El Varón de Cuatro Ciénegas, senador en el porfiriato y oficial mayor en la cartera de Guerra con Bernardo Reyes, se reunió con Madero en San Antonio, Texas a principios de 1911 y éste lo designó gobernador provisional de Coahuila. Ya en las negociaciones de Ciudad Juárez que condujeron a la renuncia de Díaz, manifestó su desacuerdo porque Madero no había desmantelado el Ejército federal. Carranza, que también había sido gobernador porfirista, sabía que frente a los intereses extranjeros se necesitaban contrapesos legales a escala nacional; ello constituiría un capítulo fundamental de su pensamiento en materia de política exterior.
Carranza observó que era necesaria la reglamentación de los recursos naturales del país y que había que disminuir la tradicional dependencia con respecto a Estados Unidos y se inclinó por diversificar las relaciones estratégicas y comerciales con países de Europa, América Latina y Japón.
Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, México fue visto por su vecino del norte como una fuente esencial del aprovisionamiento de materias primas, en particular del petróleo, lo cual exigía la pacificación del país y un gobierno favorable a los intereses de Estados Unidos. Estas presiones contribuyeron a forjar en Carranza una política de defensa férrea de la soberanía sobre los recursos naturales y en general de los intereses de la nación.
Al proclamar el Plan de Guadalupe, instaló su gobierno en Hermosillo, nombrando al jalisciense Francisco Escudero como su secretario de Relaciones Exteriores, pero como éste se acercara al villismo, fue reemplazado por un joven del Estado de México, abogado y que había sido diputado, Isidro Fabela, a quien Carranza lo nombró primero Oficial Mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, encargado del Despacho. Fabela tuvo a su cargo dos asuntos de importancia: la ocupación norteamericana en Veracruz y el asesinato del ciudadano inglés William Benton, perpetrado por órdenes de Francisco Villa. Fabela partió a fines de 1914 a Europa como agente confidencial del Gobierno constitucionalista. A tal efecto se nombró a Cándido Aguilar en la Cancillería. En noviembre de 1913, el almirante de la escuadra norteamericana, Frank Fletcher, ubicada en el golfo en las cercanías de Veracruz, pidió a la División de Oriente carrancista que se retirara de la zona petrolera del norte de Veracruz, ya que de no hacerlo, "sus soldados desembarcarían para proteger a los ciudadanos estadunidenses". Cándido Aguilar les señaló que la vida de sus compatriotas estaba garantizada y le advirtió que, de tocar tierra los soldados yanquis, incendiaría los pozos petroleros y pasaría por las armas a los estadunidenses que se encontraran en la región. Fletcher retiró sus amenazas.
Si bien la Casa Blanca reconocía la moderación de Carranza en el manejo de los conflictos, no soportaba su acendrado nacionalismo. Estados Unidos entonces convocó a las facciones en lucha, a la celebración de una conferencia panamericana que solucionara el conflicto en México, aunque el propósito velado era instaurar aquí un orden político en el que ese país tuviera un amplio margen de injerencia. Sin embargo, hacia agosto de 1915, ante la Primera Guerra Mundial en la que Estados Unidos apoyaba a los aliados, pero no participaba activamente, y las victorias decisivas que el General Obregón impuso a Francisco Villa en el Bajío, el presidente Wilson se dispuso a llegar a un acuerdo con el constitucionalismo. Aguilar pretendió convencer a la América Latina de que adoptara un posición imparcial en la guerra europea, mas cuando Carranza declara la neutralidad, algunos sectores le acusaron de ofender la lealtad a Estados Unidos. Don Cándido entonces buscó el sistema de contrapesos que había anunciado Carranza e inició ciertos acercamientos con Japón y Alemania. La sola mención de una alianza germano-mexicana constituyó un "as" para Carranza en las negociaciones para el retiro de las tropas estadunidenses que ocupaban Veracruz.
En la octava colaboración haremos referencia a la Conferencia del ABC y la desocupación de Veracruz, cuya consecuencia fue el reconocimiento de Estados Unidos al gobierno carrancista.
Carranza observó que era necesaria la reglamentación de los recursos naturales del país y que había que disminuir la tradicional dependencia con respecto a Estados Unidos y se inclinó por diversificar las relaciones estratégicas y comerciales con países de Europa, América Latina y Japón.
Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, México fue visto por su vecino del norte como una fuente esencial del aprovisionamiento de materias primas, en particular del petróleo, lo cual exigía la pacificación del país y un gobierno favorable a los intereses de Estados Unidos. Estas presiones contribuyeron a forjar en Carranza una política de defensa férrea de la soberanía sobre los recursos naturales y en general de los intereses de la nación.
Al proclamar el Plan de Guadalupe, instaló su gobierno en Hermosillo, nombrando al jalisciense Francisco Escudero como su secretario de Relaciones Exteriores, pero como éste se acercara al villismo, fue reemplazado por un joven del Estado de México, abogado y que había sido diputado, Isidro Fabela, a quien Carranza lo nombró primero Oficial Mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, encargado del Despacho. Fabela tuvo a su cargo dos asuntos de importancia: la ocupación norteamericana en Veracruz y el asesinato del ciudadano inglés William Benton, perpetrado por órdenes de Francisco Villa. Fabela partió a fines de 1914 a Europa como agente confidencial del Gobierno constitucionalista. A tal efecto se nombró a Cándido Aguilar en la Cancillería. En noviembre de 1913, el almirante de la escuadra norteamericana, Frank Fletcher, ubicada en el golfo en las cercanías de Veracruz, pidió a la División de Oriente carrancista que se retirara de la zona petrolera del norte de Veracruz, ya que de no hacerlo, "sus soldados desembarcarían para proteger a los ciudadanos estadunidenses". Cándido Aguilar les señaló que la vida de sus compatriotas estaba garantizada y le advirtió que, de tocar tierra los soldados yanquis, incendiaría los pozos petroleros y pasaría por las armas a los estadunidenses que se encontraran en la región. Fletcher retiró sus amenazas.
Si bien la Casa Blanca reconocía la moderación de Carranza en el manejo de los conflictos, no soportaba su acendrado nacionalismo. Estados Unidos entonces convocó a las facciones en lucha, a la celebración de una conferencia panamericana que solucionara el conflicto en México, aunque el propósito velado era instaurar aquí un orden político en el que ese país tuviera un amplio margen de injerencia. Sin embargo, hacia agosto de 1915, ante la Primera Guerra Mundial en la que Estados Unidos apoyaba a los aliados, pero no participaba activamente, y las victorias decisivas que el General Obregón impuso a Francisco Villa en el Bajío, el presidente Wilson se dispuso a llegar a un acuerdo con el constitucionalismo. Aguilar pretendió convencer a la América Latina de que adoptara un posición imparcial en la guerra europea, mas cuando Carranza declara la neutralidad, algunos sectores le acusaron de ofender la lealtad a Estados Unidos. Don Cándido entonces buscó el sistema de contrapesos que había anunciado Carranza e inició ciertos acercamientos con Japón y Alemania. La sola mención de una alianza germano-mexicana constituyó un "as" para Carranza en las negociaciones para el retiro de las tropas estadunidenses que ocupaban Veracruz.
En la octava colaboración haremos referencia a la Conferencia del ABC y la desocupación de Veracruz, cuya consecuencia fue el reconocimiento de Estados Unidos al gobierno carrancista.
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