lunes, 4 de abril de 2011

ALIANZAS PERVERSAS

JOHN MILL ACKERMAN ROSE
Los nuevos cables de Wikileaks divulgados por La Jornada revelan que para la elección presidencial de 2006 el Partido Acción Nacional (PAN) creó una alianza de facto con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Así como en las recientes elecciones en Guerrero se concretó una alianza de última hora entre PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en 2006 tanto el candidato presidencial Roberto Madrazo como la mayor parte de los gobernadores priístas abdicaron un mes antes de la elección con el fin de apoyar a Calderón. Esta nueva información borra la imagen de un PRI moderno y de oposición responsable que este partido ha buscado transmitir. Como presidenta del PRI, Beatriz Paredes llegó a señalar que no había sido el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sino la responsabilidad democrática del viejo partido del Estado, lo que habría permitido a Calderón gobernar y ha dado vigencia a este régimen. Es cierto que el rápido reconocimiento priísta de la victoria de Calderón fue fundamental para permitirle resistir los embates de Andrés Manuel López Obrador. Asimismo, el apoyo del viejo partido del Estado a las iniciativas y políticas de Calderón durante la primera mitad de su sexenio aseguró cierto nivel de gobernabilidad, si bien a espaldas de la ciudadanía y en contra de la democracia. Pero lo falso es sostener que estas acciones hubieran surgido de una actitud visionaria del PRI por colocar los intereses generales por encima de los del partido. Todo lo contrario: el apoyo priísta hacia el PAN se explica como una clara defensa de los propios intereses materializados en un gobierno que también es suyo. No es gratuito entonces que las discusiones que hoy dividen a estos dos partidos suenan más a pleitos de familia que a debates políticos de fondo. El cable del 4 de mayo de 2006 (06MEXICO2409) es particularmente elocuente respecto a la existencia de esta alianza de facto para la elección presidencial. El entonces presidente del PAN, Manuel Espino, informa que recientemente había pactado con Madrazo enfocar sus esfuerzos respectivos a erosionar el apoyo para AMLO. En otras palabras, un mes antes de la elección, el candidato del PRI ya había tirado la toalla y decidido apoyar a Calderón como el menos peor de sus dos contrincantes. Es cierto que tendríamos que mostrar cierto escepticismo respecto a las declaraciones del líder panista, dado que evidentemente estaba en su propio interés exagerar la posición electoral de su partido. Espino quiso lucirse con sus interlocutores, a quienes juró lealtad eterna: El PAN, enfatizó, se mantendrá como una buena pareja de Estados Unidos. También voltearía la mirada hacia la región para ver qué más se podría hacer para contrarrestar a Chávez, el presidente boliviano Morales y otros líderes de izquierda que ahora ascienden al poder en América Latina, informa el mismo cable. Pero las afirmaciones de Espino son claramente ratificadas y respaldadas por otro conjunto de cables que informa sobre encuentros de la embajada estadunidense con informantes del mismo PRI. El cable 06MEXICO2460, del 9 de mayo de 2006, menciona varios contactos priístas que se habrían quejado de Madrazo en la misma embajada estadunidense, en particular por el desorden de su campaña y las fallas gerenciales del candidato. Estos informantes opinaban que la estrategia de campaña del PRI parecía más adecuada a los viejos días de hegemonía priísta que a la democracia multipartidista del México actual. Al desmarcarse tan abiertamente de su propio candidato ante un gobierno extranjero unas semanas antes de la elección, estos insiders evidentemente estaban preparando el camino para apoyar al candidato de Estados Unidos: Felipe Calderón. Llama la atención que en varios cables también se repite, con redacción similar en cada caso, la idea de que los gobernadores del PRI apoyaban a Calderón porque él les garantizaba mayor poder y margen de acción. En palabras de un destacado priísta, a los gobernadores del PRI les convienen la autonomía y la autoridad que han gozado bajo el gobierno de Fox y saben que Madrazo los metería en cintura si fuera electo (06MEXICO2409 y 06MEXICO2460). Es decir, un presidente técnicamente panista era el que mejor garantizaba el predominio de los intereses de los principales líderes priístas y la acción política de los señores feudales en las entidades federativas. Dos semanas antes de la elección presidencial, un priísta, Everardo Moreno, afirmó en su reunión con el personal diplomático de la embajada que el PRI podría ganar perdiendo (06MEXICO3465). Y así ocurrió. Desde 2006 el PRI no es, estrictamente hablando, parte de la oposición, sino del gobierno. Así, lo que estará en juego en la elección presidencial de 2012 no sería la reconquista del poder gubernamental por el viejo partido de Estado, sino la ratificación de su predominio sobre la política nacional. Estos cables también nos ayudan a entender la búsqueda desesperada de parte de Calderón hoy de algún candidato externo y de una alianza con algunos sectores de la izquierda política. El Presidente tiene claro que el PAN simplemente no es capaz de ganar solo una elección presidencial. No lo hizo en 2006 y, después del pobre desempeño de su gobierno, tendrá menos posibilidades que nunca para hacerlo en 2012. Asimismo, otra alianza con el PRI en 2012 sería desastrosa para Calderón y su partido, porque necesariamente sería desde una posición de total subordinación al Revolucionario Institucional. La única opción para que Calderón pueda salvar su legado histórico y mantener cierta influencia sobre el gobierno que le suceda sería por medio de una nueva alianza, esta vez con la izquierda y con un candidato ciudadano. El Presidente entonces hoy se encuentra totalmente sujeto a lo que decidan las mismas personas que están convencidas de que él robó el cargo que ocupa. Falta saber si esta amplia franja de la población querrá perdonar a quien considera un usurpador o si, por el contrario, decide enviarlo al sótano de la ignominia.

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