jueves, 25 de marzo de 2010

¿PROTECTORES?

MANUEL BARTLETT DÍAZ

Llegó a México el Gabinete de Guerra de Estados Unidos. La secretaria de Estado, Hillary Clinton; el secretario de la Defensa, Robert Gates; la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano; el almirante Mike Mullen, jefe del Comando Conjunto del Ejército, y Denis Blair, director de Inteligencia Nacional. Llegan después del asesinato de “tres norteamericanos” empleados del consulado de Estadeos Unidos en Ciudad Juárez. El presidente Barack Obama expresó “indignación”. ¿Qué significa esta imponente visita?
La visita diplomáticamente definió una “nueva etapa de cooperación en cuatro áreas: desarticulación de las organizaciones criminales, fortalecimiento de instituciones, fronteras seguras y fortalecimiento de la cohesión social en las comunidades. El gobierno mexicano insistió en destacar que Estados Unidos reconoció su corresponsabilidad por su avidez en el consumo de estupefacientes y el tráfico de armas hacia México.
Ahora bien, ¿qué se dice allá? Según The New York Times, el tema central de la visita es “un plan de 331 millones de dólares cuyo objetivo es fortalecer la aplicación de la ley y reconstruir comunidades dañadas por la pobreza y el crimen; expandir la Iniciativa Mérida, más cooperación de inteligencia, apoyo para entrenar policías, jueces, ministerios públicos, pero cambia la estrategia; Felipe Calderón —dicen— aceptó que la guerra no se ganará sólo con soldados, debe combinarse reforzando la aplicación de la ley. El Times narra el fracaso del presidente Felipe Calderón en el control de los cárteles y reconocen que la cooperación debe “ayudar a detener el flujo de armas y dinero de Estados Unidos a México”. Aclaran que el cambio de estrategia no significa pérdida de fe en el presidente Calderón. En concreto, la nueva estrategia consiste en que “Estados Unidos y México abrirán un centro en la ciudad de México, en el que ambos países trabajarán juntos en la administración de sus esfuerzos antinarcóticos”.
En The Washington Post, William Booth, en artículo anterior avanza esas ideas: “Por primera vez los funcionarios norteamericanos planean incrustar agentes de inteligencia en oficinas mexicanas…”. Se ubica a agentes y analistas norteamericanos en el centro de mando mexicano en Ciudad Juárez. Descalifica la política del presidente Calderón, narra las ejecuciones sin fin, la impotencia del gobierno, la corrupción policiaca, la incapacidad de llevar a juicio a nadie. Anteriormente —dice el columnista—, no se confiaba inteligencia a la parte mexicana por su “incompetencia y corrupción”, esto cambia, Washington apoya al presidente Felipe Calderón y ahora ellos entrenan en sus academias de policía a cientos de investigadores mexicanos.
En realidad el cambio de estrategia que revelan es la decisión de Estados Unidos de intervenir directamente en México por considerar que se agrava el riesgo a su seguridad. Los funcionarios norteamericanos asistentes declararon anteriormente el peligro de que México se convirtiera en un Estado fallido, en Estado narco. En consecuencia bajo el concepto “cooperación” inician su intervención directa en los centros de mando en México, clara abdicación del gobierno de Felipe Calderón. No le han “perdido la fe”, al fin les abre la puerta, pero prefieren tomar el mando, de ahí el balbuceo de nuestra Secretaría de Relaciones Exteriores cuando se le pide que precise la “colaboración”. Estados Unidos acepta su corresponsabilidad pero el consumo de drogas allá y el tráfico de armas, sigue sin detenerse. Ya lo habían reconocido, no han comprometido en concreto nada. Eso sí nos van a enseñar, adiestrar, quienes allá fracasan. La ampliación a temas sociales es una burla, los recursos que aportan son ínfimos comparados con lo que México distrae de la política social para seguridad; no desplegarán tropas en México, dice Arturo Sarukhán, para eso entrenan a nuestro Ejército en guerra irregular. Así es en Irak. ¿Se trata de un nuevo protectorado?

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