miércoles, 29 de octubre de 2008

LAS NEGACIONES

SERGIO AGUAYO
A la memoria de Gustavo Iruegas y Antonio Villalba.
Crece el número de víctimas buscando en el extranjero la justicia regateada enMéxico. Consecuencia lógica de ese pantano de negaciones en el cual chapotea lapolítica nacional.En el sistema interamericano de derechos humanos (Comisión y Corte) siguenacumulándose los casos presentados por ciudadanos mexicanos en busca dejusticia. Ya suman 395 y atestiguan las debilidades e insuficiencias de nuestrosistema jurídico y político. Entre estos casos se encuentra el litigio por acceder alas boletas de la elección presidencial del 2006. El jueves pasado, la Comisión(CIDH) escuchó en Washington los razonamientos de Rafael RodríguezCastañeda, director de Proceso, y de sus abogados, quienes respondieron a losargumentos del Estado mexicano que solicita a la CIDH rechazar la petición deRodríguez Castañeda y levantar las medidas cautelares que ayudaron a frenar ladestrucción de las boletas.La lectura del alegato de 95 cuartillas presentado por la Secretaría de RelacionesExteriores a la CIDH fue un paseo por la sociología de la negación. ¡Cuántovirtuosismo en la prosa de ampuloso formalismo! ¡Cuántas mañas desplegadaspara encubrir o distorsionar la realidad! ¡Qué rápido regresaron a las mañas delviejo régimen! Nuestros diplomáticos se dividen las tareas. Algunos son comofieros cadeneros que frenan el acceso; otros se comportan como los sofisticadosmaquillistas que medio tapan las cicatrices. Un trabajo ingrato y estéril queengaña a muy pocos porque la realidad se escapa por los resquicios de un paísabierto al mundo.Dejo a los abogados dar respuesta puntual a las falacias y medias verdadesutilizadas por el gobierno mexicano. Me concentro en la esencia del problema:triunfa la opacidad pero el Estado mexicano se encuentra dividido sobre quéhacer con las boletas. El reconocimiento más explícito aparece en la obra de LuisCarlos Ugalde (Así lo viví, Random House). En ella cuenta cómo se dividió elInstituto Federal Electoral (IFE) sobre el asunto; aclara que Eduardo Guerrero,director del Servicio Profesional, y los consejeros Andrés Albo y TeresaGonzález estuvieron a favor de la transparencia.Cuando los escuchaba, confía Ugalde, se convencía de que "dar acceso a lasboletas podría ayudar a restituir la confianza en el IFE". Más adelante reconoceque le entraron las dudas y se tambaleó su compromiso con la transparencia: "medi cuenta de que bastaba un puñado de errores para que la apertura generalizada,lejos de erradicar las sospechas, pudiera ser usada para fortalecer la acusación del'cochinero'" (pp. 292-4). El resultado es que el IFE y el Tribunal Electoral delPoder Judicial de la Federación (TEPJF) negaron el acceso.El comisionado del Instituto Federal de Acceso a la Información, Juan PabloGuerrero, revisó el asunto desde la óptica de la transparencia en un trabajotodavía inédito (Las boletas de la elección presidencial de Felipe Calderón). Suopinión es clara: "El IFE primero y el TEPJF después no estuvieron dispuestos apermitir [la apertura], por razones que no se pueden encontrar en la Ley Federalde Transparencia". Entre las justificaciones de la opacidad empleadas por el IFEestuvo el daño que podía causarse a la "seguridad nacional". El TEPJF tambiénhizo malabares: "dispuso que las boletas son documentación pública pero nopertenecen al dominio público, porque no se prevé su conservación en archivos,sino su destrucción". En otras palabras y por contradictorio que parezca,concluye Guerrero, la resolución del TEPJF "garantiza el derecho a lainformación... pero niega el acceso a los documentos solicitados".Esto se relaciona con un ángulo muchísimo más peligroso y riesgoso para el país:la negación del otro. Andrés Manuel López Obrador tiene pocos defensores ycosecha condenas por la obcecación con la cual se enfrenta al régimen. Paracomprenderlo debe recordarse la negación que le endilgaron Vicente Fox yFelipe Calderón quienes, al calificarlo como "peligro para México", hicieronjirones su derecho a competir. Lo grave es que todavía mantienen esa línea depensamiento como lo demuestra el folclórico e irresponsable llamado de Fox a"partirle el queso" a AMLO. La negación engendra negaciones y López Obradorencabeza a quienes rechazan la legitimidad de los otros.En un carril separado transcurre la insistencia de quienes deseamos tener acceso alas boletas del 2006 y a otra información sobre el pasado. Una y otra vez hemoschocado con la política de sistemática negación seguida por los gobiernos delPartido Acción Nacional. Desde el gobierno parecieran increparnos conpreguntas como las siguientes: "¿para qué se empeñan en saber quiénestorturaron, dónde están los desaparecidos o qué dicen las boletas? Denle vuelta ala hoja, den la espalda a lo desagradable, pongan su mirada en el horizonte dondese eleva, muy bonito, el arco iris del futuro mejor". Si se recuerda su historia esnotable la postura.Un profesor de filosofía, Thomas Nigel, dio una respuesta a por qué se quieresaber (citado en Lawrence Weschler, A miracle, a universe. Settling Accountswith Torturers). Confrontar el pasado y conocer la verdad supone establecer una"diferencia entre el conocimiento y el reconocimiento". Cuando se reconoce el"conocimiento es sancionado oficialmente" y se "transforma en parte delconocimiento público". Décadas antes, y en sus escritos desde la cárcel fascista,el filósofo italiano Antonio Gramsci lo calificaría como la modificación del"sentido común". Cuando se confronta la realidad pueden derrotarse las negaciones y surge laesperanza de que tal vez, a lo mejor, no volveremos a repetir los mismos errores.Tener acceso a esas boletas no corregirá la verdad jurídica (Calderón seráPresidente hasta el 2012), pero nos permitirá entender mejor lo que realmentesucedió en el fatídico 2006. Se trata de una petición bien elemental que por ahorapende de la decisión que adopten, en Washington, los siete comisionados de laCIDH.Agradezco las sugerencias y materiales proporcionados por Javier TreviñoRangel de la London School of Economics sobre la sociología de las negaciones.

La Miscelánea.

Soy parte del litigio. En representación de Fundar, Centro de Análisis eInvestigación presenté un recurso que tal vez atraiga la Suprema Corte. Por esemotivo fui invitado por la CIDH a la reunión privada sobre el caso de RafaelRodríguez Castañeda.

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