miércoles, 10 de marzo de 2010

PLEITOS Y COBRANZAS

JORGE ALCOCER VILLANUEVA

Seguramente sin pensarlo, el redactor del "convenio de colaboración" firmado el 30 de octubre de 2009 entre los presidentes nacionales del PRI y del PAN, teniendo como "testigos de honor" al secretario de Gobernación federal y a su homólogo en el gobierno del estado de México, hizo aparecer a Beatriz Paredes en su calidad de "Apoderado General para pleitos y cobranzas", conforme a la fracción XIII del artículo 86 de los Estatutos del PRI.El pleito estalló la semana pasada al darse a la luz pública el texto íntegro del convenio de marras, lo que sigue es la cobranza. Tres de los firmantes han dado sus particulares y contradictorias versiones de los hechos que rodearon su actuar, así como de los compromisos no escritos, pero supuesta o realmente pactados. Falta por conocer la versión de Luis Enrique Miranda Nava, el segundo "testigo de honor", quien actuó en representación del gobernador Enrique Peña Nieto, a cuya exigencia fue suscrito el convenio motivo del pleito.El pacto habría incluido también, con crédito a la palabra, el estado de Oaxaca, en donde hace seis años el hoy senador Gabino Cué estuvo a unos cuantos votos de ganar la elección para gobernador; lo que ahora vuelve a intentar como abanderado de la misma alianza opositora.Para desentrañar, al menos en hipótesis, las causas de lo causado, es dable suponer que el PRI disponía, en octubre pasado, de encuestas electorales que activaron señales de alarma, al tiempo que despertaron otras alertas sobre las consecuencias que la práctica aliancista entre PAN y PRD podría tener para la elección local más importante antes de los comicios presidenciales de 2012: la de gobernador en el estado de México, que tendrá lugar en julio de 2011.Si en octubre el PRI ya disponía de los datos que, para Oaxaca, arrojó la encuesta levantada en enero de este año por Ipsos-Bimsa, según la cual, a población total, la alianza PRI-PVEM se encontraba en "empate" frente a la coalición opositora (PAN-PRD-PT-Convergencia) con un 35% de intención de voto para la primera, y 34% para la segunda, es explicable el intento por impedir la alianza opositora. El problema para el PRI se agrava por el hecho de que su aspirante mejor valorado en las encuestas era José Antonio Hernández Fraguas, pero la preferencia del gobernador ha hecho precandidato único al diputado Eviel Pérez Magaña, decisión que podría tener un impacto negativo en las preferencias por el PRI, como apunta la citada encuesta.Más complicado de entender resulta el caso del estado de México, para el cual su gobernador exigió y obtuvo la firma del convenio, denunciado como inválido por el presidente nacional del PAN, quien así deja abierta la puerta para hacer alianzas con el PRD y otros partidos en los comicios locales del 2011, que darán inicio a finales del presente año. Puede ser que la clave de la anticipada prevención se encuentre en las características que tendrá ese proceso, que habrán de colocarlo en el centro de la atención nacional.En ese estado se elegirá (2011) solamente gobernador. Si atendemos los resultados de julio de 2009, una competencia polarizada significará una amenaza para las expectativas de Peña Nieto, no sólo en su relevo, sino ante todo para su futuro. En efecto, en las elecciones para diputados federales la alianza PRI-PVEM obtuvo el 47.4% del total de los votos válidos, mientras que la suma de todos los demás partidos significó el 52.6%, incluido Nueva Alianza, que alcanzó el 3% de la votación, lo que en el escenario de una coalición opositora similar a la de Oaxaca, colocaría, en 2011, a Elba Esther Gordillo en el papel de fiel de la balanza en el estado de México, como lo es hoy en Veracruz y Puebla. ¿Era ese eventual escenario lo que el PRI quería evitar al exigir la firma del malogrado convenio?Si bien las futuras alianzas dependerán de los resultados de 2010, a nadie escapa que el desenlace en el estado de México será leído no sólo como el sello que marcará el destino de Enrique Peña Nieto, sino como una especie de laboratorio que anticipa la suerte del PRI en 2012, aunque no sea obligadamente cierto.

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