jueves, 4 de noviembre de 2010

100 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA. "LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL EN 1910"

SERGIO ARMANDO VALLS HERNÁNDEZ
Este mes de noviembre de 2010 se cumplen cien años del inicio de la Revolución que cambiaría cualitativamente el derecho constitucional mexicano al establecer los derechos sociales como una nueva responsabilidad del Estado mexicano. Pero serían particularmente el derecho agrario y el derecho del trabajo, emanados de la Revolución, la gran aportación de nuestro país al mundo del derecho, sumándose al juicio de amparo, que surge en el siglo XIX.
Antes de convertirse en un amplio movimiento de reivindicación social por una mejor calidad de vida de obreros y campesinos sin tierra y de pueblos indígenas despojados de sus seculares derechos -como el caso de Atotonilco- la Revolución buscó en su inicio principalmente el establecimiento de la democracia como sistema político. Lo hizo por medios legales, a través del voto, con Francisco I. Madero a la cabeza. Pero pronto se tornó en lucha armada al ser aprehendido Madero por órdenes de Porfirio Díaz.
Don Francisco I. Madero fue ingeniero agrónomo de formación. Sin embargo, escribió un texto, "La sucesión presidencial en 1910", que al día de hoy es de notable actualidad para los estudiosos del derecho latinoamericano de nuestros días (y del derecho constitucional estatal mexicano).
Madero hace una descripción en su libro de cómo el General Porfirio Díaz gobernaba el país, utilizando la Constitución de 1857 como fundamento teórico de sus acciones. Señaló Madero que Díaz simulaba la Constitución; que no existía en la realidad la división de poderes establecida en la Ley Fundamental porque Díaz había situado a personajes adictos a su persona en los poderes Legislativo y Judicial. También la división vertical del poder -el federalismo- había sido anulada porque los poderes públicos de los estados se integraban con amigos cercanos al dictador, de manera tal que en modo alguno se oponían a las órdenes que provenían de la Ciudad de México. El General Díaz dominaba pues el Poder Legislativo ordinario, pero también controlaba el Poder Revisor de la Constitución. Es en ese largo periodo de la historia de México que se forja una de las prácticas que mantenemos los mexicanos de esta primera década del siglo XXI: el constante recurso de reformar la Constitución.
Ahora bien, interesa destacar que Madero señaló que este tipo de autocracia disfrazada con ropajes constitucionales democráticos, era la más difícil de derrotar porque al pueblo le costaba trabajo darse cuenta de tal impostura constitucional que seguía a pie juntillas los procedimientos establecidos en la norma suprema. Que el pueblo no dudaba en tomar las armas contra un dictador que llegaba al poder mediante un golpe de Estado, pero en cambio le resultaba más difícil organizar la resistencia contra la dictadura simulada. Lo que Madero señaló entonces sería materia décadas después de los estudios de derecho constitucional durante la Guerra Fría. Autores como André Hauriou, Maurice Duverger o Karl Loewenstein señalarían precisamente el constitucionalismo apócrifo como un disfraz del ejercicio autoritario del poder -teorías que al día de hoy son perfectamente aplicables en nuestro hemisferio (y en algunos estados de la República mexicana). Dichos autores apuntaron que las autocracias vivían y se reproducían al amparo de la demagogia constitucional; solían recurrir en sus discursos a conceptos de gran prestigio entre la opinión pública para legitimar el ejercicio del poder, como "estado de derecho" o "democracia" o "Constitución como norma suprema", pero que la realidad del sistema político era diferente.
Madero logró efectivamente hacer concienJustificar a ambos ladoscia entre los mexicanos sobre la impostura constitucional, y romper el disfraz de la dictadura porfirista. Pero eso no significó en automático la transición a una democracia representativa plena como la señalada en la Constitución de 1857, sino que abrió un nuevo periodo de luchas armadas en nuestro país donde se manifestarían las reivindicaciones sociales.

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