jueves, 31 de marzo de 2011

LA MORENA Y LA SUPREMA

PEDRO SALAZAR UGARTE


La presentación pública de un proyecto para gobernar a la nación merece celebrarse. Si además proviene de un actor político relevante, y en un contexto de confusión y de desánimo generalizados se propone como un plan alternativo, debe tomarse en serio. O, por lo menos, amerita una lectura atenta y desprejuiciada. Lo contrario supondría darle la espalda a la deliberación democrática y abonar en la cancha de quienes han reducido la política a la ocurrencia estéril. Por eso leí con atención el Proyecto Alternativo de Nación presentado por López Obrador. Su difusión es una invitación programática para el debate que no debe quedar en el vacío. No pretendo realizar un balance general del texto ofreciendo un recuento de sus bondades y defectos. La mezcla de las generalizaciones con la subjetividad podría resultar insoportable. Prefiero centrar mi atención en una propuesta concreta que llamó mi atención desde que leí la reseña periodística del evento: promover una reforma constitucional para elegir democráticamente a los ministros de la Corte. Con ello, según advirtió AMLO, ese tribunal recuperaría “su independencia” y se pondría “realmente al servicio del pueblo”. Lo que sucede es que, para él, “la mayoría de los 11 ministros han sido nombrados por Salinas, Fox, Calderón, Diego Fernández de Cevallos y Manlio Fabio Beltrones y a ellos obedecen”. En congruencia con esta tesis, en el documento extenso se afirma que la propuesta busca evitar que el nombramiento de los ministros esté “sujeto a los chantajes o caprichos de los gobernantes en turno”. Vayamos por partes. Primero el diagnóstico: ¿los ministros actuales han sido nombrados por esos personajes? No lo creo. Una cosa es que, en su calidad de titulares del Poder Ejecutivo, los dos ex presidentes y el presidente actual, cada uno en su momento, hayan integrado las ternas de las que han provenido las designaciones y otra que ellos hayan hecho los nombramientos. Por el contrario, desde hace años, los ministros han tenido el apoyo de todas las fuerzas políticas representadas en el Senado de la República. Incluidas las fuerzas de izquierda. De hecho, en los últimos nombramientos se ha rebasado ampliamente el requisito constitucional de las dos terceras partes de los senadores presentes. Así las cosas podemos estar en desacuerdo con algunas designaciones y/o con el desempeño de los nombrados pero, en definitiva, no podemos secundar la tesis de López Obrador. En segundo lugar, más allá del diagnóstico, la propuesta en sí es errada. Quizá la fórmula de nombramiento actual no sea la ideal. Probablemente sería mejor que el Presidente propusiera sólo un candidato y que el Senado lo aprobara o lo rechazara como sucede en EU; o que la integración de la Corte fuera corresponsabilidad parcial de diversas instituciones, como sucede en muchos países europeos. Pero, en definitiva, los ministros no deben ser electos democráticamente. Eso no sucede en ningún Estado constitucional consolidado. La única excepción que conozco es la del Tribunal Constitucional Plurinacional boliviano (y francamente no me parece un referente en la materia). Lo que sucede es que la función de los jueces constitucionales es incompatible con esa fórmula de nombramiento. Su tarea no es la de representar a la ciudadanía sino la de proteger los derechos fundamentales de las personas. Y esta delicada labor con frecuencia se contrapone a la lógica de las mayorías democráticas. El mandato de los ministros no es un mandato popular sino constitucional: garantizar que los poderes públicos y privados, democráticos o no, se sometan a los límites que la Constitución les impone. De ahí la importancia de su independencia y de su imparcialidad (políticas e ideológicas). Rasgos esenciales de la función jurisdiccional que son incompatibles con la propuesta de AMLO quien, para colmo, pretende ser presidente de la República. Lo cual, dicho sea de paso, aumenta el despropósito. Al menos para quienes valoramos la división de poderes.

LOS MISTERIOS DEL NECAXA

JOSÉ WOLDENBERG KARAKOSKY

Si hoy terminara el campeonato, el Necaxa estaría en primera A (nombre eufemístico y compasivo que se le ha puesto a la segunda división). Es el único equipo de los 18 que no alcanza siquiera el cociente de uno. Tiene apenas un famélico 0.9642857, fruto de 28 encuentros y sólo 27 puntos acumulados. Lo anterior es más que conocido. Una repetición de las estadísticas que aparecen en las páginas deportivas. No hay sorpresa ni gracia en esos números. No obstante, estoy convencido, en el torneo que corre y del que solamente faltan seis jornadas, hay un misterio, algo extraño, quizá una fatalidad, sobre la que nadie que yo sepa ha hablado. Veamos. El Necaxa ha jugado 11 encuentros de los cuales ha perdido seis. Todos, sin embargo, por el mismo y exacto marcador: el fúnebre y lacónico 1 a 0. Jaguares, Tigres, Atlas, Querétaro, Monterrey y Puebla lo derrotaron por idéntico resultado. Seis perdidos y seis 1 a 0. Una coincidencia que a fuerza de repetirse llama la atención. Se trata de un marcador apretado, reñido, crujiente, pero que sistemáticamente se le impone al Necaxa. Hay que preguntar a Ricardo Salazar si existe algún antecedente o si estamos frente a un récord que es necesario subrayar, asimilar, quizá incluso homenajear. Homenajear de una manera lúgubre, pero homenajear al fin. Un equipo que pierde todos sus partidos por igual marcador. La FIFA debe estar atenta. Los brujos, las lectoras de cartas, los oráculos, los videntes, también. Parece un hechizo. El Necaxa ha logrado dos empates, y ambos, otra vez, por idéntico marcador: 0 a 0. Con Morelia y Cruz Azul las porterías se mantuvieron invictas, invioladas, célibes. Nada para nadie, no se pudieron hacer daño, los arqueros resultaron imbatibles, dicen las crónicas de esas gestas. Pero algún sardónico dirá que los que incumplieron el script fueron los enemigos del Necaxa que en esas dos ocasiones fallaron el gol que el destino les había deparado. Ahora bien, y aunque usted no lo crea, el Necaxa tiene dos triunfos -¿ya adivinó?- por el marcador que lo persigue como una sombra: 1 a 0. Ese resultado, que en los perdedores deja el amargo sabor de lo que pudo haber sido y no fue, es el fantasma que acompaña los afanes de los Rayos. Si X no hubiese fallado el tiro... si Y no se distrae en la carrera... si Z no se lastima... si a H no lo expulsan... la historia hubiera sido otra. Necaxa les ganó 1 a 0 al América y al Santos. Total, en 10 juegos ocho marcadores de 1 a 0 y dos de 0 a 0. Partidos austeros, disputados, parejos, pero en los que la suerte se inclina -mayoritariamente- en contra de los rojiblancos. Esas oscilaciones entre 1 y 0 deben ser objeto de un estudio serio, microscópico, imaginativo. Hay una excepción. Una sola en todo el torneo. Un partido que se sale de la norma. Y quizá en él se vio el mejor despliegue del Necaxa. Una sublime exhibición. En Toluca, luego de ir perdiendo 2 a 0 contra los Diablos Rojos, el Necaxa metió tres goles y remontó lo que parecía imposible. Resultado final: 3 a 2 a favor de los ex Electricistas. Un día de ensueño para jugadores y aficionados. Una jornada memorable. Así, en 10 partidos el Necaxa anotó dos goles, y en uno, tres. Pareció un milagro, un hecho insólito, una ruptura de las expectativas y las rutinas; y lo fue. Pero bien se dice que una golondrina no hace verano y que un frijol en el gohan no cambia la consistencia del arroz. No se necesita ser Pep Guardiola para sacar algunas conclusiones. Más bien dos y sólo dos. A) El Necaxa tiene una magnífica defensa (el portero, Óscar El Conejo Pérez, Pablo Quattrocchi, José Antonio Castro, Fernando Salazar, Pierre Ibarra y Javier Ledesma). Le han anotado solamente 8 goles en 11 partidos, menos de uno por juego. O para ser exactos 0.7272727 goles por encuentro. Es la segunda defensiva del torneo, sólo superada por la de Tigres que ha recibido 5. Diría entonces un observador sagaz: ahí no está el problema sino en otra parte. B) La delantera del Necaxa, la Carabina de Ambrosio y la Ley del primer empleo son una y la misma cosa: artefactos inservibles. (No damos los nombres de los delanteros porque tampoco se trata de hacer escarnio, ni leña del árbol caído, ni virutas de capulinas). Cinco goles en 11 partidos, significa menos de medio gol por juego, y otra vez para ser precisos, supone 0.4545454 goles por cada 90 minutos. Peor, imposible. Bueno, casi imposible, porque no faltará un agudo estadístico que replique que su cociente sería aún más infame si sólo hubiese anotado 4 goles o 3, y por supuesto tendría razón. Junto con el Pachuca se encuentra en el último lugar de ese renglón. Le quedan al Necaxa seis partidos y los apostadores no parecen estar con el equipo. Matemáticamente -como dicen los que saben- todavía es posible salvarse del descenso. Pero por lo pronto, la maldición del 1 a 0, con su pequeña cauda de 0 a 0, merece ser conjurada, exorcizada. -Urge una limpia, diría alguien. -Mejor un Chicharito.

¿EL ARCA DE LA ALIZANZA?

RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS
La consulta ciudadana sobre la alianza entre el PAN y el PRD en el Estado de México alcanzó el último domingo sólo un poco más de la mitad de la votación que ambos partidos se habían fijado como meta (350 mil votos en las mil casillas ubicadas en los 125 municipios de la entidad). Finalmente se instalaron 963 mesas de recepción, cada una con 350 boletas. Es de recordar que de acuerdo con cifras proporcionadas por el Instituto Federal Electoral aquél Estado es la entidad con el mayor número de ciudadanos inscritos en el padrón: 9 millones 817 mil 245 ciudadanos. El total de participantes, pues, en la consulta ciudadana fue de 230 mil mexiquenses, lo que representa el 2.34 por ciento del referido padrón electoral en la entidad. En tales condiciones yo no considero que haya sido una votación abrumadora y que refleje la voluntad mayoritaria del pueblo. Habrá reflejado, eso sí, la voluntad mayoritaria de un determinado grupo de personas. Ahora bien, ¿qué es una alianza? Es la unión de cosas que concurren a un mismo fin. Nada más que no se puede concurrir a un mismo fin, en especial político, si no hay una preveía identidad, es decir, coincidencia de ideales, propósitos, proyectos y programas. Lo que resulta claro, indiscutible, es que el fin que persiguen el PAN y el PRD es impedir que el PRI sea el triunfador en las elecciones de julio en el Estado de México. La pregunta es si esto es suficiente para aliarse. Lo es o lo será desde el punto de vista exclusivamente pragmático, ¿pero qué pasa con ese algo imprescindible en la política y que es la ideología? Desde luego los partidos y los candidatos buscan prevalecer sobre el contrario. Pero ello no es todo, ni mucho menos. ¿Cómo es posible que el agua y el aceite se junten? ¿Para quitar a un tercero? ¿Para impedir que llegue? Si la política sólo fuera eso quedaría entonces en un sitio deleznable. Desde luego ha habido alianzas de distintos partidos o grupos de poder en momentos particularmente difíciles, hasta dramáticos. La unidad política ha imperado en alianzas y en horas de enorme amargura, como las guerras, o frente a un enemigo todo poderoso que arrasa con lo que encuentra a su paso. En este sentido esas alianzas se pueden explicar como una defensa para sobrevivir. El siglo XX fue escenario de algunas alianzas sobresalientes. Y ni qué decir de los períodos agobiantes de las posguerras, sometidos a grandes perturbaciones sociales en que las alianzas entre diametralmente opuestos han sido casi un imperativo político y democrático. Pero no es ni remotamente el caso del Estado de México. Claro, los aliados en la última guerra mundial se unieron para derrotar a los países del llamado eje aunque la consecuencia de esa enorme disimilitud fue la denominada Guerra Fría. Pero insisto, no es ni remotamente el caso del Estado de México. A mayor abundamiento nuestro país necesita con urgencia, en la medida de lo posible, de una consolidación democrática en el 2012. ¿Y se llegará a esa fecha con el respaldo de las alianzas? ¿De qué clase? ¿En qué condiciones? ¿Son ellas encarnación de madurez en la democracia o de un oportunismo mal disfrazado? Yo recuerdo que según la tradición judía y cristiana el Arca de la Alianza, conocida también como el Arca del Pacto o el Arca del Convenio (nombrada igualmente el Arca de Yahveh o el Arca del Testimonio), era un objeto sagrado que guardaba las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, la vara de Aaron que reverdeció y el Maná que cayó del cielo. Representaba por lo tanto la alianza (pacto o convenio) entre Dios y el pueblo judío. E igualmente recuerdo que conforme al Antiguo Testamento el Arca de Noé fue construida por orden de Dios para la salvación de Noé, su familia y ciertos grupos de animales con el objeto de preservarlos del diluvio universal y luego repoblar la Tierra con ellos. Y me pregunto con base en una asociación de ideas para mí casi obligada si no será que en una misma arca se quieren meter seres de naturaleza y condición absolutamente opuestas. ¿Para salvarlos de un diluvio? Diluvio social y a mi juicio político es el que estamos viviendo en esta guerra despiadada y sin cuartel con el narcotráfico y la delincuencia perfectamente organizada (mejor que el gobierno). ¿Y las maravillas que contenía el Arca de la Alianza dónde están ahora? La ley se ha vuelto un instrumento manipulado -casi siempre- por los intereses más mezquinos, la vara de Aron reverdece a duras penas en medio del fuego cruzado y del cielo caen desastres naturales o provocados por el hombre. Lo digo así, medio en metáfora, porque el agua y el aceite, de plano, ni con leyes y milagros se podrán llevar bien. No se trata de meter, como Noé lo hizo por mandato divino, seres de diversa naturaleza en una misma arca para salvarlos del desastre y luego hacer que se reproduzcan. Al ciudadano común y corriente, al que maneja una lógica simple pero sabia, no lo convence la tesis de vencer al contrario a como dé lugar. ¿Y luego qué? Hay ideologías irreconciliables aunque puedan ser coincidentes en un determinado momento. Por ejemplo, el aborto, los matrimonios homosexuales, la eutanasia, ¿de qué manera se abordarían o resolverían en un gobierno compuesto por ideologías disímiles? No hay salida, salvo que se piense en revolverlo todo y luego sacar por suerte lo que primero aparezca. Muchos creen que gobernar es conciliar lo que por naturaleza es irreconciliable, confundiendo el respeto al derecho ajeno, la libertad de ser y de expresarse, con una mezcla de opiniones que al final confunden. En suma, y al margen de que lo acontecido en el Estado de México haya sido una especie de medición de fuerzas, en el 20012 queremos propuestas políticas claras, coherentes, bien definidas, con las que podamos elegir el mejor camino, y no la difusión propagandística de lugares comunes plagados de reiteraciones absurdas y de contradicciones ridículas. En el 20012 no se tratará nada más de ganar sino de gobernar.

ESTADO DE MÉXICO, LA PARADOJA DE PEÑA NIETO

JENARO VILLAMIL
La noche del viernes 25, Enrique Peña Nieto convocó a los cinco principales precandidatos a sucederlo a una “cena de unidad” en la Casa de Gobierno de Toluca. Todos los signos emitidos desde el corazón del grupo Altacomulco indicaban que el “destape” beneficiaría a Alfredo del Mazo Maza, primo en tercer grado del actual mandatario, alcalde de Huixquilucan, joven y Golden Boy como Peña Nieto. Horas antes, Luis Videgaray y Ernesto Némer, dos poderosos contendientes, habían declinado a sus aspiraciones. Sólo Eruviel Ávila, alcalde de Ecatepec, y Ricardo Aguilar, dirigente estatal del PRI, se mantenían en la ambigüedad. En esa reunión, Peña Nieto llenó de halagos a la quinteta de sus sucesores. La alcaldesa de Naucalpan, Azucena Olivares, también fue convocada, además del secretario general de Gobierno, Luis Enrique Miranda Nava, quien jugó un papel mucho más activo en la sucesión del que se vio públicamente. Peña Nieto reiteró que en este proceso no debería haber “ni Malovas ni Aguirres” (en clara referencia a las defecciones priistas en Sinaloa y Guerrero) e indicó que “el partido” se inclinaba por el alcalde de Ecatepec, Eruviel Ávila, un hombre que representaba la antítesis del modelo de los Golden Boy y, por supuesto, ajeno a la dinastía Del Mazo, que buscaba en esta contienda su tercera gubernatura. El secretario de Gobierno, Luis Enrique Miranda Nava, sugirió en ese cónclave que fuera Del Mazo quien anunciara el “destape” de su homólogo de Ecatepec. Y así lo hizo el hijo de Alfredo del Mazo González, el mismo que en 1987 protagonizó un “falso destape” presidencial a favor del entonces procurador Sergio García Ramírez, en desafío a la nominación de Carlos Salinas, por quien finalmente se inclinó Miguel de la Madrid como su sucesor. El desafío de Del Mazo González le costó su exilio como embajador en Bélgica. Del Mazo Maza cumplió con el guión adoptado entre Peña Nieto y Miranda Nava. En la mañana del sábado 26 ofreció una conferencia de prensa en la que anunció su declinación. Durante las largas horas de ese día lanzó varios mensajes en Twitter con estas palabras: “Les comparto mi decisión de no registrarme como aspirante a la candidatura del Estado de México porque creo que la unidad del PRI es nuestra fortaleza. “Agradezco mucho a quienes me apoyaron en este proceso y les pido que apoyemos con el mismo entusiasmo a mi amigo Eruviel Ávila”. Para no pocos observadores locales pasó desapercibido que Del Mazo Maza no mencionara a Peña Nieto en su conferencia de prensa. Y que al día siguiente, en el acto de adhesión a Eruviel Ávila, su rostro fuera el menos cercano a la euforia por la unidad del PRI. En el acto oficial priista, realizado el mismo día de la consulta que organizaron las direcciones estatales del PAN y del PRD, Eruviel Ávila apareció acompañado por un personaje que parecía ser el verdadero destinatario del mensaje de unidad de Peña Nieto: Manuel Cadena, poderoso ex secretario general de Gobierno de Arturo Montiel, cetemista de origen y hombre fuerte entre los políticos priistas del Valle de México. Algunas versiones señalan que las verdaderas pláticas de Manuel Camacho, de representantes del PAN y de otros políticos perredistas, para operar una deserción priista a favor de una candidatura al estilo Malova, fueron con Manuel Cadena, ex contendiente de Peña Nieto en la sucesión de 2005 y conocedor de varios secretos que pueden descarrilar la bien cuidada imagen del cliente consentido de Televisa. Cadena forma parte del núcleo de políticos cuya fuerza radica en el Valle de México, donde se asienta 70% de la población y del padrón electoral de casi 11 millones de ciudadanos. De esta manera, la sucesión operada por Peña Nieto está llena de paradojas que van a marcar no sólo el derrotero de la contienda electoral más importante de este año, sino que alumbra algunos signos para el 2012: 1. La mayor paradoja es que la posibilidad de una alianza PAN-PRD no influyó en la consulta ciudadana del domingo 27, sino en los entretelones del PRI mexiquense. Peña Nieto decidió sacrificar –no sabemos si temporalmente– su origen dinástico, su parentesco y los negocios compartidos a favor de Eruviel Ávila, un político ortodoxo del priismo del Valle de México, quien ha gobernado dos veces el municipio más poblado del país. Los signos previos generaron confusión. Algunos periodistas –entre los que me incluyo– confiamos en las versiones de la ortodoxia del Grupo Altacomulco. Todo parecía indicar que Del Mazo Maza sería el candidato a partir de los mensajes mediáticos, de los pactos realizados en Toluca y de sus poderosos padrinos y asesores, entre los que están el diputado local Enrique Jacob, la consultoría Primer Círculo, de Natividad González Parás y Fernando Lerdo de Tejada, y, por supuesto, el apoyo del ex gobernador que pretende erigirse en el eje de la dinastía: su padre Alfredo del Mazo González. 2. La segunda paradoja resultó ser que bajo el insistente discurso de la “unidad” se ha anidado una auténtica fractura entre las filas del priismo mexiquense. Es una fractura no sólo generacional, sino territorial. Políticos priistas del Valle de México (Naucalpan, Texcoco, Tlanepantla, Valle de Chalco, Ecatepec, Atizapán, Chicoloapan, entre otros) jugaron tanto al apoyo a la alianza PAN-PRD como al apoyo a Eruviel, como una forma de demostrarle al “Toluca Power” (la denominación del centro del poder de Atlacomulco) que el Estado de México no es de su propiedad y que para ganar una entidad tan compleja y contradictoria, es necesario contar con el respaldo de quienes operan en los municipios más habitados y con mayor peso en el padrón electoral. No por nada, en su reciente discurso Eruviel Ávila tuvo que aclarar que “los priistas del Valle de Toluca y del Valle de México, todos, somos indispensables”. Ávila nombró como su coordinador de campaña a Luis Videgaray, el contendiente interno que se debilitó más en el proceso sucesorio, pero que mantiene la confianza de Peña Nieto y del poder financiero local y nacional. 3. La mayor paradoja es que Peña Nieto podrá cumplir su misión de mantener al PRI en el poder en el Estado de México tras las elecciones del 3 de julio, pero perder su verdadero objetivo: la candidatura presidencial priista para el 2012.Esto dependerá de la “operación cicatriz” que deberá realizar al interior de la entidad. Evitó una deserción con altos costos electorales, pero engendró una tensión interna, sobre todo con su matriz política, familiar y de negocios: el Grupo Atlacomulco. La insistencia en negar la existencia de la trama corporativa y dinástica de este grupo sólo logra realzar su importancia. Por el momento, la consulta del domingo 27 pasó sin pena ni gloria. Fueron más de 200 mil ciudadanos los que participaron con un 70% a favor del “sí” a la alianza. Los grupos más fuertes al interior del PRD nacional no modificaron lo que quedó claro desde enero de este año: el candidato de la “alianza de las izquierdas” (entiéndase López Obrador-Cuauhtémoc Cárdenas-Marcelo Ebrard) es Alejandro Encinas, el único político que ha colaborado con los tres, que no proviene del PRI y que ha negado aceptar la nominación del PAN. Por su parte, este partido optó por Luis Felipe Bravo Mena –el más doctrinario y apegado al voto duro de Acción Nacional– como su candidato. En el camino quedaron el senador Ulises Ramírez, amigo y cercano a Peña Nieto, y el ex alcalde de Naucalpan, José Luis Durán Reveles.

miércoles, 30 de marzo de 2011

EL ESPEJISMO DE MARCELO

JOHN MILL ACKERMAN ROSE
La estrategia política de Marcelo Ebrard rumbo a las elecciones de 2012 es transparente. El jefe de Gobierno aspira a mantener la “unidad” de la izquierda política y atraer votantes de la “clase media” con el fin de ganar, primero, la candidatura del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, posteriormente, la Presidencia de la República. Asimismo, el apoyo del Partido Acción Nacional (PAN) a su eventual campaña presidencial sería más que bienvenido. En este recorrido espera contar con el respaldo de la mayor parte de los medios de comunicación, así como del gran caudal de periodistas, comentaristas y encuestadores para quienes Andrés Manuel López Obrador es el mismo anticristo. La “cargada” a favor de Ebrard ya inició. Una serie de encuestas recientes anuncian con bombo y platillo que el jefe de Gobierno es el perredista “más popular” y que el alto porcentaje de opiniones negativas hacia López Obrador prácticamente descalifican su eventual candidatura. (Véase, por ejemplo, El Universal del 14 febrero, y Excélsior del día 28 del mismo mes.) El mismo Ebrard ha sostenido públicamente que le va “bien, bastante bien” en las encuestas y que lo colocan por encima de López Obrador. Sin embargo, cuando analizamos los mismos sondeos a profundidad, esta supuesta burbuja de “popularidad” se esfuma por completo. Primero, en absolutamente todas las encuestas, López Obrador rebasa a Ebrard en una proporción de 2 y hasta de 3 a 1 como el candidato presidencial preferido entre los militantes del PRD. Mitofsky reporta que 67% de los encuestados prefiere a López Obrador y únicamente 26% a Ebrard. Para El Universal las cifras son de 56% y 29%, respectivamente. Si el universo de encuestados incluyera a los militantes del Partido del Trabajo y Convergencia, esta tendencia seguramente se ampliaría. Pero lo que realmente debe tener preocupado a Ebrard no es su desventaja política entre los perredistas, sino su baja popularidad entre la población en general. Todas las encuestas, e independientemente de quiénes sean los candidatos del PAN y del PRI, reportan que la izquierda recibiría un mayor porcentaje de la votación si su candidato fuera López Obrador en comparación con la candidatura de Ebrard. Asimismo, los sondeos revelan que si ambos son candidatos por partidos distintos, López Obrador solamente perdería una pequeña fracción de su apoyo mientras que la votación para Ebrard se desplomaría. (Véase, por ejemplo, Enfoque / Reforma del 5 de diciembre de 2010.) En suma, Ebrard podrá ser muy “popular” como persona o como jefe de Gobierno, pero como candidato presidencial sería muy poco eficaz. Sus posibilidades de llegar a Los Pinos son mínimas, sobre todo tomando en cuenta el gran arrastre popular de López Obrador. Algo similar le ocurre a Ebrard en el ámbito de la operación política. De nueva cuenta, no está en duda su “popularidad” o su habilidad para llevarse bien con una amplia variedad de expresiones políticas. Sin embargo, el jefe de Gobierno no ha sabido convertir este “don de gentes” en una verdadera fuerza política. La contundente derrota de su candidato para presidir el PRD es particularmente elocuente al respecto. Los 43 votos que con trabajos alcanzó Armando Ríos Piter en el Consejo Nacional de poco le sirvieron a Ebrard frente a la fuerza arrolladora de las dos grandes corrientes del partido: “Los Chuchos” y “los pejistas”. Así, de un día para otro, se desvaneció por completo el espejismo de gran “operador político” que el jefe de Gobierno se había esmerado en construir a partir de la victoria de su candidato en Guerrero. Hoy para todos es claro que el poder político de Ebrard no se coloca por encima de las corrientes, sino que se encuentra claramente subordinado a los líderes y los poderes fácticos del partido. Ahora bien, su debilidad en las encuestas y dentro del PRD no sería tan grave si contara con una verdadera visión de Estado. Lamentablemente, tanto la cerrazón que ha mostrado con respecto a la Supervía Poniente, como sus halagos a la estrategia de seguridad pública de Felipe Calderón y, sobre todo, su respaldo a ciertas figuras políticas para que obtengan cargos de importancia, revelan una preocupante tendencia a privilegiar sus ambiciones personales por encima de un proyecto de auténtica renovación política y social. El caso de Ríos Piter es un excelente botón de muestra. Ríos no cuenta con ningún mérito especial ni dentro ni fuera del partido, más allá de ser un leal alfil de Ebrard. No es un dirigente social o juvenil, sino un experto en el sutil arte del “transfuguismo”. Fue funcionario público al servicio del zedillista José Ángel Gurría en la Secretaría de Hacienda, del priista René Juárez en el estado de Guerrero, del panista Vicente Fox en la Secretaría de la Reforma Agraria y, finalmente, del fallido gobierno de “izquierda” de Zeferino Torreblanca, otra vez en Guerrero. Haber sostenido que Ríos “renovaría” y “acercaría a la sociedad” al PRD, por el simple hecho de ser relativamente más “joven” que otros políticos, fue un abierto engaño. Lo mismo se podría decir de Enrique Peña Nieto o de César Nava, cuya juventud relativa de ninguna manera asegura que sean portadores de “ideas frescas”. El favorito de Ebrard para relevarlo en la Jefatura de Gobierno, Mario Delgado, tiene un perfil similar. Habla mucho de la concepción política del jefe de Gobierno el que los cuadros que impulse sean de tan bajo nivel. Ello también sugiere que Ebrard ni valora la historia de las luchas sociales de izquierda, ni busca la auténtica vinculación del PRD con la sociedad, y mucho menos aspira a construir una interlocución seria con otras expresiones políticas. Como Felipe Calderón, Ebrard prefiere rodearse de su propio grupo de jóvenes leales y novatos en lugar de articular un movimiento político de mayor envergadura. Es hora de que Marcelo Ebrard reflexione seriamente sobre la forma en que verdaderamente quiere participar en la urgente democratización del país e impulsar el proyecto de izquierda. Todo buen político debe saber tomar distancia de la agitación cotidiana y, al menos momentáneamente, alejarse de los falsos aduladores y los cantos de sirenas para serenamente observar el bosque en su conjunto.

martes, 29 de marzo de 2011

EL VIEJO MANUAL

JORGE ALCOCER VILLANUEVA
El destape de Eruviel Ávila como precandidato único del PRI y el intrincado proceso de alianza entre el PRD y el PAN en el Estado de México confirman que las precampañas, con urnas y votación de militantes y simpatizantes, han quedado para mejores tiempos. Los partidos privilegian la unidad interna, y en el PRI ello se acompaña del máximo cuidado para cerrar los resquicios por donde se pueda fugar un inconforme. No son las alianzas entre amarillos y azules lo que mata al PRI, el veneno es la candidatura de un priista capaz de arrancar a su ex partido la tajada de votos necesaria para hacer la diferencia. Enrique Peña Nieto desempolvó y siguió al pie de la letra el viejo manual del destapador. Primero la pasarela pública de los aspirantes, en este caso cinco; luego las consultas internas y el acompañamiento del gobernador, foto de por medio, a cada uno de ellos, para mostrar que cualquiera podía ser; las encuestas siguen cumpliendo un papel, más las internas que las publicadas, pero sin comprometer la decisión final a lo que digan los encuestadores. Aguantar la presión, no precipitar la decisión final, estirar la liga, sin dejar que se reviente. Dejar que los adversarios quemen su propio tiempo, que no les quede un minuto para buscar y convencer a un aspirante del PRI dispuesto a escuchar los cantos de las sirenas. Que no haya fuga; ése era el objetivo y al parecer fue alcanzado. La postulación del alcalde de Ecatepec, el municipio más poblado de México, prácticamente asegura que no habrá fuga; los otros aspirantes han comprometido públicamente disciplina y lealtad, que serán recompensadas en un futuro cercano. No es lo mismo romper con un gobernador, o con la dirigencia del PRI, que hacerlo con quien, el año que entra, puede ser presidente de México. En el escenario mexiquense no hay a la vista un Gabino Cué, ni un Rafael Moreno Valle, tampoco un Mario López ni un Ángel H. Aguirre. PRD y PAN, juntos o separados, pronto lo sabremos, tendrán que encontrar en sus propias filas quien los abandere. La consulta avaló la alianza, les falta el candidato. La determinación del gobernador contiene otros ingredientes dignos de atención. Eruviel Ávila será el primer candidato del PRI a gobernador de ese estado que no surge del compacto grupo toluqueño, al que algunos columnistas siguen identificando con Atlacomulco. Las evidencias indican que ese grupo apostó a la continuidad dinástica y perdió. Ávila es el candidato de Peña Nieto, no de los ex gobernadores. Lo es también por méritos propios, no por linaje. Puede presumir de su origen humilde, del esfuerzo personal y familiar que lo llevó de ser cobrador de pasajes en un autobús y colocador de vidrios, a estudiar la licenciatura en Derecho en la UNITEC y el grado de doctor en la UNAM. Es, como decía Colosio de sí mismo, un hombre producto del esfuerzo, no del privilegio. Habrá quienes pregonen ser los padrinos, o la madrina, del destapado. Seguramente muchas opiniones fueron escuchadas por el único responsable del destape, pero no alcanzan a explicar la decisión. Es casi una leyenda el supuesto poder de la profesora Elba Esther Gordillo en este tipo de eventos. A ella se atribuyen capacidades casi omnímodas a la hora de decidir candidaturas y definir resultados. Sólo que los hechos no avalan la leyenda. En cambio, poca o nula atención ha merecido el activismo que por Eruviel habría desplegado el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, quien ha sido -dicen- actor y factor importante en las elecciones que para alcalde han tenido lugar desde su llegada a esa diócesis. La trayectoria del virtual candidato del PRI le otorga una posición competitiva favorable: secretario del ayuntamiento de Ecatepec y dos veces alcalde del mismo municipio; diputado local en dos legislaturas, coordinador de su grupo en la segunda (2006-2009), subsecretario de Gobierno, encargado de atender Nezahualcóyotl. A sus 41 años, dispone de la experiencia y colmillo que sólo otorga el trabajo a ras de tierra. Ávila es el designado por el dedo de quien tiene el poder; lo hizo candidato, no gobernador. Sólo Enrique Peña Nieto conoce los motivos de su decisión, los guardará in pectore, así lo dicta el viejo manual. Termina su etapa como gobernador. Sigue la incertidumbre, condición no resuelta en ningún libro.

EDOMEX: CONSULTA SIN MANDATO

RODRIGO MORALES MANZANARES

La consulta ciudadana llevada a cabo el domingo en el Estado de México, en torno a la posibilidad de que el PAN y el PRD se presenten coaligados en los comicios de aquella entidad, fue, al decir de sus organizadores, un éxito. Puede ser. Pero, más que juzgar los méritos logísticos que pudo haber tenido, se trató de un ejercicio político singular. No hubo sorpresas en cuanto al resultado, tampoco respecto de los niveles de participación y, sin embargo, se trató de una consulta que lejos está de resolver el asunto para el que fue convocada. Tampoco ha habido sorpresas en las reacciones de los actores políticos: Encinas, el personaje mejor posicionado de la izquierda, reiteró que no irá en coalición con el PAN; Ebrard, otrora impulsor de la coalición, le ofreció su apoyo a Encinas; Zambrano recuerda que será el Consejo Nacional del PRD el que defina la forma de participar en los comicios del Estado de México; Andrés Manuel insiste en su negativa a las coaliciones con el PAN, y el PAN reitera que la coalición es una buena idea para el caso del Estado de México. En fin, que nadie se salió del guión. Al final del día, la consulta no generó mandato. Quedó claro que la posible coalición no se iba a dirimir en las boletas del domingo pasado. Ciertamente se ha invertido mucha energía política en los próximos comicios del Estado de México. Algunos actores han insistido en presentar esa elección como una aduana definitiva de cara a 2012, como si lo que ocurra ahí, el próximo mes de julio, fuera a marcar fatalmente lo que pueda suceder un año después. Sin embargo, el intento de replicar la fórmula de la coalición en el Estado de México se topó con una realidad difícil de contravenir: no existe al día de hoy una figura que pueda articular una alianza. A diferencia de lo que ocurrió en otras entidades en las que había, o bien personajes con una larga trayectoria o bien escisiones en el PRI, en el Estado de México no parecen cumplirse ninguna de esas condiciones. La consulta fue en torno a una idea política que aún no tiene quién la encarne. Me temo que, en esas circunstancias, es difícil que se genere mandato. Las confrontaciones previas a la consulta no se iban a resolver mediante ese ejercicio ciudadano. En torno al Estado de México hay una discrepancia real, muy visible en el caso del PRD, en torno a la conveniencia estratégica de seguir en la ruta de las coaliciones con Acción Nacional. Reitero: la consulta estaba divorciada del debate real. Si bien a la mayoría de quienes acudieron les parece conveniente la idea de la coalición, esa resolución tiene lugar en otro lado. Y, por lo visto, las posibilidades son cada día más lejanas. No parece haber manera de que Encinas no aparezca en la boleta, para el PRD será en extremo difícil ir por una opción distinta, y el PAN tendrá que culminar su proceso de selección interna. Sin duda, la coalición se aleja

ENDEBLE UNIDAD PERREDISTA

JESÚS CANTÚ ESCALANTE
Los perredistas lograron encontrar una fórmula para que sus dos principales corrientes cohabiten en la dirigencia del partido. Sin embargo, tienen frente a sí dos grandes escollos: primero, el resultado de la consulta del domingo en el Estado de México para determinar si PAN y PRD participan aliados en la contienda por la gubernatura, y, segundo –simplemente por cuestión temporal–, la designación del candidato a la Presidencia de la República. Aunque desde 1996, casi ininterrumpidamente, Nueva Izquierda ha tenido un representante suyo en la presidencia o la secretaría general del PRD, ahora esa corriente, por sí sola, aglutina 34% de los consejeros, y con el apoyo de Alternativa Democrática Nacional e Izquierda Renovadora, 55%, mientras que los grupos cercanos a AMLO suman 32%. Esto se manifestó en las votaciones del pasado domingo, donde Zambrano obtuvo 50% de los votos contra 36% de Padierna. Antes la proporción entre ambos grupos era inversa, sus diferencias no eran tan manifiestas y todos tenían el mismo candidato presidencial. Las condiciones actuales conforman un coctel explosivo, y casi lo único que falta por determinar es cuándo estallará. El pasado fin de semana se dio la primera confrontación de fuerzas entre los dos grupos, y aunque los afines a López Obrador lograron recuperar al menos la secretaría general y aseguraron que no habrá coalición con el PAN para la contienda electoral de 2012 (lo cual realmente nunca estuvo en discusión, pues nadie en el PRD se había pronunciado por ello), no pudieron romper con la idea de la alianza en el Estado de México ni garantizar, desde ahora, la candidatura de López Obrador, como ocurrió hace seis años, cuando AMLO colocó en la presidencia perredista a Leonel Cota. Aunque Nueva Izquierda retuvo la presidencia, fue evidente que ni siquiera una eventual alianza con Marcelo Ebrard y Foro Nuevo Sol le permitirá alcanzar las dos terceras partes de los consejeros, lo que se vuelve indispensable para muchas de las decisiones tácticas y estratégicas que deberán tomar en el futuro, entre otras la relativa a la elección del próximo candidato a la Presidencia de la República. Y, obvio, dicha corriente tuvo que acceder a esta cohabitación, que absorberá una buena parte de las energías de Zambrano. A su vez, Marcelo Ebrard logró mantener vivas sus esperanzas de ser candidato presidencial en 2012, aunque también conoció sus múltiples limitaciones. Él sabía que para mantenerse en la pelea tenía que evitar que llegara a la presidencia partidista uno de los afines a López Obrador, pero sin pelearse con ellos, pues eso pondría en riesgo la gobernabilidad en el Distrito Federal, ya que Izquierda Democrática Nacional, encabezada por René Bejarano y Dolores Padierna, agrupa a un buen número de asambleístas; y esto hizo manifiesto que sus votos leales no llegan siquiera al medio centenar. Así, hasta ahora nadie ganó; más bien, todos perdieron, incluso la misma izquierda, cuyas posibilidades de unidad para las dos próximas contiendas importantes (Edomex y 2012) lucen remotas. Más allá de que existen claras y evidentes diferencias en el posicionamiento de los dos grupos que hoy cohabitan en la dirección del partido, se observan discrepancias en cuestiones tácticas o instrumentales, entre las cuales se encuentran su relación con el actual gobierno federal, la concreción o no de alianzas con el PAN, y, desde luego, la candidatura a la Presidencia de la República. Dos de estos asuntos son precisamente los que pueden conducir finalmente a la ruptura del perredismo y, eventualmente, a la división de las izquierdas en la contienda electoral de 2012. El primero podría resolverse este domingo, si los mexiquenses rechazan la alianza, pero de acuerdo con una encuesta realizada por el periódico Reforma casi las dos terceras partes de los simpatizantes del PAN y el PRD se pronuncian a favor de la misma, con lo cual su aprobación estaría casi asegurada. Además, la encuesta anticipa que los simpatizantes de ambos partidos y los mexiquenses en general prefieren como candidato de esa alianza a Alejandro Encinas, sin olvidar que la diferencia entre él y Luis Felipe Bravo Mena está dentro del margen de error, por lo cual el resultado podría ser diferente. Si el resultado de la consulta es el que adelanta la encuesta, el PRD estará en grandes problemas. Para empezar, el choque que puede producirse entre el presidente y la secretaria del Comité Ejecutivo Nacional sería de pronóstico reservado, mientras que por otra parte Encinas ha reiterado que no será candidato de una alianza, por lo que muy probablemente, ante ese escenario, tendrían que recurrir al segundo lugar, que es Luis Felipe Bravo Mena. Y esto generará asimismo conflictos dentro del PRD. Además, de acuerdo con la referida encuesta las probabilidades de triunfo del PRI el 3 de julio son muy altas, con o sin alianza. Una victoria priista (contra Encinas o Bravo Mena, por separado o en alianza) permitiría a los enemigos de Nueva Izquierda lanzarse nuevamente en su contra y culparlos del resultado electoral, como si ellos fueran los únicos responsables del mismo. Así que únicamente en este tema, si el resultado de la consulta y la elección es el que anticipa la encuesta de Reforma, habrá tres momentos en los cuales la tensión entre presidente y secretaria del PRD llegará a su máximo nivel, y es muy difícil predecir si en alguno de ellos finalmente se concrete la ruptura. Incluso si logran superar esos tres momentos, no aseguran la unidad de las izquierdas para los comicios presidenciales de 2012, pues existe la posibilidad de que el PRD postule a un candidato distinto a López Obrador (lo más probable es que sería Ebrard, aunque habrá que ver si él está dispuesto a desafiar a quien lo llevó hasta la Jefatura de Gobierno del DF), pero tampoco sería descartable que hubiera un tercero, en caso de que Ebrard declinase y, en algún momento previo, se concretase la ruptura con López Obrador. En cualquiera de estos dos escenarios, al menos hasta hoy, todo indica que López Obrador sería postulado por el Partido del Trabajo y, eventualmente, en coalición con Convergencia. En caso de que los perredistas lleguen unidos al momento de la selección de candidato a la Presidencia, difícilmente AMLO se sumaría a una campaña de Ebrard. Así que, de acuerdo con lo que se ha visto hasta hoy, la única posibilidad de que haya un solo candidato de las izquierdas es que fuera AMLO, y este es precisamente uno de los aspectos centrales de la lucha por el poder en el PRD. Quizá el único caso de cohabitación comparable a la del perredismo es el de Roberto Madrazo, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, y Elba Esther Gordillo, secretaria del mismo, quienes en un matrimonio de conveniencia decidieron presentarse como fórmula y lograron un muy controvertido y discutible triunfo en la elección tricolor de 2002. La unión les permitió llegar a los cargos, pero no dirigir al partido, y las diferencias fueron cada día mayores, hasta conducir a que Gordillo formara el Partido Nueva Alianza y abandonara finalmente al priismo. La estrategia le permitió a Madrazo inclusive ser el abanderado priista a la Presidencia de la República en la elección de 2006, pero terminó relegado a un lejano tercer lugar con apenas 22% de los votos. De no primar la cordura entre los perredistas (y, eventualmente, las izquierdas), en este caso el resultado todavía puede ser peor: la caída puede ser mayor y la reconstrucción todavía más complicada.

LAS LECCIONES DE UNA CRISIS

OLGA PELLICER
La renuncia del embajador de Estados Unidos, Carlos Pascual, era previsible. Lo importante no es el fin de su misión en México, sino las lecciones que deja la crisis político-diplomática que lo precedió. Mucho da para reflexionar la facilidad con que prendió en la clase política mexicana la animosidad hacia el embajador, lo poco que informa el presidente sobre la dimensión de los acuerdos con Estados Unidos en materia de seguridad, la inconsistencia entre los reclamos de soberanía y la realidad de la dependencia, la ignorancia sobre las tareas propias del oficio diplomático y la dimensión que debe otorgarse a WikiLeaks. Es posible que haya quien se sienta triunfador por haber obligado a la salida del embajador. No comparto esos sentimientos. La crisis diplomática que llevó a su renuncia es signo de la incapacidad mexicana para conducir adecuadamente la relación con el país que mayormente influye en el destino de la vida nacional. Ha sido oportunidad para tomar conciencia de hasta dónde domina la percepción puramente coyuntural, se carece de visión de largo plazo y hay una alarmante confusión sobre lo que se busca en la relación con Estados Unidos. Esta crisis fue también ocasión para conocer mejor la visión que tienen los actuales dirigentes estadunidenses de la relación con México. La carta de Hillary Clinton aceptando “con pesar” la renuncia del embajador Pascual es un documento interesante que al evaluar su trabajo permite identificar las tareas que se le habían asignado. Eran varias: algunas relativas a la cooperación en materia de energías renovables, otras a los cruces fronterizos, y las más conocidas, las relacionadas con la Iniciativa Mérida y los compromisos consiguientes en materia de derechos humanos y mejoramiento del sistema de justicia en México. Es una lista larga, pero en realidad poco sustantiva. No aparecen allí, puesto que es un documento destinado a ser público, las tareas relativas a cuestiones de inteligencia. Tampoco se encuentra allí la preocupación por el destino del desarrollo económico de México y sus impactos sociales; esto último es, sin embargo, lo que verdaderamente debería interesar a los dirigentes estadunidenses. Dos países cuyas economías se hallan tan fuertemente vinculadas, con una frontera larga y transitada en la que tiene lugar el mayor número de cruces en el mundo, cuyos lazos en materia de seguridad se han fortalecido tanto en los últimos tiempos, requerirían de programas de cooperación más amplios. Por sólo dar algunos ejemplos: México fue el país que mayormente sufrió los efectos de la crisis económica más seria que se ha vivido desde la época de la Gran Depresión, cuya superación, principalmente en el terreno de la creación de empleo, todavía no está asegurada. ¿No hubiese sido conveniente instalar un grupo binacional de alto nivel, dedicado a proponer acciones conjuntas para recuperar el empleo, aumentar las exportaciones y elevar la competitividad en ambos países? Por otra parte, se sabe que está disminuyendo el número de estudiantes mexicanos que hacen posgrado en Estados Unidos, situación que contrasta vivamente con las políticas de países como Corea o China, que tienen programas cada vez más ambiciosos para la formación de sus nacionales en aquel país. ¿No sería deseable un programa de grandes dimensiones que ayude a México a formar cuadros en materia de ciencia y tecnología? ¿No serían esos cuadros bien preparados útiles para proyectos conjuntos? La secretaria Clinton no ha pensado en esos términos. Ahora bien, lo más grave es que los dirigentes y políticos mexicanos tampoco. Una rápida mirada sobre las múltiples declaraciones que se hicieron durante esta crisis exhibe la visión tan limitada que tienen el Ejecutivo y los senadores de todos los partidos políticos de la relación con Estados Unidos. Esta se ve como la ocasión para estar alertas, resistir presiones, mostrarse firmes. Detrás, un gran desconocimiento de la forma de operación del sistema político del país del norte y, por lo tanto, de los caminos a elegir para obtener resultados benéficos, para ser eficientes cuando se hacen propuestas, o simplemente para asegurar un diálogo respetuoso. En todo caso, el embajador Pascual ya se va. ¿Qué posibilidades hay de superar un diálogo centrado en los reclamos y la inmediatez? Muy pocas. Es muy probable que el próximo embajador tarde en llegar. Los procesos de nominación y ratificación por el Senado son largos en Estados Unidos, y es difícil creer que, en este caso, la administración de Obama tiene prisa. Durante meses la embajada estará a nivel de encargado de negocios, un interlocutor débil para los numerosos asuntos que se deben desahogar cotidianamente, entre ellos varios relativos a cuestiones de seguridad. En segundo lugar, se acercan las campañas presidenciales. Las posiciones partidistas, destinadas a mover con eslóganes y mensajes fáciles al electorado, contaminarán irremediablemente la relación política entre los dos países. De allá puede esperarse, de los grupos más conservadores del Partido Republicano, antimexicanismo ante los trabajadores migrantes, exigencias para asegurar la frontera, acusaciones de no haber cerrado la puerta a la violencia que puede alcanzarlos. De aquí puede esperarse, de todos los partidos, acusaciones de entreguismo, exaltación de actitudes patrióticas, exigencia de medidas que los dirigentes estadunidenses no pueden cumplir. En resumen, serán momentos de resentimientos y acusaciones mutuas entre México y Estados Unidos. Cuando el embajador Pascual tome su avión de regreso a Washington será tiempo de preguntarse: ¿Qué ganamos al haber levantado la animadversión hacia su presencia? ¿De verdad estamos mejor con su salida?

CONSULTA EN EDOMEX: PROEZA CÍVICA Y MANDATO POPULAR

JAVIER CORRAL JURADO

La consulta ciudadana realizada en el Estado de México el domingo pasado, para conocer la opinión de la gente sobre una eventual alianza electoral entre el PAN y el PRD para la gubernatura del estado, ha resultado un éxito rotundo. El triunfo del “Sí” es una muestra contundente del ánimo aliancista que domina muy claramente entre los simpatizantes de los partidos opositores al PRI en esa entidad. Sería un despropósito político, y una enorme inconsecuencia democrática, no atender la voz de las urnas que, como en pocas circunstancias, configura los elementos genuinos de lo que se llama “mandato popular”. Conviene destacar algunos aspectos que muestran este ejercicio como el más importante de cuantos hasta ahora se han convocado por los partidos para tomar decisiones trascendentales. El primero y muy importante es el nivel de participación ciudadana, que por la proyección de los datos preliminares hacia su cierre final rondará la cifra de 260 mil votantes. Casi 100 mil ciudadanos más de los que los propios organizadores preveían. Con el 83% del total de las casillas instaladas, Alianza Cívica contabilizó en su reporte del domingo hasta las diez de la noche 225 mil 296 votos. Tal como la mayoría de las encuestas más serias y confiables lo advertían, la consulta arrojó datos absolutamente consonantes con éstas en el sentido de la clara tendencia a favor de una alianza electoral entre PRD y PAN: del número de votos dados a conocer por AC, 170 mil 669 votaron por el “Sí”, es decir, 76%, y 43 mil 088 votaron por el “No”, que representa el 19.13%. Seis mil 343 marcaron “No sé”, que es 2.82%, y 2.81 % fueron nulos, es decir, 5 mil 196 votantes. Lo anterior golpea con toda claridad los manoseos, chantajes y pretextos ideológicos con los que el lopezobradorismo ha convertido la elección del Estado de México y la idea de la coalición: en una coartada para sus estrictos intereses personales por encima de lo que la gente quiere. Los militantes, adherentes y simpatizantes tanto de PAN como de PRD, y en mayor proporción en este último, así como los ciudadanos independientes, tienen claro que sólo mediante la construcción de un amplio frente opositor es posible derrotar a la maquinaria priísta en el Estado de México, porque más allá del candidato que en el sprint final decidió Peña Nieto —ya girando en torno de la órbita de una eventual coalición—, es evidente que nos enfrentaremos a un entramado de operación política que ha perdido cualquier línea divisoria entre gobierno y partido. La gente en el Edomex sí tiene claro quién es el verdadero adversario, y lo ha manifestado en una proporción de cuatro a uno. Pero resulta que quienes eran los plebiscitarios de ayer prefieren hoy que una sola persona decida por todos. Es los termina no sólo asemejando al método Peña Nieto, el “dedazo”, sino convirtiéndolos paradójicamente en sus apoyadores. No obstante que hubo retraso en la instalación de las mesas receptoras de opinión, y que algunas no se pudieron instalar —lo que evidentemente hizo perder votos a la consulta—, la organización independiente de los partidos y el despliegue logístico de este proceso es otro dato incuestionable y esperanzador, pues se trata de un esfuerzo autenticamente ciudadanizado, a partir de un reclutamiento, capacitación y funcionamiento mucho más en la línea del trabajo cívico que en la del servicio profesional. Sin la estructura material y logística, con recursos económicos limitados, Alianza Cívica reiteró su compromiso con la democracia participativa y el potencial ciudadano para conducir por sí mismo ejercicios de esta magnitud. Ha contado, por supuesto, con el consejo y orientación de Propuesta Cívica que funge como autoridad electoral a partir de un grupo de mexicanos excepcionales en sús ámbitos de desempeño profesional. Un comparativo con lo que sucedió el mismo domingo, pero en el Distrito Federal, pone de relieve la proeza cívica llevada acabo por Alianza y Propuesta en el Estado de México: el gobierno de la ciudad organizó —con los recursos técnicos, logísticos y materiales que ello supone—, una consulta bajo la ley de participación ciudadana para definir los proyectos vecinales, que entraña ni más ni menos que la distribución de recursos públicos a través del llamado “presupuesto participativo”, cuyo monto asciende a 706 millones de pesos. No fue desairada, pero para su relevancia sólo contó con la asistencia de 191 mil 692 ciudadanos. No nos regodeamos de que así haya sido, pero ese hecho marca un contraste significativo con lo acontecido en Edomex, y de paso demuestra la doble vara con la que algunos medios de comunicación asentaron la información en uno y otro caso. Es grotesco y ridículo que, mientras a la proeza cívica cívica mexiquense con una diferencia de casi 70 mil votos arriba la calificaron de “magra”, “poquitera”, a la del DF se le reconozca como “representativa”. No hay duda, la elección del Edomex va decantando posiciones democráticas y exhibiendo con toda crudeza los intereses que están en juego.


domingo, 27 de marzo de 2011

EL PRI CONTRA LOS TRABAJADORES

ARNALDO CÓRDOVA
Todo mundo ha podido saber del modo tortuoso en que transitó la reforma laboral del PRI. Su bancada en la Cámara de Diputados presentó, en diciembre de 2010, un proyecto que, en su momento, fue ampliamente discutido, sobre todo por los profesionales del derecho del trabajo. No era perfecto (nada lo es), pero al menos todavía se compadecía de la esencia del derecho laboral. Se sabe que el mediocre que coordina la fracción, en lugar de discutir la iniciativa con los representantes de los demás partidos, fue sumisamente a someter el proyecto a los abogados de la Coparmex y del Consejo Coordinador Empresarial. Los abogados patronales deshicieron la iniciativa y la corrigieron en todo su texto. Rojas, como un beodo, aceptó todas las observaciones patronales e impuso a su bancada el proyecto corregido y aumentado por los representantes patronales. No le importó que su famélico sector obrero protestara por la imposición ni, tampoco, que la opinión pública se le echara encima por su villanía. Se dice que no es más que un gato de Salinas. Sí es cierto, pues Salinas es el verdadero promotor de esta infame reforma laboral que trastoca todos los principios de justicia social que informan al derecho del trabajo. Eso, en realidad, ya no puede extrañar a nadie. También es ya harto sabido que la iniciativa reaccionaria del PRI es casi una copia de la que presentó en su momento el gorila que despacha en la Secretaría del Trabajo. No hay, luego entonces, misterio alguno en la intención de los priístas de obsequiar las exigencias de los patrones en materia laboral. Se les está haciendo la faena y preparando la mortaja de los trabajadores de México que, de aprobarse esta reforma, quedarán, sin medios términos, en la más completa indefensión. El PRI ha echado marcha atrás del modo más ignominioso y desvergonzado que pueda imaginarse respecto de su propuesta de diciembre pasado. Tres son los pilares de la propuesta priísta: uno, la legalización para todos los efectos de la terciarización, subcontratación, intermediación o outsourcing, como se le prefiera llamar, que consiste en contratar mano de obra que se vende a un tercero, llamado beneficiario. Eso es una vieja práctica laboral en Estados Unidos, pero en México nunca existió hasta que, por la vía de los hechos, empezó a darse, precisamente, desde la época de Salinas. El nuevo artículo 15 bis que propone el PRI define y legitima legalmente esa forma de obtención de mano de obra. Establece, desde luego, que deberá formalizarse por escrito, estableciendo la manera en que se garantizarán los derechos laborales y de seguridad social de los trabajadores involucrados. El problema es que, en la práctica, no hay modo de constatar que esos derechos quedarán garantizados, porque la relación se reduce a un vínculo puramente personal del trabajador con su intermediario y no puede constar en un contrato formal de trabajo. Además, existe ya una práctica muy amplia en la que la informalidad de las relaciones de trabajo intermediado domina en todos los aspectos. Es ahí donde podemos ver la importancia que reviste la contratación colectiva, vale decir, el acuerdo que se establece entre un patrón y un representante legal y reconocido de los trabajadores, o sea, el sindicato. En la intermediación el trabajador queda totalmente desamparado, no sólo porque carece de instrumentos eficaces para su defensa, sino porque no puede contratar sobre sus derechos, puestos en la inopia total. Mediante la intermediación, el trabajador es convertido en una miserable carne de cañón que es vendida no por el trabajador poseedor de su fuerza de trabajo, sino por uno que se sustituye a su voluntad y que es el intermediario. El que contrata es éste y no el trabajador. El que decide del destino de la relación laboral es el intermediario, no el trabajador. Mediante ese modo de contratación, el trabajador es despojado de todos sus derechos y sólo puede reclamarlos ante uno que no puede darle ninguna satisfacción, vale decir, de nuevo, el intermediario. Que el PRI, partido al que todavía pertenece la mayoría de los sindicatos del viejo movimiento obrero presente esa iniciativa, está aceptando que los sindicatos, incluidos los suyos, ya no sirven absolutamente para nada. El segundo pilar de la iniciativa priísta radica en la anulación de los derechos de defensa de los trabajadores en los conflictos laborales y en la limitación de la representatividad de las organizaciones de los trabajadores. Sin presentar propuestas que fijen la obligatoriedad de acortar el tiempo en que los juicios laborales deben ser resueltos, la iniciativa priísta acorta a un año (la propuesta panista fijaba el término en seis meses) el pago de salarios caídos. Como se ha comentado, sobre todo por parte de abogados laboralistas, el término de duración de un juicio va siempre en torno de los cinco años. Ello significa despojar a los trabajadores de todo medio de resistencia. La iniciativa priísta va contra la representación sindical efectiva en más de un sentido, pero, en particular, contra los sindicatos gremiales que, como todo mundo sabe, son la inmensa mayoría de los sindicatos, sobre todo del PRI. El artículo 388 establece que un contrato colectivo que aglutine a todas las profesiones y oficios de los trabajadores de las empresas o establecimientos no podrá dividirse para cada gremio. Basta que los empresarios decidan con quienes quieren contratar para que su voluntad se haga ley. En Monterrey, el reino de los sindicatos blancos, eso es el verdadero orden del trabajo. Y hoy los priístas nos lo proponen como la regla general de la contratación colectiva del trabajo. El tercer pilar de la iniciativa priísta de reforma laboral es la preservación del régimen sindical que es propio del PRI y que, en otras épocas, hizo la clave de su sistema de dominación de masas. La propuesta panista, por lo menos, esbozaba unos cuantos lineamientos de democratización de la vida sindical. Desaparecían, por ejemplo, las votaciones abiertas que se prestaban a la manipulación de la voluntad de los trabajadores y se establecían diversos mecanismos de control de la vida sindical que, en apariencia, tendían a democratizar y transparentar la vida sindical. A los priístas, muy naturalmente, les parece que debe preservarse el viejo aparato sindical con todos sus vicios y su modo arbitrario y autoritario de funcionamiento. Se podrían citar muchos otros detalles de la propuesta priísta de reforma laboral que provocarían náuseas. Cuando se denuncia la derechización del PRI, sobre todo, desde la época de Salinas, nada viene a reforzar esa idea como esta iniciativa que a los mismos priístas pone los pelos de punta. Aunque a ellos no les debe importar mayormente, acciones como la que da lugar a esta iniciativa y, en particular, los entretelones en medio de los que se cocinó, demuestra palmariamente que los priístas son tan reaccionarios y derechistas como los mismos panistas y, muchas veces, como en su línea sindical, peores que ellos. Cuando decimos que el PRI y el PAN son lo mismo, estamos en lo cierto. El único problema es saber, en cada caso, cuál de ellos es el peor.

REFORMA SÍ, PERO, ¿PARA QUÉ?

ROLANDO CORDERA CAMPOS
Tienen razón el presidente Calderón y quienes decidieron acompañarlo en su propuesta de reforma política: el sistema que emergiera de los múltiples tránsitos de los lustros finales del siglo pasado no da para más, aunque sus beneficiarios se las arreglen para darle vida artificial por un buen rato. Lo anterior no significa que su propuesta de reforma sea la adecuada, la que debe apoyarse para luego abrir paso a las reformas que tanto necesitamos, como suena la cantinela convertida en una suerte de mantra por servidores de oficio de las cúpulas empresariales y súbitos conversos al credo liberista, como lo llamara Norberto Bobbio, para diferenciarlo del liberalismo político al que todos nos debemos. En realidad, habría más bien que decir que las reformas que Calderón busca no servirán a ningún propósito genuino de mejoramiento del quehacer político, ni le darán al sistema heredado de la transición oxígeno alguno para irla pasando, mientras estalla el volcán. Más bien, habría que decir que en algunos de sus capítulos la reforma presidencial es portadora de panoramas ominosos, de divorcio total del sistema político de los ciudadanos, y de confusión todavía mayor y más grave que el actual sobre el papel que el Estado y sus servidores debe jugar en la actual y difícil etapa de la evolución del pueblo mexicano, como diría don Justo Sierra. Para quien lo dudara, los famosos poderes fácticos no sólo existen sino que se han apoderado de vastos espacios de la gestión publica, estatal, de la vida económica y social. Para muestra un botón: el jueves pasado, Reforma, en su sección de negocios, consigna: Anticipa Cofetel cuatro años sin certidumbre tarifaria. “El presidente de la… Cofetel, Mony de Swaan, anticipó incertidumbre sobre las tarifas de interconexión para los próximos cuatro años, al prever que Telcel se amparará contra sus resoluciones”. Sin explayarse, el presidente De Swaan se integra a la falange liberadora que otrora encabezara el vicepresidente Gil Díaz y sus cortes y cohortes, que vaya que tiene, y que ahora conducen las grandes firmas de la televisión y la radio, no para abrir el campo de la competencia salvadora sino un espacio a Telefónica española y desde luego al gran consorcio de la comunicación privada mexicana. El Estado, que el gobierno de Calderón preside y cuya reforma debía reforzar, bien, muy bien, gracias. Mientras no se admita que el punto de partida es en efecto el voto, y se asuma que en consecuencia las condiciones sociales y culturales en que dicho voto se emite son cruciales para lo que viene después y que tiene que ver con la conformación y el ejercicio del gobierno, toda reforma será fútil, cuando no cómplice de una forma de gobierno engañosa, disfrazada de democrática pero en realidad dominada más o menos abiertamente por esos u otros poderes fácticos. El litigio en torno al tiempo destinado a la propaganda electoral debe inscribirse en esta perspectiva: si aceptamos que nuestra ciudadanía se informa y forma su opinión en los medios de información masiva, que son electrónicos, entonces la información política necesaria para votar civilizadamente o apenas sensatamente, es y debe ser de interés público y ser administrada por el poder público, llámese IFE, RTC y hasta Cofetel, una vez que sus dignatarios puedan declinar el verbo Estado. No hay de otra y la ilusión de que la competencia entre cadenas informativas mediante el dinero público, llamado prerrogativas, nos hará un buen servicio es eso y nada más: una ilusión. Una reforma política que, so pretexto de la libertad de expresión, deja el dinero público al amparo del negocio privado, desde luego muy y orgullosamente concentrado, no es reforma de la política para avanzar sino para edulcorar una regresión que ni los priistas más enjundiosos han soñado. Y lo mismo podría decirse de la, de nuevo, tan traída y llevada reforma fiscal: lo que está en cuestión no es la magia aritmética del secretario de Hacienda, que no pasa de un juego de abalorios más. Lo que está por verse es si los senadores priístas y luego los perredistas, y hasta los panistas que ahora coquetean de nuevo con la democracia cristiana internacional, se atreven a plantear con claridad y sin ambages el tema de la progresividad en el impuesto a la renta de las personas físicas y, junto con esto, la urgencia de aumentar los ingresos públicos para ofrecer a la ciudadanía desbalagada y desprotegida, que forma la inmensa mayoría nacional, un refugio que pueda volverse escenario para un México habitable. Lo que el país necesita y con urgencia es una reforma intelectual y moral que obligue a sus servidores públicos a dejar de presumir que forman una clase y le ofrezca a la sociedad toda un faro de cooperación que lo ilumine. Este faro no puede ser otro que un Estado de bienestar propiamente dicho, aunque se tenga que empezar con lo poco que nos ha dejado tanto descuido y mayor saqueo. Reformas sí, que vengan, pero despojadas de tanto oropel y vacuidad como las que acompañaron al pensamiento único, a la democracia sin adjetivos y al enriquecimiento sin más atributos que su mal gusto y peor sensibilidad.

viernes, 25 de marzo de 2011

ACUERDO PERTINENTE , UTILIZACIÓN INDESEABLE

RAÚL TREJO DELARBRE

Contenido pertinente, utilización indecorosa, escenario lamentable: ese es el balance que se puede hacer del “Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia” que ayer propalaron las cadenas televisoras. Resulta deplorable que un pacto tan importante haya sido promovido, y luego aprovechado para mostrarse como redentoras sociales, por Televisa y Televisión Azteca. Resulta preocupante la subordinación, al interés de esas televisoras, de no pocos medios de comunicación, de los medios a cargo del gobierno y de instituciones públicas de educación superior. El Acuerdo era necesario. Las exigencias del crimen organizado, que tiene cada vez más interés en imponer sus agendas a los medios de comunicación, requieren de parámetros claros para que las redacciones puedan tomar decisiones acerca del manejo de la información sobre hechos de violencia. En ausencia de tales coordenadas, distintos medios de comunicación se han convertido en portavoces de los narcotraficantes al exhibir las mantas que colocan en algunas ciudades, al mostrar ostensiblemente los recados que dejan junto a sus víctimas e incluso entrevistándolos como si se tratara de personajes públicos merecedores de aprecio y espacio mediáticos. Las extorsiones que perpetran los grupos delincuenciales contra los medios en donde quieren ganar notoriedad, el aislamiento en el que eran colocados periódicos y medios electrónicos y también el afán de sensacionalismo que mueve a no pocas publicaciones y estaciones, se han conjuntado para que el narcotráfico se haya convertido en una fuente más para el periodismo mexicano. La vulnerabilidad de los medios y la pertinencia para que enfrenten juntos esa situación, hacían deseable el establecimiento de un acuerdo. Desde hace al menos tres años, esta columna ha pugnado por la creación de un pacto de la prensa mexicana que definiera criterios capaces de orientar el manejo de las noticias sobre hechos violentos. En numerosas ocasiones recordamos la experiencia de los medios en Colombia, que en noviembre de 1999 establecieron un “Acuerdo por la discreción” con sencillas pautas para la cobertura informativa de hechos violentos. El Acuerdo anunciado ayer por numerosos medios mexicanos, recoge algunas de las aportaciones más significativas de experiencias como la colombiana. Ubicar la información en el contexto que haga posible comprender los alcances de los hechos violentos, eludir la cada vez más frecuente costumbre de erigirse en ministerios públicos o juzgados mediáticos, proteger a las víctimas, son principios que deberían regir la actuación de los medios en cualquier tema y momento pero que resulta útil que estén consagrados en ese compromiso. De manera especial, hay dos puntos que podrían redefinir el comportamiento de los medios en la cobertura de la violencia. Uno, es el acuerdo para no convertirse en cómplices de los delincuentes. El otro, es el empeño para proteger a los periodistas. Cuando un medio de comunicación difunde sin contexto y acríticamente un mensaje de los narcotraficantes, actúa como vocero suyo. Intencionalmente o no, diversos medios mexicanos se han comportado así especialmente en los años recientes. Por otra parte, la protección de los periodistas con medidas específicas que pueden ir desde la cobertura conjunta de asuntos delicados y la publicación sin firma de algunas notas hasta la contratación de seguros de vida y gastos médicos, resultaba urgente. Algunos medios cumplen con varias de esas medidas y otros no. Las empresas de comunicación que ayer se comprometieron públicamente con ellas, estarán especialmente sujetas al escrutinio de sus públicos pero además a la exigencia de sus propios periodistas. Plausible el Acuerdo, el afán para lucrar política y publicitariamente con él resulta harto condenable. El vistoso espectáculo escenificado ayer hizo del Acuerdo un recurso más de las televisoras para prestigiarse delante de la sociedad. No puede soslayarse que, precisamente ahora, se desarrolla el litigio de Televisa y Televisión Azteca contra el Grupo Carso que además de acaparar la telefonía ha manifestado intenciones de incursionar en televisión. Hará falta mucho más que un show como el de este jueves para que la sociedad mexicana considere que Televisa y TV Azteca están regidas por principios éticos. Al supeditarlo a ese frente de convenencierismo corporativo disfrazado de filantropía que es Iniciativa México, el Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia queda prematuramente descalificado por ser un instrumento propagandístico de las televisoras. Qué lamentable que a ese proyecto se hayan sumado, acríticamente, los medios de comunicación del Estado y la Universidad Nacional Autónoma de México. Se trata de instituciones con méritos, pero además responsabilidades, que tendrían que colocarlas como mucho más que meros satélites del Canal de las Estrellas. El Acuerdo, por lo demás, no surgió de la deliberación de los periodistas, no pasó por las redacciones para que los informadores se interiorizaran en las reglas que establece, no es resultado de la acción común del gremio de los periodistas. Ni siquiera surge de un compromiso, precedido por la negociación de sus contenidos, entre las empresas de comunicación. Se trata de un documento que, igual que Iniciativa México, ha sido promovido por Televisa.

FÚTBOL Y TRANSPARENCIA: UN LITIGIO

CIRO MURAYAMA RENDÓN

A propósito del lamentable incidente en el que, en enero de 2010, resultó herido de bala el futbolista Salvador Cabañas, del Club América, se llegó a saber que el equipo no dio de alta al delantero paraguayo ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, por lo que el jugador, al quedar incapacitado para su trabajo, no podría acceder a las prestaciones que la ley mexicana contempla para los trabajadores.
Es sabido que los derechos de los futbolistas, como trabajadores, son vulnerados. Ahora apareció evidencia de que, incluso, no son reconocidos siquiera como empleados de empresas —los equipos—.
Ante esa evidencia, y haciendo uso de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información, solicité, en diciembre pasado, la siguiente información al Instituto Mexicano del Seguro Social: “a) Número de cotizantes al IMSS como futbolistas profesionales en noviembre de 2010. b) Número de empleadores que tienen trabajadores que cotizan como futbolistas profesionales en noviembre de 2010. c) Monto de las cuotas al IMSS pagadas por futbolistas profesionales para los primeros once meses de 2010. d) Monto de las cuotas al IMSS pagadas por empleadores de futbolistas profesionales para los primeros once meses de 2010. e) Cotizantes que son futbolistas profesionales laboran en equipos de primera y segunda división, diferenciados. f) Salario medio de cotización de los futbolistas profesionales de primera división. g) Salario medio de cotización de los futbolistas profesionales de segunda división”.
Como se puede ver, mi intención no era otra que la de conocer hasta dónde se cumple con lo dispuesto en la ley, de registrar a los trabajadores y pagar las contribuciones legales, para el negocio del futbol. Por cierto, los futbolistas, como todos los deportistas profesionales, tienen derechos laborales claramente establecidos en la Ley Federal del Trabajo.
En los primeros días de febrero de 2011, se vencía el plazo para que el IMSS entregara su respuesta. Pero se me notificó que tal institución había solicitado una prórroga que vencería en marzo.
Este mes, llegó la respuesta a la solicitud con folio 006410002911 que formulé el 23 de diciembre de 2010: negativa. El IMSS argumenta que obsequiar la solicitud implicaría violar el artículo 22 de la Ley del Seguro Social, así como lo dispuesto en los artículos 13 y 14 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información.
De forma textual, el artículo 22 de la Ley del Seguro Social dice: “Los documentos, datos e informes que los trabajadores, patrones y demás personas proporcionen al Instituto, en cumplimiento de las obligaciones que les impone esta Ley, serán estrictamente confidenciales y no podrán comunicarse o darse a conocer en forma nominativa e individual”.
Como es evidente, en la solicitud que formulé en ningún momento se pide información “en forma nominativa e individual”. No se pide información de ninguna persona física o moral en lo individual ni violación de confidencialidad. El artículo 22 de la Ley del Seguro Social prevé la negativa si la información solicitada cumple, a la vez, dos características: nominativa e individual. La solicitud que hice no cae en ese supuesto. Todos los datos numéricos solicitados son agregados, nunca individuales.
La parte invocada por el IMSS del artículo 13 de la Ley de Transparencia, dice que será información reservada aquella cuya difusión pueda: “causar un serio perjuicio a las actividades de verificación del cumplimiento de las leyes, prevención o persecución de los delitos, la impartición de la justicia, la recaudación de las contribuciones”. ¿Se pone en riesgo la recaudación porque se sepa cuántos futbolistas profesionales de primera y segunda división hay dados de alta en el IMSS?
El artículo 14 de la ley de transparencia, considera como información reservada: “la que por disposición expresa de una Ley sea considerada confidencial, reservada, comercial reservada o gubernamental confidencial”. Y ya se señaló que la ley del IMSS impide dar a conocer información sobre algún patrón o trabajador (nominativa e individualmente), cosa que no se solicitó. El artículo 14 también reserva la información que cae en “los secretos comercial, industrial, fiscal, bancario, fiduciario u otro considerado como tal por una disposición legal”. No es el caso, porque no se pidió información fiscal de algún particular, sino montos agregados de cotización, lo cual implica que no se puedan conocer las contribuciones de personas físicas en lo individual, sean patrones o trabajadores. Es decir, no se conocerán las contribuciones de los Jaguares de Chiapas o del Picolín Palacios. No se compromete, pues, información fiscal de ningún contribuyente, de ningún empleador o empleado.
Si se negara la información en forma agregada, como pretende el IMSS en su negativa, que obtiene de empleados y trabajadores, no sabríamos cuántos trabajadores cotizan en el IMSS o a cuánto ascienden las cuotas obrero-patronales, que es información pública desde antes de que existiera la ley de transparencia.
Fue llamativo que el IMSS pidiera una prórroga para dar su respuesta y que, finalmente, la brindara a través de un oficio firmado el 15 de diciembre de 2010, es decir, antes de que se formulara la solicitud, lo que da la impresión de que se trata de un machote de negativa y que no revisó bien el contenido de la solicitud.
Con base en la Ley de Transparencia, he interpuesto un recurso de revisión ante el IFAI para que se revoque la decisión del IMSS. Como es un litigio sobre la transparencia y todo su desenlace debe ser de conocimiento público por ley, yo hago públicas mis razones desde ahora en este espacio.

EL ACUERDO

CARMEN ARISTEGUI
"Balance", hubiera sido el nombre del periódico que Felipe Calderón habría dirigido si, en lugar de haber sido político, hubiera sido periodista, según dijo él mismo cuando se refería, críticamente, a lo que sucede hoy en los medios de comunicación. Inspirado en Castillo Peraza, dijo que las únicas informaciones que son precisas y confiables son aquellas que se refieren a los resultados deportivos. A principios del año pasado, también, recriminó a los medios que difundían gratis las mantas de criminales, mientras que -confesión textual- a los del gobierno "nos cuesta varios millones de pesos pagar una primera plana". Ha dicho también, que el gobierno no ha sabido explicar lo que se está haciendo en el combate al crimen. Ha lamentado no tener "... el control de la información estatal". Parece estar convencido de que lo que hay aquí es un problema de percepción. Viene al caso recordarlo, a la luz de la firma del "Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia", realizada este miércoles en el Museo de Antropología. El acuerdo se firmó bajo los auspicios de "Iniciativa México", el proyecto impulsado desde la televisión. Por diferentes motivos, el texto del acuerdo no fue suscrito ni por todos los medios ni por todos los periodistas del país. Algunos, como Reforma, explicaron en dos líneas sus razones. El acuerdo busca establecer: "criterios editoriales comunes" para "la cobertura informativa de la violencia". Llama la atención que para estrenar "criterios editoriales comunes" algunos colegas firmantes nos identificaron reiteradamente como "mezquinos" o "los mezquinos de siempre", a los que, en nuestro derecho, no suscribimos un acuerdo uniformador como el que fue anunciado. Entre otras cosas, como en mi caso, porque ni siquiera fuimos invitados. Por supuesto que no se puede estar en desacuerdo con varios de los planteamientos hechos en el texto sobre la responsabilidad de los medios y el papel relevante que jugamos cuando realizamos nuestras tareas informativas y de opinión, especialmente, en un contexto tan delicado como el que ahora vivimos. Por supuesto que la sociedad merece un marco de comportamiento ético dentro de los medios para comprender y estar enterados de una realidad tan cruda como la que tenemos enfrente, pero resulta imposible sacudir la sospecha -como diría el doctor Edgardo Buscaglia- de que la pretensión final de todo esto es: "... gerenciar el flujo de la información", uniformar coberturas e intentar modificar, desde los medios y no desde la transformación misma de esta realidad, la percepción social de lo que está pasando. El acuerdo se firma, en el momento en el que todos los indicadores apuntan al fracaso de la estrategia gubernamental. Obama dijo a CNN que Calderón estaba frustrado por "el crecimiento de los cárteles", en el peor de los diagnósticos posibles. El FBI habló de resultados insatisfactorios. Napolitano advirtió que "... la batalla contra los cárteles está en un punto muy peligroso y puede retroceder hasta donde empezó... es necesario sostener la lucha porque de lo contrario los cárteles continuarán creciendo". La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes recién informó que las organizaciones criminales en México dominan la oferta ilícita a granel de cocaína, heroína y metanfetaminas en Estados Unidos. Noventa por ciento de la cocaína de Sudamérica pasa por México. El cultivo de amapola para heroína en México ha crecido sostenidamente desde el 2000. Somos el tercer lugar en producción de opio. La corrupción sigue obstaculizando el combate al narcotráfico. El secretario de Salud informó que en seis años se ha duplicado el consumo de cocaína y ha aumentado 50% el de marihuana. Una encuesta de la American Chambers dice que el 67% de empresarios se sienten inseguros. En materia de detenciones, los expertos hablan de un sesgo a favor del cártel más poderoso. La cifra oficial de muertos asciende a 34 mil 612 personas, al corte de enero. La violencia y las prácticas de terror son de todos conocidas. Estamos, en resumen, ante un balance catastrófico y hay que saberlo. Es este un contexto en el que lo que menos se necesita es uniformidad, "discreción", o achatamiento de los medios que es, precisamente, lo que sugiere la firma de este acuerdo. Lo que la sociedad mexicana requiere es una cosa enteramente distinta: información clara, precisa, amplia, diversa, plural y crítica de los sucesos que marcan la vida nacional. Cualquier intento en sentido contrario será derrotado por la realidad misma.

ACUERDOS CONTRA LA VIOLENCIA

EMILIO ÁLVAREZ ICAZA

México vive una etapa crítica en materia de seguridad. La ciudadanía está en una situación de alta vulnerabilidad ante una espiral de violencia cada vez mayor. Vivimos una onda expansiva de violencia que alcanza distintos ámbitos de nuestras vidas. Esto se explica, en gran medida, por las incapacidades del Estado, pasadas y presentes (sobre todo en materia de justicia), y como consecuencia de una delincuencia galopante y con pocos límites. Nos enfrentamos ante escenarios inéditos que generan un enorme desconcierto y temor. Nuestra sociedad parece no tener los elementos eficientes y suficientes para enfrentar actos que conllevan una enorme violencia, lo que a su vez conlleva a la ruptura del tejido social y genera una gran cantidad de víctimas individuales, colectivas y sociales. Estas experiencias traen consigo enormes desafíos también para los medios de comunicación: ¿cómo reportar una noticia sin ser correa de transmisión de la delincuencia?, ¿cómo ejercer la libertad de expresión y evitar caer en la apología de la violencia? Éstos y muchos otros dilemas no son fáciles ni simples y suponen claridad y convicción, sobre todo para no exponer a las víctimas, periodistas y reporteros. Las certidumbres generadas por este contexto obligan necesariamente a abrazar las razones y fundamentos de un Estado democrático de derecho. Tenemos que desarrollar un proceso de construcción social contra la violencia en el que los medios de comunicación jueguen un papel privilegiado. Por eso resulta esperanzador ver dos importantes iniciativas en este sentido. La primera, de carácter particular y pionero, fue que hace dos días El Universal constituyó un Consejo Consultivo integrado por expertos y expertas en temas de seguridad pública y derechos humanos, el cual tendrá como objetivo apoyar su trabajo diario en temas relacionados con la inseguridad y la violencia, para que la labor periodística se apegue a los principios de legalidad, respeto y promoción de los derechos humanos. Un primer resultado de los trabajos del Consejo fue generar un documento que resume los criterios editoriales que El Universal observará en sus coberturas sobre crimen organizado y violencia, con énfasis en la vigencia del respeto al Estado de derecho, sus instituciones y la existencia los derechos ciudadanos fundamentales, entre ellos los del debido proceso, presunción de inocencia, dignidad y respeto a las víctimas. Asimismo, se reconoció que es un proceso que inicia y requerirá de la formación y capacitación de todo el personal para que estos criterios se observen en toda la labor informativa. La segunda, de carácter general, fue la presentación ayer de una iniciativa que incluye a más de 700 medios de todo tipo, televisoras, radiodifusoras, medios impresos y sitios electrónicos de información. Los directivos y representantes de los medios firmaron un Acuerdo contra la Violencia y se comprometieron a ceñirse a una estrategia que otorgue al trabajo periodístico más profundidad y limitar los efectos propagandísticos del crimen organizado. Este acuerdo se regirá por los siguientes principios rectores: el respeto a las libertades de expresión y de prensa, la independencia editorial de cada medio de comunicación, la obligación de los medios para informar con profesionalismo y la responsabilidad social de los medios sobre lo que informan, entre otros. Es de vital importancia resaltar que para que estas iniciativas lleguen a buen puerto se tendrán que desarrollar mecanismos efectivos de seguimiento, así como una protección específica y verdadera a los reporteros y periodistas, no sólo en materia de seguridad y justicia, sino también en materia laboral, salarial y social en las que se experimentan grandes retrasos. Con sus limitaciones, tanto el Consejo como el acuerdo mandan el mensaje de enfrentar la amenaza de la violencia desde las convicciones e instituciones de la democracia y en los diversos espacios sociales. Es el inicio de un proceso, el primer paso ya se dio.

jueves, 24 de marzo de 2011

MUJERES Y DERECHOS

JOSÉ WOLDENBERG KARAKOSKY

1."Apresan a 23 mujeres en Baja California por abortar". Ése era el título de una nota publicada en Reforma el 19 de marzo de 2011. Esas mujeres se encontraban recluidas en las cárceles de Ensenada, Tijuana y Mexicali. Nueve están bajo proceso sin derecho a fianza y 14 ya fueron sentenciadas.
Según organizaciones feministas que se manifestaron frente a las oficinas de la representación del estado de Baja California en el Distrito Federal existen casos de abortos espontáneos que están siendo penalizados como si se tratara de "homicidios en razón de parentesco". Como el año pasado en Guanajuato, a las mujeres no se les juzga siquiera por abortar, sino como asesinas de un presunto hijo ya nacido. Ponen como ejemplo un caso digno de atención: Lesly Karina Díaz Zamora tenía 19 años, con 27 semanas de gestación sufrió un aborto natural, su familia la llevó al hospital en Mexicali, y fue denunciada por los propios "servidores públicos del sector salud" ante el Ministerio Público. Hoy está sentenciada a 23 años de prisión.
¿Merecen las mujeres procesadas y sentenciadas ese castigo? ¿Puede obligarse a una mujer a tener un hijo no deseado? ¿No sería mejor desplegar amplias campañas de educación y poner a la mano de quienes lo desearan los más diversos métodos anticonceptivos? ¿Y no sería prudente, como en el Distrito Federal, ayudar con asistencia médica a las mujeres que decidieran interrumpir su embarazo durante las primeras semanas de gestación? Las mujeres no deben ser tratadas como incubadoras mecánicas contra su voluntad.
2. El gobernador del estado de Jalisco envió al Congreso del estado una iniciativa para reformar los Códigos civil y penal locales. Su objetivo: que las mujeres deban pedir permiso a sus esposos antes de someterse a un proceso de esterilización. También los hombres tienen que recabar el consentimiento de sus mujeres antes de proceder a efectuarse una vasectomía. Pero como lo señaló un médico de Jalisco, se realiza una vasectomía por cada 50 salpingoclasias (las famosas "ligaduras de trompas"). Además, los médicos que realicen esa intervención sin el consentimiento del cónyuge cometerán -según el proyecto del gobernador- el "delito de esterilidad provocada", que se perseguirá por querella (La Jornada, 19-03-11).
La misma nota señala que las pretendidas reformas atentan contra la letra de la Constitución que en su artículo 4 establece que: "El varón y la mujer son iguales ante la ley... Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos". No parece existir razón para la duda: se trata de cada persona, es decir, de cada individuo, y nadie tiene derecho a coartarle ese derecho.
¿Es necesario repetir que una mujer que no desee tener hijos o que ya no quiera tener más posee el derecho -al igual que el hombre- a recibir atención médica para esterilizarse? ¿Se requiere una vez más repetir que ni la Iglesia, ni el Estado, ni la comunidad, ni los vecinos, ni el esposo o esposa pueden imponerle lo contrario? ¿Será que resulta imprescindible reiterar que las mujeres son sujetos de derechos?
3. La Cámara de Diputados aprobó por una mayoría apabullante reformas a la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas. La trata de personas y las bandas organizadas y los individuos que explotan la prostitución infantil deben ser perseguidos y penalizados. Sobre ello existe un muy amplio consenso. Pero la reforma mencionada es para castigar a quien contrate o venda publicidad (es decir, a cualquier medio de comunicación), y no distingue con claridad el ejercicio de la prostitución y los delitos antes mencionados.
No se necesita tener dos dedos de frente para especular que la acción de los diputados es una reacción ante la campaña que desató Televisa en contra de los anuncios de servicios de prostitución en los periódicos. Y el problema es que al no distinguir entre prostitución y trata de personas, la legislación puede convertirse en un auténtico bumerang.
Leo que "en la exposición de motivos se explica que los anuncios publicitarios de prostitución constituyen una forma de promoción, difusión y facilitación de la actuación de las redes del crimen organizado. Por lo anterior, se afirma que estos medios publicitarios fomentan la práctica del delito de trata de personas, la explotación sexual, los trabajos y servicios forzados..." (www.Grupotransición.com.mx 21-03-11).
¿Se pretende erradicar y penalizar la prostitución? Entiendo que no. Hasta hoy no es un delito. ¿Entonces no resulta mejor que la misma se desarrolle con garantías para quienes la ejercen -y para los usuarios- y no en las catacumbas? ¿No son los anuncios una forma de sacar esa actividad a la luz pública? ¿Establecer una correlación absoluta y necesaria entre publicidad y trata de personas no es una falacia y no resultará contraproducente?
Como puede verse, en distintos campos las mujeres no requieren tutela, sino garantías para ejercer sus derechos, sus libertades.

PRIMERO EL PROYECTO, LUEGO EL CANDIDATO


MIGUEL CARBONELL

Ahora que ya se han renovado las dirigencias de los tres principales partidos políticos en México y que se despeja la ruta para definir las candidaturas presidenciales hacia la contienda de 2012, quizá convenga recordar lo importante que es no quedarnos solamente en una discusión sobre nombres y apellidos, sino avanzar hacia una definición de proyectos y programas. De hecho, lo ideal sería que cada partido definiera como primer paso el programa que le va a ofrecer a los electores, para luego buscar a la mujer o el hombre mejor preparados para realizar esa propuesta en caso de que resulten electos. De esa manera los ciudadanos tendrían elementos para hacer una elección racional y no basarse solamente en la imagen del candidato, en sus cualidades físicas o en la forma en que pronuncia los discursos. Una ciudadanía bien informada necesita saber el tipo de proyecto político que quiere impulsar un partido, para decidir si le da o les niega el voto a sus candidatos. Hacerlo de otra manera es votar a ciegas, confiando solamente en elementos intangibles que pueden llevarnos a una pérdida importante de tiempo. Sería relevante saber qué quiere hacer el PRI, como partido, en materia educativa por ejemplo. ¿Qué cambiaría respecto a lo que se hace actualmente?, ¿qué política seguiría para mejorar el nivel académico de nuestras universidades?, ¿qué tipo de controles e incentivos aplicaría en la edu cación básica?, ¿qué decisiones tomaría respecto al sindicato magisterial? Sería igualmente importante saber qué quiere hacer el PRD en materia de seguridad pública. Hemos escuchado que algunos de sus miembros dicen que la actual estrategia defendida por el gobierno de Calderón no sirve. Necesitamos que nos digan exactamente qué parte es la que no funciona y qué harían ellos para mejorar: ¿cómo capacitarían mejor a nuestros policías?, ¿cómo alinearían los esfuerzos de la Federación con lo que hacen los estados y los municipios?, ¿qué propuestas concretas tienen para llevar adelante la gran reforma penal que el país necesita?, ¿cómo limpiarían la enorme corrupción de los reclusorios? En el caso del PAN es probable que las dudas sean menores, ya que es el partido que lleva más de 10 años en el poder y nada indica que el próximo candidato o candidata vaya a desmarcarse de lo que han venido haciendo los presidentes Fox y Calderón. Es probable que las líneas económicas principales se mantengan y que las principales políticas públicas no sufran grandes variaciones. Solamente si los partidos son capaces de comenzar a plantear propuestas para los temas de fondo que necesita resolver el país, es que las elecciones del 2012 serán algo más que una mera consulta sobre qué candidato tiene al mejor asesor de marketing. México merece ya, a estas alturas, campañas basadas en ideas, no en simples eslóganes o cancioncitas. Necesitamos definir qué opción partidista tiene las mejores propuestas para que México crezca económicamente, para que seamos una mejor opción como destino turístico, para que aprovechemos lo mucho o lo poco que nos queda de petróleo, para que tengamos un país seguro en el que podamos salir a la calle sin temor a ser ejecutados o secuestrados, para que contemos con la infraestructura necesaria para exportar nuestros productos en la economía globalizada del siglo XXI, etcétera. Si no generamos una gran discusión nacional sobre las alternativas, los costos, los actores y las responsabilidades de llevar adelante cada tema, seguiremos votando a ciegas, sobre la base de lo que nos quieran “vender” los magos del marketing político. El riesgo de quedarnos hasta el año 2018 con un presidente que es una incógnita y al que conocemos solamente por la tele y el periódico es demasiado alto. Si discutimos primero los proyectos y las propuestas, tendremos muchos más elementos para encontrar el perfil idóneo (dentro de cada partido) para encabezar la campaña del 2012. Hoy tenemos apenas algunos esbozos, como los artículos de periódico que publica Enrique Peña Nieto, el libro de López Obrador sobre su proyecto de nación o las iniciativas de Manlio Fabio Beltrones en el Senado. Del lado del PAN las propuestas no han abundado, seguramente porque casi todos los posibles candidatos siguen estando a la sombra o bajo las órdenes de Calderón. No sabemos qué quiera o pueda hacer Josefina Vázquez Mota en el tema de la reforma hacendaria, ni qué piensen Cordero o Lujambio sobre la forma en que hay que fortalecer la infraestructura física del país (puertos, aeropuertos, carreteras). Sería bueno saberlo con tiempo, para poder definir el voto y, de esa manera, el futuro que queremos para México. Esperemos que la lucha por el 2012 sea, sobre todo, una batalla de ideas y no solamente de imágenes.