jueves, 30 de diciembre de 2010

2010: OPORTUNIDAD PERDIDA

LORENZO CÓRDOVA VIANELLO

El año que está por terminar fue, en muchos sentidos, una oportunidad poco aprovechada. El país no atraviesa su mejor momento, y ha estado aquejado desde hace tiempo por numerosas crisis. En primer lugar, en materia de seguridad, tenemos a una criminalidad rampante que, lejos de verse disminuida por la monocorde estrategia gubernamental para combatirla, arrebata espacios de control al Estado día a día. En segundo lugar, en materia económica, a pesar de la aparente estabilidad que ha seguido a la debacle mundial en 2009, el crecimiento dista de ser el necesario para enfrentar de manera optimista el futuro y la pobreza y la desigualdad —más allá del inverosímil discurso oficial que insiste en destacar con tonos triunfalistas los magros logros conseguidos— aumentan preocupantemente. En tercer lugar, en materia social, el tejido ciudadano se ha venido erosionando de manera preocupante, y la desconfianza, como antivalor, se difunde a la par que la capacidad de asombro y de indignación se diluyen. Y, finalmente, en materia política, el cortoplacismo y el pragmatismo electorero privan, y en medio de tonos altisonantes que para nada ayudan a la construcción de acuerdos, la política se aleja de una ciudadanía que cada vez es más refractaria a asumir a los partidos y a los órganos representativos como canales confiables y creíbles para que la vida democrática se desarrolle. Todo lo anterior generaba un complicado contexto para hacer un análisis sereno de dónde estamos, cuál es la naturaleza y cuáles las causas de nuestros problemas, qué soluciones son las mejores para enfrentarlos y cómo debemos instrumentar esas soluciones. Pero el 2010 se presentaba como un momento oportuno para plantearnos hacer un diagnóstico sobre los grandes problemas nacionales y avanzar acuerdos en torno a las medidas necesarias para atajarlos. En efecto, si bien hubo una importante actividad electoral —con toda la rispidez política que ello implica—, también es cierto que, gracias a la reforma de 2007, se concentró en sólo unos cuantos meses, abriendo un espacio importante para que los diagnósticos no se contaminaran electoralmente. Además, existía una suficiente distancia tanto con las elecciones federales anteriores como con las venideras, lo que permitía analizar nuestra situación y hacer propuestas sobre los temas “calientes” sin estar atados al inmediatismo que los procesos electorales imponen a la política. Por otra parte, la conmemoración del Bicentenario y del Centenario representaba el mejor pretexto para convocar a una profunda reflexión sobre el México que queremos construir y cuáles las vías que deben seguirse. La celebración podía y debía verse como una manera de trazar rutas transexenales del desarrollo del país. Y, sin embargo… el cortoplacismo privó, la lógica electoral de la contienda presidencial se adelantó y la conmemoración se redujo a fiesta, oropel y a “echar cohetes”. Los logros de 2010 fueron magros ante las expectativas y necesidades. El próximo año pinta para ser uno en el que difícilmente conseguiremos algo. De nuevo, el calendario electoral local estará desperdigado a lo largo del año, empezando con las elecciones de gobernador en Guerrero, el 30 de enero, y terminando con las elecciones para renovar el Ejecutivo local el 13 de noviembre. Por si fuera poco, en julio serán las elecciones de gobernador en el estado de México, que, como ha sido reconocido, son cruciales para el futuro político de Enrique Peña Nieto, y en octubre arranca el proceso electoral para renovar los poderes federales en 2012. En suma, el 2011 estará sobrecargado de rispidez y confrontación política, y los partidos difícilmente cederán en temas que puedan ser vistos públicamente como victorias para sus adversarios. Del 2012, ni hablemos. Pensar que algún acuerdo pueda procesarse entonces sería más el producto de la inocencia política o de la mística convicción de que los milagros son posibles. Por su parte, el 2013 será el primer año del nuevo gobierno, y la posibilidad de acuerdos sobre los temas relevantes dependerá de las capacidades negociadoras del nuevo Ejecutivo y de que el ambiente poselectoral no esté cargado de inquinas, ánimos revanchistas y de conflictos (conociendo a nuestros políticos será algo difícil). Con el fin de este año, se cierra una ventana que habríamos tenido que aprovechar mejor, y que dejamos pasar. Otra oportunidad perdida más.

'MÉNAGE Á TROIS'

JOSÉ WOLDENBERG KARAKOSKY

"Un ménage á trois es una mezcla de sexo y problemas domésticos", escribe Adam Thirlwell en Política (Anagrama, 2004). Se trata de una forma ingeniosa, atractiva, pero no bíblica, es decir, inexacta como lo son las pontificaciones que quieren convertirse en aforismos. Una definición ambigua pero que por lo menos subraya que al lado del placer aparecen inevitablemente las dificultades cotidianas. Y cuando se trata de tres y no de dos, los "problemas domésticos" suelen ser complejos.
En el formato actual de nuestra vida política los partidos parecen estar envueltos en no pocos aprietos fruto de su convivencia: una convivencia no sólo pública sino íntima en las instituciones del Estado. Son relaciones de amor y odio, de acercamiento y distanciamiento, de conveniencia y pasión, problemas domésticos como los de un ménage á trois.
En 1999, ante la coyuntura de una nueva elección general en México, el PAN y el PRD se empezaron a cortejar. Se hablaban al oído y se decían cosas bonitas, aparecían de vez en vez juntos en público, establecieron una mesa de negociaciones para crear un Frente Opositor capaz de "sacar al PRI de los Pinos". Vivieron una etapa de seducción mutua. Ese primer affaire duró poco porque los principales candidatos de ambos partidos no estaban en disposición de declinar sus legítimas aspiraciones. Fue un primer divorcio civilizado. Hubo pullas como en toda separación, pero las heridas parecieron no ser demasiado profundas.
Con el triunfo del PAN en el año 2000, los tres protagonistas de esta historia se vieron obligados a reajustar sus roles. Y a pesar de sus diferencias, trayectorias e idearios, encontraron que sus contrincantes eran o resultaban más atractivos de lo que cada uno de ellos había creído. Su necesidad de hacer avanzar alguna iniciativa en el terreno legislativo pero también sus brindis informales, les fueron develando las virtudes ocultas de sus adversarios. Paso a pasito (como diría Angélica María) se establecieron complicidades, se forjaron acuerdos, se susurraron frases dulces. Y así fuimos observadores de pactos parciales en diferentes modalidades (PAN-PRI; PRD-PRI; PRD-PAN) e incluso de encuentros entre los tres. La fórmula del ménage á trois parecía funcionar. A veces se querían los tres y a veces sólo dos. Maduros al fin, parecían comprender que el destino los colocaba en la misma cama (perdón, en la misma Cámara). Daba la impresión de ser una relación "moderna", abierta, sin excesivos celos, un poco fría y cargada de cálculos de corto plazo, pero funcional para amantes no demasiado románticos (más bien pragmáticos). Cierto, la pareja mejor avenida parecía la del PAN-PRI, pero las otras dos combinaciones también funcionaron. Lo dicho, un ménage...
Luego de las polarizantes y polarizadas elecciones de 2006 se abrió un océano entre el PAN y el PRD. La espiral de agravios (reales o ficticios es lo de menos, como suele suceder en las relaciones interpersonales) llegó a tal punto que quienes en el año 2000 habían buscado forjar una alianza vivían ahora distanciados en extremo. Habían pasado del cortejo, los intentos de seducción y la ruptura medianamente civilizada, a lo que parecía un divorcio definitivo, con la carga de rencores, reclamos mutuos y hasta injurias que suelen marcar los truenes dolorosos. Cada uno buscó a los amigos para hablar mal del otro, para intentar aislarlo o para demonizarlo.
Si el escenario hubiese sido un petate, para seguir con la mala analogía, los en algún momento novios ahora se daban la espalda. Enojados, lastimados, doloridos, no querían saber nada uno del otro. Y en medio de los dos, recostado con comodidad, se situó el PRI. El rencor entre PAN y PRD era tal que el tricolor se volvió imprescindible. El PAN encontró que los antiguos defectos del PRI eran virtudes, que sus contrahechuras eran imaginarias, fruto de no haberlo tratado de cerca. El PRI, por su parte, descubrió muy pronto que en la nueva situación podía convertirse en un amante platónico, es decir, inalcanzable, o en un gigoló dispuesto a disfrutar de los placeres de la conveniencia mutua. Optó por lo segundo. Quizá no le dio al PAN amor, pero sí satisfacción.
Pero cuando hay tres, hay tres. El PAN y el PRD se reencontraron. Volvieron a sonreírse y a pasear juntos, a consentirse y a hablar mal del tercero en discordia, lo cual generó, y con razón, el despecho del PRI. Y en esas estamos, aunque no creo que la historia haya terminado.
Para que un ménage á trois se dé se requieren condiciones para ello y ganas. Las condiciones existen desde hace algunos años. Las ganas, a primera vista, invocan un resorte subjetivo, pero vale la pena pensarlas también como un fruto maduro de la necesidad. En política las imponen las circunstancias y no el amor. De tal suerte que los amantes distantes o despechados es probable que sigan teniendo encuentros amorosos... así sean agitados y llenos de culpa. Lo dicho: el ménage á trois es una mezcla de sexo y problemas domésticos.

EL PERSONAJE DEL 2010

MIGUEL CARBONELL

Es probable que para muchos analistas el personaje del año sea Julian Assange, el creador e impulsor de WikiLeaks. Assange y sus aliados lograron durante 2010 transformar de una vez y para siempre nuestra comprensión del periodismo, de la diplomacia y de la transparencia gubernamental. Otros pensarán, como lo hizo la revista Time al nombrarlo la Persona del Año, en el nombre de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y el más joven de todos los multimillonarios del mundo. Sin embargo, encuentro muchas razones para que el personaje del año, al menos en el ámbito de España y América Latina, sea Mario Vargas Llosa. Veinte años después del Premio Nobel concedido a Octavio Paz en 1990, las letras en lengua española volvieron a vestirse de gala por la concesión del más importante premio literario a Vargas Llosa. La casualidad o el destino hicieron que el anuncio de la concesión del premio se produjera pocas semanas antes de la publicación de la más reciente novela de Vargas Llosa, El sueño del celta. Se trata de un libro no solamente monumental por su tamaño (más de 450 páginas, en la edición en español de Alfaguara), sino por el concienzudo trabajo y la exquisita narración con que el autor nos va contando la vida de Roger Casement, legendario irlandés que, a principios del siglo XX, luchó incansablemente contra los abusos de la colonización en el Congo africano y en el Putumayo peruano. La vida de Casement le sirve a Vargas Llosa para volver a sus temas de siempre, pero ahora lo hace con un refinamiento y una vocación narrativa universal que no aparecen en sus novelas anteriores (o no en todas ellas, al menos). Por las páginas de El sueño del celta aparecen los temas del Vargas Llosa literato y del Vargas Llosa ensayista y pensador político: la lucha contra los abusos de todo tipo de poderes (públicos o privados), la vena libertaria, la pulsión nacionalista y patriotera… y la figura de la madre, como refugio permanente en contra de todas las inclemencias de la vida. La de Vargas Llosa es una biografía ejemplar, no solamente por su constante e indeclinable vocación literaria, sino también por la firmeza granítica de sus convicciones políticas. Uno podrá o no estar de acuerdo con sus postulados políticos y económicos, pero nadie puede negar la congruencia, la convicción y la inteligencia con que los defiende. Su lucha a favor de la libertad es una de las más admirables en el desolado panorama ideológico de América Latina, en donde el pensamiento liberal no ha sido en modo alguno comprendido. Quizás el libro que más nos habla de Vargas Llosa como ser humano es la primera parte de su biografía: El pez en el agua, escrito luego de su derrota en la carrera por la presidencia de Perú, frente al candidato Alberto Fujimori, que poco después de su victoria decidió dinamitar la precaria democracia peruana. La que pudo haber sido una derrota vital de funestas consecuencias fue para Vargas Llosa la excusa para regalarnos un magnífico libro en el que cuenta, alternando los capítulos, los primeros años de su vida (hasta su partida a Madrid, en 1958) y su campaña por la presidencia de Perú a comienzos de los años noventa. Hoy el destino ha puesto a dos de los protagonistas de ese libro en el lugar que merecen: a Vargas Llosa recibiendo el Premio Nobel de Literatura por toda una vida entregada al trabajo creativo y por su irrefrenable imaginación; a Fujimori, en la cárcel por haber mandado asesinar a muchos de sus compatriotas y por ladrón. Qué vueltas da la vida. El Nobel le llega a Vargas Llosa a una edad avanzada —74 años—, pero en plena madurez narrativa. En varias de las entrevistas que ha dado luego de la concesión del premio ha contado los diversos proyectos que tiene pendientes, y lo mucho que le urge volver a su rutina laboral para completarlos todos. Uno de ellos es la segunda parte de El pez en el agua, que sus lectores aguardamos con genuino interés. El mejor homenaje que le podemos hacer a quien ha dedicado su vida entera a la creación literaria es leerlo. Volver a sus novelas clásicas, pero también a las más recientes (La fiesta del chivo debería ser lectura obligatoria en las escuelas preuniversitarias de América Latina), lo mismo a que sus ensayos y sus artículos de periódico. Vargas Llosa se ha convertido ya en un clásico vivo. El reconocimiento mundial que supone el Premio Nobel vino a ratificar lo que miles, acaso millones de lectores habían descubierto por sí mismos desde hace muchos años: leer a Vargas Llosa es leer a uno de los genios literarios más importantes de toda la historia latinoamericana. En el año de su muy merecido Premio Nobel, Mario Vargas Llosa es —según mi criterio— el personaje más importante del año.

ASPECTOS JURÍDICOS DE LA SEÑALIZACIÓN VIAL

CARLOS ARELLANO GARCÍA

Las obligaciones normativas de carácter jurídico orientadas a la señalización vial habrán de ser cumplidas por autoridades de la Federación, de estados de la República y del Distrito Federal. A efecto de saber hasta dónde llega la competencia de estos tres órdenes de gobierno es conveniente recordar las disposiciones normativas aplicables.
En lo que se refiere a la distribución de facultades entre la Federación y estados de la República tenemos la amplia regla contenida en el artículo 124 constitucional que determina: "Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución, a los funcionarios federales, se entenderán reservadas a los estados." Tales facultades a favor de la Federación están englobadas en el artículo 73 constitucional y, es el caso que, la fracción XVII del artículo 73 constitucional establece que el Congreso de la Unión tiene facultad: "Para dictar leyes sobre vías generales de comunicación...". Esta facultad expresa a favor de la Federación se explica respecto de vías generales de comunicación que rebasan el territorio de dos o más entidades federativas. En cuanto a vías específicas de comunicación limitadas al territorio de un solo estado de la República, la competencia respectiva para señalización vial está reservada a ese estado de la República y a él le corresponde establecer las normas aplicables.
Respecto del Distrito Federal, que es la capital de la República como lo previene el artículo 44 constitucional: "La Ciudad de México es el Distrito Federal, sede de los Poderes de la Unión y capital de los Estados Unidos Mexicanos", la distribución de facultades entre Federación y Distrito Federal es muy diferente a la que corresponde a estados de la República, dado que el artículo 122 constitucional, en el inciso "A", establece que corresponden al Congreso de la Unión: "I. Legislar en lo relativo al Distrito Federal, con excepción de las materias expresamente conferidas a la Asamblea Legislativa". Por tanto, a diferencia de lo que ocurre con los estados de la República, la Asamblea Legislativa tiene facultades expresas y el Congreso de la Unión tiene facultades reservadas.
En el mismo artículo 122, BASE PRIMERA, en la fracción V, se establecen las facultades que corresponden a la Asamblea Legislativa, en los términos del Estatuto de Gobierno, y, en el inciso "k"), otorga a este órgano la facultad de: "Regular la prestación y la concesión de los servicios públicos; legislar sobre los servicios de transporte urbano..." Conforme a este dispositivo, la señalización vial en las vías de comunicación limitadas al territorio del Distrito Federal, capital de la República, debe regularse por leyes locales capitalinas.
Con esa base, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ha legislado a través de la expedición de la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal, según la publicación respectiva en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 16 de diciembre del 2002 y, en el artículo 119 ha previsto que los funcionarios que tienen a su cargo la señalización deben cumplir los deberes de colocar, mantener y preservar la señalización vial. A su vez, el artículo 2º de este ordenamiento define la señalización vial como el conjunto de elementos y objetos visuales de contenido informativo, indicativo, restrictivo, preventivo, prohibitivo o de cualquier otro carácter que se coloca en la vialidad. Según el artículo 110 de la Ley mencionada se determina que los funcionarios públicos adscritos a las dependencias gubernamentales competentes del Distrito Federal, están obligados a garantizar que, en todas las vialidades de la ciudad, sobre todo en avenidas sumamente transitadas, exista señalización vial que cumpla con el objetivo de proporcionar una mayor orientación a la población y agilizar la fluidez del tránsito vehicular. Entre las diferentes señales, se hace hincapié en una importante señal que se coloca sobre el pavimento, constituida por líneas horizontales e indicaciones que se pintan en la superficie de rodamiento. A esta señal se le denomina: "de marcación horizontal".
Lo triste del caso es que, ni más menos, en el Distrito Federal, Capital de la República, hay graves deficiencias en la señalización, porque las rayas están borradas, deterioradas, desaparecidas, no pintadas y ello convierte a la actividad de manejo de vehículos en preocupante, muy peligrosa e indeseable, por lo que, resulta urgente que los funcionarios y empleados encargados de la señalización vial cumplan con sus deberes normativos a los que nos hemos referido.

¿AÑO NUEVO, EJÉRCITO NUEVO?

RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

Se ha hecho público en "The New York Times" y "WikiLeaks" el contenido de la reunión por demás ilustrativa que sostuvo el 19 de octubre de 2009 el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, con el entonces director de Inteligencia estadounidense, Dennis Blair, criticando el primero la muy larga participación del Ejército Mexicano en la lucha contra el narcotráfico; prediciendo así mismo que la misma durará "otros siete o diez años". Claro, salvo que el Presidente de la República, quien es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de aire, tierra y mar, decida otra cosa o que el Congreso de la Unión modificando la Constitución le retire esa facultad. Así mismo el General dijo desconfiar de las entidades policiales del país prefiriendo trabajar por separado, aparte de ellas, habida cuenta de que las operaciones conjuntas se dificultan debido a la falta de planeación y de los malos policías, corruptos, que le transmiten información al hampa o se coluden con ella. Luego aludió a los abusos del Ejército en materia de derechos humanos, lo cual le acarrea severos cuestionamientos; pero lo más relevante estuvo a mi juicio en el hecho de admitir que hay la percepción generalizada de que las fuerzas armadas realizan la tarea que les ha encomendado el Presidente la República sin el suficiente sustento legal, yo digo constitucional, por lo que sugirió que una forma de tenerlo sería invocar y aplicar el artículo 29 de la Constitución "para decretar estado de excepción (que en rigor es una suspensión de las garantías individuales) en ciertas áreas del país". Idea que he sostenido desde hace bastante tiempo en relación con la guerra contra el narcotráfico. No hay más que leer con cuidado el artículo 29 y se entenderá inmediatamente que no ofrece ningún problema para su aplicación desde el punto de vista ténico jurídico. La Constitución permite dicha suspensión de las garantías individuales; y entre suspenderlas en los términos de ese artículo o sacar al Ejército a las calles sin clara referencia constitucional, indiscutiblemente es preferible lo primero.
Ahora bien, en la reunión de la especie que sostuvo el Secretario de la Defensa Nacional con Dennis Blair resaltó algo muy preocupante, a saber, la posibilidad de que "un aumento de la asistencia de Estados Unidos con información de inteligencia podría reducir ese período de tiempo" (el de "otros siete o diez años" con la milicia circulando por el país). E incluso el alto funcionario fue más concreto al decir que "el Ejército estaría dispuesto a aceptar cualquier adiestramiento que pueda ofrecerle Estados Unidos" y que "dos oficiales del Ejército Mexicano fueron asignados al Centro de Inteligencia de Texas, en El Paso, en Estados Unidos, con el objetivo de agilizar el intercambio de información". Es de recordar que abundan en todos los niveles del análisis político-social aquellos que hablan constantemente de nuestra quisquillosidad, de nuestra pequeñez tercermundista al no aceptar cooperaciones interfronterizas o multinacionales tal y como lo hacen otros países. Añaden que cargamos a cuestas una entremezcla de complejo de inferioridad y de superioridad. Para ellos el indito acurrucado se levantó de pronto y empezó a vociferar -es una metáfora- apoyándose en un nacionalismo obsoleto y hasta perjudicial. Pero olvidan las peculiaridades e historia de nuestro país, su idiosincracia, la geopolítica en la que estamos inmersos. Pasan por alto "el destino manifiesto" pregonando que es cosa del pasado. Sin embargo quien desconoce la historia está condenado a repetirla. Y otra cosa, el pasado no es tan pasado como se suele creer. Allende el Bravo se arman todavía asechanzas en contra nuestra. La verdad ineludible es que el mundo ha cambiado en algunas cosas pero en otras no, y lo menos que se nos puede exigir es no ser cándidos. Con los norteamericanos podemos navegar juntos pero conscientes de que vamos en aguas procelosas. Ningún otro país en este continente y difícilmente en otros, salvo en la época del Muro de Berlín o de la Cortina de Hierro en plena "guerra fría", ha tenido y tiene una proximidad tan cercana, tan comprometedora (pared de por medio) con una superpotencia. ¿Que nos han quitado parte de nuestro territorio? No es verdad, arguyen conspícuos investigadores. Se la dimos, se la regalamos en medio de nuestras rencillas interiores. Pero yo pienso que muy aparte de los cambios relevantes y trascendentes que ha habido en el vecino país, lo medular no ha cambiado en cuanto a nosotros. He allí el problema, por no citar otros, de los aranceles, de los indocumentados y de la oposición tan cerrada -en el Congreso y en la mismísima Casa Blanca- para que nuestra gente cruce la frontera.
¿Año Nuevo viejo Ejército? Ni aunque fuera nuevo le correspondería andar circulando por las calles. El Ejército es el guardián de las instituciones de un país y en México esto ha sido muy claro, sobre todo a partir de la Revolución. Y las instituciones no surgen de la nada sino de un Estado de Derecho obviamente con una Constitución, o sea, con una Ley Suprema. ¿Cómo es posible entonces que el propio guardián no se someta al mandato de la Carta Magna? Y mientras ésta y sus leyes secundarias le asignen al Ejército un papel determinado, no tiene más remedio que actatarlas o perdería su condición de guardián. Comparto y compartimos millones de mexicanos la preocupación, que así la supongo, del Secretario de la Defensa Nacional.

martes, 28 de diciembre de 2010

2011: ELECCIONES, PARTIDOS, CONGRESO

JORGE ALCOCER VILLANUEVA

Hay quienes insisten en poner la mirada en 2012, como puerto de llegada de lo que consideran destino manifiesto, profecía por autocumplirse. Sin embargo, de lo que pase en el 2011 dependerá, en buena medida, la suerte de los aspirantes a la candidatura presidencial y los partidos políticos.
En el año que está por comenzar siete estados tendrán comicios locales. A finales de enero en Guerrero; BCS en febrero; Coahuila, Hidalgo, México y Nayarit el primer domingo de julio; la agenda electoral local concluirá en noviembre, en Michoacán. De las seis gubernaturas en disputa, tres están hoy (aunque en dos solo formalmente) en manos del PRD, y tres corresponden al PRI. Para el PAN no hay riesgo de pérdidas como las sufridas en años anteriores, aunque sus posibilidades de éxito dependen de las alianzas con el PRD en Coahuila, Nayarit y México, pues en Michoacán, como en Guerrero y BCS, la unión electoral entre azules y amarillos está fuera del escenario.
Será la elección de gobernador en el estado de México la que concentre la atención nacional pues, por razones objetivas y subjetivas, de su desarrollo y resultados dependerá el futuro inmediato del personaje al que desde hace meses los medios y las encuestas ubican como puntero en la carrera hacia la silla presidencial. Enrique Peña Nieto lo sabe; por ello decidió ganar tiempo mediante una reforma que acorta los periodos de precampaña y campaña, pero la medida ha terminado por beneficiar al PAN y al PRD, que gracias al gobernador mexiquense disponen de tiempo para desatar el nudo gordiano que frena su eventual alianza: ¿quién será su candidato?
Dado que la jornada electoral en Michoacán tendrá lugar hasta noviembre, los resultados de julio de 2011 se convertirán en obligados referentes para las decisiones que a partir de octubre, mes de inicio del proceso electoral federal, adopten los partidos con miras a la selección de candidatos presidenciales y la búsqueda de coaliciones. Ha sido el presidente Felipe Calderón quien abrió la puerta para lo que parecía imposible: una coalición PAN-PRD para 2012; lo hizo al incluir entre los escenarios a considerar la postulación por el PAN de un candidato no partidista, condición primera para poner sobre la mesa la alianza entre azules y amarillos.
Iniciado el proceso electoral, los partidos tendrán que definir el método para la selección de sus candidatos presidenciales ya que las precampañas darán inicio en la tercera semana de diciembre. La SCJN ha establecido el criterio de que si un partido tiene un solo precandidato, éste no podrá realizar actos de precampaña, ni ser promovido a través de la televisión y la radio. Para el PRI tal criterio planteará el dilema entre admitir la competencia interna o utilizar la conocida fórmula del "candidato de unidad". Lo primero es visto como un riesgo de división interna, pero lo segundo condenaría a su candidato presidencial al ostracismo durante más de cuatro meses. Encontrar el camino que permita la competencia y asegure la unidad será todo un reto para la nueva dirigencia del partido tricolor.
En enero el PRI inicia el proceso de renovación de sus dos principales dirigentes, que iniciarán su encargo el 4 de marzo. Despejado el camino para Humberto Moreira, queda por conocer el nombre de la mujer que habrá de ocupar el cargo de secretaria general. En el PRD, será hasta mediados de marzo cuando, en reunión de su Consejo Nacional, se defina al sucesor de Jesús Ortega. Si Lázaro Cárdenas Batel da su brazo a torcer, será el único aspirante, de lo contrario, se avecina una más de las guerras floridas en el territorio del sol azteca.
El Congreso de la Unión tendrá periodo de sesiones de febrero a abril, con una agenda inmediata cargada de pendientes. En San Lázaro, la elección de los tres consejeros del IFE; en el Senado del ministro de la SCJN, con base en la nueva terna que envíe el Ejecutivo. De no haber acuerdo en Xicoténcatl, Felipe Calderón quedará en libertad para designar, de entre sus tres propuestas, al nuevo ministro. También está pendiente la elección de dos integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH, que cobra inédita relevancia a la luz de la reforma constitucional en curso, a la que me referí la semana pasada. De otros pendientes hablamos en enero.
¡Feliz año nuevo!

SALIDAS FALSAS

JOHN MILL ACKERMAN ROSE

Este año que termina ha estado marcado por el escándalo, la muerte y la corrupción. El artero asesinato de Marisela Escobedo, la fuga de 141 reos en Tamaulipas, el secuestro de migrantes en Oaxaca y la explosión de un oleoducto en Puebla, son apenas los ejemplos más recientes de la profunda debilidad institucional con que llegamos al final de este fatídico año. De cara al evidente vacío de autoridad y legitimidad que se extiende más cada día, ha brotado una epidemia de nuevas iniciativas propagandísticas que no son más que salidas falsas. La Iniciativa México de Televisa, los mensajes de La Familia Michoacana, las narcomantas de La Línea y los comunicados de la Red por la Transformación Global (RTG) tienen todos un mismo propósito: distraer la atención y evitar la construcción de un auténtico movimiento social autónomo que imprima nuevo rumbo a la política nacional. El mensaje de la RTG constituye el complemento perfecto para la Iniciativa México. Mientras Televisa busca minar la autoestima del pueblo mexicano y premiar esfuerzos ciudadanos light sin visión política (sobre este tema véase la columna de un servidor en estas páginas Totalitarismo a la mexicana (14/6/2010): http://bit.ly/9dob1b), los ex Misteriosos Desaparecedores fomentan un maniqueismo simplista y rudimentario que asusta a los ciudadanos y desalienta la movilización social. Si antes la Iniciativa México distinguió de manera reduccionista entre el México de los complejos y el México de hombres y mujeres seguros de sí mismos, hoy la RTG señala una sociedad dividida en dos: Ellos y Nosotros. Ellos ricos y Nosotros pobres, cuyos mundos y realidades son totalmente opuestos. Con gran maestría ya Octavio Rodríguez Araujo (http://bit.ly/hA2TAx) y Jorge Camil (http://bit.ly/e0J5EU) han desmitificado punto por punto el comunicado de estos supuestos guerrilleros secuestradores. En suma, tanto RTG como Iniciativa México buscan obstaculizar la construcción de una acción ciudadana coordinada y transformadora que auspicie la conquista del estado de derecho y la justicia social. Los mensajes de La Familia y La Línea también buscan vender un discurso emancipatorio. Los narcotraficantes de Michoacán han señalado que su organización “está integrada por hombres y mujeres michoacanos… dispuestos a luchar ante la ineficacia y tibieza de las autoridades para erradicar de nuestro Estado a ladrones, violadores, narcotraficantes y secuestradores”. Mientras, los capos de Ciudad Juárez declaran que tienen mejores principios éticos que los del cártel de Sinaloa y El Chapo Guzmán, quienes supuestamente habrían cometido ese jale mierda de la señora en Chihuahua. En contraste, La Línea no se mete con señoras y niños inocentes y se compromete a hacer lo que el gobierno no ha podido lograr: castigar los crimenes cometidos en contra de Marisela Escobedo y su hija Rubí. Los ciudadanos entonces nos encontramos en una situación de vulnerabilidad total en que la única salida que se nos presenta sería cambiar de un bando mafioso, o abiertamente delincuencial, a otro, con la esperanza de que así se pueda mejorar, aunque sea un poco, la trágica situación. Para aliviar la irritación social producida por la inacción de las instituciones fallidas de Felipe Calderón y de gobernadores como César Duarte, se nos propone, primero, el refugio plástico de Televisa y los poderes fácticos; después nos recetan los discursos de una bola de secuestradores ilustrados, y finalmente nos mandan a recibir la protección de narcotraficantes más respetuosos. La situación actual es particularmente dramática, no solamente por el total fracaso de las políticas públicas gubernamentales, sino también por la proliferación de salidas falsas que confunden y aturden a la población. Hoy como nunca urge articular un nuevo discurso de resistencia, participación y lucha ciudadana basado en la esperanza y la transformación social. Las banderas de lucha tendrían que ser el combate a la corrupción, la conquista de la justicia y el estado de derecho, la instalación de un régimen económico de competencia verdadera, y la total eliminación de la pobreza. En este país en que los riesgos para la ciudadanía van en constante aumento, los bonos de riesgo no deberían dirigirse a Alejandra Sota, Luis Felipe Bravo Mena o Ernesto Cordero, sino a todos aquellos ciudadanos que día a día luchan para mejorar el bienestar de sus familias y sus comunidades. Hace falta un programa que unifique y trace una utopía realizable para motivar una acción social coordinada e invencible donde los protagonistas del cambio sean los ciudadanaos de a pie. Pero más importante que las palabras y el discurso sería la naturaleza del nuevo sujeto social. ¿Cómo articular en un solo movimiento las demandas de los padres de familia de la Guardería ABC, las madres y los jóvenes de Ciudad Juárez, las indígenas y los ecologístas de Guerrero, las sobrecargos de Mexicana, las víctimas de San Salvador Atenco y Acteal, los electricistas del SME, las comunidades damnificadas por las lluvias de Tabasco y Veracruz, los deudos de la explosión en Puebla y los indocumentados secuestrados? Desde ya habría que empezar a ensayar nuevas formas de articulación y movilización social. Solamente el surgimiento de una presencia másiva y pública de mujeres, hombres y jóvenes que luchen todos los días para defender la dignidad humana y conquistar la justicia podrá expulsar el fantasma de la propaganda engañosa de las salidas falsas.

¿TENEMOS GOBIERNO?

NÉSTOR DE BUEN

Yo me atrevería a afirmar que México vive una guerra civil. Ya se habla de territorios ocupados por los narcos, pero no es sólo eso. La falta de respeto por las autoridades es cada vez más notoria. El asesinato de una mujer enfrente del palacio de gobierno de Chihuahua, el robo descarado del petróleo, los asesinatos en toda la República, la fuga de presos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y la notable incompetencia de las autoridades, hacen pensar que hay un poder superior al del gobierno, que hace lo que le da la gana sin que la autoridad formal encuentre la fórmula para remediarlo. Por supuesto que detrás de todo está nuestra enfermedad endémica, la corrupción, que nos ha hecho perder, si es que la tuvimos, cualquier confianza en la policía, y que está provocando un sentimiento de que el Ejército no puede hacer nada. Estamos en guerra civil, y todo indica que la hemos perdido. El problema es que no hay conflictos ideológicos, sólo la circunstancia de que los poderes de hecho hacen lo que les da la gana. No es escasa la contribución de Estados Unidos, consumidor pertinaz de la droga que recibe por nuestro conducto y vendedor insistente de armas que hacen posible el dominio de los narcotraficantes. Para el colmo de males, nuestra política está dedicada a un visible adelanto de la campaña presidencial, con alianzas absurdas entre la extrema derecha y la moderada izquierda. Hay candidatos interesantes, pero falta oficializar a alguno que represente un sentimiento nacional importante, por ejemplo, el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México Juan Ramón de la Fuente. Creo que tiene problemas familiares muy serios, lo que lamento muchísimo, pero que ojalá no le impidan iniciar una campaña a la que mucha gente se adheriría. ¿Por qué no pensar en la creación de un partido universitario que pudiera respaldar su candidatura? Hoy domina en México la inseguridad. Hay ciudades en las que la gente ya no se atreve a andar por las calles porque teme encontrarse con un tiroteo, que no respeta, como lo hemos visto de sobra, la identidad de las personas presentes. Ha habido, sin embargo, una buena noticia. La liberación de Diego Fernández de Cevallos nos ha tranquilizado a sus amigos, por la terminación de la incertidumbre en que vivíamos. Y hasta es posible que su presencia visible le resuelva al PAN el problema de la candidatura presidencial. Los antecedentes tal vez no le sean muy favorables a Diego, pero la falta de personalidad de los presuntos candidatos puede superar esa falla. Aunque me parece que Josefina Vázquez Mota podría ser otro candidato con posibilidades. No recuerdo que México haya vivido otra situación igual a la actual. Claro está que la lucha por el poder en lo que hemos llamado y celebrado como Revolución fue mucho más cruel, pero por lo menos el tema era mucho más definido. Por supuesto que la ambición personal, igual que ahora, dominaba los hechos, pero los efectos mortales se producían en el enfrentamiento directo de las fuerzas contrarias en lo que fue una verdadera guerra. Claro está que las soluciones fueron impactantes, aunque afectaban sólo a la cumbre. Los asesinatos de Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Pancho Villa y Álvaro Obregón caracterizan a aquel periodo, en el que todos sabían a qué atenerse. Paso revista a nuestros antiguos gobiernos y me quedo con el de Lázaro Cárdenas. Fue una época de definiciones y una posición de fuerza frente a enemigos internos y externos. Lo cierto es que sabíamos a qué atenernos. Ahora todo puede pasar. La verdad es que México merece otro trato. Somos un país provisto de todo lo necesario. Costas, tierras de sembradío, bosques, mares, ríos donde hacen más falta y una tradición cultural relevante. Pero se queda uno con la sensación de que no sabemos aprovechar lo que tenemos y lo único que se nos informa es del desempleo, la crisis económica y nuestra falta de definición política con el exterior. Nos domina el pesimismo. Habrá que hacer algo.

LA VOZ DEL AMO

ROLANDO CORDERA CAMPOS
Ahora que el país cuenta con dos vicepresidentes, la responsabilidad del gobierno ante la sociedad podrá adquirir mayor transparencia. Además de la vicepresidencia económica que inaugurara el profesor Francisco Gil Díaz con Vicente Fox, contamos ahora con un vicepresidente empresarial quien, según varias columnas financieras y en contra de la opinión reiterada del coordinador de la diputación priísta, impidió que el PRI presentara ante el pleno de la Cámara una iniciativa de reforma laboral previa y gozosamente anunciada por sus dirigentes parlamentarios. Si estos dirigentes vieron la luz al final del día y cayeron en cuenta de lo insatisfactorio o incompleto de su propuesta o si, como insistió la prensa en su momento, el señor Claudio X. González los llevó a hacerlo debido a su incredulidad repecto de sus intenciones en materia de jornada laboral, está por verse. Lo que quedó como verdad pública y hasta notoria fue que la opinión del dinero se hace valer ahora directamente, desde arriba y con el poder de firma que aún le queda. ¡Vicepresidencia habemus, pues! Por lustros, Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros políticos y estudiosos del Estado han insistido en la obligada reforma estatal, no sólo por lo vetusto de sus estructuras sino por la cada día más flagrante incongruencia entre su arquitectura institucional y constitucional y los propósitos democráticos que han inspirado y, se dice, guiado, los sentimientos nacionales en las últimas décadas. Poco han logrado estos reformistas, pero ello no quiere decir que sus dichos carezcan de pertinencia: de hecho, conforman la agenda escondida de la sucesión presidencial y pueden definir el rumbo de México por muchos años. La magnitud de los déficit estatales se siente y entiende desde el momento en que un mexicano se siente ciudadano y descubre que este atributo no se resuelve plenamente con la credencial de elector y su uso cada tres años en las urnas. Que la ciudadanía lo incita a ejercer derechos y libertades en los más variados ámbitos y que estos derechos y libertades no encuentran cauce satisfactorio ni garantías efectivas y creíbles en practicamente ningún espacio o institución del Estado y del sistema político, en el que debe incluirse desde el principio el complejo de medios para la comunicación masiva. De esta manera, la democracia de masas y moderna que el discurso ofrece no encuentra forma ni manera de concretarse en la práctica y la vivencia cotidianas de los mexicanos, y aquella noción de ciudadanía apenas descubierta se torna desilusión y desencanto aun antes de haber disfrutado de encanto alguno. La democracia vibrante de los ciudadanos se vuelve política de aldea, y la organización social y política un mero juego corporativo, mediante el cual se puja e impone una visión particular y restrictiva de lo que no puede o no debe ser el país abierto y democrático que se prometió con las reformas económicas y políticas que habrían sido coronadas en el año 2000 con la alternancia. Por razones diversas y poderosas no ocurrió así, y no ocurrirá mañana, si no se emprende antes una profunda mutación en el orden constitucional, la forma de gobierno y las relaciones sociales que determinan la distribución de riqueza, ingreso y oportunidades de acceso y disfrute de los bienes públicos que, a pesar de todo, la sociedad produce año con año. Para arrancar en una empresa del tamaño de la sugerida aquí, parece obligado saltar el cerco de simulación y dominio en el que la política democrática ha caído y rechazar tajantemente piruetas como la que se reseñó al principio de esta nota en referencia a la frustrada iniciativa de reforma laboral priísta. Ni hay ni puede haber una vicepresidencia económica hasta en tanto no haya una reforma constitucional del régimen político nacional; ni puede ni debe haber una vicepresidencia empresarial, salvo que ésta traiga tras de sí las falanges fascistas que prometían orden y llevaron al mundo, a Italia y a Alemania, a la peor destrucción humana imaginable. Lo demás es jugar con fuego, y fuego ya hay, y en el norte aplasta sin clemencia a la ciudadanía que más había avanzado en la conformación de nuevas maneras económicas y de hacer e imaginar la política. La política democrática está hecha para modular el conflicto y encauzar la puja distributiva; para darle a las clases sociales motivos ciertos para sentirse parte de una comunidad imaginada en la convivencia y hasta en la cooperación. Flaco favor le hacen a esta aspiración los políticos que se sienten clase aparte y acaban recitando la voz del amo.

