martes, 9 de julio de 2013

PROCESO VERGONZOSO*

JAVIER CORRAL JURADO

Sangre fría para mentir, César Camacho no titubea ni un instante al responderle a Carlos Puig (Milenio TV), si está convencido de que Fernando Castro Trenti será el próximo gobernador de Baja California: “Efectivamente Carlos, lo estamos porque los datos, las cifras, así nos lo indican”. 
De trabajada capacidad de simulación, el ex gobernador mexiquense no atisba rubor por el lenguaje, no tiene respeto ni por la historia de su propio partido: “Me importa mucho repetir lo que dije; hace 24 años Luis Donaldo Colosio, recién convertido en presidente nacional del PRI, tuvo la generosidad y la vocación democrática para admitir que el PRI no estaba ganando. Esperemos que ahora nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos —sólo piensan diferente que nosotros, pero también quieren a Baja California y están comprometidos con México, ellos también en buena lid— como gente caballerosa y profesional, como hombres maduros de la política, puedan admitir cuando las tendencias y el voto esta vez no les fue favorable”. 
Metido de cuerpo y alma en el burdo como inútil intento de madruguete, el presidente del PRI se atreve a calcular por encima de la inteligencia colectiva: "Más allá del margen de error. Tú sabes que los márgenes de error hablan de más menos tres puntos, por encima de los márgenes de error nos dan a Castro Trenti como triunfador de la elección de gobernador". "Nosotros estamos absolutamente convencidos de lo que acabo de decir y, bueno, de todos modos si se van a tribunales allá defenderemos los votos que nos ganamos en las urnas porque es ahí donde se ganan las elecciones". 
En sus infinitos cálculos de un poder ya de nuevo sin límites, Camacho felicita a Castro Trenti como próximo Gobernador y éste protesta de inmediato guardar y hacer guardar la Constitución, "trabajar sin distingo para todos". Imaginario Gobernador electo, ya trabaja por la unidad de su pueblo, aunque sea por unas cuantas horas mientras cae el embuste. Los dos tenían gestos de alegría, sonrisa de triunfo, aunque ambos sabían a esa hora, que era una patraña lo que intentaban. 
El hecho se asienta como grotesco corolario del proceso electoral que se verificó en 14 entidades el pasado domingo. La entrevista es un momento singular que describe y sintetiza la impunidad instalada en el país en materia electoral. La palabra está hecha garras, principal instrumento de la política; prostituida como verbo, prostituye todo lo demás. 
Camacho no es un actor cualquiera perdido en la vorágine de la reyerta local, es el hombre de confianza que Peña Nieto colocó para jefaturar al PRI y es uno de los firmantes del Pacto por México. Por eso el "Adéndum" para la "equidad" de la contienda fue una farsa. Quizá más: una trampa distractora para el PAN y el PRD. 
El gobierno federal no quiso o no pudo cumplir sus compromisos. Los gobernadores fueron los dueños de los procesos; desenfrenados, convirtieron las oficinas de gobierno estatal en cuarteles de campaña del PRI, desde donde operaron las peores estrategias de guerra sucia que se recuerden en mucho tiempo, incluído el uso inescrupuloso del ministerio público para amenazar, para incriminar o para detener sin motivo ni orden expresa de un juez. El acarreo y la compra de votos fue la constante en el reporte de irregularidades. El gasto fue insultante, y el control de medios locales causa repulsa. Hasta el “ratón loco” está de vuelta, sólo que ahora con sofisticada y precisa selección de unas cuantas secciones electorales por distrito o ciudad. El abstencionismo fue mayúsculo en todas las entidades; la violencia se impuso en Veracruz, como epílogo del gorilato duartista. Los grupos de choque para inhibir votantes, observadores y representantes tuvieron presencia en varios estados. Las elecciones nos han mostrado la dimensión del atraso político y el intento de regresión autoritaria. Una especie de involución político-electoral. Se ha regresado a una época que parecía superada: las elecciones de Estado 
Bajo estas circunstancias tiene mucho más mérito el avance del PAN. Sus candidatos han enfrentado una competencia contra estructuras de gobierno, y no de partido. Entusiasma acariciar la esperanza que significa que en medio de tantas adversidades —tanto internas como externas—, Acción Nacional vuelva a recuperar terreno. Es histórico el refrendo de la voluntad popular a los gobiernos del PAN en Baja California, invictos desde 1989. No sólo se mantiene la gubernatura, se ha recuperado la capital: Mexicali, y el municipio de Rosarito, con 10 distritos ganados de 17 se tendrá mayoría en el Congreso. 
De las 14 capitales en disputa, se conservan Puebla y Oaxaca. Y se agregan Aguascalientes, Mexicali, Saltillo y Tlaxcala; sólo con estos triunfos crecimos de 2.7 millones a 5.1 millones de población gobernada. Con resultados preliminares el PAN ganó en al menos 269 municipios quedando pendientes de cómputo 118 que aún no presentaban datos en el PREP. 
Adicionalmente, el PAN ha recuperado o ganado por primera vez 176 municipios, donde habitan 7.7 millones de mexicanos. Entre ellos están Matamoros, Nuevo Laredo, Guasave, Monclova, Córdoba, Ciudad Cuauhtémoc, Tuxtepec, Texmelucan, Boca del Río, Jesús María, Juchitán, Teziutlán, Rosarito, Tlaxcala, Xicotepec, Izucar de Matamoros, Sombrerete, Sabinas Coah, Acuña, Ajalpan, Acajete, Medellín, Jerez, Calvillo y Zacapoaxtla. 
El PAN debe reconocer y celebrar sus triunfos; pero también deplorar y luchar por erradicar la inequidad, el abuso y la impunidad en las contiendas electorales. La armonía social depende de ello, el crecimiento económico necesita esa base de modernidad. Los acuerdos políticos para las reformas por venir, no pueden estar desligados de la civilidad política y el cumplimiento de la palabra empeñada. Un supuesto contrario sería suicida no sólo para el PAN, sino para México todo.

*El Universal 09-07-13

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