viernes, 18 de mayo de 2012

AIRE REFRESCANTE EN LA IBERO


JAVIER CORRAL JURADO

No fue revuelta, pero sí repulsa. No tiene que ver con intolerancia, pero sí con protesta. Es un reclamo y fue enérgico, sonoro y multitudinario, como hasta ahora no se había presentado en las adocenadas campañas presidenciales, estrujó al sistema de partidos y demostró que no hay tal excepción mexicana en ese fenómeno mundial de los indignados; y porque conmovió al tranquilo status quo, por eso muchos se rasgan las vestiduras en nombre de la civilidad, que la imaginan muy cercana o pariente de la pasividad, del adormecimiento ciudadano, uno de los logros sociales del duopolio de la televisión.
Si la repulsa estudiantil a Enrique Peña Nieto hubiera acontecido en algún campus de la UNAM, se habría dicho que fuerzas de izquierda estaban detrás, y la condenarían por perredista; si se hubiera producido en algún campus del Tec de Monterrey, se le habría vinculado a simpatizantes del PAN, y es probable que ahí hubiera quedado el asunto.
Pero se llevó acabo en la Universidad Iberoamericana, y ese es un mundo universitario insospechado por muchos que se quedaron anclados en la estigmatización como pirruris, que de los universitarios iberos hizo en un tiempo el comediante Luis de Alba.
La Ibero es un mundo más amplio que el de “la universidad de los riquillos”, más transversal a partidos, con distintas posiciones políticas o ideológicas sí, pero bajo una misma fé: los derechos humanos, como la concreción más importante de la cátedra jesuita en la formación profesional.
Fueron esos los temas del reproche convertido en grito: Atenco, los feminicidios. Pero ante todo fue una condena a la simulación que nadie mejor que Enrique Peña Nieto encarna en la presente contienda electoral, protegido por Televisa, siempre en escenarios bajo control, con el script a un lado o el teleprompter frente a él.
El candidato priísta quiere estar entre universitarios para despejar la sombra de la ignorancia supina que lo persigue, pero impone condiciones: la mitad de los asientos deben ser para sus incondicionales y asegurarse la entrada horas antes, las preguntas por adelantado, los temas de su interés.
Eso no funcionó en la Ibero y los priístas fueron incapaces de asumirlo, de entenderlo. El candidato se refugió durante diez minutos en un baño, de donde salió el hashtag #MeEscondoenelBañocomoEPN convertido en el primer TT mundial de este caso, y sus colaboradores y dirigentes partidistas lo primero que se les ocurrió fue acusar a los universitarios de acarreados e intolerantes.
El senador del Partido Verde, Arturo Escobar, quien la hizo de guardaespaldas de Peña Nieto expresó la mejor síntesis de esa versión: “Cuando sale él, del auditorio, hay un grupo ahí de, no quiero decir jóvenes, porque ya estaban mayorcitos, calculo entre treinta y treinta y cinco años pa’ arriba, incitando, era un grupo minoritario, no pasaba de veinte personas... ligados con López Obrador".
Si la protesta nos entusiasmó en términos de una juventud consciente del dramático momento que vive el país ante la posibilidad del regreso del PRI, lo que ha venido después es una auténtica clarinada de esperanza, un aire refrescante a la adormecida clase política nacional y un llamado a toda la ciudadanía para desenmohecer el valor civil como instrumento insubstituible de transformación social, no sólo frente a la simulación política que representa Peña Nieto, sino de cara a la manipulación informativa, al ocultamiento y la calumnia.
131 alumnos de la Ibero dan muestra de eso que se llama valor civil y le responden al PRI y al PVEM, a los medios de comunicación “de dudosa neutralidad”, en su derecho de réplica “para desmentirlos” mediante un video subido a YouTube —que rápidamente se convirtió en Trending Topic Global—, que no son acarreados, que no son porros, que no fueron entrenados “para nada”.
Uno por uno da su nombre, su número de matricula, se plantan frente a una cámara de video, frente a teléfonos, computadoras, ipads, muestran su credencial y su rostro, algunos agregan frases “soy apartidista”, “no soy porro, ni acarreado”.
Caras limpias, inconfundibles voces de libertad. Qué ejemplo, en medio de tanta colusión y declinación de muchos comunicadores, para el derecho a la información y la participación ciudadana.
Han salido a responder de manera clara a un sistema de medios de comunicación que enlazado en sus negocios con los planes de restauración autoritaria del PRI, partícularmente las televisoras, primero pretendió ignorarlos, luego los quiso minimizar, y cuando los vídeos de YouTube pusieron al descubierto la operación proteccionista a Peña Nieto tratando de reducir la repulsa a unos pocos radicales, entonces se propuso demeritarles la autenticidad de su protesta llamándolos porros, acarreados.
Televisa y los periódicos de la OEM se llevaron el premio a la distorsión. La televisora protegió a Peña, minimizando los hechos, casi ocultándolos.
En todos los periódicos de la Organización Editorial Mexicana, “la cadena de los Soles”, el titular de ocho columnas del sábado pasado fue el mismo y no tuvo reparo en la adulación: “Éxito de Peña en la Ibero pese a intento orquestado de boicot”.
Este manejo por cierto ha venido a reforzar el debate sobre el papel que los medios de comunicación están jugando abiertamente en esta campaña.
Y la relación entre esa televisora y ese conjunto de periódicos es quizá el mayor ejemplo de ese fenómeno corrupto y corruptor del proceso comunicacional y del atropello al derecho a la información de los ciudadanos.
Para fortuna del derecho a la verdad y en contraste con las cuidadas imágenes que la televisión difundió del exitoso Peña Nieto en la Ibero, abundan ya en la red, particularmente en YouTube, decenas de vídeos que dan cuenta puntual desde la llegada al campus, su entrada al auditorio por la puerta principal, su salida por la puerta trasera, cuando se refugió en el baño, luego la corretiza por los pasillos y finalmente la despedida en el estacionamiento con un coro de jóvenes a todo pulmón que se sentían casi héroes, gritando: “la Ibero no te quiere”.
La repulsa de los estudiantes de la Ibero y su respuesta a los medios, ya no es sólo síntoma de la profunda insatisfacción que existe, sino el preámbulo de un movimiento de mayor envergadura que puede detonar la soterrada pero existente tensión social por la forma en que la política ha jugado a administrar los verdaderos cambios.
Esto puede crecer, sobre todo entre los sectores informados de la sociedad mexicana. Es claro que se trata de un movimiento antiPRI, incluso antiPeña que trata de evitar la restauración de la plutocracia salinista que se constuyó a la sombra del poder para favorecer a unos cuantos.
El reto de este movimiento es hallar no sólo la causa y el liderazgo que conduzca esa energía hacia un cambio profundo de la política, para ello deberá cuidarse de las múltiples acechanzas de manipulación y oportunismo político que tratarán de jalar a los estudiantes de la Ibero a otros molinos.

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