martes, 9 de febrero de 2010

VORACIDAD ELECTORAL

JAVIER CORRAL JURADO

La masacre de estudiantes en Ciudad Juárez, no ha propiciado la más mínima reflexión en las autoridades de Chihuahua; parece que no les mueve el más mínimo resorte de responsabilidad y rectificación ante la tragedia. No les ha suscitado la necesidad de colocarse por encima de los intereses partidistas y atender el clamor de justicia. El gobernador José Reyes Baeza responde bajo un oportunismo político de la peor voracidad electoral, la que es capaz de medrar con la tragedia y el dolor de las familias. La propuesta del gobernador de trasladar los poderes locales a la frontera, es un acto demagógico, que ya ha encontrado amplio rechazo entre la población. No podía ser de otra manera cuando la gente sabe que por cinco años y medio Reyes Baeza abandonó a la frontera, como su antecesor, además de abdicar de sus competencias en seguridad pública en todo el estado, porque estuvo rebasado desde el principio, motivo por el cual solicitó apoyo al gobierno federal. Al anuncio de que el gobierno del Presidente Calderón haría un replanteamiento de la estrategia con un fuerte programa de inversión, promoción del empleo y desarrollo social para involucrar a la ciudadanía, el gobernador respondió primero con un berrinche al reprochar a Calderón que no visitara Ciudad Juárez y luego se anticipó a anunciar el traslado de poderes “para que los recursos del programa de inversión federal caigan a través de las autoridades locales”. Además de buscar la cercanía en los últimos meses de su mandato con los fronterizos, mostró su real intención: ir tras los recursos federales para hacer lo que saben hacer los gobernadores priístas, caravana con sombrero ajeno. A la crítica por el acto demagógico, ha seguido el cuestionamiento de fondo: no se pueden trasladar poderes que no existen, en todo caso lo que habría que hacer es confirmar su inexistencia, mediante la desaparición de poderes. Reyes Baeza ha concentrado las principales decisiones legislativas y judiciales del Estado, actúa como el jefe de los diputados (así lo reconoce y lo acepta públicamente el líder de la mayoría priísta, Fernando Rodríguez Moreno) y la mayoría de los magistrados obedece sus criterios, tan es así que por primera vez en muchos años, el STJ del Estado está en manos de un operador político del PRI y no de un jurista de carrera. Por eso sostengo que no es problema de sede, sino de capacidad, de voluntad, de congruencia y honestidad en la toma de decisiones. Deteriorada la colaboración entre niveles de gobierno, volvió el repartidero de culpas, se ha puesto énfasis en encontrar quién es más culpable. Pero no se cubre la omisión estatal trasladando de sede al priísmo. No obstante que el presupuesto para seguridad en Chihuahua ha aumentado 58.5% con Reyes Baeza, y tiene 6,770 agentes estatales y municipales más, los principales delitos han aumentado a gran velocidad. El robo de vehículo y los homicidios prácticamente triplican el crecimiento de habitantes. El robo creció 41.3% respecto a la administración anterior. Los homicidios crecieron 74.6%. Los homicidios dolosos crecieron 157.8% es decir, por cada 5 homicidios dolosos en la pasada administración ahora hay 13. Existen 163 casos de secuestro. El primer bimestre de 2008 las ejecuciones registraron un aumento de más del 100%, con respecto al último bimestre de 2007. Las ejecuciones en Ciudad Juárez, registradas desde el 1 de enero de 2008 y hasta el 31 de diciembre de 2009 representan el 23.34% del total nacional. Una de cada 4 ejecuciones en todo México sucedió en Juárez en ese lapso. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2009, la población que consume alguna droga ilegal en Chihuahua es 7.5%, mientras el promedio nacional es 5.2%. Con datos proporcionados por el Servicio Médico Forense (SEMEFO), en 2008, 19.8% de las muertes no naturales en Chihuahua sucedieron bajo el influjo de alguna droga. Si el Gobernador Reyes Baeza hubiera tenido frente a la inseguridad que vive Chihuahua, la creatividad y el talento que tiene para crear medidas de carácter electoral, otra historia se contaría para Ciudad Juárez. Pero no fue así, y ahora lo único que queda es el medro político. Por supuesto que es una vergüenza.

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