JORGE ALCOCER
Entre los políticos y las encuestas hay una bamboleante relación de amor y odio; la mayoría de aquellos reaccionan con la pueril lógica de aplaudir si las encuestas los favorecen, y descalificarlas cuando no. Hay casos extremos.
Lo acabamos de ver ante los resultados de la encuesta mensual de Reforma (31/05/12) que reporta una diferencia de 4 puntos porcentuales entre el puntero en preferencias, Enrique Peña Nieto (38%), y quien se colocó en el segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador (34%). La abanderada panista, Josefina Vázquez Mota, pasó al tercer lugar (23%), en tanto que Gabriel Quadri alcanzó 5%. Esos datos están calculados sin los ciudadanos "indefinidos", que representan el 23% de los encuestados. Si consideramos preferencias sin ese ajuste, los valores son 28.5% (EPN); 25.5% (AMLO); 18% (JVM) y 4% (GQ).
Conviene abrir la óptica del análisis; considerando el margen de error de la citada encuesta (+/- 2.9 puntos porcentuales) tenemos los siguientes escenarios extremos para los dos candidatos con mayor preferencia. a) Si el margen de error se aplica a favor de López Obrador, éste obtiene 36.9% por 35.1% de Peña Nieto, lo supera con casi dos puntos. b) Si se aplica a favor de Peña Nieto, éste obtiene 40.9% por 31.1% de López Obrador, una diferencia de casi 10 puntos porcentuales.
Veamos lo que ocurre al hacer lo mismo con las encuestas más recientes de Consulta e Ipsos-Bimsa (margen de error +/- 3.1). En la primera, los valores mínimos y máximos son: EPN, 42-48; AMLO, 24-31; en la segunda: EPN, 40-46; AMLO, 25-31 (% ajustado por redondeo). En los dos casos, Peña Nieto registra una significativa ventaja, por lo que aun descontándole el margen de error y sumándolo a López Obrador, la diferencia es de entre 9 a 11 puntos. Otras encuestas muestran resultados similares al anterior.
Volvamos a la encuesta de Reforma. ¿Cuál de los dos escenarios antes planteados tiene mayor probabilidad de ocurrir? El que otorga ventaja a López Obrador está "fuera de rango", término utilizado para referirse a encuestas que difieren significativamente de la mayoría de las levantadas en fechas similares. En cambio, el escenario que otorga a Peña Nieto casi 10 puntos está dentro del rango que muestran otras encuestas realizadas por las mismas fechas, incluida la más reciente de Ana Cristina Covarrubias.
Interesante es que, en la encuesta de Reforma, los datos de intención de voto de electores entre 18 a 29 años (Enfoque 03/06/12) revelan que López Obrador tiene menor preferencia entre los jóvenes que en el total (31% vs 34%). Por otra parte, las consignadas para diputados y senadores dejan de lado que cada partido aparecerá con su propio emblema en la boleta, por lo que no es posible conocer los datos de tres partidos (PT, MC y PVEM) ni el futuro de su registro legal.
Los porcentajes por partidos/coaliciones arrojan el mismo orden de prelación que el consignado para los candidatos presidenciales, lo que provocaría al PAN ser la tercera fuerza en ambas Cámaras. ¿Será?
Mientras no existan pruebas en contra, a las encuestas de reconocida trayectoria debemos dar el mismo trato, y aceptar que los resultados publicados son verídicos, en el sentido preciso de que así salieron del levantamiento en campo. Para analizar, hay que comparar.
Dejemos de lado la fe, las filias y fobias, leamos la letra chiquita.
Lo acabamos de ver ante los resultados de la encuesta mensual de Reforma (31/05/12) que reporta una diferencia de 4 puntos porcentuales entre el puntero en preferencias, Enrique Peña Nieto (38%), y quien se colocó en el segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador (34%). La abanderada panista, Josefina Vázquez Mota, pasó al tercer lugar (23%), en tanto que Gabriel Quadri alcanzó 5%. Esos datos están calculados sin los ciudadanos "indefinidos", que representan el 23% de los encuestados. Si consideramos preferencias sin ese ajuste, los valores son 28.5% (EPN); 25.5% (AMLO); 18% (JVM) y 4% (GQ).
Conviene abrir la óptica del análisis; considerando el margen de error de la citada encuesta (+/- 2.9 puntos porcentuales) tenemos los siguientes escenarios extremos para los dos candidatos con mayor preferencia. a) Si el margen de error se aplica a favor de López Obrador, éste obtiene 36.9% por 35.1% de Peña Nieto, lo supera con casi dos puntos. b) Si se aplica a favor de Peña Nieto, éste obtiene 40.9% por 31.1% de López Obrador, una diferencia de casi 10 puntos porcentuales.
Veamos lo que ocurre al hacer lo mismo con las encuestas más recientes de Consulta e Ipsos-Bimsa (margen de error +/- 3.1). En la primera, los valores mínimos y máximos son: EPN, 42-48; AMLO, 24-31; en la segunda: EPN, 40-46; AMLO, 25-31 (% ajustado por redondeo). En los dos casos, Peña Nieto registra una significativa ventaja, por lo que aun descontándole el margen de error y sumándolo a López Obrador, la diferencia es de entre 9 a 11 puntos. Otras encuestas muestran resultados similares al anterior.
Volvamos a la encuesta de Reforma. ¿Cuál de los dos escenarios antes planteados tiene mayor probabilidad de ocurrir? El que otorga ventaja a López Obrador está "fuera de rango", término utilizado para referirse a encuestas que difieren significativamente de la mayoría de las levantadas en fechas similares. En cambio, el escenario que otorga a Peña Nieto casi 10 puntos está dentro del rango que muestran otras encuestas realizadas por las mismas fechas, incluida la más reciente de Ana Cristina Covarrubias.
Interesante es que, en la encuesta de Reforma, los datos de intención de voto de electores entre 18 a 29 años (Enfoque 03/06/12) revelan que López Obrador tiene menor preferencia entre los jóvenes que en el total (31% vs 34%). Por otra parte, las consignadas para diputados y senadores dejan de lado que cada partido aparecerá con su propio emblema en la boleta, por lo que no es posible conocer los datos de tres partidos (PT, MC y PVEM) ni el futuro de su registro legal.
Los porcentajes por partidos/coaliciones arrojan el mismo orden de prelación que el consignado para los candidatos presidenciales, lo que provocaría al PAN ser la tercera fuerza en ambas Cámaras. ¿Será?
Mientras no existan pruebas en contra, a las encuestas de reconocida trayectoria debemos dar el mismo trato, y aceptar que los resultados publicados son verídicos, en el sentido preciso de que así salieron del levantamiento en campo. Para analizar, hay que comparar.
Dejemos de lado la fe, las filias y fobias, leamos la letra chiquita.
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