viernes, 5 de febrero de 2010

OBAMA "DESAIRA" A LA UNIÓN EUROPEA

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

Como sucede actualmente con cualquier Cumbre, primero se señala la fecha y el lugar del evento y después se debaten los temas por negociar. Así aconteció con la próxima Cumbre Unión Europea-Estados Unidos, que debió celebrarse en la primavera de este año en España, país que ocupa la Presidencia de la Unión Europea y a la que desde hace 10 años concurría siempre el mandatario norteamericano. El presidente Zapatero -por cierto hoy en Washington- contaba con la presencia de su contraparte norteamericana y se esforzaba por armar una agenda satisfactoria para los 28 jefes de Estado y de Gobierno, muchos de ellos se entrevistarían por primera vez con Obama. Sin embargo, el diario Wall Street Journal, el pasado lunes informó, antes de que lo hicieran la Casa Blanca o el Departamento de Estado, que debido a las circunstancias que vive Estados Unidos se cancelaba el viaje transatlántico. Esto cayó como un gran duchazo de agua fría en Madrid, donde se consideraba la Cumbre como la joya de la corona de la presidencia Española de la UE.
¿A qué obedeció la decisión personal del Presidente? No podemos pensar que haya una sola razón. Obama había participado en abril del año pasado en Praga en la misma Cumbre y había recibido en noviembre en la Casa Blanca al anterior Presidente en turno de la Unión, el primer ministro sueco. Se tiene la impresión de que Obama, hombre eminentemente pragmático, quedó insatisfecho de las Cumbres anteriores y prefirió en el momento en que su popularidad se desvanece, tomar todas las riendas de los asuntos de política interna después de la derrota demócrata en Massachussetts, donde perdió la mayoría ampliada que le iba a beneficiar en temas tan sensibles como la salud, el déficit fiscal y las medidas antimigrantes, que son su prioridad. Asimismo, Obama pretende desarrollar una enérgica campaña de apoyo a su partido ante las elecciones legislativas que se realizarán en noviembre y en las que se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Por otra parte, Obama ha realizado una decena de giras internacionales en su primer año de Gobierno, algo desusado para el jefe de la Casa Blanca. Ha visitado veintiún países, y si pretendemos hacer un balance hoy, este es muy pobre en cuanto a resultados, lo que seguramente le ha hecho pensar al Presidente que tiene que volver a los ejes de la política exterior de su programa de Gobierno (Irán, Medio Oriente, Desarme, China) y a atender los asuntos domésticos en forma más próxima. No quiere decir que el Presidente no vaya a salir de su país este año; tiene confirmado un compromiso en Indonesia y es probable que visite Moscú, si las negociaciones sobre el nuevo Tratado START sobre limitación de armas nucleares llegan a buen puerto. No resulta descabellado pensar que Obama también, después de varios viajes de su enviado Mitchel, se aproxime al Medio Oriente, si ve esperanzas de un camino de negociación seguro. Lo que seguramente no hará es una visita a la América Latina, como lo desearían muchos mandatarios de la región; el subcontinente ha quedado en segundo término por ahora.
En síntesis, trasladarse solamente a Madrid para hacerle la fiesta a Zapatero, que ya se encuentra en desventaja en las encuestas para las presidenciales del año próximo, no es suficiente argumento para Obama y de ello dará cuenta en estos días al propio Gobierno español. Mas Estados Unidos no ha cerrado la puerta, y como en noviembre se realiza en Lisboa la Cumbre de la OTAN, ese podría ser el escenario de las dos Cumbres, pero hay que preguntarse cuál es el parecer de los otros 26 Estados de la Unión Europea.
Ahora examinemos las primeras lecturas que se han dado en Europa sobre el anuncio. En forma por demás catastrofista, algunos señalan ya que con esta decisión, Europa va a perder peso en la escena mundial, y creo que están equivocados. Si bien es cierto que derivado de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Unión Europea no se ve muy bien preparada en su perfil de manejo de la política exterior. Por una parte está José Manuel Barroso, que preside la Comisión Europea que tendrá una nueva integración. Luego, Herman Van Rampuy, presidente del Consejo Europeo, Catherine Ashton, representante de Política Exterior, y el propio Rodríguez Zapatero, presidente en turno de la UE.
Mas no todo está cerrado. Existe la posibilidad de que este desaire se componga y Barroso consiga que Obama esté en Lisboa en noviembre.

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