LA PARÁLISIS DE LA MAYORÍA OPOSITORA

JAVIER CORRAL JURADO

Año de celebraciones centenarias en la Independencia y la Revolución, 2010 parece culminar sin mayor significación histórica, ni siquiera por el recuerdo de sus festejos que, caracterizados fielmente por la época que vivimos de la política como espectáculo, ya resultan tan efímeros como la pirotecnia que ocupó el momento festivo. Ni grandes reformas, ni pequeñas. No hubo, ni se avizora en el corto plazo una clase política que esté dispuesta a acometer cambios de fondo en el diseño institucional del país. La ventana de oportunidad que se abrió para revisar el entramado constitucional en términos de una reforma política y dejar asentadas reformas legislativas importantes, prácticamente está liquidada, al menos que se modificara radicalmente la lógica con la que el PRI ha concebido el ejercicio de su mayoría en la Cámara de los diputados, decantada a lo largo del año y medio de la legislatura como dique a cualquier esfuerzo que se precie de reformador, y no como cauce para ello; simplemente una mayoría opositora. Ni siquiera para sacar adelante iniciativas mínimas presentadas por miembros de su propia bancada. Dominada la actuación legislativa del PRI por la ambición electoral, que se contrasta paradójicamente a veces como soberbia por la abultada certidumbre de su regreso a Los Pinos, y a veces como revanchismo por su miedo a las coaliciones, que crece exponencialmente cuando se habla de esta posibilidad para la elección de 2012, es claro que el procesamiento de reformas que puedan alterar medianamente los intereses del status quo resulta inconveniente para sus planes, fincados precisamente en el mantenimiento de las actuales estructuras de poder económico, sindical, social y mediático, como si realmente en éstos recayera la garantía de la gobernabilidad democrática del país, cada vez más trastocada en las dificultades sociales. No hay aliciente alguno que motive a destrabar el rezago de dictámenes legislativos en las comisiones de la Cámara de Diputados, donde el PRI —las presida o no— tiene una mayoría clara para frenar, vetar o dilatar; pensar en el interés público como un detonante de ese supuesto, resultaría un eufemismo en estos tiempos. Lo grotesco es que no use esa mayoría para imponer su propia agenda, ¡porque no tiene agenda de transformación social, ni política! Qué importante sería, absolutamente deseable, que los asuntos fueran por lo menos votados, a favor o en contra de las iniciativas, lo que daría pie al debate de algunos temas, y en ello la oportunidad de identificar hacia dónde quiere ir el “nuevo PRI”. Pero ni eso. Quieren regresar al poder, pero exactamente, al punto de donde lo abandonaron hace 10 años. Y esa es la tragedia que como dato, arroja la parálisis legislativa que se ha producido: siguen anclados en la misma inercia pragmática, sin aparecer un rasgo de transformación interna o externa que permitiera asumir, dentro de cualquier juego democrático, la alternancia como un elemento de consolidación democrática; lo más cierto que tenemos al frente es que ese posible regreso, sí está impregnado de una amenaza al avance democrático, y que por muy obvios u ostensibles que puedan ser los cambios en el sistema democrático, por supuesto que puede haber una regresión. La involución política que padecen algunos estados del país, donde la cultura presidencialista se reprodujo caciquil a nivel local, es la mejor prueba. Esta realidad que circunda el desempeño de la LVI legislatura federal continuará a lo largo del próximo año. Si cuando teníamos una motivación bicentenaria no surgió el talante reformador, ¿por qué habría de surgir cuando la carrera presidencial cobrará mayor vigor en todos los partidos? Es lamentable decirlo, pero no hay elementos que nos permitan afirmar que de febrero a abril de 2011, el periodo en el que aún se pueden procesar algunas reformas importantes, conocerá de una actitud diferente por parte del PRI. Creo que es más probable pensar al revés, que en ese tiempo por venir la agenda se complicará aún más pues es sabido que el PRI busca colocar dos de sus propuestas como consejeros electorales del IFE, de los tres nombramientos que quedaron pendientes de definir, y que esa pretensión abusiva, la ha colocado como un vil chantaje de condicionamiento a otros temas. Afortunadamente tanto el PAN como el PRD se han mantenido en la decisión de impedir ese intento de agandalle, pues para elegir a esos consejeros se requiere las dos terceras partes de los diputados integrantes de la cámara y ninguno de éstos partidos ha querido formarla con el PRI. Es menester que así se mantenga esa alianza; primero porque está visto que el PRI no podrá ofrecer nada importante para el próximo periodo en términos de reformas legislativas, y segundo, porque aunque así fuera, no compensaría el daño que se infligiría a la estabilidad política del país, debilitando de esa manera al Instituto Federal Electoral. Pienso, en las postrimerías del 2010, que no habrá una apuesta mayor a las reformas y a intentar realmente un cambio democrático de estructuras que las elecciones del 2012. Es triste, pero es lo que se ve al frente.

CLAMOR DE LA CIUDADANÍA EN RECLAMO DE LA SEÑALIZACIÓN VIAL

CARLOS ARELLANO GARCÍA

Conviene recordar que acerca de la señalización en las calles y avenidas de la Ciudad de México para efectos de facilitar el tránsito de vehículos y propender a la seguridad en bienes y personas de manejadores de vehículos y de transeúntes, existen normas jurídicas aplicables, y lamentablemente no se produce su oportuno acatamiento por los funcionarios públicos del Distrito Federal que tienen a su cargo el mantenimiento de la señalización vial.
Sobre el particular, sabido es que jurídicamente no está desatendido ese problema, dado que existen normas jurídicas aplicables en la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal, emitida por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, III Legislatura, publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal desde el 16 de diciembre del 2002.
De conformidad con el ordenamiento citado, aparecen normas jurídicas para la regulación y el control de la prestación de servicios de transporte en el Distrito Federal, tanto de pasajeros como de carga, y se incluyen las atribuciones de la autoridad de tránsito a efecto de satisfacer las necesidades de la población en lo que hace al uso de la vialidad, la infraestructura, los servicios, los elementos inherentes o incorporados a la vialidad para garantizar su adecuada utilización y la seguridad de los peatones, conductores y usuarios. A grosso modo ésa es una visión general de los deberes de los órganos de autoridad y de los funcionarios que los representan, en el Distrito Federal, en materia de aprovechamiento de calles y avenidas, para el traslado de un lugar a otro en el Distrito Federal, lo que es una necesidad a todas las horas del día, con inclusión de una parte de horario nocturno.
Es competencia de la Secretaría del Distrito Federal y de la Secretaría de Desarrollo Urbano, en coordinación con la Secretaría de Obras y con las delegaciones, acatar los deberes de garantizar que en todas las vialidades de la ciudad exista señalización vial para que se obtenga el propósito de proporcionar una mayor orientación a la población y agilizar la fluidez del tránsito vehicular y peatonal y, aunque no se diga expresamente, la señalización vial es indispensable para la seguridad tan necesaria de conductores de vehículos, de personas transportadas y de peatones. Por supuesto que de esa seguridad se deriva la indispensable tranquilidad en el manejo, pues la falta de señales, con mantenimiento permanente y eficaz, puede producir consecuencias gravísimas en lo que hace a la integridad física y la vida de las personas y en lo que se refiere al mantenimiento de vehículos en forma incólume respecto de daños de mayor o menor afectación.
Los manejadores de vehículos, frente al abandono de deberes, incuria, irresponsabilidad, incumplimiento de obligaciones de funcionarios que no cumplen con la señalización, en los casos en que simplemente no hay rayas blancas entre uno y otro carril, habiendo de por medio avenidas intermedias y curvas, sufren la intranquilidad que se produce ante lo previsible que puede ser el alcance de vehículos y extreman sus precauciones al máximo, pero priva la inseguridad. La falta de las rayas blancas que dividen un carril de otro no se justifica por el hecho de que haya lugares en una avenida en la que hayan restaurado el pavimento pues, una vez que esto ha ocurrido, no debe tardar el pintado de las rayas preventivas y salvadoras, pero la realidad marca que no se renueva la pintura, y las rayas no son visibles por su antigüedad y su natural deterioro.
Las reiteradas ocasiones de peligro ante el incumplimiento de deberes de los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Urbano y de la Secretaría, han engendrado un clamor cotidiano, a todas horas, en múltiples calles y avenidas de la Ciudad de México. A esta serie de regularidades debe ponerse coto y recordarles a funcionarios y empleados que deben cumplir con una obligación que en la Ciudad de México parece que no existiera, lo que está contradicho por disposiciones legales aplicables.

lunes, 27 de diciembre de 2010

¡POBRE MÉXICO, TAN LEJOS DE ARGENTINA!

MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA

El general Jorge R. Videla, dictador argentino de 1976 a 1981, ha sido condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. Ya había sido sentenciado a la misma pena en 1985, pero la lenidad del presidente Carlos Saúl Menem le concedió el indulto, además de aplicar en su beneficio las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. Esas medidas fueron después anuladas por el Congreso en 2003, y esas leyes, declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema apenas el 31 de agosto pasado. Entonces pudo llevarse de nuevo ante los tribunales a Videla, principal integrante de la Junta Militar que desató (y en cierto modo continuó la cruzada anticomunista dejada en manos de José López Rega por la presidenta Isabelita Perón, en 1975) la más descomunal represión ejercida por poder alguno contra su propia gente en la historia de América Latina, que se resume en la cifra de 30 mil desaparecidos. Videla fue sentenciado el miércoles 22 de diciembre por el Tribunal Oral Federal Número 1 de Córdoba, como “autor mediato (…) penalmente responsable de los delitos de imposición de tormentos, agravada por la condición de perseguido político de la víctima (32 hechos en concurso real); homicidio calificado por alevosía y por el concurso de pluralidad de partícipes (29 hechos en concurso real); tormento seguido de muerte (un hecho), todo en concurso real (…) imponiéndole en tal carácter para su tratamiento penitenciario la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua, accesorias legales y costas (…) En consecuencia, ordenar su inmediato alojamiento en una unidad carcelaria dependiente del Sistema Penitenciario Federal”. El juicio se refiere a la tortura y asesinato de 31 presos políticos recluidos en el Penal de San Martín, en la misma Córdoba donde ahora ha sido sentenciado. Los hechos ocurrieron entre el 1 de abril y el 30 de octubre de 1976, cuando Videla se estrenaba como dictador. No se le ha condenado porque se suponga que él personalmente entró en la prisión y atormentó a los presos y luego los acuchilló o disparó sobre sus cabezas. Junto con él este miércoles fueron sentenciados subordinados suyos (incluido el general Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército, en cuya jurisdicción se cometieron los crímenes), la mayor parte de los cuales tuvieron injerencia directa en los homicidios y los tormentos mencionados. Pero como autoridad suprema, como jefe del Estado (por más que usurpara el cargo) y como jefe del Ejército, Videla fue hallado culpable de ordenar o consentir esos delitos, tenidos como de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles. Suerte semejante hubiera corrido su par en la Junta Militar inicial, el almirante Emilio Eduardo Massera, de no haber muerto el 8 de noviembre. En la forma extrema de rendición de cuentas a que deben sujetarse los gobernantes, hayan sido elegidos o no, Videla pasará el resto de sus días en una prisión común. No estará allí a pesar de haber ejercido en los hechos la Presidencia de la República, sino por ello mismo, por la responsabilidad política que le corresponde al ocupante del Poder Ejecutivo. ¡Qué remota la posibilidad de que un gobernante mexicano fuera llevado a los tribunales por crímenes semejantes a los imputados a Videla! Y vaya que los ha habido, sin que el sistema judicial y la estructura política (así como sus coyunturas) permitan su enjuiciamiento. Si a vuela pluma revisamos la historia mexicana del medio siglo reciente, encontramos hitos donde la violencia homicida del Estado contra sus enemigos (se hayan declarado así las víctimas o no) segó la vida, al margen de la ley, de innumerables ciudadanos en las más diversas circunstancias. Si hubieran sido sometidos a proceso y se les hubiera sentenciado a la pena de muerte, nadie supondría posible enjuiciar a los jefes de Estado, por más que se conociera el dominio presidencial sobre procuradores, jueces, magistrados y ministros. Pero la represión letal ejercida por disposición directa o indirecta de los presidentes los hace responsables políticos, no ante la Constitución, sino ante la historia, de crímenes que no tendrán castigo, porque estamos lejos de poder enjuiciarlos como hicieron en Uruguay, Chile y Argentina con sus dictadores. En una combinación de causa y efecto, muchos sucesos en que el asesinato político sería imputable al jefe del Estado son apenas conocidos, porque la lenidad social (surgida del miedo o de la inconsciencia política) pasa por alto esos crímenes. En algunos casos, como los de Luis Echeverría y Carlos Salinas, la porción de la sociedad que los detesta lo hace por su corrupción personal o por el profundo daño que infligieron a la economía, al patrimonio de la gente, a la cual suelen importarle más los bienes materiales perdidos o dejados de ganar que el respeto a la vida misma. En 1961, a la mitad del sexenio de Adolfo López Mateos, el general Celestino Gasca, dueño de una sólida biografía de militante laborista, resolvió convocar a los Federacionistas leales a alzarse en armas. Eran una fuerza dispersa en todo el país, remanente de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (de allí su nombre) que apoyaron en 1952 la aspiración presidencial del general Miguel Henríquez Guzmán. Algunos sectores, los leales entre ellos, le imputaron traición a la causa cuando el candidato opositor se acomodó al triunfo de su adversario. Con gran ingenuidad, Gasca hizo convocatorias tan abiertas que reclutó no sólo a antiguos henriquistas sino a agentes de la Dirección Federal de Seguridad, que hicieron abortar el movimiento. Decenas de presuntos alzados, con Gasca a la cabeza, fueron aprehendidos en la Ciudad de México y pronto dejados en libertad, sin juicio. Pero un número indeterminado de personas fueron ejecutadas extrajudicialmente, aun con métodos antiguos como colgarlas de los árboles, tal como ocurrió entre otros puntos en La Ceiba, en el lindero de Hidalgo, Puebla y Veracruz. La represión de Díaz Ordaz a la movilización estudiantil, y la de Echeverría contra los propios estudiantes disidentes, son bien conocidas, y de ellas se desprenden claras responsabilidades de ambos gobernantes. Se quiso hacer valer las que tocan a Echeverría, y el esfuerzo del Comité 68 –con Raúl Álvarez Garín y Félix Hernández Gamundi a la cabeza– consiguió la mayor aproximación de la justicia contra un presidente. A esa colocación de Echeverría en el banquillo de los acusados sirvió de modo inequívoco el papel de la fiscalía creada por Fox para investigar los crímenes de la guerra sucia, la mayor parte de los cuales ocurrieron en los años setenta, principalmente los primeros seis. Justamente el riesgo de que ahondar en las averiguaciones dejara claras responsabilidades directas de Echeverría provocó el asedio al fiscal Ignacio Carrillo Prieto y la campaña de desprestigio en medio de la cual concluyó sus funciones. Una dependencia de esa índole debería abrirse para indagar los crímenes políticos cometidos durante el periodo presidencial de Carlos Salinas. Si bien los protomártires de esa época, Francisco Xavier Ovando y Román Gil Heráldez, cayeron en julio de 1988, antes aun de que Salinas fuera elegido, su asesinato puede ser inscrito en la represión salinista porque fueron ultimados en vísperas de los comicios. Salinas fue formalmente elegido luego de que con esos homicidios se inhabilitó la defensa legal del voto. Creado en 1989, como resultado y concreción partidaria del Frente Democrático Nacional que había sacado avante la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, el Partido de la Revolución Democrática vio marcados con sangre su nacimiento y su vida incipiente. Especialmente en Michoacán y Guerrero, donde se efectuaron las primeras elecciones locales, la represión más cruel pareció destinada a exterminar el partido que suscitó el rencor presidencial con su permanente crítica al fraude que le permitió ser investido con la máxima autoridad del Estado. Por supuesto, no fue Salinas quien directamente apretara el gatillo para eliminar a sus enemigos, pero permite atribuirle responsabilidad en los crímenes de esos años la impunidad de que disfrutaron los asesinos, ninguno de los cuales fue llevado ante la justicia, ni la federal que dependía directamente del presidente, ni la del fuero común, a cargo de gobernadores sujetos en los hechos a la autoridad presidencial. Quien quiera ser benévolo con Salinas y ahorrarle la acusación de autoría de 250 asesinatos de perredistas documentados por la Secretaría de Derechos Humanos de ese partido, tendrá que convenir en que fue al menos un encubridor y en que debiera ser sujeto por lo tanto a juicios como el que mantendrá para siempre en la cárcel al general Jorge R. Videla. Ahora que la memoria histórica se adelgaza y hasta tiende a disminuir por mero olvido, no por exculpación, la crítica a Salinas, causada por su corrupción y los daños que infirió a la economía de los mexicanos (que se evidenciaron al comenzar el gobierno de su heredero Ernesto Zedillo), es hora de que la sociedad le recuerde que, llevado a tribunales internacionales, podría ser considerado perpetrador de delitos de lesa humanidad, como Videla

sábado, 25 de diciembre de 2010

REDES SOCIALES

MIGUEL CARBONELL

Las redes sociales y la onmipresencia de internet en nuestras vidas están cambiando radicalmente el mundo.

Se estima que en el año 2015 habrá en el mundo 3,500 millones de personas capaces de utilizar internet. Hoy en día sabemos ya que Facebook tiene más de 500 millones de usuarios registrados y Twitter sobrepasa los 190 millones (se suman cada día 370,000 personas a Twitter, las cuales envían 95 millones de tweets por día). Si fueran países, esas dos redes sociales serían el tercero y el séptimo más poblados del planeta, respectivamente.

Las posibilidades de tal transformación tecnológica son enormes y se aprecian en muchos sectores de la vida social. La posibilidad de comprar boletos de avión y hacer reservaciones de hotel en línea ha hecho que casi desaparezcan las agencias de viajes.

La información periodística se transmite en tiempo real (en el momento en que está surgiendo) a través de las redes sociales. Cuando uno lee al día siguiente el periódico ya sabe lo que ocurrió en la víspera; de los medios tradicionales ya no se espera solamente información (que se obtiene de manera más veloz y gratuitamente en la red), sino análisis a profundidad, de forma que nos ayuden a discernir el alcance e implicaciones de ciertos hechos.

La irrupción del "terremoto Internet" lo está cambiando todo. En medio del maremoto, quizá se nos dificulte valorar y juzgar la magnitud del cambio, pero por lo que se alcanza a ver a inicios del siglo XXI, las transformaciones que están ocurriendo pueden ser calificadas sin dificultad como "épicas".

Cada persona equipada con un teléfono celular se convierte en un potencial reportero. O en un invasor de nuestra vida privada. El vecino de mesa en el restaurante, el despreocupado caminante en un centro vacacional, un compañero de trabajo o de escuela, pueden tomarnos fotos y subirlas a internet de inmediato, poniendo a disposición de todos nuestra intimidad. No hay momento o lugar en el que nos podamos sentir 100% a salvo de la mirada del otro. Las fronteras entre lo público y lo privado se difuminan. La privacidad queda restringida únicamente al domicilio, y a veces ni siquiera eso.

Desde luego, no todo son buenas noticias. La red nos permite comprar libros recién aparecidos en otros países pero también es utilizada sin escrúpulos para intercambiar pornografía infantil. El anonimato de muchos usuarios de las redes sociales los vuelve de pronto valientes para insultar, confrontar y discriminar a cualquiera. Lo que muchas personas no se atreven a hacer cara a cara, lo hacen de forma anónima e impune por medio de internet.

Las regulaciones jurídicas van llegando a la “galaxia internet” con la conocida e histórica lentitud del derecho; las consecuencias de lo actuado en la red todavía no están claras, ni respecto al alcance que deben tener ni respecto a la manera de exigirlas, aunque los juicios de todo tipo como consecuencia de actividades generadas en internet ya suman miles en todo el planeta.

Con base en pruebas obtenidas por internet se han abierto juicios penales, civiles, de responsabilidad administrativa y hasta familiares (cada vez es más frecuente que se presenten solicitudes de divorcio por infidelidades cibernéticas o por mentiras documentadas en internet).

Las relaciones sociales, la forma de vincularnos con los demás, también están cambiando de forma importante. Uno de cada ocho matrimonios en Estados Unidos se conocen hoy en día por medio de la red. Abundan las webs para encontrar personas, con cualquier tipo de finalidad u objetivo. Si uno tiene un gusto personal por la fotografía de aves, en internet no solamente encontrará las mejores fotos, sino también a miles de personas que comparten la misma afición. Si se quiere conformar una red de especialistas en historia medieval de Francia o en el constitucionalismo mexicano del siglo XIX, es seguro que en la red se podrán encontrar los contactos y el eco que uno está buscando.

Hay veces en que las personas que conocemos por medio de internet no pasan a nuestra vida real, permaneciendo como amistades o contactos simplemente virtuales; en otros casos un primer contacto virtual abre la puerta para el cara a cara, que puede resultar fabuloso o terrorífico según los participantes y sus deseos o expectativas.

Una víctima futura del impacto de internet es la televisión. En Estados Unidos ya se está detectando una caída dramática del consumo de televisión entre las generaciones más jóvenes. Muy pronto la TV quedará como una afición de personas mayores, completamente ajena a la experiencia vital de los habitantes del futuro. Ellos no podrán comprender por qué los ciudadanos que vivieron en la segunda mitad del siglo XX pasaron tantas y tantas horas de su vida viendo comerciales estúpidos o buscando en muchos canales un programa que finalmente fuera de su interés.

