jueves, 20 de junio de 2013

GOBIERNO IMPOSIBLE*

JOSÉ WOLDENBERG 

Imaginemos qué hubiese pasado en las tres últimas elecciones generales si las reglas que acaban de presentar los senadores del PRD y el PAN en su "agenda mínima" hubiesen estado vigentes. Segunda vuelta, ratificación del gabinete por las dos Cámaras y moción de censura, pueden, de manera combinada, armar un batidillo. La segunda vuelta simbólicamente fortalecería al Presidente, solo para que a la vuelta de la esquina se viera atrapado por el Congreso. Veamos.

1. Los senadores proponen "segunda vuelta electoral para la elección presidencial". En 2000, 2006 y 2012 hubiese sido necesaria ya que ninguno de los candidatos obtuvo más del 50 por ciento más uno de los votos. En 2000 Vicente Fox y Francisco Labastida se hubieran enfrentado en una segunda ronda. En 2006, Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador y en 2012 Enrique Peña Nieto y López Obrador. Demos por bueno que cualquiera de ellos podía ganar.

2. El Presidente electo hubiera tenido que presentar al Congreso (a sus dos Cámaras) la aprobación de un "Jefe de Gabinete" y de todos los integrantes de su gabinete. Además un "convenio programático", de tal suerte que se instalara un gobierno de coalición.

a) Si en 2000 el ganador de la segunda vuelta hubiera sido Fox, tendría en principio el apoyo de 206 diputados y 46 senadores del PAN (recuerden que nadie plantea la segunda vuelta para los legisladores). Hubiese tenido la necesidad de sumar a 45 diputados y a 19 senadores para construir esa mayoría en el Congreso. Solo el PRI le hubiera garantizado forjar más de 50 por ciento más uno en ambas Cámaras. Con sus 211 diputados y sus 60 senadores no solo tendrían mayoría absoluta sino incluso calificada. Con el PRD y sus 50 diputados le hubiera bastado para tener mayoría absoluta en esa Cámara pero sus 15 senadores no resultaban suficientes. Entonces, una sola opción.

b) Si el ganador hubiese sido Francisco Labastida, el escenario le ofrecía dos opciones. Con sus diputados y senadores (ver supra) hubiese podido optar por el PAN o por el PRD. Con el primero en la Cámara de Diputados hubiese sumado 417 y en el Senado 106. Pero también con el PRD hubiera podido tener mayoría absoluta: 261 en diputados y 75 en senadores.

c) Ahora imaginemos que López Obrador hubiera ganado en segunda vuelta en 2006. Con 158 diputados del PRD, PT, Convergencia y 31 senadores de los mismos partidos, hubiera estado obligado a pactar con el PAN o con el PRI la formación de un gobierno de coalición. Felipe Calderón, por su parte, con 206 diputados y 52 senadores hubiese estado en la misma situación. El Verde, el Panal y Alternativa Socialdemócrata sumaron 32 diputados y 7 senadores, insuficientes para construir mayoría tanto para AMLO como para Calderón. No sigo con los numeritos para 2012 por falta de espacio.

La fórmula obliga a construir un gobierno con apoyo mayoritario. Esa es su virtud. Reconocer que no convienen -o que son muy arduos- los gobiernos de minoría. El "pequeño detalle" en la propuesta es que no dice qué sucede si no se logra una negociación como la diseñada. En la fórmula, el Presidente está sujeto a la voluntad (buena o mala) de una o dos fuerzas políticas distintas a las de su partido. Es su rehén porque no aparece trazada una salida ante la imposibilidad de forjar una mayoría absoluta que respalde la gestión presidencial. ¿Se podría dar el caso de un Presidente sin gabinete? Absurdo.

3. Pero además, según la iniciativa, existiría la posibilidad de una "moción de censura a cargo de cualquier Cámara para destituir al jefe de Gabinete o a los integrantes del gobierno". O sea que en el momento que la mayoría congresual (construida previamente) se rompiera sería posible que el gobierno, en minoría en las Cámaras, viera cómo uno tras otro de sus integrantes podría ser censurado por una alianza opositora. Incluso en algunos regímenes parlamentarios se ha llegado a la conclusión de que las mociones de censura a los gobiernos solo son posibles si las hasta entonces minorías ofrecen la forja de una nueva mayoría alternativa; para no propiciar ausencias de gobierno. ¿Pero qué pasa en un régimen presidencial donde el titular del Ejecutivo no emerge del Legislativo?

En las elecciones intermedias de 2003, el PAN vio disminuir el número de sus diputados hasta 151 y el PRI creció hasta tener 224. El Tricolor con el Verde (17), PT (6) y Convergencia (5) tendrían los votos suficientes para censurar a los miembros del gabinete. En 2009, también, tanto el bloque de izquierda como el PAN descendieron en sus respectivos diputados.

4. No está mal que por fin se haya instalado la discusión de cuál es el régimen de gobierno que mejor embona con un sistema pluripartidista equilibrado. Al parecer ningún hechicero logrará erradicar esa diversidad en el mundo de la representación. Pero el eventual nuevo diseño de gobierno debe ser armónico y capaz de fomentar la gobernabilidad. No una aspiradora que succionando iniciativas de aquí y de allá acabe trazando las líneas de un gobierno imposible.

*Reforma 20-06-13

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