martes, 2 de julio de 2013

MÁS ALLÁ DEL 7*

JORGE ALCOCER

Mañana deben concluir las campañas en los 14 estados en que el próximo domingo habrá jornada electoral. Poco sabe la ciudadanía de las propuestas de partidos y candidatos. La atención de los medios de comunicación está puesta en las denuncias de todos contra todos; los hechos de violencia, que incluyen -de manera alarmante- atentados, secuestro y muerte de algunos candidatos. En los actos de cierre de campaña, cámaras y micrófonos atendieron los dimes y diretes entre los dirigentes nacionales de los mayores partidos. Son las rutinas de una democracia de baja calidad.

Igual que en años previos, las autoridades electorales locales ocupan la atención de algunos medios y analistas, no tanto por lo que hacen, sino por la desconfianza que sobre ellas cargan los mismos que eligieron a consejeros y magistrados: los partidos. La diferencia es que la jornada comicial del domingo 7 está vinculada, en general, con el futuro del Pacto por México; y en especial con los contenidos y alcances de la anunciada reforma electoral y con la propuesta de desaparecer los institutos electorales locales, para dar lugar a la transformación del IFE en un organismo nacional responsable de todas las elecciones.

Será inevitable que, a la vista de los resultados del próximo domingo, los partidos reclamen conductas y clamen por "reformas de fondo", con propuestas que en muchos casos surgen del fondo de su enojo por las derrotas sufridas, o por las metas no alcanzadas. En nada contribuirá a una democracia de mejor calidad seguir en la ruta de la regulación desbordada, con prohibiciones sin ton ni son, con más delitos electorales y causas de nulidad que convertirán toda elección en seguro litigio. La "feria de las desconfianzas" (Carpizo dix it) está de nuevo presente.

Para mirar más allá del domingo 7, será indispensable ver hacia atrás. Desde la promulgación de las reformas constitucionales (2007) y a las leyes electorales (2008) han tenido lugar dos elecciones federales (la intermedia de 2009 y la general de 2012) y 70 procesos locales. Con las nuevas normas y reglas, dos veces hemos elegido diputados federales y una vez senadores y presidente de México. Las 32 entidades federativas habrán tenido dos procesos locales, y algunas tres.

Desde 2009 tenemos, en cada año, un solo día de jornada electoral (el primer domingo de julio); el calendario electoral se ha compactado hasta arribar a que 14 estados y el DF tienen jornada electoral concurrente con la federal; otros 14 estados tienen jornada comicial en el año siguiente al de la federal (como es este año); quedan tres estados desfasados, entre otros motivos por haber aumentado el periodo de mandato de sus diputados o ayuntamientos de 3 a 4 años, ese ha sido un cambio desapercibido.

Ahora contamos con un buen número de experiencias para un balance objetivo de las fortalezas y debilidades del sistema electoral en su conjunto. Sabemos que la capacidad de los 32 institutos locales para garantizar la normalidad de las jornadas electorales (instalación y funcionamiento de casillas) aunque aún es desigual presenta un sustancial avance; también sabemos que hay un déficit importante en la independencia, autonomía e imparcialidad de consejeros y funcionarios de esos institutos (Ver Enfoque del pasado domingo).

Aunque las denuncias periodísticas por supuesto uso ilegal de programas sociales son recurrentes, pocas veces esas dan lugar a quejas formales ante las autoridades competentes. Igual ocurre con las denuncias sobre reparto de bienes de consumo básico, utilitarios, electrodomésticos y tarjetas con promesas de recompensas "si el voto popular me favorece". En un mar de pobreza, todos los partidos practican la dádiva como forma casi única de entrar en contacto con el segmento mayoritario del electorado.

Persiste la heterogeneidad de normas para determinar, a nivel local, el financiamiento público de campañas y los límites al privado; la fiscalización de ingresos y gastos de partidos y candidatos es muy débil, como producto de la vulnerabilidad de institutos y tribunales. La llamada espotización se ha reproducido mecánicamente en comicios estatales... y podríamos seguir el recuento.

Más allá del 7, la futura reforma puede tener una meta: elevar, en forma pareja, la calidad de nuestra democracia.

*Reforma 02-07-13

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