martes, 3 de mayo de 2011

'LO MERO PRINCIPAL'

JORGE ALCOCER VILLANUEVA


El fracaso de las coaliciones del PRD con el PAN (a la inversa es igual) en los estados de México, Nayarit y Coahuila deja algunas lecciones tanto para fines prácticos como analíticos, a la luz de discusiones futuras al respecto.
Tengo la impresión que en los tres casos hubo un error de método, o una notoria omisión, por parte de los partidos involucrados; para ejemplificarlo me atengo a las experiencias del año 2010, que demuestran que lo verdaderamente importante fue contar con un candidato que generó el acuerdo para hacer posible la coalición. Así fue en Durango, Hidalgo, Puebla, Oaxaca y Sinaloa, estados en los que más allá de las discrepancias partidistas respecto del contenido de los respectivos convenios, al contar con un abanderado que aparecía con posibilidades de triunfo, lo demás se pudo resolver con celeridad.
Salvo en el caso de Hidalgo, en los otros antes mencionados los candidatos que hicieron posible el acuerdo compartían una característica: habían militando en el PRI y se apartaron de ese partido con mayor o menor antelación a su postulación por la coalición azul-amarilla. Gabino Cué y Rafael Moreno Valle lo habían hecho años antes y ambos habían tenido cargos de elección popular postulados previamente por partidos diferentes al PRI (el hoy gobernador de Oaxaca fue electo senador a través de una coalición entre el PRD y el PAN). Mario López Valdez (Sinaloa) y José Rosas Aispuro (Durango) renunciaron al PRI unas horas antes de aceptar la postulación por la coalición entre PAN y PRD.
En este año era evidente que la coalición que haría posible las otras dos era la del Estado de México; a diferencia de un año antes, esa posibilidad enfrentó la activa oposición de Andrés Manuel López Obrador, que consiguió sumar a su causa a una parte de la dirigencia del PRD, al PT y a Convergencia. Sin valorar las nuevas circunstancias, los principales dirigentes del PRD y del PAN, tanto nacionales como estatales, se lanzaron a la tarea de validar en los medios de comunicación y entre sus afiliados la necesidad de la alianza. Para ello convocaron, en el Estado de México, a una consulta abierta que una vez realizada no tuvo la fuerza suficiente para hacer cambiar de opinión a los opositores.
La causa del fracaso no puede achacarse solamente a la oposición de López Obrador, sino que obedece ante todo a la carencia de un candidato(a) capaz de proyectar una imagen ganadora; ahora sabemos que la candidatura a gobernador en el Estado de México fue ofrecida a un ex militante del PRI, Humberto Lira Mora, quien al final se quedó colgado de la brocha (Enfoque, 1o. de mayo de 2011); dentro del PRD ganó consenso la candidatura de Alejandro Encinas, que fue claro y tajante en advertir que no aceptaría la coalición con el PAN, en lugar de atender el mensaje, los Chuchos fingieron demencia, protegiendo su objetivo. Mientras que los partidarios de la alianza negociaban las cláusulas del convenio, omitieron lo mero principal: el candidato.
Una vez que fue evidente el fracaso de la alianza en tierras mexiquenses, lo demás ocurrió por efecto dominó. En Nayarit todo se complicó por el método que decidieron impulsar para seleccionar al candidato. Las encuestas revelaron que la diputada perredista Martha Elena García Gómez (esposa del ex gobernador Antonio Echavarría) aventajaba ligeramente a su colega, el también diputado Guadalupe Acosta Naranjo, quien se negó a declinar. El PAN hizo suyas las ambiciones de la ex primera dama y la cobijó con sus siglas, lo que dio al traste con la coalición. En Coahuila, estado en que el PRD no tiene presencia ni votos, los opositores a la coalición aprovecharon la coyuntura y dinamitaron los acuerdos previamente alcanzados. En Hidalgo, la decisión de Xóchitl Gálvez de no postularse para la alcaldía de Pachuca canceló cualquier interés por una alianza entre el PAN y el PRD.
Es el final del ciclo de alianzas entre partidos de signo e ideología diferentes, por lo menos hasta la conclusión de las elecciones de 2012. Ni en Michoacán, que tendrá elección local a finales de este año, ni en los estados que renovarán gobernador, se avizoran condiciones para la firma de alianzas entre PAN y PRD.
Las coaliciones que veremos en 2012 serán las mismas del pasado, con el PAN en solitario.
En 2011, faltó lo mero principal: el candidato.

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