El columnista Alberto Aguilar publicó el 4 de abril el adelanto de este proceso que puede constituir una nueva bomba en medio de la guerra entre Telcel-Telmex y las dos grandes televisoras porque revelaría una recomposición en el mercado de la telefonía móvil en México. También explicaría por qué en los canales de Televisa se ha estado promocionando de manera intensa Iusacell y sus promociones de la red 4G, en clara competencia con Telcel.
Aguilar advierte en su columna, publicada en El Universal:
“En efecto, le adelanto que esa televisora (Televisa) podría aliarse al Grupo Salinas de Ricardo Salinas Pliego en Iusacell, asunto en el que aparentemente ya hay negociaciones muy avanzadas.
“Éstas encajan en los tiempos que vive la telefónica que dirige Adrián Steckel, quien ya alcanzó un arreglo con sus acreedores y que prácticamente está a punto de dejar su actual estatus de concurso mercantil.
“Hasta donde se sabe, Televisa adquirirá la importante tenencia de deuda del regiomontano David Martínez, dueño de Fintech Advisory, de la que ya le he platicado.
“El aguzado financiero fue comprando en los mercados deuda de Iusacell y a la fecha es propietario del 98% del papel de la emisión 2011; 92%, de la de 2012; y 76%, de las de 2013. Ésta la adquirió con un descuento entre 40 y 50% por algo así como unos 200 millones de dólares.
“Martínez visualizó hace ya tiempo la oportunidad de Iusacell, cuando Verizon ya no se sentía a gusto en México, sin embargo Salinas Pliego se le adelantó.
“Desde entonces ha buscado convertir esa deuda en capital, pero a Grupo Salinas no le han parecido los términos del intercambio propuesto.
“De ahí su oferta ahora con Televisa, aprovechando la coyuntura actual y dado que esta televisora ha buscado contar con una plataforma más fuerte en telefonía.
“A la misma Iusacell contar con un socio como Televisa debería potenciar su presencia en el mercado, máxime la rivalidad que hoy une a las dos grandes televisoras contra Grupo Carso, dueño de Telmex y Telcel”.
La trama de simulaciones
Los consumidores del mercado de telecomunicaciones somos espectadores de una gran mascarada en este terreno pantanoso que ha sido la disputa por un mercado de más de 30 mil millones de dólares anuales y el intento de Televisa de convertirse en propietario de una red de telefonía móvil que rivalice con Telcel, que concentra el 76% de los consumidores.
La simulación empieza con la guerra que Iusacell emprendió el año pasado contra la Licitación 21. La empresa de Ricardo Salinas Pliego argumentó ante tribunales que las bases para licitar 90 Mhz de la banda 1.7Ghz estaban orientadas a favor de la sociedad formada por Televisa y Nextel.
Grupo Iusacell presentó más de 40 demandas en distintos tribunales y obtuvo hasta dos órdenes de medidas cautelares para suspender la entrega de la “ganga” a favor de Televisa-Nextel que con 180.1 millones de pesos se quedaron con la banda más preciada del espectro: la de 30 Mhz.
La Licitación 21 se volvió un escándalo político, legislativo y mediático. Las dos principales autoridades, Juan Molinar Horcasitas, entonces titular de la SCT, y Mony de Swaan, presidente de Cofetel, negaron una y otra vez que las bases se hubieran redactado para favorecer a Televisa. Grupo Iusacell litigó en tribunales en contra de esta opinión, volviéndose una auténtica “piedra en el zapato”.
En octubre de 2010, después de que las autoridades de la SCT entregaron el título de concesión a los representantes de Nextel, Televisa emitió un críptico comunicado en el que anunció que rompía sus negociaciones con Nextel. A esta empresa, dirigida en México por Peter Foyo la dejaron como las novias de las bodas mexicanas: vestida y alborotada, en medio del escándalo.
Televisa manejó que debido a la “politización” de esta licitación decidió retirarse y privilegiar su inversión en Univisión, la cadena estadunidense de televisión en español que desde tiempo atrás se ha vuelto una obsesión para Emilio Azcárraga Jean, quien perdió en junio de 2006 la posibilidad de adquirir la mayoría accionaria de esta compañía.
Alberto Aguilar revela que tras la salida de Televisa de su sociedad con Nextel “se hicieron esfuerzos por parte de Televisa para buscar una alianza con Telefónica Movistar que encabeza el exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, aunque los resultados no fueron satisfactorios por las altas exigencias de los españoles”.
En diciembre de 2010, los dos acérrimos rivales en el mercado telefónico –Telmex y Telefónica-- dieron a conocer un acuerdo de interconexión que fijó una tarifa en 0.95 centavos, engendrando la futura guerra que ahora vemos en las pantallas televisivas y en los medios impresos.
El 23 de enero de 2011, el columnista Granados Chapa afirmó en su colaboración en Reforma que la operación de Televisa para quedarse con “la totalidad” de las acciones de Iusacell le permitiría “además de desembarazarse de su principal adversario en tribunales y contar de golpe y porrazo con 53 Mhz del espectro, lo cual posee Iusacell”.
El desmentido a Granados Chapa fue furioso y hasta ofensivo. Televisa y Grupo Salinas salieron a acusar al periodista, reconocido con la medalla Belisario Domínguez por el Senado, de haber mentido y no haber consultado a las propias empresas.
El comunicado de Televisa, firmado por Manuel Compeán, señaló que el texto de Granados Chapa se trató de “un desafortunado artículo que no cuenta con el mínimo rigor periodístico”. Como si fuera autoridad reguladora, Compeán se dio el lujo de aclarar que Telcel no posee 77.1 Mhz –como decía el artículo de Granados Chapa--, sino 123 Mhz del espectro y que con Nextel “no hay planes de regresar a la sociedad que se conformó para participar en las pasadas licitaciones del espectro”.
Menos de un mes, inició la guerra abierta de Televisa y TV Azteca en contra de la poderosa dupla formada por Telmex-Telcel. El comienzo de las hostilidades se generó a raíz de la suspensión de las pautas publicitarias de las empresas de Carlos Slim en los canales de Televisa. El vicepresidente ejecutivo, Alfonso de Angoitia confirmó a finales de febrero este boicot, pero minimizó el impacto en términos de ingresos para el consorcio de Azcárraga. Menos de una semana después, TV Azteca anunció que suspendía los anuncios de Telmex-Telcel por desacuerdos en las negociaciones de las tarifas de interconexión de Iusacell con las empresas de Slim.
A partir de entonces, es clara y abierta la acción concertada y acordada entre Televisa y Grupo Salinas, supuestos competidores en televisión abierta, en sus espacios de la pantalla para acusar a Grupo Carso de monopólico y de afectar a los consumidores.
Entró en acción Iusacell, reproduciendo casi la misma estrategia aplicada en la Licitación 21. Su director jurídico, Francisco Borrego, interpuso ante la Comisión Federal de Comunicaciones una demanda en contra de Telcel, el 30 de marzo, por presuntas prácticas discriminatorias, al cobrar tarifas distintas a sus usuarios en función de la red de destino u origen de sus llamadas.
Iusacell también demandó a Telmex por el pago correspondiente al mes de febrero por interconexión.
Telcel-Telmex no se han quedado cruzados de brazos y, acostumbrados a jugar rudo, también han contrademandado a Televisa y a Iusacell. A la primera, por concentración en la televisión de paga y a la segunda, por mantener la tarifa de facturación más alta de todos los operadores.
En sus inserciones pagadas en medios impresos y en internet, Telmex afirmó: “Iusacell, exmonopolio celular pierde participación del mercado del 100 por ciento a 4.4% y usa noticiero con mentiras para presionar a las autoridades.”
El misterioso David Martínez
En este melodrama por el control del mercado de telefonía móvil que representa más del 60% de lo que anualmente genera el sector, el personaje más enigmático es David Martínez, un empresario de origen regiomontano que ha construido un emporio a través de Fintech Advisory, que controla tres fondos distintos de inversión.
Martínez vive entre Londres y Nueva York. Estudió en el Tec de Monterrey y tras ser rechazado en varios de los poderosos consorcios regiomontanos porque su personalidad no compaginaba con “el perfil” empresarial, estudió maestría de negocios en Harvard y se ha convertido en un poderoso financiero multinacional.
El gran negocio de David Martínez es comprar deuda de corporativos, a descuento, a través de múltiples instrumentos financieros. Recientemente, compró, con descuento, entre 40 y 50% de la deuda de los derivados que el poderoso Grupo Vitro mantenía con varios bancos europeos. El pasivo de 240 millones de dólares lo adquirió en 177 millones de dólares. También adquirió los derechos al cobro de los derivados propiedad de los bancos acreedores por el uso de instrumentos derivados en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Desde 2003, Fintech Advisory se constituyó en socio de Grupo Iusacell. En su informe ante la SEC (File 5-50672), Martínez declaró al organismo regulador bursátil de Estados Unidos:
“Hemos duplicado el precio de la oferta y ofrece una prueba más de nuestros compromisos y otras partes interesadas de Iusacell. Instamos a la junta directiva de Iusacell para evaluar nuestra oferta de acuerdos con sus obligaciones fiduciarias y recomendar que los accionistas de Iusacell participen en nuestra oferta con el fin de proteger los intereses de los accionistas minoritarios que, a diferencia de los ejecutivos de Verizon y Vodafone, no tienen el lujo de deshacerse de millones de dólares”.
A partir de esta operación, Julio Herrera, CEO de Fintech Advisory y de Nortel, forma parte del directorio de Iusacell, la empresa prácticamente quebrada de Ricardo Salinas Pliego.
Ahora, David Martínez jugaría un papel fundamental en esta trama de la guerra de las televisoras y Carlos Slim.
No sólo en esto ha tenido un papel más que importante. Martínez fue uno de los principales asesores legales y financieros de la demanda que interpuso Paula Cussi, la última esposa legalmente reconocida de Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, en contra de Emilio Azcárraga Jean por violación al reparto de la herencia del hombre que consolidó el imperio de Televisa.
Pero esto forma parte de otra telenovela.
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