jueves, 25 de marzo de 2010

LA CONSISTENCIA DE LA VIDA

FERNANDO SERRANO MIGALLÓN

En su novela Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar dice por boca del Emperador: “Aun en mi peor desastre, he visto llegar el momento en que el agotamiento lo privaba de una parte de su horror, en que yo lo hacía mío al aceptarlo”. Mal instante aquel en que permitimos que sea nuestro agotamiento el que tome las decisiones y aceptemos como un desastre esto que, iniciado como una persecución, cada vez menos mexicanos llamamos con otro nombre que no sea el suyo: guerra.
Hace unos días, el gobierno de Estados Unidos obtuvo una de sus más buscadas victorias al lograr la aprobación de su proyecto de seguridad social. Sin duda se trata, hoy, de uno de los gobiernos mejor acreditados ante su ciudadanía en los últimos años. Al contrario, la situación en ciudades como Juárez o Morelia, en estados como Sinaloa o Tamaulipas, hace que el gobierno de nuestro país enfrente un momento verdaderamente difícil. Esta disparidad nos hace preguntarnos el peso específico que el asesinato de ciudadanos estadunidenses, el tráfico de armas y la enorme presión que la violencia está creando sobre los estados fronterizos de la Unión Americana, haya tenido en la visita que los funcionarios de la seguridad de aquel país realizaron hace días.
Sin embargo, si como también dice Yourcenar: “En la mayoría de los hombres encontré inconsistencia para el bien; no los creo más consistentes para el mal”, no podemos decir lo mismo de las sociedades. En medio de esta violencia que pareciera interminable, los habitantes de Juárez han demostrado su enorme consistencia por vivir y recuperar sus espacios a cualquier precio.
La iniciativa ciudadana Arte en el Parque, de Ciudad Juárez, es un movimiento como hay muchos en el país, para ocupar los espacios públicos y convertirlos en ámbitos destinados a la expresión artística y cultural. Sin embargo, lo distinto ahí es que se realiza precisamente en una ciudad que se ha convertido, con pesar para muchos mexicanos, en el epónimo de la violencia en la lucha contra la delincuencia organizada. Si reunir una buena cantidad de gente para regocijarse en la cultura no es fácil, hacerlo en una ciudad amenazada resulta todavía más difícil. Arte en el Parque lo logra. Pero no es sólo su esfuerzo y su propuesta contra el agotamiento, sino también parte de la voluntad indomable de los juarenses por seguir viviendo, por no dejarse arrebatar, ya no la vida, sino la esperanza y el mañana.
Hay muchas cosas que los ciudadanos no podemos hacer, como determinar la agenda del jefe del Estado Mayor Conjunto de EU, que nunca nos había visitado, para darle una idea de la dimensión de nuestros problemas; pero hay muchas más que sí podemos hacer, como resistir, no con el miedo y haciendo nuestro el desastre, sino con la voluntad de seguir viviendo y con dignidad, según lo hacen los habitantes de Ciudad Juárez.
A veces, cuando uno quiere analizar las coyunturas del Estado, parece perderse y tiende a confundir los grandes temas con las grandes necesidades y los grandes hechos que los ciudadanos anónimos realizan. Así, los usuarios de las redes sociales que llaman la atención de los legisladores sobre un impuesto que les parece injusto; los juarenses cantando, en un parque, contra la violencia; las acciones voluntarias frente al calentamiento global, son ejemplos que nadie puede dejar de ver, ni los gobiernos ni las organizaciones ni las instancias académicas. Será pues que, al fin, estamos viendo llegar la primavera de los ciudadanos en México. Nada sería más reconfortante ni más alentador para el futuro de nuestra política y de nuestra historia.

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