lunes, 14 de febrero de 2011

LOS DIECIOCHO DÍAS QUE CONMOVIERON A EGIPTO

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

Ayer en la noche, el Rais anunció a su pueblo que continuaría en el poder hasta septiembre y que haría algunas modificaciones constitucionales para atender el reclamo popular. Su mensaje oído, en la Plaza de la Liberación en El Cairo, exacerbó a una gigantesca multitud que esperaba, justificadamente, su renuncia inmediata. ¿Qué ocurrió entonces en las altas horas de la noche en el Palacio Presidencial de la capital Cairota o con mayor precisión en la sede del Alto Mando de las Fuerzas Armadas de Egipto?
Mubarak, el autócrata, el traidor, el dictador, estaba determinado hasta hace pocas horas a imponer como en los últimos treinta años, su exclusiva voluntad. Había recibido la tutela norteamericana que lo utilizó como "interlocutor" con los regímenes radicales del mundo árabe y como aliado para proteger sus intereses en el Medio Oriente y en especial la suerte de Israel. Mubarak, fue el continuador de la política de entrega de Anuar El Sadat que murió sangrientamente por un dispositivo jihadista en las calles del Cairo en 1981. El autócrata, despreció una insurrección popular conducida por jóvenes enlazados a través del internet que clamaba el fin de una dictadura que había orillado a una grave situación económica interna y a una alineación en el exterior opuesta radicalmente a la que Nasser abanderó en la Conferencia de Bandung, emergiendo un tercer polo, en plena Guerra Fría, el que establecía distancia con relación a las grandes potencias. Mubarak creyó que con un cambio cosmético acallaría la voluntad del pueblo y esta última noche seguramente forzado por las fuerzas armadas -los mandos jóvenes principalmente- le retiraron su apoyo y tuvo que tomar la determinación final que lo llevará al dorado exilio acompañado de los miles de millones de dólares que sustrajo del apoyo militar norteamericano ofrecido por treinta años.
Difícil es pronosticar el rumbo de este prodigioso movimiento social, por ahora será encabezado transitoriamente por los militares pero de la mesa de negociación que había convocado Mubarak, no aparece por el momento un líder sobresaliente. Los Hermanos Musulmanes que tanto son temidos no aspiran al poder, quien pudo ser el indicado Mohamed El-Baradei, diplomático occidentalizado de cuestionable integridad ha resultado una voz débil que no responde a lo que exige el pueblo, Suleiman el vicepresidente ha salido de El Cairo y los jóvenes no tienen todavía capacidad política. Así puede preverse que el mismo Ejército que besó hoy a los manifestantes será el que disponga del poder por los próximos meses. Cabe "además" la posibilidad de una división entre militares como aconteció a la llegada de Nasser al poder en 1952.

Más otra cuestión de gran importancia se plantea y es la orientación del nuevo Gobierno de la que están atentas varias capitales del mundo, desde Tel-Aviv hasta Washington desde Londres hasta Islamabad. Perversas son aquellas teorías que pretenden encontrar un símil con la Revolución Iraní de 1979 que conduciría a Egipto a una radicalización semejante a la de los clérigos y el gobierno de Ahmadineyad en Teherán. Mubarak mantenía una relación cordial con los regímenes de derecha del Golfo Pérsico por lo que es de pensarse que se mantendrá en beneficio de la estabilidad de la región.
Mano importante tendrán entonces ciertos gobernantes como Obama, Sarcozy, Cameron y Merkel. A sus gobiernos les preocupa que se dé un tránsito fluido y pacífico en el cambio histórico de Egipto pero que no se trastoquen sus intereses estratégicos allí. Es decir, que Egipto mantenga las tradicionales distancias con Bouteflika en Argelia y Kadafi. Donde seguramente chocarán militares e insurgentes egipcios con Occidente será si este pretende imponer modelos democráticos que no tienen raíz en el mundo islámico. Es en el respeto a esa identidad donde podrá encontrarse un avance en la instalación de un Gobierno que sea apoyado por los millones de egipcios que se sublevaron pacíficamente.
Pero cualquier análisis a sólo horas de lo ocurrido, es circunstancial y puede estar sujeto a una revisión que haremos en unos días.

No hay comentarios: