miércoles, 23 de marzo de 2011

PASCUAL, EL EMBAJADOR WIKILEAKS

JENARO VILLAMIL

“¿Qué injerencia tiene el embajador de Estados Unidos en la política de combate al crimen organizado? ¿Es cierto que el presidente Felipe Calderón no lo recibe? ¿Quién le proporciona la información?”, le preguntó la ex embajadora y actual senadora priista Rosario Green a la canciller Patricia Espinosa durante su tortuosa comparecencia del jueves 17 de marzo en Xicoténcatl. Espinosa no respondió a estas interrogantes. Se defendió frente a las constantes críticas por la violación a la soberanía que representan los sobrevuelos de aeronaves espías de Estados Unidos en territorio mexicano y se enredó en los detalles del operativo Rápido y furioso, pero mantuvo hermetismo total sobre el futuro del embajador norteamericano Carlos Pascual. Dos días después, el diplomático de origen cubano-americano, experto en “Estados fallidos”, confirmó lo que era un rumor generalizado en todo el gobierno de Felipe Calderón: a raíz de la divulgación de los cables diplomáticos que la embajada estadunidense envió al Departamento de Estado, sus días estaban contados en México. En sus cables “confidenciales” y “secretos” Pascual documentó lo que revistas como Proceso o periódicos como La Jornada habían evidenciado: que la misión diplomática de Estados Unidos y agencias de inteligencia de este país fueron los artífices de detenciones y operativos espectaculares, como el que llevó a la muerte de Arturo Beltrán Leyva; que Washington ya no confiaba en oficiales del ejército ni en Genaro García Luna y estaban preparando a “sus” marines mexicanos a través de un cuerpo de élite de la Armada y, sobre todo, que las perspectivas políticas para el 2012 eran muy negras para el gobierno de Felipe Calderón. Lo grave, para Calderón, no fue lo que dijera sino que lo plasmara en cables diplomáticos que fueron filtrados por Wikileaks. Dejó de ser un secreto, entonces, que Washington tenía perfectamente monitoreadas la debilidad, las incongruencias y la falta de estrategia de la guerra contra el narcotráfico emprendida por el gobierno calderonista. Lo peor es que dejó testimonio por escrito y Calderón, tan reactivo a los golpes informativos, decidió presionar al gobierno de Barack Obama para que cambiara al embajador indiscreto por uno más discreto.ç ¿A cambio de qué? ¿Cuáles fueron las negociaciones secretas? Eso aún está por verse. Lo cierto es que Pascual no era bien visto por Calderón no sólo desde que se filtraron los cables de Wikileaks sino desde que el diplomático mantuvo una relación sentimental con la hija de Francisco Rojas, coordinador de los diputados del PRI, ex director general de Pemex durante muchos años y, sin duda, pieza clave en la trama de relaciones y alianzas del priista Enrique Peña Nieto para el 2012. Cables incómodos Algunos de los pasajes más controvertidos de los cables que se divulgaron por los medios europeos y La Jornada, a raíz del convenio con Wikileaks, la organización de Julian Assange que ha dado más de un dolor de cabeza geopolítico, son los siguientes: 1.-La Caída de Arturo Beltrán Leyva.-El cable 3573, clasificado como “secreto”, fue redactado por Carlos Pascual el 17 de diciembre de 2009, y relata de manera abierta la injerencia de Estados Unidos en el operativo que condujo al enfrentamiento y muerte de Arturo Beltrán Leyva: “La unidad que realizó la operación recibió entrenamiento amplio por parte de Estados Unidos. La muerte de Arturo Beltrán Leyva no resuelve el problema de las drogas en México, pero esperamos que genere un momentum necesario para lograr avances sustantivos contra las organizaciones del tráfico de drogas. “Funcionarios de las agencias de aplicación de la ley en la embajada (estadunidense) dijeron que la operación del arresto contra Arturo Beltrán Leyva comenzó una semana antes de su muerte, cuando la embajada proporcionó a la Semar (Secretaría de Marina) información detallada sobre su ubicación”. Los siguientes párrafos del largo reporte constituyeron dinamita pura para el ejército y para Genaro García Luna, el innegable socio y artífice de la guerra del narcotráfico de Calderón: “La Semar está bien entrenada, bien equipada y ha demostrado una capacidad de respuesta rápida a información de inteligencia. Su éxito pone al ejército (Sedena) en una posición difícil para explicar por qué ha sido reacio a actuar sobre información de inteligencia buena y a realizar operaciones contra objetivos de alto nivel. “Las agencias de inteligencia de Estados Unidos originalmente entregaron la información a Sedena (sobre Arturo Beltrán Leyva), cuyo rechazo a actuar con celeridad refleja una aversión al riesgo que representa para la institución una importante victoria en la lucha contra los narcóticos. “La Sedena proporcionó apoyo a la Semar durante la lucha contra las fuerzas de Arturo Beltrán Leyva, pero sólo puede tomar un poco de crédito del éxito de la operación. Genaro García Luna, el secretario de Seguridad Pública, también puede contar como un perdedor neto en el operativo contra Arturo Beltrán Leyva. La SSP considera como su responsabilidad los blancos (líderes) de la organización de Beltrán Leyva, y García Luna ya ha dicho en privado que esta operación debió haber sido suya”. 2.-Los “agentes encubiertos” asesinados.- Para los medios en general pasó desapercibida una de las revelaciones más delicadas de los cables filtrados por Wikileaks, pero no para los círculos de inteligencia de ambos países. El 23 de enero de 2009, el cable 193, clasificado como “secreto y para no ser compartido por ningún gobierno extranjero” reveló lo siguiente: “Desde 2007 han sido asesinados 10 agentes mexicanos, contactos cercanos de la DEA, siete de los cuales eran integrantes de Unidades Especiales que habían sido sometidos a escrutinio. “De manera similar, en los últimos dos años han sido asesinados 51 contactos del FBI. “Más de 60 de los mejores agentes de México en los que depositamos nuestra confianza y con quienes colaboramos en investigaciones sensibles, compartimos información de inteligencia… han sido asesinados por los cárteles”. 3.-La falta de inteligencia y las rivalidades.-El cable 3195, fechado el 10 de noviembre de 2009, es un recuento muy crítico de las fallas del gobierno de Calderón en materia de combate al narcotráfico. Señala que esta administración “carece de un efectivo aparato de inteligencia para producir información de alta calidad y para realizar operaciones específicas.” Sin embargo, la parte más delicada es la siguiente: “Funcionarios de la embajada (estadunidense) reportan que, por ejemplo, la Sedena tiene bien establecidas unidades de inteligencia que desarrollan operaciones contra jefes de los cárteles. En general, no comparten información o análisis con las fuerzas que han sido desplazadas a los lugares para la lucha antinarcóticos, como Ciudad Juárez. A nivel local, las fuerzas de la Sedena desplazadas a las plazas calientes raramente desarrollan o utilizan información de inteligencia táctica. De hecho, no cuentan con cuerpos profesionales de inteligencia para recolectar información, operan virtualmente a ciegas excepto cuando reciben tips anónimos… Una parte que fue veneno puro para los responsables civiles de la guerra de Calderón fue la siguiente: “La rivalidad entre el procurador general de la República (Eduardo) Medina Mora (posteriormente reemplazado por Arturo Chávez Chávez) y Genaro García Luna, de la SPP, minimiza dramáticamente la cooperación e intercambio de información entre las dos agencias”. 4.-Panorama “sombrío” para el PAN en 2012.-Pascual no sólo se concentró en revelar las consideraciones de Estados Unidos en materia de narcotráfico (habló en otros cables de “corrupción generalizada”) sino, también, de escenarios político-electorales. El 9 de marzo pasado, La Jornada divulgó este cable redactado a fines del 2009 en el que señala que el PAN está “seriamente debilitado” y el panorama para las elecciones presidenciales del 2012 es “sombrío”. “Mientras tanto, el PRI está en ascenso, manejando con cautela su unidad ilusoria en un esfuerzo por dominar las diez elecciones para gobernador del año próximo… “Las perspectivas del PAN son sombrías y el presidente Calderón parece a veces preocupado y dubitativo acerca de la mejor manera para reforzar las perspectivas de su partido”. El Desafío informativo Como en todo, Calderón elige emprenderla contra el mensajero, pensando que se modificará el mensaje y la percepción de su gobierno mejorará, aunque más de 4 años de ineficacia lo desmientan. Por eso no ocultó ante The Washington Post y El Universal su animadversión hacia el embajador estadunidense, quien tenía menos de 20 meses en México. Pascual pertenece a la generación de neohalcones que manejan una tesis sobre los Estados fallidos. No por nada, antes de llegar a nuestro país estuvo en Ucrania (donde vivió la “revolución naranja”, hecho muy similar a lo ocurrido aquí en el conflicto poselectoral de 2006) y sabe exactamente el valor de cada palabra que escribió, aunque quizá nunca pensó que fueran a filtrarse de manera tan rápida y generara la furia tan reactiva de la administración de Calderón. Pascual no dijo nada que no se ventilara en otros medios y en los propios circuitos del gobierno calderonista. Lo peligroso fue que documentó con mucha precisión cómo Washington utiliza los errores, la falta de coordinación, la corrupción y la vulnerabilidad de los organismos responsables del combate al narcotráfico para avanzar en una estrategia de injerencia mayor en México. Esto tampoco es nuevo en los embajadores de Estados Unidos. Utilizan todos los mecanismos posibles para presionar y obtener concesiones de un régimen tan debilitado como el mexicano. La diferencia radica en que ahora estos asuntos ya no se ventilan sólo en privado. Se han documentado y ventilado. ¿Buscaba Pascual también ese objetivo? Es difícil saberlo. Wikileaks ha generado un tsunami en todas partes del mundo con la difusión de cables que estaban destinados, presuntamente, a un consumo interno. El efecto Wikileaks en México es muy claro: lejos de haberse fortalecido, el gobierno de Calderón es visto cada vez más como una administración débil ante Estados Unidos y fallida en su lucha contra el narcotráfico, por más spots que nos receten en televisión y otros medios electrónicos para convencernos de que 35 mil muertos constituyen un éxito en una guerra sin horizonte claro.

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