ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR
En síntesis, expongo nuestra propuesta. La falta de empleo, junto con la inseguridad, son los dos principales problemas de México. Ambos males se alimentan mutuamente: porque no hay empleos, se produce inseguridad, y sin seguridad no se pueden abrir fuentes de trabajo. Por eso planteamos romper esta dualidad perversa -desempleo e inseguridad-, reactivando con urgencia la economía y creando empleos.
De 1983 a la fecha, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha sido en promedio de 2.3% y el per cápita de 0.4% anual, una de las tasas más bajas del mundo. Y, como es obvio, sin crecimiento económico no hay empleos. En los últimos 15 años, por ejemplo, se han generado anualmente 500 mil empleos formales en promedio, cuando se han requerido un millón 200 mil. En otras palabras: cada año, 700 mil mexicanos han tenido que emigrar, buscarse la vida en la economía informal o tomar el camino de las conductas antisociales.
¿De dónde saldrán los recursos para financiar el desarrollo?
El propósito es crecer sin endeudamiento, inflación ni aumento de impuestos. Esto se puede lograr elevando la honestidad a rango supremo. La honestidad es la mayor riqueza de las naciones y, en nuestro país, este valor se ha venido degradando cada vez más. Por lo tanto, la propuesta consiste en hacer realidad la honestidad y, con este imperativo ético, recuperar recursos que hoy se van por el caño de la corrupción; aplicar un plan de austeridad y abolir privilegios fiscales. Con estas tres medidas se podrían liberar hasta 800 mil millones de pesos al año para el desarrollo y el bienestar de la población.
¿Cuáles serán los proyectos y las acciones para sacar a México de la decadencia?
En materia económica, planteamos: rescatar al campo y procurar la soberanía alimentaria; sembrar un millón de hectáreas de árboles maderables en el sureste del país; construir cinco refinerías y evitar las cuantiosas importaciones de combustibles; no permitir las prácticas monopólicas y alentar la libre competencia; impulsar el desarrollo de la pequeña y mediana empresa, con energéticos y créditos baratos; aplicar una política nacional de ciencia y tecnología y destinar recursos suficientes para la investigación y fomento de energías alternativas; cuidar los recursos naturales, herencia de las nuevas generaciones; crear un corredor industrial y comercial en el Istmo de Tehuantepec, aprovechando la ubicación estratégica de esta franja del territorio nacional para unir al Pacífico con el Atlántico.
Asimismo, se estimulará la industria de la construcción para reactivar pronto la economía y crear puestos de trabajo. Se propone: un programa de un millón de acciones de mejoramiento, ampliación y construcción de vivienda; desarrollo urbano e introducción de servicios públicos en colonias populares del Valle de México, en ciudades fronterizas y en las periferias de las urbes más pobladas del país; nuevas carreteras, sobre todo en el sur-sureste; atender a 362 municipios (15% de los 2,456 que existen) que no cuentan con caminos pavimentados; un nuevo aeropuerto en Tizayuca, Hidalgo; trenes rápidos o de gran velocidad de la Ciudad de México hacia la frontera con Estados Unidos, así como el tren turístico y cultural de la ruta maya: Cancún-Chichén Itzá-Mérida- Uxmal-Campeche-Palenque.
Estos proyectos requieren alrededor de 300 mil millones de pesos anuales. La tasa de inversión de la economía aumentaría de 20 a 22.5% del PIB y, con la participación social y privada, que es posible anticipar, la inversión de la economía llegaría a 25% del PIB. Con ello, la tasa potencial de crecimiento económico se elevaría del 2.5% actual a 6%, de forma sostenida, con lo cual se generarían un millón 200 mil empleos cada año.
Programa emergente de atención a los jóvenes
Todo el plan de desarrollo descrito permitirá reactivar la economía y crear empleos. Sin embargo, existe un rezago de millones de desocupados, sobre todo jóvenes, a quienes se les incorporará de manera urgente al trabajo y al estudio. Algo parecido a lo que hizo el presidente Roosevelt de Estados Unidos, durante la Gran Depresión que se originó en 1929. Entre otras medidas, creó las condiciones para hacer realidad el derecho de todos al empleo. El programa nuestro se llamará Jóvenes Construyendo el Futuro. Se irá casa por casa apuntando, integrando a los jóvenes a la actividad productiva. En poco tiempo, se atenderá a 7 millones de muchachas y muchachos que actualmente no tienen oportunidad de estudiar ni trabajar.
Establecimiento del Estado de Bienestar
Nuestro propósito es combatir la desigualdad para tener una sociedad más humana y evitar la frustración y las trágicas tensiones que provoca. Con esta idea central se promoverá el desarrollo social en dos vertientes: por un lado, como ya lo explicamos, se impulsará el crecimiento económico y la creación de empleos para mejorar los ingresos de la gente y la calidad de vida. Pero en tanto se alcanza ese nivel de desarrollo, y dada la situación de pobreza extrema en el país, es urgente sentar las bases del Estado de Bienestar, que contemple, cuando menos, las siguientes medidas: pensión universal para los adultos mayores y discapacitados; atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuenten con seguridad social; apoyos a madres solteras y educación pública gratuita y de calidad en todos los niveles escolares. No se rechazará a los jóvenes que quieran estudiar. También, se fomentará la formación artística y cultural, el deporte y el esparcimiento.
¿Cómo garantizar la tranquilidad y la seguridad pública?
Estamos preparados y decididos a resolver la actual crisis de inseguridad y de violencia. Lo haremos, no solo con criterios policíacos, como se ha hecho hasta ahora, con los resultados que conocemos, sino bajo el principio de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. La solución de fondo, la más eficaz y la más humana, pasa por combatir el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores y la ausencia de alternativas para los jóvenes.
Esta nueva política será complementada con las siguientes decisiones: no se perseguirá a una banda para proteger a otra, se aplicará la ley por parejo; todas las dependencias y niveles de gobierno trabajarán coordinadamente; el Presidente de la República tendrá reuniones diarias con el gabinete de seguridad; se desterrará la corrupción de los cuerpos policíacos, profesionalizando y mejorando los ingresos de los agentes de las corporaciones; se protegerán los derechos humanos; se le seguirá la pista al dinero y se buscará con el gobierno de Estados Unidos una nueva relación bilateral fincada en la cooperación para el desarrollo y no en la cooperación militar.
Por último, estamos conscientes que la crisis actual no es solo por falta de bienes materiales, sino también por la pérdida de valores. De ahí que sea indispensable auspiciar una nueva corriente de pensamiento para alcanzar un ideal moral, cuyos preceptos exalten el amor a las familias, al prójimo, a la naturaleza y a la patria.
En suma, convocamos a todos los mexicanos a construir una sociedad mejor y con grandeza espiritual: una república amorosa.
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