Hace seis meses estuvimos en El Cairo y Alejandría, y nada hacía predecir que iba a ocurrir un terremoto político en Egipto. Si bien la limitación del lenguaje no nos permitió charlar con algunas personas, siempre en la calle hay quienes hablan inglés y los periódicos que pese a la represión publicaban censuras al régimen de Mubarak, tanto en francés como en inglés; a más de que es fácil percibir la agitación política. La gente hablaba de las elecciones que deberían celebrarse en septiembre próximo y daban por sentado que el hijo del Rais, Gamal Mubarak, era el elegido para continuar el hábito egipcio de los presidentes vitalicios, ahora en la forma de una dinastía. Gamal Abdel Nasser derribó al rey Faruk y en 1954 se instaló en el Gobierno abanderando una corriente nacionalista, El Rais decidió la nacionalización del Canal de Suez, arteria vital para el tráfico de buques mercantes de Asia a Europa que abrevian la jornada anteriormente realizada por el Cabo de la Buena Esperanza por más de diez días. Asimismo, Nasser fue el hombre que propició los primeros apoyos en su país alojando en El Cairo, al líder palestino Yasser Arafat. Soñó con unidad con algunos países como Siria (RAU) pero el proyecto fracasó. La historia le consagra como una figura enérgica, visionaria, autoritaria, que aprovechó la coyuntura internacional de la Guerra Fría para lograr algunos proyectos de gran trascendencia para su pueblo. Así después de su muerte en 1970 fue el principal referente del panarabismo y su sucesor Anuar Sadat pretendió emularlo en los once años que ocupó la presidencia de Egipto. El incondicional de Nasser no tenía las mismas cualidades políticas y tuvo tropiezos y aciertos con su enemigo regional en los últimos años de la Guerra Fría hasta su asesinato en 1981. Le sucedió otro militar de duras maneras, autócrata que logró el apoyo del Ejército y la amistad incondicional con los Estados Unidos hasta hacer de su país un peón del Imperio. Mas de él hablaremos pronto porque su caída es inminente.
Volvamos a las calles de El Cairo, las que extraordinariamente describe Naguib Mahfuz en "El Callejón de los Milagros", (Premio Nobel de Literatura 1988), estas se han ensangrentado por una insurrección popular masiva que hace unos días llenó la Plaza de la Libertad en la capital, a la que respondió el dictador enviando sus fuerzas de seguridad disfrazadas de civiles. Difícil es señalar el rumbo de esta revolución -la primera que estableció sus contactos a través de internet- El funcionario internacional que no probó una absoluta imparcialidad en su función en la inspección de las instalaciones nucleares en Irán, El-Baradei, parecía el candidato más viable para ocupar un puesto en la transición. Amigo de Mubarak y sin compromisos políticos en su país, deja su residencia en Viena, pero parece no ser el hombre indicado -por su tibieza- en este momento de la tormenta. Los militares que jugarán un papel definitivo en estos acontecimientos van a dejar naufragar a Mubarak, a su propia suerte. Algunas figuras religiosas y los Hermanos Musulmanes también participarán en la primera mesa. Pero es difícil predecir lo que ocurrirá en Egipto en los próximos días, si Obama decide suspender la ayuda militar -la más alta que otorga Estados Unidos en el mundo- el Rais caerá inmediatamente. Los europeos han exhibido nuevamente su tibieza y falta de cohesión en material de política internacional y con recomendaciones tan fuera de tiempo, como las habidas, no ayudarán a sortear el escenario que se le presenta al pueblo egipcio. Sin duda que el Gobierno que tiene más preocupación por la volcánica revuelta iniciada en Túnez y continuada en Egipto, es Israel. De inclinarse el pueblo por un régimen de ayatollahs como en Irán, que no es lo más probable, Occidente perdería un aliado e Israel tendría en fronteras ahora sí a un enemigo, pese a que fue el único que lo reconoció como Estado. Lo único que es cierto es que las calles egipcias no resistirán más embates de violencia y que si se resiste Mubarak, irán esas mismas turbas por él a la Casa Presidencial.
CONTINUARÁ.
Volvamos a las calles de El Cairo, las que extraordinariamente describe Naguib Mahfuz en "El Callejón de los Milagros", (Premio Nobel de Literatura 1988), estas se han ensangrentado por una insurrección popular masiva que hace unos días llenó la Plaza de la Libertad en la capital, a la que respondió el dictador enviando sus fuerzas de seguridad disfrazadas de civiles. Difícil es señalar el rumbo de esta revolución -la primera que estableció sus contactos a través de internet- El funcionario internacional que no probó una absoluta imparcialidad en su función en la inspección de las instalaciones nucleares en Irán, El-Baradei, parecía el candidato más viable para ocupar un puesto en la transición. Amigo de Mubarak y sin compromisos políticos en su país, deja su residencia en Viena, pero parece no ser el hombre indicado -por su tibieza- en este momento de la tormenta. Los militares que jugarán un papel definitivo en estos acontecimientos van a dejar naufragar a Mubarak, a su propia suerte. Algunas figuras religiosas y los Hermanos Musulmanes también participarán en la primera mesa. Pero es difícil predecir lo que ocurrirá en Egipto en los próximos días, si Obama decide suspender la ayuda militar -la más alta que otorga Estados Unidos en el mundo- el Rais caerá inmediatamente. Los europeos han exhibido nuevamente su tibieza y falta de cohesión en material de política internacional y con recomendaciones tan fuera de tiempo, como las habidas, no ayudarán a sortear el escenario que se le presenta al pueblo egipcio. Sin duda que el Gobierno que tiene más preocupación por la volcánica revuelta iniciada en Túnez y continuada en Egipto, es Israel. De inclinarse el pueblo por un régimen de ayatollahs como en Irán, que no es lo más probable, Occidente perdería un aliado e Israel tendría en fronteras ahora sí a un enemigo, pese a que fue el único que lo reconoció como Estado. Lo único que es cierto es que las calles egipcias no resistirán más embates de violencia y que si se resiste Mubarak, irán esas mismas turbas por él a la Casa Presidencial.
CONTINUARÁ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario