viernes, 4 de mayo de 2012

TV AZTECA: UN ARGUMENTO DESINFLADO

JULIO JUÁREZ GÁMIZ

En verdad le sorprende a usted que TvAzteca prefiera transmitir un partido de futbol que enlazarse al debate de los candidatos presidenciales el próximo domingo 6 de mayo. No, verdad. Entonces por qué hoy los apóstoles de la libertad de expresión aplauden la ‘valentía’ de un concesionario para no transmitir por una frecuencia radioeléctrica (que no le pertenece) el evento telegénico de comunicación política más importante cada seis años. Así es, Ricardo Salinas Pliego la tenía, era suya y la dejó ir. Pudo ser un demócrata pero prefirió comportarse como un comerciante. Pudo ejercer su liderazgo empresarial pero prefirió echar lámina. Es mi tele y en ella se ve lo que yo quiero aunque suene más bonito decir que eso es lo que la ‘gente’ quiere ver.

En el caso concreto de la televisión mexicana muchos hemos denunciado, como una primerísima condición incumplida, la ausencia de una oferta amplia y diversa de contenidos en la programación de las dos cadenas, Televisa y TvAzteca. Ambas dominan las concesiones de televisión abierta a nivel nacional. El segundo punto, en absoluto menor, es la cuestionable calidad de los contenidos que se ofrecen al auditorio. En síntesis, escasa oportunidad para que usted decida entre opciones diversas y baja calidad de lo que si se muestra.
Esta es la llaga sobre la cual Salinas Pliego puso el dedo en días pasados al anunciar que TvAzteca no reprogramaría la transmisión del partido de vuelta de la liguilla del fútbol mexicano entre Tigres y Morelia. La solicitud que el IFE hiciera a las televisoras y a la Federación Mexicana de Futbol fue desdeñada por el concesionario argumentando que, si alguien quería ver el debate de los candidatos a la presidencia de la República, lo hiciera a través de la señal de Televisa.
El problema no es que la política compita por la atención de la audiencia con otros contenidos sino que los concesionarios conciban un evento político, que sucede cada seis años, como un programa mas de bajo rating. Un fardo al cual es mejor evitar como si se tratara, en su lógica mercantil, de las olimpiadas de invierno. A la gente no le gustan esas cosas, sentencian, sin aclarar a qué gente se refieren o qué pasaría si esa gente tuviera que tomar una decisión menos comprometida al evitar la simultaneidad de dos eventos que transcurren al mismo tiempo en la pantalla.
Los ratings no son mediciones del interés público y mucho menos representan los gustos del auditorio. Así que cuando el señor Salinas Pliego dice que nos mandará los ratings del partido del domingo para ‘convencernos’ de que a la gente le interesó más el futbol que la política, lo que debería hacer es compartirnos el share del auditorio durante el debate del domingo para que sepamos qué porcentaje de la audiencia que tenía encendido su televisor el domingo a las 8 PM (no en función del universo total de televisores existentes en la República mexicana), lo vio.
Si la premisa es que el futbol le gusta más al auditorio que ver a cuatro candidatos presentando sus ponencias lo cierto es que esa debería se una decisión que recaiga en el televidente. Aunque en este caso el empresario ya decidió por usted. La política y los debates no son un asunto de interés público.
Ahora bien, si la gente no siente emoción alguna por atender un debate que, sabemos ya, será tan rígido y apocado como aquel transmitido en 1994 entre el ‘jefe’ Diego Fernández de Cevallos, Cuauhtemoc Cárdenas y Ernesto Zedillo, no es culpa de los programas que se televisarán a la misma hora sino de los partidos políticos que se encargaron de abrogarse, desde la redacción de ley electoral, la facultad exclusiva de aprobar el formato final de los debates.
Es cierto que el IFE los producirá aunque lo hará siguiendo las pautas de producción dictadas por los equipos de campaña de los candidatos. Todos buscando minimizar riesgos y garantizando cierta seguridad para proteger a su candidato o candidata de pifias o exabruptos. Por otro lado, la decisión dice mucho acerca de cómo definen los concesionarios de la radio y la televisión la relación con sus audiencias. Yo transmito y tu recibes. Yo decido que pasar y tu eliges entre mis opciones. Yo doy prioridad siempre al dinero y tu te aguantas.
Creo que la audiencia mexicana es mayor de edad y puede elegir sintonizar el programa que le de la gana cuando le de la gana (a pesar de la pobrísima oferta de producciones locales). Hacer una cadena nacional para no dejar escape al televidente prófugo de la política me parece un despropósito. Quien quiera ver el debate podrá hacerlo sin pagar un peso y con solo encender su televisor a la hora señalada. Quien no quiera hacerlo podrá ver un partido, una película o leer un libro.
Decir que lo del domingo es un ‘desafío’ de TvAzteca a la autoridad electoral es cosa de risa frente a los más de 200 millones de pesos que la televisora no ha pagado por multas debidas a conductas reincidentes por vender publicidad encubierta de manera ilegal o no cumplir con el pautado de los spots de los partidos políticos. Hasta en esto, señoras y señores, hay niveles.

No hay comentarios: