jueves, 8 de agosto de 2013

LOS NOMBRES DE MANDELA*

JOSÉ WOLDENBERG

En su ejemplar y reflexiva autobiografía Mandela nos informa de los cuatro nombres que lo acompañaron en su vida.

1. Rolihlahla. "Además de la vida, una constitución fuerte y una vieja vinculación con la casa real de Thembu, lo único que mi padre me dio al nacer fue un nombre, Rolihlahla. En xhosa, Rolihlahla quiere decir literalmente 'arrancar una rama de un árbol', pero su significado coloquial se aproxima más a 'revoltoso'" (El largo camino hacia la libertad. Punto de Partida. 2004). No obstante, matiza con un dejo de humor: "Yo no creo que los nombres predeterminen el destino, ni que mi padre adivinara de algún modo cuál iba a ser mi futuro, pero en años posteriores, tanto mis amigos como mis parientes llegaron a atribuir a ese nombre las muchas tempestades que he causado, y a las que he sobrevivido" (p. 17).

2. Madiba. "Los xhosas son un pueblo orgulloso, patrilineal, con un lenguaje expresivo y eufónico y una gran fe en la importancia de las leyes, la educación y la cortesía. La sociedad xhosa era un orden social equilibrado y armonioso, en el que cada individuo conocía su lugar. Cada xhosa pertenece a un clan que se remonta a través de sus ascendientes hasta un antecesor específico. Yo soy miembro del clan Madiba, que lleva el nombre de un jefe thembu que gobernó en el Transkei en el siglo XVIII. A menudo se dirigen a mí llamándome Madiba, el nombre de mi clan, como muestra de respeto" (19).

3. Nelson. "La escuela tenía una única aula... Yo tenía siete años, y el día antes de incorporarme a las clases, mi padre me llevó aparte y me dijo que debía vestirme correctamente para ir al colegio. Hasta aquel momento, al igual que todos los demás chicos de Qunu (su aldea de origen), sólo llevaba una especie de túnica echada por encima de un hombro y sujeta a la cintura. Mi padre cogió unos pantalones suyos y los cortó a la altura de la rodilla... Su longitud era más o menos la adecuada, aunque me estaban demasiado anchos... Debía ser un espectáculo cómico, pero nunca me he sentido tan orgulloso de ningún traje como de aquellos pantalones de mi padre.

"El primer día del colegio, la señorita Mdingane, la profesora, nos puso a cada uno un nombre en inglés y nos dijo que a partir de ese momento responderíamos a él en la escuela. Era una costumbre habitual entre los africanos en aquellos tiempos, y sin duda se debía a la influencia británica. Recibí una educación británica en la que las ideas, la cultura y las instituciones británicas eran consideradas superiores por sistema. No existía nada que pudiese llamarse cultura africana.

"Los africanos de mi generación -e incluso los de nuestros días- tienen por lo general un nombre inglés como un africano. Los blancos eran incapaces de pronunciar los nombres africanos -o se negaban a hacerlo-, y consideraban poco civilizado tener uno. Aquel día, la señorita Mdingane me dijo que mi nuevo nombre sería Nelson. No tengo ni la más remota idea de por qué eligió para mí ese nombre... Tal vez tuviese algo que ver con el gran almirante británico lord Nelson, aunque esto no es más que una especulación" (33-34).

4. Dalibunga. "Cuando tenía dieciséis años, el regente decidió que había llegado la hora de que me convirtiera en un hombre. En la tradición xhosa, esto sólo se logra de un modo: mediante la circuncisión... Un varón no circunciso no puede heredar la riqueza de su padre, ni casarse, ni oficiar en los rituales de la tribu... No se trata únicamente del procedimiento quirúrgico, sino que va precedido de un largo y elaborado ritual, para alcanzar la hombría. Como xhosa, cuento mis días de hombre desde la fecha de mi circuncisión".

Junto con otros 25 jóvenes fue llevado al valle de Tyhalarha, "situado en las riberas del Mbashe". "Dos chozas serían nuestra residencia, un lugar de aislamiento... La noche antes de la circuncisión se celebró una ceremonia con cantos y bailes cerca de nuestras chozas. Vinieron mujeres de las aldeas próximas y bailamos al son de sus voces y palmas... Al alba... fuimos escoltados hasta el río para bañarnos en sus frías aguas... había reunido una multitud de padres y parientes... La ceremonia comenzó con el batir de los tambores... La circuncisión es una prueba de valor y estoicismo. No se emplea anestésico alguno. Hay que sufrir en silencio... (Cuando llegó mi turno), el ingcibi (experto en circuncisiones) estaba arrodillado delante de mi... Sin decir palabra cogió mi prepucio, tiró de él hacia adelante, y a continuación... Sentí que corría fuego por mis venas...

"Había dado el paso esencial en la vida de todo varón xhosa... A partir de ese momento sería admitido en los consejos de la comunidad... En la ceremonia me fue dado mi nombre de circunciso, Dalibunga, que significa 'fundador del bungha', el organismo de gobierno tradicional del Transkei. Para los tradicionalistas xhosas, ese nombre es más aceptable que cualquiera de mis dos nombres anteriores, Rolihlahla o Nelson. Me sentí orgulloso al escuchar mi nuevo nombre" (52-57).

Una mezcla de tradición y colonialismo. A ambos asimiló y trascendió.

*Reforma 08-08-13

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