Las declaraciones del gobernador Enrique Peña Nieto borraron cualquier sombra de duda sobre las razones de la renuncia del secretario de Gobernación a su militancia panista: Fernando Gómez Mont hizo un compromiso directo con los gobernadores priistas, básicamente Ulises Ruiz y el mismo Peña Nieto, de impedir las alianzas del PAN con la izquierda, en sus respectivas entidades, y al concretarse la coalición en Oaxaca, el funcionario únicamente tenía tres opciones: renunciar a Gobernación, renunciar al PAN o renunciar a ambas. Aunque esto no puede verificarse, al menos en estos momentos, la hipótesis más sólida es que todas las decisiones las tomó de la mano del presidente Felipe Calderón y, por lo mismo, contrario a lo que se especula, su puesto en el Gabinete hoy está más firme que nunca. Hace tres semanas abordé en este mismo espacio el chantaje priista para tratar de frenar las alianzas electorales entre PAN y PRD, sin saber que esto se había negociado desde noviembre del año pasado, cuando el voto favorable de los legisladores tricolores era indispensable para conseguir el incremento de un punto porcentual al IVA. En esos momentos Gómez Mont, sabía que la decisión de ir o no en coalición estaba fuera de su competencia, pero no de la de Calderón. Calderón le incumplió y por supuesto que conocía las consecuencias de dicha decisión. Así hoy también es evidente que Calderón ya empezó a trabajar para la elección presidencial de 2012, pues la importancia de ganar las gubernaturas estatales es fundamentalmente en función de debilitar la fuerza tricolor. Ante la disyuntiva que le colocó el PRI: alianzas electorales o gobernabilidad (que básicamente se refiere a la disponibilidad para negociar los proyectos de reforma del Gobierno, entre las que destacan la llamada reforma política y la anunciada reforma fiscal) Calderón no dudó, se inclinó por las alianzas electorales. Al decidirse por esa opción también sabía que Gómez Mont quedaba entre la espada y la pared, pues en automático su palabra perdía toda credibilidad. Eso fue por demás evidente con la reacción de los priistas, que tras conocer la alianza en Oaxaca y antes de conocerse la renuncia de Gómez Mont al PAN, el diputado Héctor Pablo Ramírez, muy cercano a Ulises Ruiz, declaró a Reforma: "Desde ahorita lo advertimos: no pasará ninguna iniciativa de Calderón en el Congreso, ni en lo político, ni en lo económico y ni en lo electoral. A partir de ahora, la fracción parlamentaria del PRI tomará con muchas reservas la relación con el Presidente de la República y manifestamos nuestra intención de que se rompa el diálogo entre el PRI y la Secretaría de Gobernación". Pero una vez que se conoció su decisión el discurso cambió diametralmente, de acuerdo a una nota publicada en El Universal, el viernes 12, el líder de los senadores priistas, Manlio Fabio Beltrones "considero que el funcionario federal garantiza la interlocución entre el Gobierno y todos los partidos políticos, independientemente de su filiación partidista, por su congruencia y solidez doctrinaria". A su vez, el senador Francisco Labastida, incluso señaló que "la gobernabilidad y la operatividad del Gobierno estarían en riesgo si Fernando Gómez Mont deja, además del PAN, la Secretaría de Gobernación". En estos momentos los priistas tienen plena conciencia de que la palabra confiable es la de Gómez Mont, no la de Calderón que no tuvo ningún empacho en romperla en aras de un probable triunfo electoral. Pero las alianzas también le permiten a Calderón abrir un espacio de negociación con el PRD, así hoy tiene las dos ventanillas entreabiertas: con el PRI a través de Gómez Mont y con el PRD, de César Nava, el dirigente blanquiazul. Además la renuncia de Gómez Mont al PAN lo saca automáticamente de la carrera presidencial, lo cual también es muy favorable para el Gobierno y el país. Desde que Jesús Reyes Heroles, ocupó dicho puesto de 1976 a 1979, durante el Gobierno de José López Portillo, no se daba la feliz coincidencia que el titular de esta dependencia estuviese claramente al margen de la sucesión; aunque el caso de Reyes Heroles fue porque estaba impedido constitucionalmente porque su padre era español. La ausencia de afanes presidenciales puede ser muy positiva, principalmente por dos razones: primero, porque los interlocutores políticos no tienen ningún empacho en colgarle méritos al principal negociador del Gobierno Federal, dado que no podrá utilizarlos a su favor; y, segundo, privilegiará la importancia y trascendencia de las políticas públicas en función de su beneficio para el país y de los beneficios políticos personales que pueda obtener. Aunque Calderón pierde en lo personal, pues se confirma que su palabra no vale nada; el Gobierno gana porque ahora amplía sus posibles interlocutores, tiene un secretario de Gobernación más preocupado por los asuntos públicos que por su imagen personal y hasta tiene mayores posibilidades de derrotar al PRI en algunas entidades tradicionalmente tricolores. El PAN puede sufrir algunas mermas, pues la salida de un prominente panista puede generar algunas otras renuncias, pero de acuerdo a las primeras reacciones, en caso de suceder, aunque pueden ser muy emblemáticas, no serán masivas, con lo cual no es esperable un debilitamiento importante por esta razón. Hoy el secretario más firme es Gómez Mont, pues su salida cancela cualquier posibilidad de negociar con el PRI. Calderón evaluó fríamente costos y beneficios y decidió en función del balance más positivo para su partido y su Gobierno.
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