viernes, 25 de febrero de 2011

EUA Y LA UNIÓN EUROPEA, AJENOS A LAS REVOLUCIONES ÁRABES

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

Una primera conclusión que se deriva de las conmociones políticas que ocurren en Túnez, Yemen, Egipto y Libia, en cuanto a su mundo exterior, es que por primera vez en la historia del mundo árabe, los viejos actores coloniales y la superpotencia en descenso imperial, han tenido un papel secundario. ¿A qué se debe este repliegue? A que Estados Unidos ha perdido su "hard power", quizá. Por otra parte nadie puede ignorar las intensas relaciones comerciales, militares y estratégicas que tienen tanto EU como los 5 grandes de la Unión Europea -Alemania, Francia, Gran Bretaña, España e Italia-, más los movimientos revolucionarios que ocurren en el Magreb han tenido como actor principal al pueblo y a sus intereses nacionales que rechazan el autoritarismo, la miseria, las trayectorias antidemocráticas, la fuerza de los cuarteles y de la Policía y la corrupción de los dictadores sempiternos. Factor fundamental interno ha sido también el papel de los jóvenes y las emisiones desde Qatar del canal televisivo Al Yazira.
La Unión Europea cuyo talón de Aquiles "histórico," ha sido la ausencia de una política exterior común desde el Tratado de Roma, no subsanada del todo en el Tratado de Lisboa. Uno de los cargos más importantes de la Unión y el principal en política exterior está en manos una persona tibia, incompetente, indecisa e inútil, Lady Ashton, quien ha mostrado la ausencia de una estrategia rápida y congruente ante las crisis en el Magreb, frontera sur de la Unión Europea. Mientras las calles se llenaban de manifestantes en Túnez y el dictador estaba próximo a su caída, los cancilleres elaboraban un memorándum de escasa importancia comparada con los hechos que ocurrían en la "Revolución de los Jazmines". Cuando estalló la revolución en Egipto, pareciera que los líderes de la Unión Europea esperaban una señal de Washington y como su relación con Egipto es cualitativamente diferente -predominan los intereses franceses, ingleses, alemanes, españoles e italianos, en este orden-, prefirieron callar o expresarse tibiamente sólo en cuanto al tema de los derechos humanos, el diálogo, las elecciones limpias y sólo se manifestaron enérgicamente sobre la inmigración que les pareció ser fundamental. Esta parálisis puede resultar fatídica para sus relaciones futuras.
Caeríamos en una trampa si dijésemos que la actitud de los Estados Unidos fue más fina y que pasó "del dicho al hecho". Es cierto, Obama en persona ensalzó la lucha tunecina por la libertad y al fin del mes pasado Obama instó a Mubarak a ser receptivo a las demandas de su pueblo. Pero el mensaje del Presidente era uno, ante su pueblo y otras, las acciones del Departamento de Estado que envió a un exsocio de Mubarak para convencerlo y éste le respondió que no renunciaba porque la otra alternativa era el caos. Este hecho: Mubarak se dirige por última vez al pueblo egipcio y la inteligencia norteamericana cree "a pie juntillas" que sería para anunciar su renuncia -lo dijo el director de la CIA-. ¿Cómo se habrá sentido Obama, confiado en la renuncia, viendo la alocución de Mubarak en la que dijo que continuaría hasta septiembre? La "intervención" y la inteligencia de Estados Unidos habían fracasado rotundamente. Es de pensarse, como lo señalaba hace una semana, que en esa noche fatídica para la dictadura, no fue la presión de EU, ni remotamente la de la Unión Europea, la que generó la dimisión de Mubarak. Fueron sin duda los militares egipcios quienes lanzaron al precipicio al dictador y los que después constituyeron el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Hasta la fecha, no se percibe que Occidente esté participando en la conducción de una revolución que por ahora ha quedado "congelada" en manos de los militares.
En estos cuestionamientos debemos consignar que la Unión Europea sí tenía un mecanismo para actuar en forma más enérgica y no con la fraseología diplomática tradicional. En Lisboa se convino que la acción de la Unión en la escena internacional se basaría en los principios que han inspirado su creación como "la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos" y en la Estrategia Europea de Seguridad de 2003 se señala que en cuanto a política exterior, en su acción debe prevalecer el interés y la conveniencia de que sus países limítrofes estén bien gobernados. Son escasos veinte kilómetros los que distan de España a Marruecos en el estrecho de Gibraltar y menos de cien entre Túnez y Lampedusa (Italia) y de trescientos a Sicilia
Sólo levantó su voz en la Unión Europea el Parlamento, señaló que era "un nuevo ejemplo europeo de pérdida del tren de la historia." Continuará... .

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