Hay quienes insisten en poner la mirada en 2012, como puerto de llegada de lo que consideran destino manifiesto, profecía por autocumplirse. Sin embargo, de lo que pase en el 2011 dependerá, en buena medida, la suerte de los aspirantes a la candidatura presidencial y los partidos políticos.
En el año que está por comenzar siete estados tendrán comicios locales. A finales de enero en Guerrero; BCS en febrero; Coahuila, Hidalgo, México y Nayarit el primer domingo de julio; la agenda electoral local concluirá en noviembre, en Michoacán. De las seis gubernaturas en disputa, tres están hoy (aunque en dos solo formalmente) en manos del PRD, y tres corresponden al PRI. Para el PAN no hay riesgo de pérdidas como las sufridas en años anteriores, aunque sus posibilidades de éxito dependen de las alianzas con el PRD en Coahuila, Nayarit y México, pues en Michoacán, como en Guerrero y BCS, la unión electoral entre azules y amarillos está fuera del escenario.
Será la elección de gobernador en el estado de México la que concentre la atención nacional pues, por razones objetivas y subjetivas, de su desarrollo y resultados dependerá el futuro inmediato del personaje al que desde hace meses los medios y las encuestas ubican como puntero en la carrera hacia la silla presidencial. Enrique Peña Nieto lo sabe; por ello decidió ganar tiempo mediante una reforma que acorta los periodos de precampaña y campaña, pero la medida ha terminado por beneficiar al PAN y al PRD, que gracias al gobernador mexiquense disponen de tiempo para desatar el nudo gordiano que frena su eventual alianza: ¿quién será su candidato?
Dado que la jornada electoral en Michoacán tendrá lugar hasta noviembre, los resultados de julio de 2011 se convertirán en obligados referentes para las decisiones que a partir de octubre, mes de inicio del proceso electoral federal, adopten los partidos con miras a la selección de candidatos presidenciales y la búsqueda de coaliciones. Ha sido el presidente Felipe Calderón quien abrió la puerta para lo que parecía imposible: una coalición PAN-PRD para 2012; lo hizo al incluir entre los escenarios a considerar la postulación por el PAN de un candidato no partidista, condición primera para poner sobre la mesa la alianza entre azules y amarillos.
Iniciado el proceso electoral, los partidos tendrán que definir el método para la selección de sus candidatos presidenciales ya que las precampañas darán inicio en la tercera semana de diciembre. La SCJN ha establecido el criterio de que si un partido tiene un solo precandidato, éste no podrá realizar actos de precampaña, ni ser promovido a través de la televisión y la radio. Para el PRI tal criterio planteará el dilema entre admitir la competencia interna o utilizar la conocida fórmula del "candidato de unidad". Lo primero es visto como un riesgo de división interna, pero lo segundo condenaría a su candidato presidencial al ostracismo durante más de cuatro meses. Encontrar el camino que permita la competencia y asegure la unidad será todo un reto para la nueva dirigencia del partido tricolor.
En enero el PRI inicia el proceso de renovación de sus dos principales dirigentes, que iniciarán su encargo el 4 de marzo. Despejado el camino para Humberto Moreira, queda por conocer el nombre de la mujer que habrá de ocupar el cargo de secretaria general. En el PRD, será hasta mediados de marzo cuando, en reunión de su Consejo Nacional, se defina al sucesor de Jesús Ortega. Si Lázaro Cárdenas Batel da su brazo a torcer, será el único aspirante, de lo contrario, se avecina una más de las guerras floridas en el territorio del sol azteca.
El Congreso de la Unión tendrá periodo de sesiones de febrero a abril, con una agenda inmediata cargada de pendientes. En San Lázaro, la elección de los tres consejeros del IFE; en el Senado del ministro de la SCJN, con base en la nueva terna que envíe el Ejecutivo. De no haber acuerdo en Xicoténcatl, Felipe Calderón quedará en libertad para designar, de entre sus tres propuestas, al nuevo ministro. También está pendiente la elección de dos integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH, que cobra inédita relevancia a la luz de la reforma constitucional en curso, a la que me referí la semana pasada. De otros pendientes hablamos en enero.
