De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), obtenidos en la encuesta nacional de empleo para el tercer trimestre de este 2010, en México hay 44.4 millones de trabajadores ocupados, lo que representa una de las cifras más altas de la historia aunque, también hay que decirlo, jamás el país había tenido tanta población como la actual (112 millones, de acuerdo a las cifras preliminares del Censo de Población y Vivienda de este año) ni, tampoco, tanta gente en edad de trabajar y disposición de hacerlo: la población económicamente activa asciende a 47.13 millones de mexicanos. Los resultados del censo, que arrojaron una cifra de 4 millones de mexicanos más que los que se estimaban, en materia de empleo pueden significar que tanto la tasa de actividad sea menor a la esperada como que la población ocupada entre el total de la población en edad de trabajar sea también inferior a lo previsto. La tasa de actividad refleja cuánta gente participa en el mercado de trabajo –ya sea que esté ocupado o buscando empleo- sobre la población en edad de trabajar. Hasta ahora, la cifra oficial es de 59%, esto es, que de cada 10 mexicanos en edad productiva 6 se ubican en el mercado de trabajo, pero esa estimación surge de considerar una población total en edad de trabajar de 78 millones y de un total de habitantes de 108 millones. Como en realidad somos 112 millones, es factible que también existan más mexicanos en edad de trabajar, por lo que la no incorporación al mercado de trabajo puede resultar mayor a lo que se creía. Eso mismo puede ocurrir al considerar el indicador de población ocupada sobre población en edad productiva: hasta hoy las cifras dicen que hay 55.7 ocupados por cada 100 habitantes en edad laboral, pero el aumento en el tamaño de la población que refleja el censo también puede implicar que, en realidad, los trabajadores mexicanos estén contribuyendo a mantener a más gente de la prevista, con implicaciones ello sobre el ingreso per cápita del país, que iría también a la baja. Ahora bien, de los 44.4 millones de mexicanos que trabajan, el 62% gana hasta tres salarios mínimos o menos. Es decir, tienen un ingreso mensual que apenas supera los cinco mil pesos ($5,130). Si se considera que una familia media tiene cuatro integrantes, el ingreso laboral por miembro del hogar es de poco menos de mil trescientos pesos ($1,282), algo más de cuarenta pesos diarios ($42). Aunque el dato es elocuente, lo es más si se considera a la cantidad de trabajadores que reciben apenas un salario mínimo: se trata de 5.7 millones de mexicanos, con un ingreso de mil setecientos pesos al mes, de 427 pesos por integrante del hogar promedio y de 14 pesos diarios por persona, lo que coloca a la familia del trabajador que percibe el salario mínimo en el límite de la pobreza extrema considerada como quien dispone de apenas un dólar diario. Esos trabajadores, representan el 13% del total. Hay que añadir al panorama anterior que 9% de la población ocupada (3.7 millones de personas) no percibe ingreso por su trabajo. Así, más de una quinta parte de los trabajadores en México están percibiendo hasta un salario mínimo o menos, y ese menos incluye en un alto porcentaje no percibir nada. La población que gana hasta dos salarios mínimos está conformada por 10 millones de personas que representan el 23% del total de trabajadores. Los trabajadores que ganan más de cinco salarios mínimos son 3.96 millones, esto es, apenas el 11 por ciento del total. Cinco salarios mínimos implican 8,550 pesos al mes, lo que da un ingreso por habitante promedio en el hogar de 2,137 pesos y de 71 pesos al día por persona. No es mucho, pero ese es el umbral a partir del cual se entra al segmento de alto salarios en México, los que cobra apenas uno de cada diez trabajadores. Además, si se considera que hay 14 millones de trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social, y se estima una población de otros dos millones de trabajadores asegurados en el ISSSTE y en institutos estatales de seguridad social, apenas rondaríamos la tercera parte de trabajadores con seguridad social en el país. El resto, o son trabajadores por cuenta propia o informales, o las dos cosas como suele ser frecuente. La encuesta del INEGI indica que en el país también existe la cifra histórica más alta de personas que quieren trabajar y no encuentra empleo. Se trata de 2.6 millones de desempleados.Si miramos una década atrás, en el momento en que el PAN inició su primera administración, los saldos son los siguientes: la población económicamente activa creció en 7.8 millones de personas (19.85%); los ocupados en 6 millones (15.8%), y los desempleados en 1.7 millones (189%). Así, lo que se ha disparado, en esta década, es la desocupación abierta. Son, todas, cifras oficiales. La foto nos indica un empleo precario, de bajos salarios. Si corremos la película hacia atrás, veremos una historia de aumento de la población en edad de trabajar que llega a un mercado que tiene como signo el estancamiento. De ahí el aumento del desempleo. Se trata de una década perdida en materia laboral.
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