jueves, 3 de mayo de 2012

LOS FOROS


RAÚL CARRANCÁ

El lunes pasado y con el tema de "Política Social" el Instituto Federal Electoral (IFE) llevó a cabo el primero de seis foros que se denominan "Contraste de Propuestas Electorales", en que representantes de los partidos políticos nacionales y coaliciones discutieron y discutirán, analizaron y analizarán, las plataformas que registraron para el Proceso Electoral Federal de 2011-2012. Llama la atención, según palabras de Leonardo Valdés Zurita, presidente del Consejo General de ese Instituto, que el foro o debate de que se trata tenga características muy distintas de los foros para los candidatos a la Presidencia de la República. En efecto, cada representante de partido o coalición contará con seis minutos -no tres- para presentar su plataforma electoral. Además, con posterioridad sólo tres participantes tendrán derecho a tres réplicas con sus respectivas contraréplicas de parte del auditorio, y a una última intervención de tres minutos para las conclusiones. La diferencia es notable y debería ser al revés, porque los foros del caso son mucho más amplios que los debates presidenciales. Lo evidente es que aunque se diga que el formato de éstos es igual para todos, no es verdad porque sólo revela que se atienen a las "encuestas" y favorecen al llamado "puntero"; como si se pensara que no importa que los demás casi no hablen, pero que el "favorito" no se exponga al reto, digamos, retórico y dialéctico de lo que es un auténtico debate que se caracteriza por el tiempo suficiente para exponer ideas, sin conducción ni orientación rígidas de ninguna clase, y con las necesarias réplicas y contraréplicas. 
Ahora bien, los debates lo mismo que los foros son un verdadero fiasco. Yo reconozco que el IFE es la corporación oficial encargada de la organización de las elecciones federales, pero se debe regir por los principios rectores de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. Y en mi concepto no está siendo así. Yo preguntaría a quién o a quiénes satisface la presente organización de foros y debates. Compáreselos nada más con la dinámica parlamentaria o académica. Carecen de libertad y holgura, son apretados, rígidos y con poca atmósfera para el desarrollo de ideas, proyectos y propuestas. Un simple vistazo comparativo entre los spots de los candidatos presidenciales nos lleva a la irrefutable conclusión de que únicamente, y a mi juicio salvo la excepción de López Obrador, se manejan promesas, aparte de los lamentables ataques, cada vez más subidos de tono, entre el PAN y el PRI. No se diga que no, porque ello está a la vista. A lo sumo se hacen en aquéllos referencias muy pocos felices que nada dicen en el fondo, porque lo que el elector requiere y reclama es una lúcida, elocuente y clara exposición de la forma y manera en que se abordarán y resolverán problemas. Que se explique al detalle. ¿En tres minutos? Es de risa. ¿En seis? También lo es. ¿Cómo se puede así razonar un voto, pensarlo, meditarlo? ¿Sobre qué elementos? Me parece que se ha perdido la razón de ser de la democracia. Un estudiante estudia un libro y escucha atentamente las clases de su profesor, un investigador ni digamos: analiza, compara, concluye. Pero se nos pide que para elegir a un Presidente de la República nos atengamos a un tiempo reducido de información o pseudoinformación. ¡Es absurdo! Y una pregunta: ¿quién nos representa a nosotros los ciudadanos electores en nuestras quejas, inconformidades y lamentos? Porque si recurrimos a una instancia judicial electoral, o a una semijudicial como el IFE, las resoluciones no son prontas ni expeditas. Pero oímos a diario propaganda de los organismos conductores y regidores del proceso electoral. Nos invitan a la confianza, a que depositemos la fe en ellos. ¿Cómo?
Lo innegable es que el elector votará el primer domingo de julio con muy pocos elementos de convicción intelectual a la mano. 

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