JORGE ALCOCER
Mañana terminan las campañas electorales; partidos y candidatos guardarán
silencio y los ciudadanos dispondremos de jueves, viernes y sábado para
reflexionar por quién habremos de votar el domingo. Todo está listo para la
jornada electoral en que elegiremos Presidente, diputados y senadores; además,
en 14 estados y en el DF habrá jornada coincidente para elegir autoridades
locales.
El fin de semana Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto cerraron actividades en el DF, con actos multitudinarios de característica común: la movilización de miles de personas, llevadas en autobuses al sitio del evento. Mañana López Obrador mostrará el músculo en el Zócalo capitalino, ya veremos si la misma práctica se repite. No es la capacidad de convocatoria de cada partido lo que queda a la vista, sino la disponibilidad en caja para rentar autobuses y pagar a los promotores.
Mañana conoceremos los resultados de las últimas encuestas; la de este diario será motivo de especial atención, ya que las dos anteriores motivaron en López Obrador reacciones encontradas; primero una radiante felicidad, y luego un notorio entripado. Ayer terminó el plazo para el registro ante el IFE de las empresas que pretenden realizar encuesta de salida y conteo rápido el próximo domingo, habrá que revisar la lista.
A las encuestas pagadas por partidos prefiero dejarlas de lado, más aún si nadie tiene acceso a su metodología, cuestionario y reporte final. López Obrador dice que la suya lo coloca en primer lugar; es un asunto de fe. Si él insiste en repetir el autoengaño del 2006, seguramente es por las mismas razones de entonces.
Concluidos los 90 días es evidente que partidos y candidatos no se prepararon para atender las consecuencias del recorte del plazo de campaña a la mitad, ni para un uso del tiempo de televisión y radio que guardara relación con sus campañas en tierra. Uno y la otra transcurrieron por cauces separados, incluso algunas veces contradictorios, lo que fue más evidente en los casos de López Obrador y Josefina. Peña Nieto se apegó al guión y, salvo contadas excepciones, decidió no confrontar a sus dos adversarios.
Tema por discutir y atender es el de los debates; una falsa polémica sembró todo tipo de dudas sobre su realización y difusión; acuerdos tardíos y confusos del Consejo General dieron lugar a polémicas sentencias de la Sala Superior del TEPJF. Cuando las dudas quedaron aclaradas, el puntero en preferencias no requería -ni quería- más debates que los previstos por el Cofipe.
La novedad es el movimiento juvenil autonombrado "Yo soy 132". De surgimiento casi espontáneo, fue como viento fresco en una campaña que se veía aburrida y asfixiante. Los jóvenes aportaron sus reclamos, sus iniciativas, sus marchas y hasta un tercer debate, que aunque haya sido con tres candidatos, marcó un hito. Al parecer la mayoría de los jóvenes agrupados en la novedosa organización son simpatizantes de López Obrador, lo que a nadie debería causar sorpresa; pero al convertir su preferencia en un movimiento "anti Peña Nieto" tomaron partido y establecieron una barrera frente a otros de sus compañeros que, compartiendo las originales demandas democratizadoras, no estaban dispuestos a embarcarse en una nave pintada de amarillo.
"Yo soy 132" ha anunciado que realizará una marcha el sábado, de Televisa Chapultepec al Zócalo; la juventud no es excusa para violar la ley electoral, que prohíbe todo tipo de manifestaciones o actos de propaganda electoral del jueves al domingo. Ojalá que los jóvenes tengan en cuenta esa norma, y que su marcha no sea convertida en anticipada protesta en contra del resultado que el próximo domingo dará a conocer el IFE. Antes que (des)calificarlo, ojalá lo analicen con ojos propios, para que saquen sus conclusiones y tomen sus propias decisiones.
El conteo rápido y el PREP (IFE) cuentan con la participación y respaldo de reconocidos científicos y con una experiencia de 6 elecciones previas; nunca se ha podido acreditar fraude en sus resultados, no por incapacidad de sus críticos, sino por comprobada eficiencia y absoluta imparcialidad en la operación de esos dos instrumentos. Así será de nuevo.
