jueves, 28 de febrero de 2013

EXPLICAR/JUSTIFICAR*


JOSÉ WOLDENBERG

1.Todo se puede explicar es la gran apuesta o ilusión del pensamiento ilustrado. Aunque mejor sería decir: todo se debe intentar comprender. Porque no siempre se puede. No obstante, explicar es una cosa y justificar otra.

El peor asesinato se puede explicar. Ferdinand Von Schirach cuenta la historia de Fähner, médico de familia, amable, educado, que jamás había cometido un solo delito ni siquiera una infracción. Conoció a Ingrid, tuvieron un corto noviazgo y se casaron. Su luna de miel fue una visita a El Cairo. Ahí, recostados en su cuarto de hotel, luego de hacer el amor, ella le pidió que le jurara que siempre la iba a cuidar, que jamás la abandonaría. Y él por supuesto lo juró.

Luego, poco a poco, la relación empezó a agriarse. Ella tiró la colección de discos de Fähner, amuebló el departamento en un estilo que le sacaba erisipela a él, se quejaba de la manera en que cogía los cubiertos, que nunca sacaba la basura. Después ella subió el tono. Empezó con los insultos: era un cerdo, un imbécil. En un arranque de furia se deshizo de los álbumes de la boda y el viaje de novios. Total, ella era una bruja y él un santo encarcelado.

A los 72 años, y con más de 40 de casados, un día Fähner estaba trabajando en el jardín. De repente, Ingrid abrió la puerta de la terraza y empezó a gritarle. Una vez más. Fähner le pidió a Ingrid que bajaran al sótano donde él guardaba las herramientas. Cogió un hacha sueca y magnífica y "le seccionó la bóveda craneal". Luego, le propinó otros 16 hachazos para separar la cabeza del tronco y cortarle los brazos y las piernas. Él mismo llamó a la policía y se entregó.

Von Schirach fue el abogado defensor de Fähner. Y logró para él una condena de solo tres años. Pero además, "la orden de detención fue revocada y anuladas las medidas de prisión provisional; se ordenó su excarcelación. Podría cumplir condena en régimen abierto... El reo debe pernoctar en la institución penitenciaria pero puede salir en libertad durante el día". ¿Cómo lo hizo? Contó la historia desde el punto de vista del asesino: una mujer irrefrenable en "chingar quedito" y un hombre débil, atado, incapaz de romper su lazo perruno. ¿Pero por qué no se divorció entonces?, preguntaría el último de la fila. Ah, porque había hecho el juramento de cuidarla toda la vida. Y no podía deshacerse de esa promesa. (Crímenes, Salamandra, 2011).

Demos por bueno el relato de Von Schirach. Se trató por más de cuatro décadas de una relación parecida a la de amo y esclavo que ahogó día a día a su cliente. Hasta que la olla exprés reventó. Eso explicaría el arranque criminal de Fähner. Y si a ello le sumamos el juramento al que se ató el sumiso esposo, la explicación resulta plausible.

Pero de la explicación a la justificación media un océano. Aunque una explicación abarcadora y comprensiva pueda acercarnos a los límites de la justificación. El narrador logra con maestría que entendamos al criminal y nos sintamos cercanos a él -no sobra repetir que es el abogado defensor- pero la pregunta inescapable es si no existía una salida diferente. Porque incluso bajo la certeza de que Fähner hubiese sido una víctima indefensa, un pobre hombre maltratado, vilipendiado, ahogado por su propia esposa, no es cierto que la única opción fuera el asesinato. Es decir, una cosa es explicar y otra justificar.

2. Los jóvenes viven una situación difícil. Millones de ellos no encuentran espacio en las instituciones educativas y tampoco existe una vía franca para colocarse en el mercado formal de trabajo. Los universitarios o preuniversitarios saben que la educación superior ya no es -como en el pasado- un elevador automático. El mercado de trabajo se estrecha, la informalidad se expande, las oportunidades para licenciados de las más diversas profesiones ya no son las de las décadas pasadas. Eso genera mal humor, coraje.

El Consejo Técnico del CCH ha planteado la posibilidad de reformar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Quiere actualizar los programas de estudio, reforzar la formación y actualización de los profesores, incluir un semestre de educación física, enseñar inglés durante los 3 años, colocar como materia optativa el francés, introducir un horario continuo, cursos en línea, tutorías para los alumnos, clases de una hora 50 minutos. A mí me parece más que pertinente, necesario. Algo que vale la pena apuntalar y defender. Pero aceptemos que a otros pueda no gustarle la pretendida reforma. Siempre sucede. Sobre cualquier asunto pueden existir diferentes puntos de vista.

En ese marco, unos jóvenes encapuchados agreden a trabajadores del CCH Naucalpan, prenden fuego en las instalaciones, toman la dirección del CCH en Ciudad Universitaria y hacen destrozos de ventanas, mobiliario, cámaras, porque no están de acuerdo con las anunciadas reformas.

Demos por bueno -aunque sea demasiado conceder- que es la difícil situación por la que pasan y su rechazo a la reforma académica la que explica su comportamiento. ¿Eso la justifica? Por supuesto, no.

*Reforma 28-02-13

No hay comentarios: