OTRO DATO SOBRE LAS INVERSIONES EXTRANJERAS

CARLOS ARELLANO GARCÍA

En su significación gramatical es acertado denominar a los capitales que proceden del exterior y que se aplican en el propio territorio del Estado receptor como "inversiones extranjeras". Inversión es la acción y efecto de invertir y, a su vez, invertir respecto de caudales pecuniarios, se refiere a su empleo, gasto y colocación en inversiones productivas. Dado que esos caudales proceden del exterior, también es correcto catalogarlas como extranjeras. Suele suceder que en algunas ocasiones los recursos que proceden del exterior no son del todo extranjeros pues, aunque hay una inmediata procedencia de los recursos del exterior, en la realidad esos recursos pecuniarios tienen un remoto origen nacional cuando los nacionales del país receptor llevan sus capitales al exterior y esos recursos retornan a su propio país pero ya con una titularidad distinta pues, los que se ostentan como propietarios de los capitales que ingresan son extranjeros.
Tenía razón el destacado economista mexicano Víctor L. Urquidi, cuando sostenía que la inversión extranjera representa "un pasivo a favor" de no residentes, esto es, personas, empresas, bancos, gobiernos, etcétera, de otros países y organismos internacionales."
Las inversiones constituyen una indiscutible forma de riqueza y cuando ésta no es nacional porque la colocación de ella se verifica en país distinto al de su procedencia, es posible que se presenten en formas distintas. Entre estas formas distintas, el jurista mexicano Ricardo Méndez Silva citaba las siguientes: a) moneda extranjera, divisas o títulos representativos de las mismas; b) maquinaria o equipo industrial; y c) activos intangibles como patentes y marcas. Nosotros podemos agregar: partes de productos para hacer ensamblados o terminados, tecnología, servicios, materias primas.
En la exposición de motivos de la iniciativa de la antigua Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, ya no vigente, se definía la inversión extranjera como aquella que realicen directamente las personas físicas o morales extranjeras y las que se efectúen a través de sociedades mexicanas con mayoría de capital extranjero o controladas por extranjeros. En este caso se tomaba en consideración no la nacionalidad de la persona titular del capital sino la procedencia del capital. La situación respecto de inmigrados extranjeros con bastante tiempo de residencia en el país no significaba que la inversión fuese extranjera, dado que este tipo de extranjeros por su permanencia y vinculación con nuestro país actuaban de conformidad con los intereses nacionales, a menos de que esos inmigrados estuviesen vinculados con centros de decisión económica ubicada en el exterior.
Adicionalmente, cabe señalar que las inversiones extranjeras pueden proceder del propio país receptor de las mismas, en aquellos casos en que las inversiones se hacen con las utilidades que se han obtenido en el país receptor de inversiones anteriores. Las inversiones han generado rendimientos y éstos se reinvierten, no proceden del exterior pero pertenecen a extranjeros que trajeron la inversión inicial. Asimismo, suele suceder que instituciones de crédito del país receptor de la inversión extranjera otorgan créditos a inversionistas extranjeros. El origen de los capitales es nacional pero las utilidades se generan en beneficio de extranjeros y, por tanto, se trata de inversiones extranjeras.
Como factores favorables a la inversión extranjera podemos mencionar: menor costo de la mano de obra necesaria, menores exigencias fiscales, estabilidad política, seguridad interna, mercado interno propicio a los productos que se elaboren, facilidad en requisitos burocráticos, buena acogida de los productos que se elaboren, infraestructura aprovechable, libre convertibilidad cambiaria, estímulos a industrias nuevas y necesarias, facilidad en trámites administrativos, etcétera.
Por supuesto que existen otros aspectos de las inversiones extranjeras si atendemos a una perspectiva nacionalista.