Después de su juramento ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Glover Roberts, Barack Hussein Obama textualmente dijo: “A partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y comenzar de nuevo rehaciendo a Estados Unidos”.
Rehacer un país es una tarea mucho más complicada que sólo cambiarlo. Su discurso inaugural es un llamado a sus conciudadanos y al mundo para rehacer todo lo que la administración Bush deshizo. Por ello, el juramento que contiene el artículo II, sección 1, cláusula 8 de la Constitución estadounidense adquiere en boca de Obama un sentido literal y profundo: “Juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo ejecutivo de presidente de Estados Unidos, y que al máximo de mis habilidades mantendré, protegeré y defenderé la Constitución de Estados Unidos”.
La pieza oratoria de Obama está integrada por dos ejes básicos: el descarnado diagnóstico sobre el lamentable estado en que recibe a su país, y la convocatoria a sus conciudadanos para rehacerlo apelando a la historia, el carácter y los valores de su pueblo.
Del primero señaló: “Nuestra nación está en guerra contra una amplia red de violencia y odio. Nuestra economía está gravemente debilitada, como consecuencia de la avaricia e irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestro fracaso colectivo en tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era. Se han perdido hogares, puestos de trabajo, varias empresas debieron cerrar. Nuestro sistema de salud es demasiado costoso, fracasan mucho nuestras escuelas y cada día hay nuevas evidencias de que la forma en que usamos la energía fortalece a nuestros adversarios y amenaza a nuestro planeta”. Pero no menos profunda y grave “es la pérdida de confianza en nuestro país”.
En la esfera internacional identificó la guerra en Afganistán, la amenaza nuclear (Irán), el calentamiento global, el terrorismo y la pobreza, sobre la que dijo que su país no puede permanecer indiferente, ante uno de los grandes problemas que confronta EU. Con la finalidad de arribar a una era de paz, propuso una nueva estrategia basada en la amistad y las alianzas, ya que el poderío estadounidense no puede por sí solo ofrecer la protección doméstica e internacional requerida. El inicio del multilateralismo.
El segundo componente del discurso es de naturaleza ético-política. Se sustenta en un conjunto de valores cívicos que Obama considera ya antiguos, pero cuyo rescate es esencial para rehacer a EU con éxito: “Trabajo duro y honestidad, valor y lealtad, tolerancia, curiosidad y patriotismo”.
En ese día memorable se reunieron, tan sólo en el Mall, entre los monumentos a Lincoln y a Washington y el Capitolio, más de 2 millones de personas, quienes soportaron temperaturas bajo cero, porque eligieron, en contra del legado de Bush, “la esperanza en lugar del temor, la unidad de objetivos en lugar del conflicto y la discordia”, concluyó Barack Obama.
Rehacer un país es una tarea mucho más complicada que sólo cambiarlo. Su discurso inaugural es un llamado a sus conciudadanos y al mundo para rehacer todo lo que la administración Bush deshizo. Por ello, el juramento que contiene el artículo II, sección 1, cláusula 8 de la Constitución estadounidense adquiere en boca de Obama un sentido literal y profundo: “Juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo ejecutivo de presidente de Estados Unidos, y que al máximo de mis habilidades mantendré, protegeré y defenderé la Constitución de Estados Unidos”.
La pieza oratoria de Obama está integrada por dos ejes básicos: el descarnado diagnóstico sobre el lamentable estado en que recibe a su país, y la convocatoria a sus conciudadanos para rehacerlo apelando a la historia, el carácter y los valores de su pueblo.
Del primero señaló: “Nuestra nación está en guerra contra una amplia red de violencia y odio. Nuestra economía está gravemente debilitada, como consecuencia de la avaricia e irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestro fracaso colectivo en tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era. Se han perdido hogares, puestos de trabajo, varias empresas debieron cerrar. Nuestro sistema de salud es demasiado costoso, fracasan mucho nuestras escuelas y cada día hay nuevas evidencias de que la forma en que usamos la energía fortalece a nuestros adversarios y amenaza a nuestro planeta”. Pero no menos profunda y grave “es la pérdida de confianza en nuestro país”.
En la esfera internacional identificó la guerra en Afganistán, la amenaza nuclear (Irán), el calentamiento global, el terrorismo y la pobreza, sobre la que dijo que su país no puede permanecer indiferente, ante uno de los grandes problemas que confronta EU. Con la finalidad de arribar a una era de paz, propuso una nueva estrategia basada en la amistad y las alianzas, ya que el poderío estadounidense no puede por sí solo ofrecer la protección doméstica e internacional requerida. El inicio del multilateralismo.
El segundo componente del discurso es de naturaleza ético-política. Se sustenta en un conjunto de valores cívicos que Obama considera ya antiguos, pero cuyo rescate es esencial para rehacer a EU con éxito: “Trabajo duro y honestidad, valor y lealtad, tolerancia, curiosidad y patriotismo”.
En ese día memorable se reunieron, tan sólo en el Mall, entre los monumentos a Lincoln y a Washington y el Capitolio, más de 2 millones de personas, quienes soportaron temperaturas bajo cero, porque eligieron, en contra del legado de Bush, “la esperanza en lugar del temor, la unidad de objetivos en lugar del conflicto y la discordia”, concluyó Barack Obama.
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