miércoles, 10 de junio de 2009

PÉREZ ZERMEÑO Y COMPAÑÍA

ERNESTO VILLANUEVA

Desde tiempo atrás tenía la intención de iniciar un proyecto editorial que tradujera en acto la idea abstracta del derecho de acceso a la información pública. Me hago cargo de la responsabilidad que ello implica. Lo más fácil es escribir en genérico o referirse al Presidente de la República como coartada para quedar bien con todos sin costo alguno. No lo hice. Eso y nada para mí es lo mismo. Hay que ubicar y probar-sobre todo- la corrupción e impunidad que en México es pan de cada día. El problema es sistémico. Lo primero que hicimos fue demostrar –reitero demostrar– la corrupción e impunidad que hay desde los órganos que se supone garantizan la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas. Veamos.
Primero. El Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal tiene en su pleno a una comisionada que no es quien dice ser. Tampoco se trata de la persona que tiene un nombramiento en su favor para desempeñarse como comisionada ciudadana. “María Elena Pérez-Jaén Zermeño” no existe. Al menos, no jurídicamente. Carece de lo que se denomina personalidad jurídica. En una pesquisa aleatoria en archivos públicos, entre ellos el del Registro Nacional de Población e Identificación Personal no se encontró ningún registro que avalara la existencia de “Pérez-Jaén” Se sabía que la comisionada de referencia era oriunda de Aguascalientes y que había ganado un concurso de belleza en su juventud. Se encontraron antecedentes en la hemeroteca de la capital de ese estado que registraban la existencia informativa de “Pérez-Jaén” a fines de los años 70 y principios de los 80. No se ubicaron, empero, antecedentes en el Registro Civil de esa entidad sobre la vida legal de “Pérez-Jaén”.
Al revisar las oficinas del registro civil de las entidades federativas, en León, Guanajuato, se halló la respuesta. “María Elena Pérez-Jaén Zermeño” era un nombre ficticio. El único existente es María Elena Pérez Zermeño. Se cercioró de que no fuera una homonimia. Se hicieron todas las verificaciones del caso. Se pudo constatar que la clave del Registro Nacional de Población e Identificación Personal PEZE/610731MGTRRL02 es consistente con el acta de nacimiento asentada en la Oficialía 1, en el libro 2 y numerada como la 06510 del municipio de León, Guanajuato. La fecha de nacimiento se ubica el 31 de julio de 1961. Es importante hacer constar que en México cualquier persona puede modificar sus datos y transformar su personalidad legal. Para ello se requiere iniciar lo que se denomina un juicio de “jurisdicción voluntaria” ante un juez de lo familiar, quien al final del juicio ordena que en la parte posterior del acta de nacimiento se haga constar el cambio derivado de la resolución judicial, si éste fue procedente. No fue el caso de María Elena Pérez, según confirmó el reportero Miguel Ángel Ortega en el Registro Civil de Guanajuato, quienes le hicieron saber que no existía ninguna orden judicial en ese sentido. En efecto, en los números dos y tres de la revista Transparencia & Corrupción están las pruebas de cómo ha violado la ley y engañado a todos, incluido a mí que la promoví y la hice integrante del órgano de transparencia del Distrito Federal a través de acuerdos en los que no fui ajeno. Fui invitado a ser el presidente del Instituto de Acceso a la Información de Distrito Federal como le consta al entonces presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Carlos Reyes Gámiz y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas. Rechacé su invitación. No me interesaba esa chamba, como a muchos sí, que me suplicaron intercediera por ellos para obtener ese cargo. María Elena siempre contó con mi apoyo. A ella le consta cómo hablé a legisladores y funcionarios para asegurar que fuera ungida en el puesto. Más todavía, le conseguí una asesoría de un gobierno estatal para mitigar sus siempre presentes problemas económicos.
Segundo. La revista que dirijo Transparencia& Corrupción desde su primer número –tuvo y lo sigue teniendo– como propósito –y así lo dije yo en la carta del director– que no habría intocables. Los deslices de María Elena no pasaron inadvertidos. El reportero Miguel Ángel Ortega puso de relieve con pruebas en la mano los afanes ilegales de mi antigua protegida. Soy amigo de mis amigos, pero lo soy más de la verdad, parafraseando a mi maestro y amigo Jorge Carpizo. Ortega demostró que María Elena Pérez al margen de la ley transformó su identidad, entre otros excesos. A través de una fe notarial buscó la salida legal para tener, al menos, tres nombres: Pérez Jaén-Zermeño, Pérez Jaén y su original Pérez Zermeño. Cualquier abogado sabe que particularmente el cambio de apellidos requiere de un proceso ordinario civil ante un juez competente. Es natural que la ley exija esos requisitos, de no ser así cualquiera podría hacer los cambios de María Elena, lo que representaría una vía jurídica de entrada al crimen organizado.
Tercero. La publicación de los datos ya señalados así como de abusos en el presupuesto del InfoDF tuvieron, como era entendible en una mujer como ella que de gratitud no sabe nada, reacciones en algunas columnas periodísticas de los gatilleros de siempre y en envíos de los propios misiles periodísticos de María Elena a distintas personas como si se tratara de un “expediente” mío. Se trata, por supuesto, de imputaciones infundadas sin ningún valor jurídico. Recortes de periódicos del pasado sin las correspondientes réplicas mías.
Cuarto. María Elena ha puesto en duda mis estudios. De entrada, desconozco su obra académica, que seguramente será vasta. Por lo que a mí se refiere debo decir que estudié mi doctorado en la Universidad Complutense de Madrid y defendí mi tesis en la Universidad del Norte con la que tiene convenio la UCM. La fecha de mi examen de grado fue el 6 de marzo del 2000 donde obtuve la nota sobresaliente cum laude. La tesis fue publicada como libro por la editorial jurídica Intercontinental Editora con sede en Asunción. Tengo de igual forma el grado de doctor en ciencias de la información por la Universidad de Navarra, donde presenté mi examen de grado el 5 de abril del 2001 y también obtuve sobresaliente cum laude. La tesis fue publicada como libro por Miguel Ángel Porrúa. Soy Investigador nacional III del Conacyt, que es la máxima distinción que existe en el Sistema Nacional de Investigadores. Tengo a la fecha 22 libros publicados como autor, 9 como coautor y 15 como coordinador. Los libros se han editado en México, Colombia, Ecuador, España, Paraguay y Estados Unidos. Seguiremos adelante, le duela a quien le duela.

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