viernes, 11 de marzo de 2011

RÁPIDO Y FURIOSO

CARMEN ARISTEGUI

Situada en uno de los peores momentos de su historia reciente, la relación México-Estados Unidos tiene frente a sí, ya no sólo la incomodidad manifiesta del gobierno mexicano por la presencia del embajador Carlos Pascual, y sus dichos revelados por los cables de WikiLeaks. Ahora enfrenta una nueva situación: grave, delicada y oprobiosa que ha lesionado los más elementales principios de la cooperación internacional, la legalidad en ambos lados de la frontera y, sin duda, ha dañado y ofendido a la soberanía de nuestro país.
El operativo "Rápido y Furioso", por medio del cual una agencia de Estados Unidos decidió permitir el ingreso a territorio mexicano de armas de alto poder -sin un mecanismo mexicano que lo impidiera- fue concebido con una absoluta falta de respeto a nuestro país y a sus autoridades. Desde que la CBS presentó la investigación realizada por "The Center for Public Integrity", sobre este operativo que, según se informa, fue autorizado por el Departamento de Justicia y desarrollado desde Phoenix, las reacciones han ido de menos a más y hoy las voces de exigencia para que se explique lo sucedido se multiplican. La secretaria Janet Napolitano, quien dijo que tuvo conocimiento del operativo sólo hasta la muerte de dos agentes norteamericanos en territorio mexicano, por lo menos uno de ellos ultimado en una escena en donde se encontraron dos de estas armas. El procurador Eric Holder señaló que ha dicho "...a la gente del Departamento de Justicia que permitir el paso de armas a México no es de ninguna manera aceptable", con lo cual, puede entenderse, reconoce que sucedió, pero que no le resulta aceptable. Ayer en comparecencia, Holder afirmó algo que puede interpretarse de diferentes maneras respecto a si sabían o no autoridades mexicanas sobre la introducción tolerada de armas ilegales a México: "Oficiales de procuración de justicia estadounidenses mantuvieron informados a funcionarios mexicanos a cargo de combatir el contrabando según se ponían en práctica las operaciones en Estados Unidos, hasta el 25 de enero, cuando 19 de los 20 acusados fueron arrestados. Agentes mexicanos estuvieron presentes durante los arrestos del 25 de enero en Phoenix".
Del lado mexicano, el primer comunicado oficial de la Cancillería era tan débil, que daba pena. Ayer por la noche, la PGR tomó ya una postura más definida negando que hubiera estado enterada o que convalidara en modo alguno la introducción ilegal de armas al territorio nacional. Ahora se abre el debate: ¿qué quiso decir Holder exactamente? ¿Que los mexicanos fueron informados de este operativo a cabalidad o sólo se les hizo partícipes de la parte correspondiente al momento de algunas aprehensiones, sin enterarlos de lo demás? Parece más creíble lo segundo si nos atenemos a la declaración categórica y de rechazo de la PGR. Ahora que si el gobierno de Estados Unidos está diciendo que ellos sí notificaron al gobierno de Felipe Calderón de algo tan aberrante y eso fue aceptado, tendrían que decirlo con todas sus letras. Lo dicho por Holder no califica como contundente.
Según la investigación divulgada por la CBS, esta operación infame enfrentó fuerte resistencia de los propios agentes norteamericanos encargados de realizarla. Uno de los agentes que participó en la operación, John Dodson, de 39 años, dijo que estas armas: "...van a estar turnándose en diferentes crímenes en ambos lados de la frontera por las siguientes décadas... Con el número de armas que dejaron pasar, nunca sabremos la cantidad de personas que fueron asesinadas, violentadas, asaltadas... no hay nada que podamos hacer para recuperarlas. Ya no está en nuestras manos".
Los videos y documentos mostrados por CBS -y consultables en la página del Centro de Integridad Pública- muestran a los traficantes colocando en vehículos las cajas con armas de alto poder que serán enviadas a territorio mexicano, en escenas que son observadas, pasivamente, por los propios agentes norteamericanos, instruidos ya para dejarlos pasar. Los oficiales entrevistados informaron que se permitió la venta de mil 765 armas en los 15 meses que duró esa fase de la operación y otras 233 fueron compradas por los sospechosos antes de que iniciara formalmente la operación. En total mil 998 armas de fuego, 797 fueron recuperadas, en ambos países "...después de haber sido utilizadas en crímenes, recolectadas en arrestos o decomisadas por otros medios". El agente Dodson los reta ante la cámara: "Que me digan que no es cierto... yo estuve ahí. Eso sucedió".

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