martes, 22 de mayo de 2012

MEDIOS, TOLERANCIA Y MARCHAS


RODRIGO MORALES MANZANARES

Las manifestaciones ciudadanas del viernes y sábado pasados en la capital, pero sobre todo las expresiones en las redes sociales en torno al evento de Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana y su cobertura en medios, merecen alguna reflexión. Se trata sin duda de una expresión que le hacía falta a las campañas, había que tener alguna evidencia de que los mensajes, aciertos y tropiezos de los candidatos tenían alguna conexión con los electores. Ahora bien, me parece que muy pronto hemos pasado de la frescura a la sospecha. Me explico.
Los estudiantes de la Ibero reaccionaron bien ante la tentativa de distorsionar lo que había ocurrido durante la visita de Peña Nieto, y lo hicieron embistiendo en contra de las versiones que el priismo quiso imponer y en contra de la cobertura que los medios masivos de comunicación estaban realizando de las campañas electorales. Un acto de defensa.
Empero, esa empresa constructiva comenzó a correr algunos riesgos en la marcha del sábado. Cuando la traducción de una expresión espontánea de una juventud reclamando espacios es una marcha alimentada por los profesionales de la protesta (el SME, Atenco, trabajadores de Mexicana, etcétera) comienzan las dudas. Cuando lo que termina articulando a los contingentes es el antiPeña Nieto, se empiezan a extrañar las propuestas.
Y a pesar de ello, me parece que la marcha debiera ser un parteaguas para todas las campañas. El aire refrescante de la marcha es sin duda la espontaneidad de los jóvenes reclamando genéricamente a los políticos espacios, honestidad, proyectos. Lo que le quita potencia a la protesta, paradójicamente, es su incapacidad de ubicar un objetivo, de centrar todo en el antipriismo; no sólo se activan sospechas sobre los orígenes, sino que se lamenta un alcance tan limitado.
Es inevitable reclamar algún pronunciamiento. Si se repudia el eventual triunfo de Peña Nieto, la pregunta es quién debiera ganar para satisfacer las demandas. Es decir, sospecho que un movimiento que sólo se articula en torno al antipriismo tiene pocas posibilidades de significarse. Si se juntan sólo aquellos que ya tenían definido su voto en contra del PRI, me parece que poco impacto tendrán sobre el resto de los electores. Oportunidad perdida.
Pero acaso lo más ominoso de la marcha son algunos mensajes implícitos de intolerancia. Reitero, la primera reacción de los estudiantes de la Ibero fue impecable: la cobertura del evento distorsionó los hechos, más allá del debate sobre si acusar sin fundamentos, gritar, agredir, son formas democráticas, el hecho es que lo que ocurrió en la Ibero no se reflejó adecuadamente en los reportes informativos.
La marcha, en cambio, modificó la mira, ya no era únicamente la protesta en contra de los hábitos informativos de los medios, sino en contra de uno de los contendientes; ya no sólo se señalaba cierta parcialidad, sino que se concluía que los medios militaban en la causa de uno de los candidatos. Creo que se perdió energía. Pero además se cayó en complicidad con las visiones menos tolerantes de la democracia: las encuestas engañan, todo es manipulable, si los resultados no son los que yo espero, hubo engaño.
Ojalá el impulso en las redes sociales logre articular un reclamo más tolerante, más democrático. Mucha falta hace.

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