martes, 24 de febrero de 2009

DISCRIMINACIÓN POR LUGAR DE NACIMIENTO

CARLOS ARELLANO GARCÍA

Siendo que la vida real es más abundante en hipótesis que el cerebro más imaginativo de un novelista prolífico, resulta pertinente aludir a situaciones reales de las que han derivado actitudes discriminatorias, en detrimento de nacidos en la capital de la República, lo que ha sucedido, por supuesto, sin la más mínima justificación.Hubo un funcionario federal de alto nivel, experto en materia agropecuaria. Ya terminado su cargo relevante, fue invitado a una entidad federativa de la República, de gran tendencia regionalista, para ocupar el importante cargo de director de una institución de estudios superiores y tuvo un desempeñó brillante. Después, por su prestigio y capacidad, lo nombraron rector. Por ser persona de cierta edad no llevó a su familia y vivía en un hotel de costo mediano. Tres lugareños lo fueron a visitar y le dijeron: "Usted es el rector y vive en este hotel", a lo que contestó: "Así es". Entonces uno de ellos le indicó: "Yo le puedo conseguir una buena casa con renta conveniente"; otro le manifestó que: él podía conseguirle una casa a buen precio y el otro le indicó que podía proporcionarle una casa en comodato. Su respuesta fue: "En ese closet, están hechas mis maletas, porque los trabajos son para durar un minuto o cien años". Persona tan relevante fue sujeto pasivo de muchas críticas infundadas que se inspiraron en el hecho de haber nacido en el Distrito Federal.Otro caso que cabe mencionar: en algún lugar de la provincia mexicana se publicó la noticia de un robo considerable en un supermercado. Algún cliente de la localidad, donde hubo bastante inmigración, hizo el comentario: "Seguramente fue algún "chilango". A ese comentario respondió una señora nativa del Distrito Federal: "¿Qué los de aquí no tienen manos?"Por azares del destino, un joven profesionista, nacido en el Distrito Federal, fue invitado, previa selección muy minuciosa, para desempeñar en provincia un cargo importante, bien remunerado, respecto del cual no se encontraban personas residentes idóneas. Hubo serias oposiciones, sin más argumentos que el lugar de su nacimiento había ocurrido en el Distrito Federal. Frente a eso no eran suficientes sus abundantes méritos y su gran capacidad. Prácticamente, no hubo más camino que contratarlo. En ese cargo, bien remunerado, permaneció diez años, tiempo suficiente para adquirir, por su calidad de mexicano y su domicilio, según la Constitución respectiva del Estado, varias veces la regionalidad, indigenato o ciudadanía provinciana, lo que determinaba una igualdad jurídica absoluta pero, eso no disminuyó la atribución que se le hacia de "chilango" para hacerlo menos. Tampoco fue factor atenuante el nacimiento respectivo de cada uno de sus cuatro hijos en esa provincia, ya no "chilangos" porque, a diferencia de él, no nacieron en el Distrito Federal. Tampoco menguó la actitud discriminatoria hacia el presunto "chilango", su brillante desempeño, ni su acendrado cariño por esa localidad provinciana, ni tampoco se tomaron en cuenta sus conocimientos amplios y profundos sobre la economía, política, historia, derecho y literatura de la entidad federativa que lo recibió.Naturalmente que, partimos de la base, totalmente valedera y cierta, de que, en la provincia mexicana no todo mundo es discriminador pues, hay muchísimas personas hospitalarias, de postura objetivamente válida y que nunca caerían en el garlito de pretender hacer menos a una persona, por la circunstancia de que un acontecimiento fortuito, lo haya ubicado como nativo del Distrito Federal.Los hechos reales relatados inducen, necesariamente, a la reflexión consistente en que, nadie elige su lugar de nacimiento pero, si este ocurrió en el Distrito Federal, con toda razón, y, con todo valor, jamás debe aceptarse ser victima de discriminación, en ningún lugar de la República Mexicana, por lo que no debe de admitirse, de manera alguna, que a un nativo de Distrito Federal se le diga o se le trate como "chilango".

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