¡Feliz año nuevo!
En el año que está por comenzar siete estados tendrán comicios locales. A finales de enero en Guerrero; BCS en febrero; Coahuila, Hidalgo, México y Nayarit el primer domingo de julio; la agenda electoral local concluirá en noviembre, en Michoacán. De las seis gubernaturas en disputa, tres están hoy (aunque en dos solo formalmente) en manos del PRD, y tres corresponden al PRI. Para el PAN no hay riesgo de pérdidas como las sufridas en años anteriores, aunque sus posibilidades de éxito dependen de las alianzas con el PRD en Coahuila, Nayarit y México, pues en Michoacán, como en Guerrero y BCS, la unión electoral entre azules y amarillos está fuera del escenario.
Será la elección de gobernador en el estado de México la que concentre la atención nacional pues, por razones objetivas y subjetivas, de su desarrollo y resultados dependerá el futuro inmediato del personaje al que desde hace meses los medios y las encuestas ubican como puntero en la carrera hacia la silla presidencial. Enrique Peña Nieto lo sabe; por ello decidió ganar tiempo mediante una reforma que acorta los periodos de precampaña y campaña, pero la medida ha terminado por beneficiar al PAN y al PRD, que gracias al gobernador mexiquense disponen de tiempo para desatar el nudo gordiano que frena su eventual alianza: ¿quién será su candidato?
Dado que la jornada electoral en Michoacán tendrá lugar hasta noviembre, los resultados de julio de 2011 se convertirán en obligados referentes para las decisiones que a partir de octubre, mes de inicio del proceso electoral federal, adopten los partidos con miras a la selección de candidatos presidenciales y la búsqueda de coaliciones. Ha sido el presidente Felipe Calderón quien abrió la puerta para lo que parecía imposible: una coalición PAN-PRD para 2012; lo hizo al incluir entre los escenarios a considerar la postulación por el PAN de un candidato no partidista, condición primera para poner sobre la mesa la alianza entre azules y amarillos.
Iniciado el proceso electoral, los partidos tendrán que definir el método para la selección de sus candidatos presidenciales ya que las precampañas darán inicio en la tercera semana de diciembre. La SCJN ha establecido el criterio de que si un partido tiene un solo precandidato, éste no podrá realizar actos de precampaña, ni ser promovido a través de la televisión y la radio. Para el PRI tal criterio planteará el dilema entre admitir la competencia interna o utilizar la conocida fórmula del "candidato de unidad". Lo primero es visto como un riesgo de división interna, pero lo segundo condenaría a su candidato presidencial al ostracismo durante más de cuatro meses. Encontrar el camino que permita la competencia y asegure la unidad será todo un reto para la nueva dirigencia del partido tricolor.
En enero el PRI inicia el proceso de renovación de sus dos principales dirigentes, que iniciarán su encargo el 4 de marzo. Despejado el camino para Humberto Moreira, queda por conocer el nombre de la mujer que habrá de ocupar el cargo de secretaria general. En el PRD, será hasta mediados de marzo cuando, en reunión de su Consejo Nacional, se defina al sucesor de Jesús Ortega. Si Lázaro Cárdenas Batel da su brazo a torcer, será el único aspirante, de lo contrario, se avecina una más de las guerras floridas en el territorio del sol azteca.
El Congreso de la Unión tendrá periodo de sesiones de febrero a abril, con una agenda inmediata cargada de pendientes. En San Lázaro, la elección de los tres consejeros del IFE; en el Senado del ministro de la SCJN, con base en la nueva terna que envíe el Ejecutivo. De no haber acuerdo en Xicoténcatl, Felipe Calderón quedará en libertad para designar, de entre sus tres propuestas, al nuevo ministro. También está pendiente la elección de dos integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH, que cobra inédita relevancia a la luz de la reforma constitucional en curso, a la que me referí la semana pasada. De otros pendientes hablamos en enero.
¡Feliz año nuevo!
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