lunes, 4 de abril de 2011

VITAMINA B-12

DENISE DRESSER
Increíble pero cierto. El PAN y el PRD acaban de darle una inyección de vitamina B-12 a Enrique Peña Nieto. Acaban de regalarle una dosis de energía al PRI. Acaban de acelerar el proceso metabólico mediante el cual podrá regresar a Los Pinos en el 2012. Eso es precisamente lo que han logrado ambos partidos al ignorar la consulta ciudadana en el Estado de México y los resultados contundentes que arrojó. Eso es paradójicamente lo que han obtenido dos opositores desunidos al cancelar la coalición PAN-PRD allí. Al pelearse entre sí, las tribus perredistas terminan alimentando al monstruo que las devorará. Al definir a su candidato de manera adelantada para salvar la cara, los panistas le dan píldoras vitamínicas a Eruviel Ávila y a quien lo seleccionó. Al rechazar la alianza, el PAN y el PRD se encogen de manera voluntaria, mientras hacen crecer a quien es el verdadero enemigo. Un enemigo cada vez más vigoroso, gracias al suero milagroso que sus opositores le surten día tras día, error tras error. Novecientas sesenta mesas de votación instaladas por Alianza Cívica a lo largo del Estado de México, ignoradas; 198 mil 217 votos en favor de la coalición PAN-PRD con un programa de gobierno común, desechados. Declaraciones de los dos dirigentes nacionales de ambos partidos sobre los efectos vinculatorios de la auscultación, archivadas. El entusiasmo de los 2 mil 574 voluntarios que participaron en la jornada, enterrado. La buena fe de los miembros del Consejo Ciudadano que aceptaron vigilar el ejercicio, cuestionada. Y el triunfador de todo ello: un PRI con nuevo vigor, un PRI con nuevo brío, un PRI que teñirá de rojo -color de la vitamina B-12- el territorio mexiquense. La vitamina B-12 es la más compleja de todas las vitaminas y la que más trabajo cuesta construir, ya que requiere la presencia de múltiples bacterias para su síntesis. Y vaya que los lopezobradoristas, los ebrardistas y los calderonistas han puesto un gran empeño en su elaboración. ¿En qué proceso es posible encontrar a alguien como Dolores Padierna, quien denosta la alianza en el Edomex para -en la misma semana- aplaudirla en Coahuila? ¿En qué proceso es posible contemplar a alguien como Marcelo Ebrard, quien aplaude la consulta para -en la misma semana- levantarle el brazo a Alejandro Encinas y declarar que el PRD sólo aceptará una coalición de izquierda? ¿En qué otro proceso es posible mirar a alguien como Andrés Manuel López Obrador, quien mancilla la reputación de su aliado incondicional -Alejandro Encinas- con tal de darle una cuchillada a la alianza? ¿En qué proceso es posible oír a la secretaria general del PAN, Cecilia Romero, hablar sobre el apoyo de Felipe Calderón a la posible coalición, para luego ver a los voceros del PAN desmintiéndola? Y así como la vitamina B-12 proviene del pescado, el pollo y los lácteos, ahora sabemos que los partidos que quieren perder elecciones la producen también. Porque el PRD puede proclamar la superación de divisiones internas que la alianza hubiera exacerbado, pero ahora queda en una posición peor. Ahora está unido para perder. Unido en torno a AMLO pero dividido ante el PRI. Unido detrás de un solo hombre, pero dividido ante la maquinaria priista que -sin una alianza opositora- avanzará sin obstáculos. Unido con su voto duro, pero desacreditado frente a casi 200 mil ciudadanos de los cuales se ha burlado. Y el costo de este comportamiento contraproducente y contradictorio es obvio. Los números no dan para una victoria de Alejandro Encinas al frente de una coalición compuesta tan sólo por partidos y grupos de izquierda, ni para un triunfo de Luis Felipe Bravo Mena en los corredores mexiquenses que el PAN presume. Al desvincularse de la alianza, los partidos de oposición en el Estado de México no sólo le dan una estocada a la ciudadanía; se la dan a sí mismos. Y Dolores Padierna -sí, aquella de la leche Betty- dirá que "defendió los principios del PRD", mismos que ha estado dispuesta a sacrificar en Oaxaca, Puebla, Sinaloa o Coahuila. Y AMLO -sí, el de las múltiples consultas que llevó a cabo cuando gobernó el DF- dirá que ha rescatado al PRD, cuando su labor de rescate ha beneficiado principalmente al PRI. Y Marcelo Ebrard dirá que ni apoya ni critica la alianza sino todo lo contrario. Y los cínicos de siempre denostarán a la consulta ciudadana porque "de cualquier manera los partidos la iban a ignorar", o "sólo abarcó a una porción pequeña del padrón", o era una "conjura del PAN y de Felipe Calderón", o "tronó cuando el PRI eligió a Eruviel Ávila, ya que él iba a ser el candidato de la coalición". Pero al pensar así ignorarán el motivo fundacional que llevó a 198 mil 217 personas a votar, a expresar su opinión, a manifestarse con la esperanza de ser escuchadas. Minarán la posibilidad de cambiar al país a partir de la participación ciudadana. Condenarán a México a permanecer atorado en las dinámicas clientelares, clientelistas y corporativas que tanto lo debilitan. Y continuarán inyectándole vitamina B-12 a alguien que, gracias a ella, tiene el copete cada vez más parado.

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