miércoles, 3 de abril de 2013

EL LEGADO DE BACHELET*


MARÍA DEL CARMEN ALANÍS

Dos noticias conmovieron a la opinión pública internacional en marzo pasado. La primera: el compromiso global que logró el 57º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW57). Los estados miembros lanzaron un enérgica condena contra la violencia generalizada en que viven mujeres y niñas en todo el mundo, al tiempo que instaron a los gobiernos a tomar medidas ágiles para prevenir la violencia de género y sancionarla.

La segunda, la renuncia de Michelle Bachelet al cargo de directora ejecutiva de ONU-Mujeres. Con mesura, la fundadora de la agencia internacional dedicó apenas dos párrafos de su discurso de clausura del CSW57 para explicar que regresaría a la vida política de su país.

Semanas más tarde, la prensa confirmó lo que las encuestas vaticinaban: Bachelet buscará ser reelecta Presidenta de Chile. No se podía esperar menos de alguien que está convencida de que desde los espacios del poder público las mujeres pueden contribuir en forma eficaz a la construcción de democracias igualitarias.

El momento es idóneo para hacer una revisión de lo mucho que avanzó ONU–Mujeres en sus primeros años, bajo el liderazgo de Bachelet.

Habría que empezar por reconocer el acierto que en julio de 2010 tuvo la Asamblea General de las Naciones Unidas al concentrar en una “Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer” recursos y atribuciones que anteriormente recaían en cuatro componentes del sistema ONU. Ello evitó que los esfuerzos se pulverizaran, de manera que una entidad podría orientar los recursos disponibles en: a) dar apoyo a las entidades intergubernamentales en la formulación de políticas y estándares mundiales; b) brindar asistencia a los países en la implementación de esos estándares, y c) lograr sistemas de evaluación.

Con ese mandato, ONU-Mujeres inició operaciones en febrero de 2011. Después de realizar más de 5 mil consultas a expertas de todo el mundo, su junta directiva aprobó el primer Plan Estratégico 2011-2013, el cual define objetivos de mediano plazo: incrementar el liderazgo de mujeres; aumentar su acceso a recursos productivos; prevenir la violencia de género, y contribuir a la formulación de presupuestos de género, etcétera.

Más importante todavía. El Plan Estratégico hace visible que la consecución del resto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio depende de que se resuelvan las desigualdades. Así, por ejemplo, ilustra que si se elimina la brecha de género que existe en el acceso a recursos agrícolas, la población mundial desnutrida podría reducirse hasta 17%.

Los primeros resultados de ONU Mujeres se han expuesto en dos informes anuales. Del primero (2010-2011) destacan las misiones de asistencia técnica en Irak (formulación de su plan de desarrollo), Túnez y Egipto (democracias incluyentes), o bien la puesta en marcha de albergues para mujeres víctimas de violencia en Afganistán. Ese informe reconoce a México (junto con España y Noruega) como uno de los principales donadores al Fondo para la Equidad de Género que apoya a organizaciones sociales que trabajan en la materia Del informe 2011-2012 destaca la Declaratoria de jefas de Estado, en el sentido de que la participación de las mujeres es fundamental para la democracia; el soporte técnico para el establecimiento de cuotas en Colombia y Haití, o bien el proceso para incentivar a los partidos a que incluyan mujeres en sus dirigencias (Kenia). Además, se elaboró una investigación pionera sobre el soporte que la justicia puede dar al ejercicio de los derechos de las mujeres.

El reto de hacer visible la agenda de género ha sido cubierto. Pero para que ONU-Mujeres pueda seguir su historial de éxitos debe incrementar significativamente la cantidad de recursos que recibe y ejerce. Ello requiere ampliar la base de donadores y construir esquemas de administración modernos. Quizás el legado de Bachelet que falta reconocer es que aportó su propia trayectoria para demostrar que hay mujeres en el mundo que pueden aportar destreza, coraje y creatividad para hacer instituciones fuertes. Su ejemplo es alentador para otras mujeres.

*El Universal 03-04-13

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