Recurrir a la brutalidad es uno de los expedientes habituales de quienes gozan de una cuota de poder fáctico, pero que han perdido sus argumentos. Desde los grupos de presión, desde los beligerantes y aun desde el Estado, la violencia indiscriminada, ciega, resulta un mecanismo que busca quebrantar la convivencia, ofuscar la moral y minar la fuerza social para ceder ante las razones de la fuerza y la violencia. Ya en Roma, en la revuelta de los esclavos liderados por Espartaco, las calzadas de muchas provincias fueron sembradas con crucificados, a Jerusalén la destruyeron sistemáticamente y Cartago no sólo fue derruida sino que su suelo lo regaron con sal para que nada volviera a florecer en su heredad. Durante la Edad Media, el odio racial y religioso fue la norma y no la excepción y, desde entonces, quedó demostrado que el terror es el arma de quienes no tienen calidad de convencimiento. En el siglo XIX, aplicado a la Revolución Francesa, Edmund Burke, un historiador británico, acuñó el termino terrorismo para designar al periodo del terror, es decir, al uso extensivo de la pena de muerte desde el Comité de Salvación Pública de la Revolución. Si bien se han hecho muchos esfuerzos historiográficos para dimensionar correctamente ese periodo histórico, no queda duda de que este fenómeno, como hoy lo conocemos, es producto del uso indiscriminado de la violencia en periodos de crisis política, económica y social. El nazismo y el estalinismo han sido muestras del terror como política de Estado, pero el fundamentalismo musulmán, durante décadas, ha dado muestra de hasta dónde se puede llegar con lo que hoy podemos considerar una amenaza a la seguridad del mundo pero, sobre todo, a los derechos de las personas y las sociedades. Ninguna causa puede ser defendida sobre la muerte de sujetos inocentes, ni desde el gobierno del Estado ni desde la disidencia organizada. Nada tiene que ver, por otra parte, con la capacidad fáctica de los grupos para ejercer violencia, nada tampoco con la libertad de expresión o de resistencia a la opresión y menos con algún recurso político, porque es precisamente la negación de la política. Sin embargo, el terrorismo, hoy, cuyo poder alcanza márgenes superiores a los que podrían alcanzar muchos estados y que se relaciona con otras formas delincuenciales graves y extensivas, necesita un urgente marco jurídico internacional, que evite su prescripción, pero también impida el exceso de los estados en su persecución. Lo mismo, que los grupos terroristas sean usados como ejércitos sucios de gobiernos legítimos que se pueden emplear y abandonar según las necesidades del poder; que movilice a la comunidad internacional, cuando se corra el riesgo de que su actividad alcance a secuestrar a un Estado y someterlo a sus dictados pero, sobre todo, que sea respetuosa de las libertades de los individuos, que sea pues, una legislación universalmente aceptada, hecha para defender a las personas y a sus sociedades y no con miras a convertir a los Estados en monstruos inaccesibles para quien debieran servir
1 comentario:
EEUU denuncia violaciones a derechos humanos solo cuando desobedece
La meta del gobierno de Estados Unidos (EEUU) es la dominación global. Noam Chomsky brillantemente explica eso en su libro, HEGEMONY OR SURVIVAL.
Estados Unidos tiene que controlar a los países para lograr eso. EEUU tiene que robarle sus recursos. El líder que esté dispuesto hacer lo que Estados Unidos quiera, no solo recibirá su apoyo, pero también no lo acusará de los crimines que el líder le haga a sus ciudadanos. ¡Mientras sus corporaciones estén haciendo un montón de dinero en ese país, la democracia estadounidense no pudiera estar trabajando mejor!
Pero tan pronto un líder desobedezca, Washington rápidamente lo denunciará de cometer horrible violaciones de derechos humanos y de ser un dictador. Estados Unidos buscará substituirlo a la mayor brevedad.
Por eso fue que el Presidente Eisenhower no se reunió con Fidel Castro después del triunfo de su revolución. El Pueblo sacó al dictador respaldado por Washington, Fulgencio Batista. Estados Unidos nunca dijo nada de las atrocidades que Batista le hizo a su pueblo. ¡Pero tan pronto Fidel Castro se convirtió en el líder que los cubanos quieren, de repente, Washington se interesó por los derechos humanos, la democracia, la libertades y de la justicia para todos los cubanos!
A los 2 meses de la revolución, Washington estaba planeando como sacar a Castro y poner a uno que le siga sus directrices. Chomsky habla en detalles cómo EEUU trató de lograr eso. Y después de más de 50 años, el gobierno de Estados Unidos todavía está tratando de controlar a Cuba otra vez.
Recientemente, se votó nuevamente en la Organización de Naciones Unidas (ONU) para cesar el bloqueo en contra de Cuba. Esta vez, solo Estados Unidos e Israel votaron para que se le siga castigando a Cuba por no dejarse controlar por Washington. ¡Qué más evidencia se necesita para estar convencido que el gobierno de Estados Unidos todavía está determinado a poner un presidente cubano que se deje controlar por Washington!
Por eso es que la descolonización de Puerto Rico nunca se logrará bajo el control de Estados Unidos. Puerto Rico es una colonia, porque Washington lo quiere así. ¿Cómo es posible que alguien piense que EEUU va a cambiar algo que EEUU mismo unilateralmente instaló?
Para descolonizar a Puerto Rico, tenemos que protestar pacíficamente y permanentemente por mucho tiempo (recuérdese del bloqueo a Cuba) para que EEUU respecte nuestro derecho inalienable a la autodeterminación e independencia bajo la ley internacional. Tendríamos que protestar incansablemente para insistir que Washington cumpla con las 34 resoluciones de la ONU pidiéndole la descolonización inmediata de Puerto Rico.
Y cuando logremos eso, y seamos un país descolonizado por primera vez en nuestra historia, Washington estaría inmediatamente tratando de instalar a un presidente puertorriqueño que se deje manipular desde allá. Si dudas eso, ¿Por qué cree que EEUU todavía tiene una base naval en Cuba?
www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com
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