El escenario de los derechos humanos se puede dividir en dos, un escenario internacional y otro nacional. Dentro del escenario de los derechos humanos, a nivel internacional, se tiene al Sistema Universal de Derechos Humanos; al Sistema Interamericano y a los Organismo no Gubernamentales. Dentro del escenario nacional los derechos humanos están adquiriendo una mayor fuerza, expresión y complejidad, en la lucha por lograr que ocupen un espacio fortalecido de reconocimiento y respeto. El Estado mexicano soberanamente ha adquirido diversos compromisos internacionales en materia de derechos humanos a través de la ratificación o adhesión a ellos; a nivel interno ha creado un conjunto de normas e instituciones con el objetivo de combatir las violaciones a estos derechos. Pero a pesar de todo México sigue estando marcado por la desigualdad, la exclusión social y la injusticia. Lo cierto es que no ha servido para lograr el respeto de la dignidad de las personas y la justiciabilidad de sus derechos, somos un país de excluidos, marcados por la desgraciada realidad histórica de violación sistemática de derechos. Estos dos escenarios afectan, o al menos así debiera ser, la dinámica de la vida política de México; la forma de legislar y el contenido de las normas del sistema jurídico mexicano; las instituciones y la función ética de los servidores públicos.Tanto las instancias internacionales como nacionales, han colaborado con una cantidad importante de informes que muestran la situación de los derechos humanos en México. Los diagnósticos revelan la problemática existente en nuestro país, son ruinosos, reprochables moral y éticamente, para la conciencia de los que aún esperan la justicia. Es una tristeza y una vergüenza nacional que constantemente estemos siendo exhortados por violar derechos humanos, por violar sistemáticamente la dignidad de las personas. Qué desgracia para los mexicanos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) haya condenado a nuestro país “por el asesinato de 145 personas cuyos cuerpos han sido encontrados en días recientes en fosas clandestinas en el Estado de Tamaulipas, México.” La CIDH informó en el comunicado de prensa no. 34/11 sobre los cuerpos encontrados en el Municipio de San Fernando, Estado de Tamaulipas, el mismo lugar donde encontraron los cuerpos sin vida de 72 migrantes indocumentados que se dirigían a Estados Unidos en 2010. Una vez más el llamado interamericano para que el gobierno mexicano investigue y esclarezca los hechos, identifique victimas, juzgue y sancione a los responsables materiales e intelectuales —sin importar que se trate del crimen organizado o de agentes del Estado en colusión—, para que adopte con carácter de urgente medidas a fin de evitar que la violación a los derechos humanos se repita y se garantice el respeto “absoluto” a los derechos humanos. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de 2006 a la fecha ha elaborado un conjunto de informes especiales sobre violaciones de derechos humanos. En el Informe Especial Sobre Secuestro de Migrantes en México de la Comisión se señaló la violación de los derechos humanos de los migrantes en el país. El informe revela que en México se registraron 11 mil 333 secuestros de migrantes en tan solo seis meses, señalando a Tamaulipas como uno de los Estados con mayor número de víctimas, en el que se registró el caso emblemático de los 72 migrantes centroamericanos asesinados. La Comisión también señaló que en el periodo de 2008-2009 se registró un número mayor de secuestros, lo que indicó una tendencia al aumento de los secuestros. En una parte del informe mencionado se señala que “no han sido suficientes los esfuerzos gubernamentales por disminuir los índices de secuestro a los migrantes.” Los informes y las recomendaciones de la CNDH también son un indicador de la problemática que presentan los derechos humanos en nuestro país respecto de las violaciones, los problemas de protección y respeto de los derechos humanos y la latente discriminación a sectores y grupos sociales que viola todo principio de igualdad. El Estado de Derecho Democrático no es sólo un Estado en que el gobierno y la sociedad cumplen formalmente la ley, no es resumible simplemente en la legalidad; un Estado de Derecho Democrático es sin duda aquel que respeta los derechos humanos, que son la forma de traducir la justicia. Pero en nuestro país tenemos una deficiencia social grave. Existe no sólo el incumplimiento de la ley sino también una gran ineficacia con relación a los derechos humanos, por lo que podemos diagnosticar que estamos lejos del llamado Estado de Derecho. Hay deficiencias en el sistema jurídico nacional que aún no ha sido totalmente reformado para ser armónico y coherente con los instrumentos del sistema internacional de derechos humanos. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) en México, dio a conocer en 2003 los resultados del “Diagnóstico sobre los Derechos Humanos en México”. El objetivo de este diagnostico fue identificar las causas estructurales de las violaciones a los derechos humanos en nuestro país, identificando que parte de los problemas estructurales que originan la violación de derechos humanos en nuestro país se deben a que el sistema internacional de protección de derechos humanos no ha sido incorporado plenamente en México. Hay ausencias tanto en el campo normativo como en el ámbito de los operadores jurídicos. Hace falta un marco normativo y protocolos que protejan efectivamente a los defensores de derechos humanos. Además, hay necesidad de fortalecer el sistema de los ombudsman en el país. No dejaremos de hablar de derechos humanos hasta que dejen de ser un tema pendiente en la agenda nacional de nuestro país, hasta que se tome como una obligación de Estado la cultura de derechos humanos que es escasa en nuestros días, y que se trata de una obligación incluyente, que abarca todos los poderes y todos los niveles de gobierno, que en gran parte están permeados por la corrupción, la mala formación de funcionarios, la inadecuada distribución de recursos y la ausencia de voluntad política. No podemos dejar de hablar de los derechos humanos porque son esenciales para la construcción del Estado de Derecho y complementarios de la democracia.
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