayores porcentajes en términos de tres valores esenciales en los sondeos públicos: posicionamiento o conocimiento público, intención de voto entre simpatizantes, preferencia en careo con los precandidatos del PRI y PRD, y balance entre negativos y positivos.
Luego, de los dos que resulten, pasar a una consulta abierta a los militantes y ciudadanos en general con credencial para votar a realizarse el 19 de febrero del año que entra y que sea asumida como una votación indicativa para que el Comité Ejecutivo Nacional designe al candidato a la Presidencia de la República.
Varias veces se ha colocado como impedimento para realizar, tanto la encuesta como el método extraordinario de elección abierta a la ciudadanía del candidato presidencial, que en esta modalidad no se producen varios de los supuestos señalados por el estatuto ni por el reglamento que norma los procesos de selección interna. Sin embargo, si entre los aspirantes acuerdan tanto el sondeo como la consulta, nada impide su realización. Es hora de que el CEN del PAN delibere y discuta este planteamiento y que de aprobarlo haga pública su petición a los tres aspirantes y que cada uno de ellos exprese públicamente su posición. De entrada ya contamos con una definición de uno de ellos, la de Ernesto Cordero quien audazmente dijo, “como quieran quiero, y como se acomoden puedo”. Ha llegado el momento del mejor método: el de la audacia.

viernes, 25 de noviembre de 2011

PRECANDIDATOS ÚNICOS Y ACTOS DE PROSELITISMO

LORENZO CÓRDOVA VIANELLO

El tema es interesante porque el Cofipe no señala expresamente nada al respecto, salvo por el hecho de que al referirse a las "precampañas", a los "actos de precampaña" y a la "propaganda de precampaña" (artículo 212), siempre se hace referencia a "los precandidatos" (así, en plural). El tema parece pues no estar claramente definido y estar abierto a la interpretación.
Sin embargo, el tema ya ha sido objeto de pronunciamientos tanto por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que aclaran las posibles indefiniciones de la ley.
Por un lado, la SCJN a través de un par de sentencias recaídas a Acciones de Inconstitucionalidad (la 26/2003 y la 85/2009) ha sostenido no sólo la constitucionalidad de la regulación y de la determinación de ciertas restricciones a los partidos y aspirantes a una candidatura en el periodo de precampañas, sino además, el que, para que los partidos políticos puedan "autorizar a sus militantes o simpatizantes la realización de actividades proselitistas en busca de su nominación a un puesto de elección popular... es necesario que existan dos o más precandidatos en busca de la nominación a un mismo cargo de elección popular" (AI 85/2009). Ese criterio, además, produjo la tesis jurisprudencial 59/2010 que subraya el que esa prohibición para que los precandidatos únicos realicen actos de proselitismo y propaganda no vulnera el derecho fundamental a ser votado.
El TEPJF de manera coincidente ha sostenido que es "requisito necesario para el desarrollo de un proceso de precampaña electoral, la concurrencia de al menos dos precandidatos, pues de lo contrario se iría en contravención a la naturaleza de las precampañas, ya que al no existir la necesidad de conseguir el apoyo de la militancia se torna innecesario el proselitismo al interior del partido político" (SUP-JRC 169/2011).
Por su parte, el IFE, ha establecido en su Reglamento de Radio y Televisión que en caso de que exista un precandidato único un partido o coalición no podrá destinar el tiempo que le corresponde en radio y televisión a la promoción de dicho aspirante, sino que debe utilizarlo para propaganda genérica, es decir, no personalizada. Esa determinación establecida en el anterior Reglamento es recogida por el artículo 15 del nuevo ordenamiento, mismo que fue objeto de una impugnación por parte del PRI y que hoy espera resolución por parte del TEPJF.
Sin duda estamos frente a un tema polémico, pero que hasta ahora ha sido interpretado de manera congruente y racional por parte de los dos tribunales encargados de velar la constitucionalidad en materia electoral. Ello genera molestia y acusaciones entre los partidos que han decidido coaligarse. Pero tal vez el problema reside en que todos los actores político parecen haberse decidido a adelantar los tiempos que la ley prevé. Una prueba de que el tratar de arrancar primero tiene sus costos.

FONS

JOSÉ WOLDENBERG

Eran los primeros años setenta del siglo pasado. El cine mexicano estaba marcado por un quehacer rutinario, inercial. Se explotaban fórmulas gastadas, carentes de imaginación, de nervio. Melodramas cuyas recetas se reproducían al infinito, películas "edificantes" como si la edad mental del público fuera de 11 años, comedias que suponían que el mismo chiste calcado una y otra vez no tendría por qué decepcionar al respetable o luchadores capaces de derrotar a lobos morados, zombis, vampiros o a la propia muerte. La industria se había convertido en un gremio medieval al que no podían ingresar intrusos. Los de dentro habían edificado una fortaleza que durante largos años impidió que nuevos directores se incorporaran a la labor creativa.
Mientras, unas clases medias más educadas, exigentes, en crecimiento, difícilmente se identificaban con los productos del cine nacional. Una nueva sensibilidad -más libre, abierta, crítica, en contacto con el mundo- que se expresó durante el movimiento estudiantil de 1968, reclamaba un cine distinto: menos provinciano, más complejo, menos complaciente y más "moderno".
En aquellos años se inició un necesario "relevo generacional" como lo llamó Emilio García Riera. Jóvenes, algunos formados en escuelas del extranjero, que, con una visión más ambiciosa del cine, empezaron a realizar sus primeras obras. Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Paul Leduc, Alfredo Joskowicz, José Estrada, Juan Manuel Torres, Gonzalo Martínez (y otros que se me olvidan) comenzaron a inyectarle un nuevo vigor al cine. Sus temas, enfoques, tratamientos, fueron en su momento como aire fresco cruzando por una morgue. Y desde entonces, y junto a ellos, una presencia se impuso por su rigor, espíritu creativo y talento: Jorge Fons, director de una serie de películas emblemáticas que se encuentran situadas entre las más logradas de nuestra cinematografía.
Fons no es un director prolífico. Una docena de películas a lo largo de más de 40 años. Pero Los cachorros, Los albañiles, Así es Vietnam, Rojo amanecer, El callejón de los milagros o El atentado, junto con los capítulos "Nosotros" de Tú, yo, nosotros; o "Caridad" en Fe, esperanza y caridad, dan cuenta de una trayectoria más que sobresaliente.
Recuerdo el impacto que "Caridad" (1972) tuvo en aquellos años. Una vieja rica -protagonizada por Sara García- llegaba en su carrazo negro, con chofer, hasta un terreno baldío donde jugaban futbol unos niños. Y en un acto de caridad les arrojaba algunas monedas. Ese desplante solidario no haría sino desencadenar una espiral de violencia que se iniciaría como un pleito entre niños por el dinero, luego incorporaría a las madres, y finalmente uno de los padres mataría a su contrincante ocasional e indeseado. A partir de ese momento, la película se centraba en el viacrucis de la viuda que tenía que lidiar con un laberinto burocrático para poder dar cristiana sepultura a su muerto.
El melodrama, en manos de Fons, trocaba en humor negro; la virtud daba paso a la maldad, las buenas intenciones se convertían en disparadoras de tragedias sin fin. La abuelita del cine mexicano, sin quererlo, causaba más desdichas que un pistolero del oeste. Katy Jurado imprimía a su personaje una fuerza y una amargura sobresalientes. La adversidad construía un espacio sin salidas donde la caridad se traducía en discordia, sangre, muerte y desolación. Un enfoque descarnado y ácido de la vida de los marginados urbanos. Un tratamiento nada complaciente con la cultura de la pobreza.
Muchos años después, Fons dirigió la primera película de ficción sobre la negra noche de Tlatelolco. Rojo amanecer (1989) transcurre en un departamento de la unidad habitacional. Un microcosmos familiar que se verá sacudido por la angustia, el miedo, la arbitrariedad y la violencia que marcaron al 2 de octubre de 1968. Sin salir a la plaza donde se consumó la matanza, Fons supo recrear las dudas, las aspiraciones, la rabia y la frustración que desencadenó el movimiento estudiantil y la respuesta paranoide y asesina con la que se trató de contenerlo. Cercana al teatro filmado, Rojo amanecer fue un suceso no sólo cinematográfico, sino político y cultural: la inédita aproximación fílmica a uno de los episodios más luminosos y al mismo tiempo trágico de nuestra historia reciente.
Fons ayudó a renovar el cine esclerotizado de los años setenta, incursionó en temas hasta entonces vedados, abrió nuevas rutas para la expresión cinematográfica, todo ello acompañado de una enorme maestría en el lenguaje fílmico. No resulta casual que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas le haya otorgado recientemente el Ariel de Oro, un merecido reconocimiento a su trayectoria y que hace apenas unos días se le haya anunciado como merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, en el campo de las Bellas Artes. Una justa valoración a la obra de un maestro y creador que tanto ha aportado a una de las expresiones artísticas y culturales más influyentes de nuestros días.

POPULISMO Y EXPECTATIVAS

ISSA LUNA PLA

¿Quién no quiere tener un gobierno que le cumpla; que gaste el dinero en la sociedad y no en intereses personales de los políticos; un gobierno que legisle para tener una mejor convivencia y cohesión social? Si no me equivoco, la gran mayoría de los mexicanos estaríamos de acuerdo con esta expectativa. ¿Pero qué tanto estamos los mexicanos conscientes de lo que queremos?
Considero que deberíamos dedicarle más tiempo e investigación a las expectativas que los mexicanos tenemos sobre nuestros gobiernos, independientemente de lo que son y pueden ofrecer. Esto nos permitiría conocer la mejor manera en que los gobiernos deben actuar para cumplirlas. Porque el desconocimiento de lo que los ciudadanos, sus grupos, comunidades y culturas esperan del gobierno nos está conduciendo a reafirmar el populismo y alejarnos de gobiernos comprometidos con el bienestar del país.
Los últimos gobiernos en el Distrito Federal, guardan múltiples diferencias salvo en un aspecto, ambos tuvieron una política social que les permitió asegurar una base electoral, y casi seguro que lo hicieron atendiendo a determinadas expectativas: con programas sociales para algunos, con beneficios empresariales para otros. Ambas medidas son igual de populistas: las dos dan a cada cual lo que piden a cambio de un beneficio político. ¿Por qué no podemos tener gobiernos que no tengan que buscar una ganancia electoral u otros beneficios económicos para poder garantizar su compromiso social?
El populismo mexicano está en todos los partidos políticos. Está en los legisladores y en los jueces; en las fiscalías y en los burócratas. Todos en gobierno necesitan del apoyo y credibilidad de la sociedad para legitimar sus actos y asegurar su permanencia en el poder. Así que, de alguna u otra manera, aprueban leyes que les retribuyen políticamente, o difunden la terminación de obras de infraestructura (que impactan ampliamente en la opinión favorable); es decir, optan por aquellas políticas con altos niveles de rentabilidad en popularidad.
El populismo conduce a la simulación del cumplimiento de la ley; a la aprobación de reformas inútiles o imposibles de implementarse, al gasto irracional del presupuesto, a la opacidad y secretismo de los actos de gobierno, y a la simulación del cumplimiento de la razón en sociedad. Entonces ¿cómo cumplir con las expectativas ciudadanas dentro de lo posible sin caer en políticas populistas?
Llevamos décadas dedicándonos a responder esta pregunta y seguramente hemos avanzado algo. Pero las respuestas tendrán que pasar por analizar también las expectativas ciudadanas, sin compadecer a los pobres ciudadanos de ser “víctimas” de sus gobiernos. Por un lado, tendríamos que conocer cómo actúan los ciudadanos en el momento de definir las prioridades y lo que esperan de sus gobiernos.
Por ejemplo, nuestros ciudadanos son populistas porque eligen gobiernos populistas. El candidato presidencial del PRI ha llegado tan lejos seguramente no por sus méritos democráticos o por cumplir con la ley. En el mismo caso, en el PRD se ha elegido al líder dadivoso y misericordioso, que se compadece de los más necesitados, y no el que tiene las mejores credenciales democráticas para gobernar.
Aquí hay que reconocer que en las expectativas del electorado se intercalan problemas sustanciales como el desconocimiento de la población sobre qué es democrático y que no; qué es legal y que no; que es un auténtico gobierno comprometido con la sociedad y cuál es demagógico y populista. Pero el extremo también perjudica. Pensar que los ciudadanos “no saben lo que quieren” es dejar el tecnicismo para los tecnócratas y el populismo para los ciudadanos.
Los gobiernos de ahora tienen de frente un desafío enorme: cumplir con las expectativas de los diferentes grupos de la sociedad, a la vez que cumplen con su labor de razón social y con lo que han llamado algunos la cohesión social. Porque los ciudadanos requerimos de gobiernos que acerquen las fronteras del conocimiento, de la economía y de la integración social, no nos conviene elegir más gobernantes populistas. Sin embargo, siendo realistas, hoy las posibilidades de elegir este tipo de gobierno versus gobernantes populistas siguen siendo remotas.
Ojalá en México eligiéramos los gobernantes porque consideramos que cumplirán nuestras expectativas de bienestar común, pero los elegimos porque cumplen aspiraciones. Entre uno y otro la razón se pierde y el deseo mítico prevalece.