martes, 26 de abril de 2011

BIENVENIDA LA REFORMA POLÍTICA

RODRIGO MORALES MANZANARES

En medio de una violencia sin tregua, de nuevos hallazgos macabros, balas y múltiples ya basta, en el Senado tiene lugar una deliberación cuya trascendencia está fuera de toda duda. En efecto, mientras la realidad de la delincuencia nos acosa, y la esgrima declarativa de algunos dirigentes políticos hace gala de bajo nivel, los senadores están por someter a votación un dictamen sobre lo que genéricamente se ha llamado reforma política y que modifica 16 artículos de la Constitución. Es una modificación de gran calado. Sin duda habrá críticas por lo que no contiene la reforma, las omisiones, los puntos que no pudieron ser consensuados, incluso por el tiempo que tardaron los legisladores en procesar sus acuerdos; pero si nos concentramos en lo que sí contiene el dictamen, me parece que habría que concluir que se trata de una reforma trascendente. Advierto cuatro grandes dimensiones. Por un lado, se ocupa de aclarar algunos vacíos constitucionales: qué ocurre en caso de ausencia definitiva del titular del Ejecutivo, qué ocurre si el Presupuesto de la Federación no es aprobado, qué atribuciones tiene el Presidente con el Pesupuesto que aprueban los diputados. Por otro lado, precisa nuevos términos de relación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo: iniciativa preferente, reconducción presupuestal para el Ejecutivo, ratificación de nombramientos de los órganos reguladores en el caso del Legislativo. Adicionalmente introduce a la Constitución nuevas figuras que “empoderan” a los ciudadanos: el derecho a postularse como candidatos independientes, con lo que se rompe el monopolio que hasta hoy tenían en esa materia los partidos políticos; la posibilidad de iniciar leyes, al abrir una forma novedosa en la confección de la agenda legislativa; y el derecho de convocar consultas populares sobre temas de especial trascendencia nacional. Finalmente, me parece que el dictamen afectará provechosamente el funcionamiento del Poder Legislativo en su conjunto. No sólo porque se altera su conformación con la posibilidad de que lleguen legisladores no postulados por los partidos políticos, no nada más porque hay nuevos elementos para integrar la agenda parlamentaria sino, sobre todo, porque al introducir la posibilidad de reelección de los integrantes del Legislativo, presumiblemente la dinámica de trabajo se verá alterada. Habrá nuevos incentivos para el conjunto de los legisladores, aquellos que busquen su reelección deberán esgrimir sus argumentos más hacia sus electores y menos hacia sus dirigentes partidistas. Es decir, en estas cuatro dimensiones genéricas, es posible apreciar que la reforma política que se discute en el Senado tendrá efectos en la manera de hacer política en nuestro país. De nuevo, no se trata de una reforma superficial o intrascendente, sino de un conjunto de medidas que oxigenan la política. Sus efectos no serán inmediatos, pero en la medida que tanto los partidos como la ciudadanía se vayan apropiando de los nuevos instrumentos, el debate de lo público conocerá nuevos cauces. Por supuesto, todavía hace falta conocer los detalles, se trata de un dictamen con modificaciones puntuales al texto constitucional y no en pocos casos remite el desarrollo normativo a lo que establezca la ley en la materia. Es decir, todavía queda un trecho largo de trabajo legislativo para detallar los supuestos y alcances reglamentarios, pero sin duda se trata de un buen mapa de navegación que impone una agenda saludable. Bienvenido sea el dictamen de los senadores. Ojalá no se interrumpan los acuerdos.

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