jueves, 14 de junio de 2012

CUANDO SE TRATA DEL HONOR Y DE LA VIDA PRIVADA


GENARO DAVID GÓNGORA PIMENTEL

Louis Nizer, destacado abogado norteamericano acostumbra aconsejar a todos los que acuden a su despacho para pedirle que los ayude a demandar a quienes los han ofendido, contando falsedades sobre ellos, que no lo hagan, y entonces el ejemplo que les pone es el siguiente: “si tu cruzas la calle en un día de lluvia y un automóvil con una velocidad inusitada pasa a un lado y te salpica lodo, no trates de limpiarlo inmediatamente. Si lo haces tratando de limpiar de inmediato tus ropas, lo único que lograrás será el que todo el traje quede manchado. Espera un día o dos hasta que el lodo se seque y entonces podrás quitarlo sin problema”.
Este consejo lo dio a muchas personas que deseaban demandar: gobernadores, autores famosos, jueces, etc. En muchos casos las publicaciones que contienen los comentarios injuriosos, mentirosos, indudablemente pagados por los enemigos, si se inicia un juicio en contra de ellos inmediatamente, será la calumnia conocida en todos lados y a lo mejor de manera internacional. Cuando la publicación calumniosa se conoce se hace más grande por curiosidad, aún cuando a la postre se pruebe que es falsa, por tanto no se aconseja iniciar una demanda por daño moral además es raro que personas distinguidas que han sido agraviadas con libelos, sufran en sus finanzas. La preminencia de la reputación de la personalidad, es una defensa en contra de que vayan a tener problemas financieros. La comunidad continua teniendo a esas personas en alta estima. Yo les he pedido que esperen un poco de tiempo hasta que el lodo se seque y el libelo se quite, entonces pueden tener una mayor perspectiva de la irresponsabilidad de la fuente y de cómo los lectores tienen una extraordinaria capacidad para olvidar.
Este consejo del abogado Louis Nizer lo he dado yo también a algunos amigos indignados por publicaciones hechas en los periódicos. No debemos tener rencores con los periodistas, incluso el más corrupto de ellos, no lo olvidemos, de eso vive. Al contrario cuando lo veamos vayamos a saludarlo de inmediato, sin guardarle rencor. Si además hay algún periodista, generalmente odiado por la gente porque sus publicaciones son claramente influenciadas por los enemigos políticos de quien se trata.
Ellos solos se labran una fama de corruptos y malandrines. Si a pesar de todo tienen un enorme éxito como el caso de uno de ellos de quien yo acostumbro leer sus columnas para asombrarme siempre de las mentiras y exageraciones que publica, como alguna vez lo hice incluso le hablé por teléfono para felicitarlo por alguna publicación, quedó en venir a mi oficina a tomarse un café, lo que nunca cumplió, sin duda le remordió la conciencia. Respetemos a los periodistas y más ahora que vivimos dentro de la República del Amor. 

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