La red permite seleccionar la programación que uno quiere, en cualquier momento, a bajo costo y sin ningún tipo de publicidad que interrumpa su transmisión. Las nuevas generaciones seguirán pasando mucho tiempo frente a una pantalla, pero ya no será la de TV sino la de su computadora o la de cualquier dispositivo móvil que les permita estar permanente en línea.

Otro sector tecnológico que se verá afectado en el futuro es el de los mensajes de texto enviado a través de los teléfonos celulares. El auge de las redes sociales y la conexión permanente de millones de personas permitirán enviar mensajes de texto que son leídos de forma inmediata, con costo cero para emisor y receptor. El enorme negocio de los SMS se va a acabar muy pronto, de la misma forma que se acabará el negocio de la larga distancia telefónica como efecto de la tecnología de programas como Skype y otros similares.

Continuará….

¿LO QUE PUDO HABER SIDO?

JOSÉ WOLDENBERG KARAKOSKY
Jueves 18 de enero de 1917. Teatro Iturbide de la ciudad de Querétaro. El Congreso Constituyente se encuentra discutiendo el artículo 89 del proyecto de Constitución que dice en su fracción II: el presidente podrá "nombrar y remover libremente a los secretarios de despacho, al procurador general de la República, al gobernador del Distrito Federal...".
Pide la palabra Froylán C. Manjarrez diputado por Puebla: "Si estuviéramos todavía en tiempo oportuno, yo vendría a abogar francamente en pro del sistema parlamentario, que es el único... que garantiza el funcionamiento de la democracia... La revolución... se hizo... en contra del Poder Ejecutivo, no se hizo en contra del Poder Legislativo... En vez de venir a limitar las funciones del Ejecutivo, vamos a ampliarlas... y vamos a maniatar al Legislativo... Tenemos esta Constitución llena de facultades para el Ejecutivo, y esto, ¿qué quiere decir? Que vamos a hacer legalmente al presidente de la República un dictador (Voces: ¡No! ¡No!) Por esto se presentó ayer una iniciativa formada (sic) por 25 diputados, pidiendo lo siguiente: 'Que el presidente... tenga facultades para nombrar a los secretarios de Estado y del Despacho, pero previa aprobación de la Cámara de Diputados' (Voces: ¡No! ¡No!)".
Tomó entonces la palabra David Pastrana Jaimes, también diputado por Puebla, para reforzar lo dicho por Manjarrez: "No vamos a hablar del régimen parlamentario, porque estamos muy lejos nosotros de soñar en él ... Hemos maniatado al Poder Legislativo a tal grado que no será posible de hoy en adelante que ese Poder...pueda estar agresivo contra el Presidente... (pero eso) quedará incompleto si no procuramos también oponer una restricción, una barrera, un límite al Poder Ejecutivo...Al quitarle al sistema parlamentario algunos de sus principios, algunas de sus reglas, no traemos a la Cámara el sistema parlamentario. Para que haya sistema parlamentario se necesitan partidos políticos; si no hay partidos políticos, no habrá ningún sistema parlamentario...Lo que hemos hecho es traer del sistema parlamentario unos renglones que corten un abuso... No estamos en condiciones de adoptar el régimen parlamentario (pero) podemos...sentar la primera piedra para el porvenir. Por eso hemos pedido que los nombramientos de los ministros se hagan con la aprobación de la Cámara...".
Manuel Herrera, de Oaxaca, les salió al paso: "...Las Cámaras no deben tener intervención en el nombramiento de los ministros, porque esa es atribución del Poder Ejecutivo...Para eso debe tener una libertad de acción...No demos un paso hacia el establecimiento del poder parlamentario, o establezcámoslo de una vez. Ya no es tiempo de que los que están por el sistema parlamentario apoyen este sistema; deberían haberlo propuesto y apoyado a su debido tiempo. Ahora estamos en el sistema presidencial, y el sistema presidencial rechaza la proposición que ustedes hacen...".
Rafael Martínez Escobar de Tabasco le dio la puntilla. Dijo: "Si levantamos nuestra vista a Norteamérica, veremos que el sistema presidencial es potente y vigoroso...funciona tan armónicamente que trae fecundos beneficios para aquel país. Si pasamos nuestra mirada por Inglaterra, contemplamos que el sistema parlamentario es bueno, supremo, saludable y necesario...Declararse aquí en la tribuna enemigo del sistema parlamentario o del sistema presidencial, es sencillamente... no tener ni siquiera rudimentarios conocimientos de sociología política, porque uno y otro sistema son buenos y su bondad depende del medio político en que se apliquen...¿Es posible que aquí en México sea útil...el hecho de que los llamados ministros sean electos por el presidente con la aprobación del Congreso? No...el resultado sería un desastre, un caos político...Los que aquí opinan por el parlamentarismo, son en este momento como plantas exóticas...Si aquí implantamos el parlamentarismo nunca tendremos un gobierno estable...Esperaos, señores constituyentes, que dentro de tres o cuatro siglos ya no tendremos necesidad de todas estas argumentaciones, hijas de nuestra edad y de nuestro medio...Necesitamos buscar la unidad de acción...un gobierno fuerte. El Poder Ejecutivo es el único que puede escoger su personal idóneo...Si nosotros dejamos esa facultad al Congreso de la Unión, la de elegir el Ministerio, entonces, ¿qué acontecerá? ...la politiquería y la intriga...existirá una enorme ambición de poder... No debemos alucinarnos con ensoñaciones...que llevan a las instituciones republicanas a un desastre inevitable y completo. Por eso me produzco (sic) como enemigo de cualquier sistema parlamentario que se trata de implantar en México, mi patria querida".
El artículo 89 fue aprobado en un paquete y votado por unanimidad. El Presidente tendría libertad absoluta para nombrar a su gabinete. Nunca estuvo sobre la mesa la posibilidad de que México fuera una República parlamentaria. Si acaso, como lo entendieron algunos constituyentes, se trataba de introducir una fórmula del parlamentarismo en el funcionamiento del régimen presidencial. Pero, y sólo como un juego de la imaginación, ¿qué hubiese sucedido si México en 1917 hubiera sido proclamado República parlamentaria?

¿DE QUIÉN ES LA CULPA?

RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

Es muy fácil echarle la culpa a terceros o a las circunstancias, evadiendo la propia responsabilidad. México está hundido en una situación extraordinariamente grave y lo que vemos en el panorama de la información a cargo de servidores públicos del gobierno es una reiterada tendencia, salvo raras excepciones, a mantener en pie una política fracasada o a atribuir el desastre a causas ajenas a la voluntad del propio gobierno. He aquí algunos hitos en el camino lleno de sangre y dolor. En Chihuahua unos jueces dejaron libre al homicida confeso de Rubí Marisol Frayre y hace apenas unos días se privó cobardemente de la vida a su madre Marisela Escobedo; en Nuevo Laredo se acaba de llevar a cabo la mayor fuga de reos en la historia penitenciaria del país (141 escaparon del Centro de Ejecución de Sanciones); en el último comunicado de los secuestradores de Diego Fernández de Cevallos y después de una serie de análisis críticos se llama a la población a un levantamiento en armas; en el municipio de San Martín Texmelucan, Puebla, una explosión en un ducto de Petróleos Mexicanos (¿intencional?) dejó un saldo de 29 muertos, 52 heridos y 80 casas dañadas por el incendio (de los fallecidos 13 son menores de edad y 15 adultos). ¿De quién es la verdadera culpa de todo esto, del azar, de la casualidad, de las circunstancias imprevisibles? Cito nada más unos cuantos hechos recientes en medio de tantos y tantos que afligen y atormentan a México. Lo de los jueces que dejaron libre a un homicida confeso, y que ha provocado consternación general, motivó que el Presidente Calderón dijera que "esa impunidad causó el asesinato de Marisela Escobedo". Pero el Fiscal General del Estado de Chihuahua, Carlos Manuel Salas, piensa distinto pues afirma que "la liberación del asesino pone en evidencia los problemas del nuevo sistema de justicia penal porque muchos acusados quedaron libres por errores en las carpetas de información". Igualmente sostuvo que por eso fueron puestos en libertad 140 homicidas de 1,400 personas. Y agregó: "En este caso -en el de Rubí Marisol Frayre- hay todo un protocolo de los errores en la integración de la averiguación y de los errores de los jueces al hacer sus valoraciones dentro del nuevo modelo de justicia penal". ¿De quién es la culpa?
Ahora bien, el Presidente Calderón dijo hace unos días que el ciudadano ha perdido la capacidad de asombro ante delitos que han magnificado la violencia. Por cierto, Unamuno escribió en "Del Sentimiento Trágico de la Vida" que nunca hay que perder la capacidad de asombro. ¿Lo habrá leído el Presidente? Yo creo lo contrario, que quien la ha perdido es el gobierno que él encabeza. El asombro es susto, espanto, pero también gran admiración. Y asustados o espantados estamos los mexicanos, no el gobierno. ¿Le tendrá éste gran admiración al desastre en el que nos ha hundido? ¿Y si no se la tiene por qué persiste entonces en una política nefasta? Desde luego nefasta en lo que concierne a la reforma constitucional de 2008 en materia de justicia penal y seguridad pública, a la cual me he referido en múltiples ocasiones. He allí al respecto las palabras del Fiscal General Carlos Manuel Salas al aludir a los problemas del nuevo sistema de justicia penal, en concreto del oral. Por su parte el Secretario de Gobernación José Francisco Blake Mora manifestó que debemos sacudirnos el miedo para hacer frente a la violencia y al crimen organizado. ¡Qué fácil! Se lo sacudió Marisela Escobedo con las consecuencias conocidas. ¡Qué fácil, cuando se está rodeado de guardaespaldas y del ejército entero! "Sacudirse el miedo", parece ironía. Pide además que sin temor alguno los ciudadanos denunciemos la comisión de delitos en el Ministerio Público. Yo denuncié un fuerte robo cometido en mi casa en la ciudad de Cuernavaca ("Denos la oportunidad de servirlo", me dijo con voz solemne el Procurador de Justicia) y no se ha hecho nada, absolutamente nada en la averiguación. ¿Denunciantes? Miles, millones de mexicanos. Denunciemos, sí, para que la denuncia caiga en el vacío o en la burocracia, que es lo peor. Y si a ironía vamos entérese usted de las siguientes palabras del Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, quien precisó que mientras en 2006 la Secretaría correspondiente tenía a su cargo a 3.000 reclusos, actualmente la cifra es de 12.450 que cumplen sentencias por delitos contra la salud, secuestro, homicidio y posesión de armas de fuego, entre otros. Explicó que ello obedece al envío a los centros penitenciarios de la Federación de reos que se hallan en cárceles estatales; aclarando sin embargo que tal aumento no significa una sobrepoblación, debido a que para ampliar su capacidad instalada la Secretaría ha creado más espacios. En otras palabras: "Entren, entren, no hay problema pues hemos construido más cárceles". Yo le recomiendo a García Luna que lea con el mayor cuidado "Sobre Vigilar y Castigar" de Michel Foucault. ¡Asombroso! Se dedican a edificar una ciudad carcelaria debajo, encima o a un lado de la ciudad en que vivimos. Pero su discurso es categórico. "Con el nuevo modelo penitenciario -dice- se potenciaron los cuadros de experiencia del Sistema Penal Federal, con la capacitación y formación en las mejores instituciones de seguridad y custodia del mundo, que han impartido formación a estos cuadros". ¿Y entretanto? Que en Nuevo Laredo se escaparon 141 reclusos del Centro de Ejecución de Sanciones.
Es un reto, un desafío sin precedentes, que Marisela Escobedo haya sido asesinada frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, mientras pedía justicia para su hija a su vez asesinada hace dos años en Ciudad Juárez. ¿No perder la capacidad de asombro? ¿Sacudirse el miedo? ¿Denunciar? Que poca... perspectiva de lo que pasa en México. Pero a pesar de todo:
¡Feliz Nochebuena y Navidad!

