jueves, 20 de diciembre de 2012

HIRSCHMAN*


JOSÉ WOLDENBERG

A la memoria de Mercedes Barquet.


Albert O. Hirschman nació en Alemania en 1915. De origen judío es bautizado en la religión protestante, aunque su familia es agnóstica. En 1931 ingresa al movimiento juvenil del Partido Socialdemócrata. Las diferencias que se viven en él fueron el antecedente remoto para la que luego sería una de sus obras más relevantes: "fue una primera experiencia del conflicto entre 'exit' y 'voice', en el cual dudé si optar por la defección o por la manifestación del disenso y la crítica desde dentro". En 1933, luego de la muerte de su padre y ante el ascenso nazi, emigra para estudiar en Francia. Luego de dos años, partió hacia Londres donde estudió en la London School of Economics y de ahí a Italia. Fue a combatir a España porque se daba cuenta "que el fascismo estaba avanzando y no me podía quedar observando sin hacer nada". Abandona España porque no acepta ser encuadrado en "una formación enteramente comunista". Trabaja en Francia en el Emergency Rescue Committee proporcionando "papeles" a exilados cuya vida se encuentra en peligro. En 1941 llega a Estados Unidos donde se instala de manera definitiva, no sin antes combatir en el frente africano y luego en Italia.

Antes, en Italia en 1936, escribe un ensayo contra la política del régimen fascista que fomentaba la reproducción sin límite. Con las estadísticas oficiales demostraba que a mayor número de hijos menos sobrevivían. "Al fin y al cabo... ¡es deletéreo (mortífero) incitar y premiar a las mujeres que traen al mundo a todos los niños, incluso desde el punto de vista natalista!". El texto jamás se publicó.

Quizá en ese artículo se encontraba ya uno de los rasgos de su obra: buscar explicaciones con fuerte apoyo empírico para comprender "de qué modo suceden las cosas, cómo acontece el cambio". No era afecto a las monumentales teorizaciones, más bien se inclinaba por marcos conceptuales de alcance medio capaces de explicar fenómenos sociales complejos. Apreciaba más al Marx "politólogo" que al economista. "Me impresionó mucho el Dieciocho Brumario. Sus escritos históricos eran mucho menos 'ortodoxos' que sus escritos económicos". Las inmensas construcciones conceptuales al volverse rígidas se convertían en corsés que impedían observar las singularidades y embrollos de los casos específicos.

Trabajó en el Plan Marshall para la reconstrucción de la Europa de la posguerra. Fue "una gran invención", dijo. Se trataba de consolidar regímenes democráticos buscando al mismo tiempo la prosperidad económica. Luego laboró como asesor en Colombia y se interesó en América Latina. Por esas experiencias llegó a sus temas sobre los obstáculos para el desarrollo, sobre los cuales se volvió una voz apreciada e influyente. En ese tiempo subrayó su "aversión por los diagnósticos demasiado uniformes y unilaterales... por los principios generales y las prescripciones abstractas. Creo que es necesario revisar al 'paciente' con una suerte de 'linterna empírica', antes de poder comprender qué tiene. Es fundamental la comprensión de las peculiaridades... e incluso de las vías insólitas".

Su paso por América Latina lo llevó a acuñar una voz ingeniosa: la "fracasomanía", una especie de complejo/prejuicio que impedía ver y aquilatar los avances. "La idea se me ocurrió a partir de la observación de la realidad colombiana y brasileña. En Colombia, la primera reforma agraria, prometida en los años treinta por el gobierno 'newdealista' de Alfonso López, había sido siempre interpretada como un fracaso total, cuando en cambio los datos que yo recogí indicaban con claridad que se habían efectuado algunos cambios en sentido positivo en las zonas rurales".

Su flexibilidad llama la atención, su capacidad para autocorregirse también. "Eso me sucedió con el esquema 'exit/voice'. En la historia alemana reciente se ha verificado una conjunción, mejor dicho una cooperación entre estos dos elementos, la defección y la protesta; en cambio en mi formulación originaria los dos se excluían recíprocamente (cuando hay más defección -salida- hay menos protesta, y viceversa)". "Mi teoría ha sido criticada por un estudioso alemán, quien ha afirmado que los acontecimientos de Alemania Oriental contradicen abiertamente mi planteo. Y en efecto es así". Sin remilgos, con abrumadora sencillez.

Era además un amante de la literatura, de sus potencialidades. Para rebatir a Mancur Olson que afirmaba que "el actor racional es un 'free rider', un aprovechado... que se abstiene de la acción colectiva contando con el hecho de que otros harán su parte... de modo que la acción colectiva sucede muy rara vez", Hirschman no solo le recordó que las acciones colectivas suceden y que la gente participa en ellas, sino que le citó a Pascal: "La esperanza que tienen los cristianos de poseer un bien infinito está mezclada con el goce efectivo..., ya que no son como aquellos que esperarán un reino del cual no tendrán nada, siendo súbditos; sino que esperan la santidad, la exención de la injusticia y poseen algo" (A través de las fronteras. FCE. 1999).

*Reforma 20-12-12

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