miércoles, 18 de febrero de 2009

EL DINAMISMO SOCIAL

JOHN M. ACKERMAN

Felipe Calderón y algunos otros conspicuos personajes han llamado recientemente a promover la imagen de México en el mundo y a terminar con el “catastrofismo” que supuestamente desalienta la inversión en nuestro país. Quisieran que, en lugar de vernos como una tierra de narcotráfico, pobreza y conflictividad política, los extranjeros nos perciban como un país de mole, playas, maquiladoras y tequila. Pero esta disyuntiva entre el Estado fallido y el Estado para el turismo y la explotación es falsa y nos lleva a un callejón sin salida. Ante la crisis económica y la negligencia gubernamental, México ofrece al mundo un ejemplo de participación ciudadana, dinamismo político y crítica intelectual sumamente destacable. Es cierto que la cultura política del país tiene muchos vicios, pero también cuenta con grandes ventajas y fortalezas que vale la pena recordar en estos momentos de desaliento. Como ha ocurrido numerosas veces en la historia, los ciudadanos de a pie serán también ahora los principales responsables de sobrellevar la situación económica. Ante la ausencia de una política gubernamental de fomento al empleo, la solidaridad de los mexicanos es lo que permitirá a millones de familias sobrevivir aun en las situaciones más drásticas. Tal como ocurrió con el terremoto de 1985 y la crisis económica de 1994, nuevamente la sociedad se fortalecerá y se proyectará para llenar los grandes vacíos del poder público. En materia política, tampoco nos encontramos ante un desastre total. Si bien el Poder Ejecutivo confirma cada día su ineptitud, y los organismos autónomos su debilidad, la pluralidad del Poder Legislativo ha dado grandes muestras de efectividad en los últimos años. Las reformas constitucionales históricas en materia de transparencia, elecciones y justicia penal se aprobaron casi por consenso en ambas cámaras federales y en los Congresos de los estados. Las modificaciones hechas a la iniciativa de reforma petrolera de Calderón evidencian igualmente un Legislativo que defiende su autonomía y logra incluir una amplia variedad de posiciones políticas. Todas estas reformas lucen incompletas y tienen serios problemas de implementación. Habría que exigir sin cansancio que el Instituto Federal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la Procuraduría General de la República y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública cumplan cabalmente con sus responsabilidades constitucionales. Lamentablemente, dichas instituciones han exhibido signos preocupantes de docilidad e ineficacia en los últimos tiempos. Así mismo, habría que exigir a los legisladores federales que de una vez por todas aprueben las urgentes reformas que necesitamos para consolidar nuestra democracia, incluyendo las modificaciones a la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, a la Ley Federal de Radio y Televisión, y al Código Penal. Es necesario, por otra parte, empujar cambios que se han ido quedando en el tintero, como la reforma constitucional en materia de derechos humanos y la nueva ley de réplica. No obstante tales problemas y defectos, serios e imperdonables, procede celebrar la serie de reformas constitucionales mencionadas, que han sido fruto del dinamismo y la pluralidad política del México democrático de hoy. En efecto, los pequeños avances experimentados se los debemos a la movilización ciudadana y a la crítica pública de las instituciones gubernamentales realmente existentes, no a las negociaciones en lo oscurito de los líderes políticos e intelectuales orgánicos. Precisamente con el fin de mostrar esta otra cara de México al mundo y romper con los prejuicios y fetichismos que suelen caracterizar los análisis sobre México realizados en el extranjero, hemos organizado un evento relevante que tendrá lugar esta semana en Nueva York. El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Universidad de Columbia hemos convocado a un grupo internacional e interdisciplinario de expertos para analizar las reformas constitucionales en materia de transparencia, elecciones y justicia penal, así como los retos de la democratización del Estado mexicano. Participarán expertos mexicanos como Porfirio Muñoz Ledo, Juan Pablo Guerrero, Irma Eréndira Sandoval, Santiago Creel, Héctor Fix-Fierro, Jesús Orozco y Enrique Ochoa, a la vez que analistas internacionales del más alto nivel, como Roberto Gargarella, John Bailey, Al Stepan, Robert Kaufman, Heather Gerken, Douglas Chalmers, Allan Brewer y Diego López. El encuentro se realizará los días 19 y 20 de febrero en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y será transmitido por internet a través de TV Jurídicas (http://www.juridicas.unam.mx/tvjuridicas). Ojalá que todos los distinguidos lectores de la revista Proceso nos acompañen en este evento, si bien no físicamente, al menos virtualmente.

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