LA POLÍTICA EXTERIOR DE CARRANZA (X Y ÚLTIMO)

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

Concluyo esta serie de 10 artículos sobre la política exterior de México durante la Revolución que presenta en pinceladas rápidas, los hechos más destacados de nuestros gobiernos de 1910 a 1917, en sus relaciones exteriores, principalmente con Estados Unidos.
Si bien los postulados de la Doctrina Carranza se contienen en su mensaje al Congreso de la Unión del 1 de septiembre de 1918, don Venustiano fue acuñando desde su levantamiento con el Plan de Guadalupe una serie de principios que si bien no eran enteramente novedosos para la historia mexicana, él los utilizó para dar cuerpo a una posición de defensa de los intereses mexicanos. Primero, fue contra la Doctrina Monroe, la que consideraba que no era una doctrina de derecho y que solamente había servido como pretexto de frecuentes invasiones a los países latinoamericanos por parte de Estados Unidos. (Recuérdese que más tarde, en 1931, repudiamos dicha doctrina al ingresar a la Sociedad de las Naciones). El segundo principio se refería a la igualdad de todos los países ante el derecho y, por tanto, a que ningún individuo de la nacionalidad que fuere pudiere pretender una situación de privilegio respecto a los nacionales del país donde reside. Agregaba Carranza que todos los Estados debían someterse estrictamente y sin excepciones al principio universal de la no intervención. Concluía que la diplomacia no debía servir para la protección de intereses particulares, ni para poner al servicio de estos, la fuerza y la majestad de las naciones.
Cuando Carranza pidió el apoyo latinoamericano a este mensaje, no recibió la respuesta de solidaridad que esperaba y, por tanto, buscó el entendimiento con Estados Unidos por la vía bilateral. Así se dieron las negociaciones en New London y Atlantic City en septiembre de 1916. México exigía el retiro de las tropas norteamericanas y una investigación sobre el origen de las incursiones en la frontera. Don Luis Cabrera, que negociaba por México, encontró una seria reticencia norteamericana que antes del retiro exigía la captura de Villa. La intuición negociadora de Cabrera le aconsejaba no terminar bruscamente las conferencias. Ya en 1917, Washington envió a Fletcher como embajador para el gobierno de facto y Pershing se retiró en el camino a su participación en la guerra europea, dándole la razón.
Carranza decidió por otra parte, convocar a un congreso constituyente y entre los temas que se debatieron en el mismo estuvieron varios de política exterior, como el status de los extranjeros en México, la soberanía nacional y los recursos naturales de la nación. Se incluiría en la Carta la facultad privativa del presidente de expulsar, sin sujetarse a juicio previo, a cualquier extranjero cuya presencia en el territorio nacional se considerara perniciosa. Además, se propuso, reforzando la Doctrina Carranza, que los extranjeros no podrían adquirir bienes raíces si no renunciaban a la protección de sus gobiernos, en lo que a dichos bienes se refiere, quedando enteramente sujetos respecto de ellos a las leyes y autoridades de la nación.
Otra posición, sin duda más controvertida en el ámbito internacional, fue la que Carranza adoptó primero con la declaración de neutralidad que observaría México en la Primera Guerra Mundial. Más tarde vino el incidente de la presencia de submarinos alemanes en el Golfo que Gran Bretaña protestó y que se agravó con la venta de petróleo mexicano a la Gran Bretaña provocando que Alemania dijese que no se mantenía la neutralidad. Todavía más espinoso fue el asunto de los vínculos que México estableció con Alemania en 1916 y 1917 y la abierta campaña de propaganda a favor de Alemania que se dio en México a través de la prensa. Carranza quizá, buscaba así el retiro de las tropas de Pershing y armas de parte de los germanos para proseguir su lucha. De aquella época, 1917, arranca el famoso telegrama Zimmermann que propone a México una alianza contra los aliados y como recompensa la entrega del territorio perdido en el 1847. Fletcher le exigió a Carranza que clarificara su situación, pero no hay una evidencia de que Carranza hubiere conocido la propuesta, aunque sí insinuaciones que fueron desdeñadas por las consecuencias que acarrearían con la relación con Estados Unidos, además de que una alianza con Alemania beneficiaría más a ese país que a México. Ya en su momento oportuno volveremos a este tema al examinar la orientación de nuestra política exterior en dos temas por demás sensibles, la minería y el petróleo, y las famosas Conferencias de Bucareli.

DISCRECIONALIDAD CON RECURSOS PÚBLICOS

ERNESTO VILLANUEVA VILLANUEVA
En entregas anteriores me he referido a este tema y he criticado y propuesto reformas respecto a los donativos gubernamentales (edición 1758) y los fideicomisos con recursos públicos (1767). La situación, sin embargo, sigue empeorando trimestre tras trimestre. Veamos. Primero. Es importante recordar que, por la propia naturaleza jurídica del fideicomiso, se necesita un esfuerzo mayor para ejercer escrutinio social y exigir rendición de cuentas sobre el gasto público que ejercen directamente los poderes del Estado y sus organismos autónomos. Este asunto no es menor. Hasta el 30 de septiembre pasado existían 367 fideicomisos o análogos en el ámbito federal con fondos que ascendían a 384 mil 129 millones de pesos. El destino de esa cifra multimillonaria no requiere de mucha explicación: 121 mil millones 240 millones de pesos eran para el pago de pensiones, distintas a las otorgadas por el IMSS, el ISSSTE y otros sistemas de seguridad social; 22 mil 551 millones correspondían a “prestaciones laborales” de los servidores públicos, adicionales a los sueldos previstos en el Presupuesto de Egresos; 28 mil 808 millones se hallaban reservados para “subsidios y apoyos” (rubro en el que todo cabe) y 70 mil 293 millones de pesos eran para “apoyos financieros”. De la misma manera, se han generado mecanismos para evitar el cumplimiento de la Ley de Adquisiciones en Materia de Seguridad. El Fideicomiso para la Plataforma de Infraestructura, Mantenimiento y Equipamiento de Seguridad Pública y Aeronaves tiene fondos que llegan a 4 mil millones de pesos. ¿Usted creería como acto de fe que el secretario Genaro García Luna invertirá esos recursos con toda pulcritud pensando en el bienestar de México? ¿No será razonable pensar que haya alguna posibilidad –así sea muy remota– de que la opacidad puede permitir corrupción e impunidad al amparo de la “seguridad”? Segundo. En materia de donativos que se otorgan con recursos públicos, la discrecionalidad prevista en la ley permite asignar parte del erario sin ningún mecanismo de evaluación, pertinencia y oportunidad. Esta circunstancia coadyuva a desnaturalizar la función del Estado. Un análisis del tercer informe trimestral del gasto público de 2010 permite, de entrada, observar que organizaciones sociales y grupos de interés reciben donativos y ayudas millonarias. Así, por ejemplo, el Instituto Mexicano del Seguro Social subsidia a la Asociación de Apoyo a Jubilados y Pensionados del MUNJP, A.C., a la cual le donó en el tercer trimestre de este año 5 millones 210 mil pesos para “apoyar las funciones propias de la asociación”; en tanto que el ISSSTE sigue manteniendo relaciones inadecuadas con su sindicato, al cual le donó durante el mismo periodo 4 millones de pesos para “apoyar actividades de seguridad social”, además de otorgar un donativo de 3 millones 500 mil pesos a la Asociación Nacional de Servicio Voluntario, A.C., que preside la esposa del director general del propio ISSSTE. ¿No existe aquí en principio un conflicto de interés? Por su parte, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) mantiene su política de apoyar a quienes tienen muchas otras formas de financiar sus actividades. En 2009 asignó un donativo de 24 millones de pesos a Radiodifusoras y Televisoras de Occidente, A.C. (agrupación que organiza a los industriales de la radio y televisión de Jalisco), y en este 2010 dicho apoyo ascendió a 35 millones de pesos. Asimismo, Conaculta ha donado este año 10 millones de pesos a Sumando Amor, A.C., con el aparente fin de emplearlos en la remodelación de la antigua Basílica de Guadalupe. “Sumando Amor es una asociación civil legal y transparente que busca recaudar fondos en dinero, ayuda en especie y esfuerzo por parte de la sociedad mexicana”, expresó en un boletín fechado el 12 de octubre de 2007 el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México. ¿Por qué debe Conaculta regalar dinero que no es suyo a empresarios y a la Iglesia católica? ¿Dónde quedó la separación de la Iglesia y el Estado consagrada en la Constitución? Tercero. La falta de un adecuado control de donativos y fideicomisos propicia tráfico de influencias, conflictos de interés y muchas otras formas de corrupción. De ahí, por tanto, la urgencia de que se reforme la ley para que en materia de donativos se establezcan comisiones dictaminadoras y criterios de asignación, seguimiento y evaluación de proyectos. Además, en materia de fideicomisos con recursos públicos debe eliminarse el secreto fiduciario, de tal suerte que más temprano que tarde esta figura legal pierda su sentido cuando estén en juego recursos de la sociedad. Sólo así se podrían dar, en este campo, pasos efectivos en materia de transparencia que ahora no existen.