Como aconteció hace un mes, publico esta vez parte de otro documento que está vinculado a las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución El texto que Juan Francisco de Azcárate presentó a la Regencia como primer programa de política exterior en 1821. Varios alumnos, entre ellos Anais Kamffer Zea y Marcos Tamariz Kauffmann hicieron reflexiones que me parece conveniente mencionar.
"Azcárate, en un esfuerzo notable, logró establecer en su documento las prioridades que debería enfrentar el Imperio con respecto a sus relaciones con el exterior. Con base en elementos de estrategia, jerarquizó la agenda por círculos geográficos, considerando la importancia de los Estados vecinos. El programa establece las relaciones con el extranjero en cuatro categorías: por Naturaleza, Dependencia, Necesidad y Política.
Las naciones dentro de la categoría de relaciones por Naturaleza, son las naciones bárbaras de los indios, Estados Unidos, Rusia, Guatemala y Gran Bretaña. Respecto a los indios, se debe promover relaciones comerciales y amistosas para lograr de manera pacífica que vayan adquiriendo las costumbres mexicanas, lo que disminuirá los gastos de guerra. Con respecto a Estados Unidos, el dictamen menciona que el tratado Onís-Adams, firmado por Estados Unidos y España, no saciará los deseos expansionistas de la Unión. Por lo tanto, en aras de proteger el territorio nacional, se debe promover la migración de mexicanos y/o irlandeses católicos a Texas. En cuanto a Rusia, que es limítrofe de México a través de la región de Alaska, se deberá negociar un tratado de límites para prevenir así cualquier intento de expansión. Respecto a Guatemala, el Imperio respetará la decisión de ésta y las demás provincias centroamericanas, sean independientes o unidas a México. En el caso de Gran Bretaña, al poseer el territorio de las Honduras Británicas, es también vecino de nuestro país.
En las relaciones denominadas de Dependencia, son aquellos reinos que durante la época colonial habían recibido fondos para su sostenimiento y defensa por parte del virreinato de la Nueva España. El dictamen establece que el Imperio, al declararse independiente, podía considerarse libre de esta carga. Sin embargo, debido a su importancia geoestratégica, sería muy valioso para México lograr unir a Cuba y Puerto Rico al Imperio. Por ello, en caso de que buscaran ayuda para lograr su independencia, México debía proveérsela.
En cuanto a las relaciones por Necesidad (refiriéndose a la espiritual), el caso de la Santa Sede, acepta el Imperio mexicano la religión católica como única y se debían iniciar cuanto antes los contactos diplomáticos, enviando un representante mexicano al Vaticano y recibiendo a un nuncio apostólico en territorio nacional.
En cuarto lugar, el dictamen habla de las relaciones por Política, las naciones que si bien no limitan con México, su peso económico, cultural, político e histórico es innegable. España, a condición de que ésta reconozca la independencia mexicana. El dictamen reconoce que México debe su educación, lengua, religión, instrucción civil y política a los españoles. Por lo tanto, México debe continuar admitiendo españoles en su territorio y alentar el comercio con esta nación. Aun así, se advierte que, si España mantuviera su posición de guerra, México no tendría otra opción que defenderse y verla como enemiga. Francia, que al poseer la más grande población de Europa y al ser fuente de sabiduría y poder industrial, debe ser de primordial interés para el Imperio. Se le debe informar cuanto antes de la emancipación de México e invitarla a realizar tratados comerciales.
Por último, las relaciones con los recién independizados Estados de América del Sur. Una vez eliminado el yugo colonial, no habrá impedimento alguno para entablar relaciones comerciales entre sí. Se exalta también un espíritu de hermandad para ayudarse en caso de ataque por parte de cualquier potencia extranjera. El sueño de una América Latina unida se ve plasmado en estos enunciados.
Resulta sobresaliente del análisis elaborado por Azcárate, posee una visión global, donde si bien se marca que debemos poner especial atención a los países limítrofes con el Imperio, no descuida o abandona las relaciones con los demás países. Al contrario, Azcárate es capaz de divisar cómo los distintos nexos que nos unen a los diferentes países deben ser explotados de acuerdo a su naturaleza particular, para así resultar en el mejor beneficio para nuestro país."
"Azcárate, en un esfuerzo notable, logró establecer en su documento las prioridades que debería enfrentar el Imperio con respecto a sus relaciones con el exterior. Con base en elementos de estrategia, jerarquizó la agenda por círculos geográficos, considerando la importancia de los Estados vecinos. El programa establece las relaciones con el extranjero en cuatro categorías: por Naturaleza, Dependencia, Necesidad y Política.
Las naciones dentro de la categoría de relaciones por Naturaleza, son las naciones bárbaras de los indios, Estados Unidos, Rusia, Guatemala y Gran Bretaña. Respecto a los indios, se debe promover relaciones comerciales y amistosas para lograr de manera pacífica que vayan adquiriendo las costumbres mexicanas, lo que disminuirá los gastos de guerra. Con respecto a Estados Unidos, el dictamen menciona que el tratado Onís-Adams, firmado por Estados Unidos y España, no saciará los deseos expansionistas de la Unión. Por lo tanto, en aras de proteger el territorio nacional, se debe promover la migración de mexicanos y/o irlandeses católicos a Texas. En cuanto a Rusia, que es limítrofe de México a través de la región de Alaska, se deberá negociar un tratado de límites para prevenir así cualquier intento de expansión. Respecto a Guatemala, el Imperio respetará la decisión de ésta y las demás provincias centroamericanas, sean independientes o unidas a México. En el caso de Gran Bretaña, al poseer el territorio de las Honduras Británicas, es también vecino de nuestro país.
En las relaciones denominadas de Dependencia, son aquellos reinos que durante la época colonial habían recibido fondos para su sostenimiento y defensa por parte del virreinato de la Nueva España. El dictamen establece que el Imperio, al declararse independiente, podía considerarse libre de esta carga. Sin embargo, debido a su importancia geoestratégica, sería muy valioso para México lograr unir a Cuba y Puerto Rico al Imperio. Por ello, en caso de que buscaran ayuda para lograr su independencia, México debía proveérsela.
En cuanto a las relaciones por Necesidad (refiriéndose a la espiritual), el caso de la Santa Sede, acepta el Imperio mexicano la religión católica como única y se debían iniciar cuanto antes los contactos diplomáticos, enviando un representante mexicano al Vaticano y recibiendo a un nuncio apostólico en territorio nacional.
En cuarto lugar, el dictamen habla de las relaciones por Política, las naciones que si bien no limitan con México, su peso económico, cultural, político e histórico es innegable. España, a condición de que ésta reconozca la independencia mexicana. El dictamen reconoce que México debe su educación, lengua, religión, instrucción civil y política a los españoles. Por lo tanto, México debe continuar admitiendo españoles en su territorio y alentar el comercio con esta nación. Aun así, se advierte que, si España mantuviera su posición de guerra, México no tendría otra opción que defenderse y verla como enemiga. Francia, que al poseer la más grande población de Europa y al ser fuente de sabiduría y poder industrial, debe ser de primordial interés para el Imperio. Se le debe informar cuanto antes de la emancipación de México e invitarla a realizar tratados comerciales.
Por último, las relaciones con los recién independizados Estados de América del Sur. Una vez eliminado el yugo colonial, no habrá impedimento alguno para entablar relaciones comerciales entre sí. Se exalta también un espíritu de hermandad para ayudarse en caso de ataque por parte de cualquier potencia extranjera. El sueño de una América Latina unida se ve plasmado en estos enunciados.
Resulta sobresaliente del análisis elaborado por Azcárate, posee una visión global, donde si bien se marca que debemos poner especial atención a los países limítrofes con el Imperio, no descuida o abandona las relaciones con los demás países. Al contrario, Azcárate es capaz de divisar cómo los distintos nexos que nos unen a los diferentes países deben ser explotados de acuerdo a su naturaleza particular, para así resultar en el mejor beneficio para nuestro país."
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