El domingo, ¡vamos a votar!
El fin de semana Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto cerraron actividades en el DF, con actos multitudinarios de característica común: la movilización de miles de personas, llevadas en autobuses al sitio del evento. Mañana López Obrador mostrará el músculo en el Zócalo capitalino, ya veremos si la misma práctica se repite. No es la capacidad de convocatoria de cada partido lo que queda a la vista, sino la disponibilidad en caja para rentar autobuses y pagar a los promotores.
Mañana conoceremos los resultados de las últimas encuestas; la de este diario será motivo de especial atención, ya que las dos anteriores motivaron en López Obrador reacciones encontradas; primero una radiante felicidad, y luego un notorio entripado. Ayer terminó el plazo para el registro ante el IFE de las empresas que pretenden realizar encuesta de salida y conteo rápido el próximo domingo, habrá que revisar la lista.
A las encuestas pagadas por partidos prefiero dejarlas de lado, más aún si nadie tiene acceso a su metodología, cuestionario y reporte final. López Obrador dice que la suya lo coloca en primer lugar; es un asunto de fe. Si él insiste en repetir el autoengaño del 2006, seguramente es por las mismas razones de entonces.
Concluidos los 90 días es evidente que partidos y candidatos no se prepararon para atender las consecuencias del recorte del plazo de campaña a la mitad, ni para un uso del tiempo de televisión y radio que guardara relación con sus campañas en tierra. Uno y la otra transcurrieron por cauces separados, incluso algunas veces contradictorios, lo que fue más evidente en los casos de López Obrador y Josefina. Peña Nieto se apegó al guión y, salvo contadas excepciones, decidió no confrontar a sus dos adversarios.
Tema por discutir y atender es el de los debates; una falsa polémica sembró todo tipo de dudas sobre su realización y difusión; acuerdos tardíos y confusos del Consejo General dieron lugar a polémicas sentencias de la Sala Superior del TEPJF. Cuando las dudas quedaron aclaradas, el puntero en preferencias no requería -ni quería- más debates que los previstos por el Cofipe.
La novedad es el movimiento juvenil autonombrado "Yo soy 132". De surgimiento casi espontáneo, fue como viento fresco en una campaña que se veía aburrida y asfixiante. Los jóvenes aportaron sus reclamos, sus iniciativas, sus marchas y hasta un tercer debate, que aunque haya sido con tres candidatos, marcó un hito. Al parecer la mayoría de los jóvenes agrupados en la novedosa organización son simpatizantes de López Obrador, lo que a nadie debería causar sorpresa; pero al convertir su preferencia en un movimiento "anti Peña Nieto" tomaron partido y establecieron una barrera frente a otros de sus compañeros que, compartiendo las originales demandas democratizadoras, no estaban dispuestos a embarcarse en una nave pintada de amarillo.
"Yo soy 132" ha anunciado que realizará una marcha el sábado, de Televisa Chapultepec al Zócalo; la juventud no es excusa para violar la ley electoral, que prohíbe todo tipo de manifestaciones o actos de propaganda electoral del jueves al domingo. Ojalá que los jóvenes tengan en cuenta esa norma, y que su marcha no sea convertida en anticipada protesta en contra del resultado que el próximo domingo dará a conocer el IFE. Antes que (des)calificarlo, ojalá lo analicen con ojos propios, para que saquen sus conclusiones y tomen sus propias decisiones.
El conteo rápido y el PREP (IFE) cuentan con la participación y respaldo de reconocidos científicos y con una experiencia de 6 elecciones previas; nunca se ha podido acreditar fraude en sus resultados, no por incapacidad de sus críticos, sino por comprobada eficiencia y absoluta imparcialidad en la operación de esos dos instrumentos. Así será de nuevo.
El domingo, ¡vamos a votar!
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